VICTORINO, ESTOS INDULTOS YA DAN VERGÜENZA

Y no por lo de la plaza de tercera sino porque ese tal Muralista no era ni de vuelta al ruedo, a nuestro modesto entender. Nos gustaría saber la opinión del padre si vio la corrida desde el cielo pero está claro que, al aceptar ese indulto, nos salió el otro Victorino, el junior, el que fue torero y no el que tendría que ser por encima de todo ganadero.

Corrida en tipo, con poco poder, bien presentada y cinqueña aunque al primero le faltaban cuarenta días. En el caballo recibieron todos dos puyazos excepto el indultado, ¡sólo uno! En el primero hicieron una pelea decente pero en el segundo cantaron la gallina todos. No queremos ni pensar qué hubiera pasado en una tercera entrada. Para el ganadero, 'la corrida ha sido brava en los caballos y variada en la muleta, nadie se ha aburrido'. 

Hombre, de brava en el caballo, NADA DE NADA. Nosotros nos aburrimos soberanamente tanto con el indultado como con cuarto y sexto. En cambio, el tercero, con su comportamiento variable e incierto, sí mantuvo nuestro interés. Pero es que fue de los victorinos que sólo nos gustan a nosotros, ya saben ustedes que vamos a contracorriente (recuerden aquí).

Nos causó buena impresión la presencia entre el público de aficionados de verdad. En Villanueva del Arzobispo escuchamos pitos a la rueda de peones, vimos deseos de que se hiciera un buen primer tercio y se oyeron sonoras protestas contra ese indulto de chichinabo.

CURRO DÍAZ. Su primero fue un ejemplo claro de lo que decíamos: se encela en el primer puyazo y no quiere saber nada del segundo. En banderillas, el toro rebañaba escandalosamente por el derecho. Díaz se echó la muleta a la izquierda con buen criterio y, como el toro tenía poca fuerza y humillaba, fue saliendo airoso al natural a base de abrir la puerta y mantenerse en la pala:

Cometió el error de intentarlo por el derecho y al segundo pase el toro lo levantó por el aire sin hacer carne:

Media caída y atravesada pegando su infame telonazo, observen y recuerden aquí en qué consiste porque hace poco un amigo lector nos lo preguntaba. Al toro se le ha hecho de noche:

Rueda de peones muy bien silbada por algunos aficionados y muerte del toro en la segunda raya.

El cuarto era un cárdeno oscuro, bien encornado y en tipo. Se llamaba Murga y nos dio la murga por su falta de casta. 

Empuja fijo en el primer puyazo trasero. En televisión exclamaron '¡bien cogido!' Juzguen ustedes por la imagen dónde lo ha cogido:

En el segundo se repucha rápidamente como todos aunque Victorino nos quiera dar gato por liebre una vez más. Lo mejor con la capa de toda la tarde lo hizo Pinar. Fue esta media:

Toro descastadete, sin sangre, indigno de llevar la A coronada. Porfió Díaz pero en medio del sopor del tendido. 'Nadie ha comido pipas' decía el ganadero al final. Pues con éste te podías comer un plato de ajoarriero.

Estocada honda y no corta como dijo el maestro Muñoz. Nuevo telonazo de Díaz, aquí lo tienen clarísimo:

Lo único bueno que hizo el tal Murga fue morir en los medios:

RUBÉN PINAR. Su primero era asaltillado, rabicorto y cornivuelto. 

Pelea aceptable sin más en el caballo aunque sin tardear. La noticia es que Moreno clavó atrás pero no le tapaba la salida y lo iba abriendo para comprobar si era bravo de verdad, vean:

En el quite de Lamelas se notaba que se ceñía por el derecho. Gran espectáculo de Ángel Otero con los palos. Dos pares buenísimos y el público, en pie:

El toro era pronto y su condición de asaltillado hacía que no fuese tonto y que humillase con fe. Pinar anduvo confiado pero nunca se decidió a viajar al pitón contrario por si acaso.

Ya ven cómo llevaba el morro, ¡y por los dos pitones!

El toro, que se había ceñido peligrosamente en los dos primeros tercios, ahora se comportaba muy formalmente. No nos duelen prendas en atribuir el mérito al torero por su falta de dudas en lugar de creer que el toro cambió sin más durante la lidia.

Correcta elección de la suerte natural pero estocada defectuosa por perpendicular y caída.

Y llegamos al quinto, el tal Muralista, al que ni en pleno delirium tremens se nos hubiera pasado por la imaginación que le concedieran un posible indulto. Era corniapretado y más badanudo de lo habitual. Recibe un puyazo trasero y muy contrario. Victorino dirá al final esto:

'No se lo ha lucido en el caballo pero eso no quiere decir que no haya sido bravo (?). Ha recibido sólo un puyazo pero ha sido a contraquerencia y en la paletilla'

Curiosamente le pusieron tres pares con un único puyazo cuando en los dos de Díaz, el presidente cambió sólo con dos, ¿dónde está el criterio? Por lo menos ello sirvió para comprobar la excelente brega de Otero, gran torero.

Al primer pase vio Pinar que estaba ante un victorino de plástico que además era blandito de remos. En resumen, un torete comercial al uso. A tal señor, tal deshonor y el de Tobarra se permitió el lujo de destorear a gusto, observen:

En televisión se oían insólitos gritos de '¡vamos!' mientras Muñoz decía que pases como ése de la imagen anterior 'han sido de gran profundidad'. Pinar ni por bien quedar apuntó una sola vez con sus zapatillas al toro, todo fueron perfilerías vulgares:

Las loas al animalillo por parte de los comentaristas eran las de los taurinos más toreristas: '¡es un toro de gran calidad, cuánta clase, cuánta fijeza, gran recorrido... muy buen toro, qué buena embestida...!' El destoreo seguía siendo el gran protagonista:

Pues ya les hemos dicho que a nosotros la faena nos aburrió desesperantemente entre el torillo y el torero, que empezó a hacer jeribeques y muecas pero nunca se decidió a torear de verdad:

Salió el del PACMA, que debe de ser el mismo fulano en todas las corridas. Empezó con el '¡no lo mates!' que ya nos está dando asco y pena. Ni por asomo había habido runrún de indulto (como con Cobradiezmos, ni más ni menos). Ni siquiera lo habían mencionado los triunfalistas de televisión (igual que con Cobradiezmos, cuando a los comentaristas de aquel día tampoco se les pasaba por la imaginación el indulto que sobrevino después del grito de aquel desaprensivo en la Maestranza).

Discusión en los tendidos con los aficionados serios pero Pinar forzó el indecente indulto porque devolvió el estoque de verdad y retornó con el de broma con idea de seguir pegando pases para provocar el penoso indulto a la vez que alargaba nuestra tortura. Una policía preguntó a Victorino de parte del presidente y el ganadero aceptó ignominiosamente perdonar la vida a este pobre animal. 

Observen que el pañuelo casi se vuela. Era Victorino padre soplando desde el cielo porque le estaba dando la misma vergüenza que a nosotros. El hijo dijo esto:

'El toro ha ido a más, a mucho más y cuando lo iban a matar, tenía aún dos faenas encima. Además era serio. Las protestas han sido por el tema de ser plaza de tercera pero a mí me sirve y lo voy a probar. Yo no soy dudoso porque todos saben que si un toro no me gusta, lo mato'

Ni que decir tiene que discrepamos de la A a la Z con él pero no vamos a insistir más. Flaco favor se hace a la tauromaquia con estos indultos de tres al cuarto que a nosotros nos causan rubor y una gran desazón como aficionados.

LAMELAS. Su primero estaba a punto de cumplir seis años y era el más en Santa Coloma. Lo recibió con una larga de rodillas en tablas de la que salió apurado por la condición revoltosa del toro (que no tobillera, recuerden aquí el estomagante vocabulario de los taurinos con el que nos quieren abducir):

Empezó a comportarse raro, parándose pero sin la maldad de un marrajo sino oliendo el capote. Cobró este monopuyazo asesino de Prados, recargando y haciendo una carioca de mazmorra aunque para Muñoz fue 'un puyazo extraordinario, en toda la yema'. Ahí lo tienen:

En el segundo cantó la gallina repuchándose, sin querer empujar y yéndose de naja. Y Victorino nos la quiere dar con queso afirmando que la corrida fue brava en el caballo...

Como el toro había tenido casi seis años para pensar hasta en la Metafísica de Aristóteles, seguía con su embestida filosófica, pensando y topando. Siempre sufrimos un mal rato viendo parear a Galán porque pasa permanentes apuros (en cambio, en la brega del sexto, estuvo en su salsa).

El tal Bárbaro despertó de su letargo y empezó a embestir la muleta de Lamelas pero descompuesto y gazapón:

El diestro no se alivió en ningún momento y tragó con valentía durante los parones en que el toro se le quedaba quieto debajo repasando a Heidegger. Faena muy interesante a nuestro modesto entender porque el valor del diestro y su no dudar hicieron que el toro lo respetase y no se le subiera a las barbas:

Entera desprendida sin tapar la cara pero cerrando los ojos como acostumbra. Oreja que no nos molesta en absoluto.

El último era casi zarco además de veleto y aleonado. Marró Molina en el primero pero es que, teniendo el toro debajo, le clavó la puya en el espinazo. Imagínense cómo sería el formidable desaguisado cuando en televisión se oyó '¡trasero, trasero!' 

Al sentir aquel crimen en sus carnes, el toro no quiso ir por segunda vez, pegó un giro y se lanzó sobre el reserva, que era el lamentable Prados. Recibió de nuevo trasero y duro. El pobre bicho maldecía en esos momentos a su madre por haberlo traído al mundo y a los montados por carniceros que deshonran su chaquetilla de oro.

En la muleta no tuvo ideas, ni buenas ni malas. Fue un toro vulgar, adjetivo que es el peor que se puede adjudicar a un albaserrada. No obstante, si Victorino padrea con esos chotos que le indultan, habrá que aplicarlo más a menudo en el futuro, ya verán.

Arrimón final ante el animalico agotado pero es correcto que al pobre Lamelas le salga de vez en cuando este tipo de toro. Hacían un repaso los comentaristas a las corridas que mata habitualmente y Muñoz estuvo bien cuando dijo con ironía: 'de Jandilla o Juan Pedro ninguna, ¿eh?':

Rinconera sin tapar la cara como sí hacen sus dos compañeros de cartel para aliviarse. Justo es reconocerlo porque si entras como es de ley, el toro te ve ya que no va ciego por el despreciable telonazo. Vean que el estaquillador apunta al morro del toro, como tiene que ser:

Orejita de pueblo que, a pesar de que alguno de ustedes nos acabe acusando de lamelista, tampoco nos molesta dado lo poco que torea y las docenas de orejas que se regalan a nuestras queridas figuritas por hacer posturas ante terneras.

No vamos a insistir más en el despropósito del penoso indulto que vimos en esta corrida. Nos remitimos a lo que decíamos aquí. Nos disculparán la autocita pero nuestra opinión sigue siendo exactamente la misma que entonces:

"El indulto se ha convertido en una vulgaridad que, además, vulnera el reglamento en el cien por cien de los casos. En el fondo, no deja de ser una muestra del complejo que va atrapando a los aficionados ante la ofensiva animalista. Se ha convertido en una forma de decir 'veis, no somos unos asesinos, miramos por los animales igual que vosotros ¿no os dais cuenta?' A nuestro modesto entender es una actitud patética" 

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.