sábado, 5 de septiembre de 2020

CONDE DE MAYALDE EN VALDEPEÑAS: ¡TODOS FELICES!

La felicidad se derramó como un maná sobre la ciudad de Valdepeñas y todo gracias no a una corrida de toros sino a un espectáculo con medio-toros (o tercio-toros). Nosotros también llamamos a esto una corrida posmoderna. 

La corrida posmoderna ha de cumplir varias características que aquí se dieron todas: ausencia del primer tercio con picadores que se ganan el sueldo clavando trasero pero trabajando no más de cuarenta segundos, toretes que van y vienen propiciando un pegapasismo inmisericorde, diestros orejeados a base de bien, presidencia dadivosa que no quiere problemas y público que retorna a casa convencido de que ha visto algo histórico. Añádase a este cóctel la complacencia de la prensa taurina a la que suponemos eufórica ante lo visto (no hemos leído nada pero sí escuchamos los comentarios televisivos).



Respecto al pañuelito naranja, ¿quién lo había traído a una plaza de tercera? El presidente se saltó el reglamento dos veces: la primera porque no atendió al 'excelente comportamiento del toro en todas las fases de la lidia' y la segunda por la citada categoría del coso. De todas formas no abonará la multa alegando que tuvo que evitar una grave alteración del orden público. Ésa es la excusa que se utiliza en estos casos para no tener que pagar, según nos informó en su día otro presidente manchego (el mejor de ellos con diferencia, ya hemos hablado de él por aquí más de una vez).

Los torillos del Conde de Mayalde salieron bien presentados, con la única idea de ser obedientes a pesar de su edad. Recibieron un puyacito cada uno y mostraron una ciega disposición a colaborar. Fueron verdaderos amigos de los toreros, de hecho la expresión es la que usó Gómez del Pilar. Señores, cuando el toro de lidia se convierte en amigo del torero es que no ha habido corrida sino un triste espectáculo posmoderno. Pero es esa tristeza la que hace felices a todos... menos a nosotros.



Por cierto, algún aficionado de solvencia contrastada nos hacía hincapié en que no veía clara la punta de los pitones de estos toros. Vean las imágenes y nosotros nos tapamos porque no sabemos qué decir, la verdad, aunque ya saben que somos de condición muy ingenua:





EUGENIO DE MORA. Su primero era un cinqueño colorado, ojo de perdiz, anteado y albardado. Remató en el burladero metiendo los riñones al hacer presión con el pitón, que se le había enganchado. En la repetición Jiménez dijo 'está romaneando' (?).



De Mora vio, igual que nosotros, que al toro le habían pegado ya tres puyazos en el campo. Trámite en varas y trasteo de gran vulgaridad. Se equivoca poniéndolo dos veces en la suerte contraria donde el toro lógicamente no le ayuda y pincha. Se perfila fatal y fuera de la suerte como se ve abajo. Por fin lo pone en la natural y lógicamente ahora sí le permite dejar media pasada:



Recuerden lo que explicábamos aquí de la suerte natural y la contraria. A los toreros les da absolutamente igual.

Su segundo también tenía cinco años y era castaño albardado, listón, fino de cabos y cornalón. Sufrió una horripilante carioca con doble o triple agujero mientras el maestro se dedicaba a pasear:



Luego, el toro puso interés en seguir amistosamente la tela pero tenía las patitas de cristal y había que llevarlo a media altura. El problema es que interpretar el toreo a media altura con empaque y con enjundia es sólo para los elegidos, o sea, para el Faraón de Camas y su hijo (recuerden aquí). Lo de De Mora fue una tabarra de consideración.



Se perfila grotescamente y demasiado lejos como ven abajo pero toca pelo pegando una puñalada trasera y desprendida alargando el brazo con avaricia. Orejita pueblerina.



GÓMEZ DEL PILAR. Está en buen momento pero eso debería aprovecharlo contra el toro de combate y no para gustarse frente al choto de vaivén, como fue el caso.

Su primero era cinqueño, castaño carinegro y lucero en colorado. Larga de rodillas en tablas demostrando su predisposición. Se ve la cara lavada del torillo:



Aquí lo aprecian mejor. Ya saben que lo de lucero en colorado es un oxímoron para entendernos:



Fue curioso observar cómo el animal estaba loco por irse al caballo nada más verlo. Del Pilar suele lucirlos pero aquí despreció al público manchego y cortó el viaje del toro cuando éste se iba desde lejos al peto. Nos mordíamos los puños en casa cuando lo vimos. Pues eso supuso darle ¡seis capotazos más! hasta que lo dejó casi debajo.

El pobre bicho no sabía que el jinete era Sangüesa porque si lo sabe, no va y opta por las banderillas negras. Lo pinchó donde ven ustedes. Entre el maestro y su asalariado, fue un primer tercio para meter a ambos en la mazmorra más húmeda del castillo:



Gran par de Rafa González, el mejor de la tarde junto al segundo de Macías en el quinto (junto a Cebadera forman una muy buena cuadrilla).



El animalillo perdía las manos porque no podía con el rabo pero mientras se aguantaba en pie, permitía que el diestro destorease a conciencia. 



Con un amigo lector discutíamos si los toreros del segundo escalón serían capaces de destorear como nuestras queridas figuras en caso de tener delante la mona. Nuestra respuesta era que sí y aquí tienen la prueba, que se repitió con Galdós en el sexto.



Incluso se permitió colocarse detrás de la oreja del toro para hacer el infame tiovivo, igual que las figuritas. Acabó como Ferrera, dando derechazos sin la ayuda y 'rompiéndome por dentro, abriendo mi alma', en frase del extremeño que viene al pelo para aplicarla a Gómez. 

Señores, a este maestro lo hemos ensalzado en nuestro modesto blog cuando ha plantado cara a algún pájaro de cuidado (Ruiseñor, por ejemplo, aquí). Ahí es donde este torero da lo mejor de sí mismo. En cambio, ante un gorrioncillo o un periquito, como fue el caso, no nos interesa lo más mínimo.

La banda corta el pasodoble pensando que iba a matar pero él indica al maestro que continúe trabajando. Así fue, siguió la música y siguió nuestro aburrimiento. Cuadra en la suerte contraria pero el toro se mueve y ahora cuadra en la natural. Le da igual ocho que ochenta, cosa que ya sabíamos porque él no se esconde y lo afirma  públicamente, recuerden aquí cuando decía esto:

'Cuando voy a matar, si le pego un muletazo y está cuadrado, ¿para qué mirar más?' 

Entera desprendida con Macías capitaneando una rápida rueda de peones. El torete nos sorprendió muriendo en los medios, cosa que siempre destacamos por inhabitual:



Dos orejas de pueblo y va el presidente y saca el azul por su cuenta y riesgo suponemos que para derramar felicidad sobre todos los presentes. En los atribulados tiempos que corren, quizás sea lo adecuado. Del Pilar calificó a esta babosa como 'más que un enemigo, un amigo'. Sobre estas amistades tan peligrosas, ya hablábamos antes, no vamos a insistir en el despropósito de la frase.



El quinto era castaño muy oscuro, badanudo, corniapretado y bizco del izquierdo. Vino picado del campo y encima el diestro le perpetró dos medias verónicas consecutivas de recibo para terminar de machacarlo a gusto, qué desastre.

Aguado le clavó en el lomo pero sin taparle la salida, algo es algo: 



Vean por dónde le caía la sangre al pobre, por detrás del brazuelo:



El toro se ceñía permanentemente por el izquierdo, como si no viese bien. Gran par de Macías:



Brindó a la banda de música, a quienes había obligado a trabajar en su toro anterior más de lo que tenían previsto (creemos que es la primera vez que vemos a un torero pidiendo música él). No nos gusta esa forma de coger la muleta como si fuese un albañil, recuerden lo comentado aquí:



El toro era otro amigo, pero de los de verdad, de los que no te piden dinero, y eso que tenía casi seis años, para que luego digan de los cinqueños. Era noble, fijo, empapado, con una embestida al paso. Otra vez Del Pilar volvió a sentirse y a expresar lo que lleva dentro, dejando el brazo que no torea caído de manera cursi, como Ponce o Ferrera.



Echó la pierna atrás a placer y no faltó el tiovivo en la oreja del bicho. Lo que nos gustó fueron los pases por alto con que remató las tandas. Obligaba al animalejo a viajar de un hombro a otro en semicírculo.

Entera muy defectuosa por caída, traserísima y atravesada. Como pueden suponer, con esa colocación necesitó dos descabellos. Menos mal que el presidente la vio igual que nosotros y sólo le concedió la oreja reclamada por el respetable. Si por una casualidad el toro llega a rodar sin puntilla, se lleva el rabo y la pata.

JOAQUÍN GALDÓS. Su primero era chorreado en morcillo y con una carita agradable, ya nos entendemos. Se repucha y se va de naja tras partir la puya con habilidad para aminorar el ya mínimo castigo. Torete sin fuelle, sin cuello, sin nervio y sin nada. 



Galdós anduvo por allí arrancando pases sin ningún interés para nadie. Estocada honda trasera.



El último fue el indultado para evitar el altercado de orden público, no por otro motivo en nuestra opinión. Se llamaba Chorlito, un cinqueño castaño albardado de poco cuello. No era de Contreras ni de Juan Pedro sino de Duracell porque no se cansó de ir y venir a la muleta de Galdós. Estos chotos de Duracell suelen tener muchas posibilidades de indulto. Sólo hace falta que un fulano grite el '¡no lo mates!' y la cosa viene rodada. Eso sucedió en Valdepeñas.

Primer tercio donde el toro vio al caballo y quiso ir de largo, como el primero de Gómez. Pues Galdós también le cortó el viaje ignorando una voz que le gritó '¡DÉJALO!' Con su nefasta actitud sólo consiguió que hubiera que darle siete capotazos para ponerlo a tres metros del peto.

Echa la cara arriba, cabecea y creemos que termina afligiéndose porque en cuanto ve por el rabillo el capote de Escorial, se va de ese peto contra el que no veía futuro. 



El toro tenía cinco años pero sus ideas eran las de un niño de dos, para que luego digan de los cinqueños, insistimos. Galdós toreó como las figuritas, ni más ni menos. Demostró lo que decíamos antes: toreros que no son figuras pueden y saben destorear igual que ellas si les sale la ternera adecuada.



Enseñó el muslo dos veces en los setenta pases que dio, con eso se hacen una idea de su tauromaquia, la misma que Manzanares, Castella, Juli, Simón, Perera y tutti quanti. Lo mejor que hizo fue cuadrarlo rodilla en tierra, ahí sí estuvo muy torero.

Pero fue entonces cuando empezó a gritar el fulano del PACMA y a Galdós la verdad es que se le veía loco por indultar. El presidente tragó y todos felices dispuestos a ir contando por ahí que habían asistido a una ¿corrida? histórica.

El ganadero reconoció que en el caballo, poca cosa pero que lo probaría como semental 'por su duración excepcional en la muleta'. Pues es en lo que estamos, en el toreo posmoderno. Añadió que 'es bueno para la fiesta que haya indultos'. Sobre eso, nuestra opinión la tienen aquí.



Lo dicho, felicidad máxima para el ganadero, el empresario, los toreros, el presidente, los comentaristas y el público en general. En Valdepeñas, al término de la corrida se oía a todos cantar aquello de:


'la gente en las calles
parece más buena,
todo es diferente
gracias al amor.
La felicidad, ja, ja, ja, ja,
en mi corazón, oh, oh, oh, oh...'

Como Palito Ortega, escuchen aquí la canción completa si están muy aburridos.

Destaquemos para terminar que la región manchega ha demostrado ser la más taurina de España. En estos tiempos críticos, ha quedado claro que Andalucía, Madrid o Castilla-León se han tapado. Y de bien nacidos es agradecer la colaboración de la televisión de Castilla-La Mancha a pesar de que estemos a años luz de su triunfalismo.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.

2 comentarios:

  1. Cadavezmásdesencantado9 de septiembre de 2020, 10:42

    Seguimos con la implantación del Indulto como norma imperante, creo que viene para quedarse. Ayer un Victorino en Villanueva del Arzobispo.

    La opinión del ganadero :"No soy dudoso, el toro que no me gusta lo mato y éste he dicho que lo indultaran, ha sido un toro completo, que no se le haya lucido en el caballo no significa que no sea bravo. Además, ha recibido un puyazo fuerte en la paletilla y a ido a más, a mucho más. Cuando le han indultado, todavía tenía dos faenas más’.

    Está claro lo que opina de la bravura este señor, selecciona para el tercer tercio. Ya lo dejó entrever tras la corrida del año pasado en San Isidro, como usted muy bien apuntó.

    El nombre de la fundación que preside está muy bien escogido para estos tiempos, imagínese que se llamase Fundación del toro bravo.

    Cuesta abajo y sin frenos. Se lo dice uno vió un doblete en Murcia:
    https://www.mundotoro.com/noticia/murcia-tarde-historica-ponce-y-liria-indultan-dos-zalduendos-fotos/1202031

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    1. Acabo de ver lo de Villanueva del Arzobispo en diferido y tengo hecha la crónica. Iba a publicarla y veo que ha llegado su comentario. Lo dejo aquí pero con su permiso lo copio para repetirlo en la entrada siguiente.

      Saludos.

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