jueves, 8 de diciembre de 2022

LAS VERDADES DEL TOREO DE VERDAD (24): CUADRAR EL TORO NO ES UNA SUERTE

Siempre nos ha llamado la atención el momento en que el diestro vuelve de la barrera tras haberse ido de excursión a recoger el estoque de verdad y se dedica a pasarse al toro por uno y otro lado hasta que las patas están cuadradas.

Desde el tendido se sigue con silencio esta labor. Incluso hay diestros especialmente teatreros que agachan la cabeza para mirar las cuatro patas como si tuviesen rayos X en los ojos. En esta disciplina cómica y efectista los capitanes son Ferrera y López Chaves. Seguro que todos ustedes los recuerdan agachando los riñones para escudriñar si las cuatro patas del toro están perfectamente cuadriculadas.

Cuando el toro está igualado, suele notarse en la plaza un suspiro de satisfacción aunque más suave que esa ridiculez consistente en ovacionar la montera cuando cae boca abajo.



Pues a nuestro modesto entender, cuadrar el toro no sólo no sería una suerte del toreo sino que estaríamos ante una demostración de la impericia o incluso falta de oficio del maestro.

Un torero es por definición matador de toros y todo lo que se hace en el ruedo va encaminado a la suerte suprema. En medio habrá más o menos lucimiento pero el objetivo es matar con una espada y un trapo un animal fiero que te puede matar a ti.

No exageraremos recordando lo que hizo Manuel Domínguez, Desperdicios cuando salió con muleta y estoque de verdad como era lo propio en la época y, al encontrarse el toro perfectamente aplomado y cuadrado, entró a matar sin darle ni un pase. Ya retirado regaló su estoque a El Espartero, quien más tarde llevaría en hombros su féretro (recuerden aquí). Este es Domínguez recibiendo:



Sucede hoy en día que los diestros se pasan de faena y como el toro se harta, luego no hay forma de cuadrar. También es costumbre que el toro esté toreado y pida la muerte quedándose perfectamente cuadrado. Pero héteme aquí que entonces el diestro lo desprecia y se va a recorrer media plaza para cambiar el estoque de broma.



Nosotros tenemos tres ideas al respecto que podemos considerar axiomas.

El primero es que habría que salir a torear con el estoque de verdad para aprovechar ese instante en que el toro te pide la muerte. Recuerden a Juan Mora en Madrid. Vayan al minuto 9 de este vídeo.

Pero es pedir peras al olmo porque los diestros de hogaño parecen tener menos fuerza en el brazo que Belmonte y dicen que el estoque de verdad pesa mucho para torear. Otros sostienen que se pueden cortar y prefieren no correr riesgos. Conocemos el caso del sevillano José de los Santos, que murió a mediados del XIX al herirse con su propia espada intentando evitar una cogida.



Sea como fuere, si se torea con el estoque simulado podrían tener avisado a un subalterno para que, a un gesto del diestro, irrumpiese en el ruedo con el estoque de verdad y se lo diese rápidamente en el momento en que el toro estuviera entregado. Pero no: tienen que hacer la excursión a la barrera para beber agua, besar el vaso, secarse con la toalla y hablar con el mozo de espadas. Cuando regresan, el toro se siente despreciado y no pocas veces se venga del torero negándose a cuadrar. Paulita tiró por la borda un buen triunfo en Vic por este error, recuerden aquí. Fue con este toro de Valdellán, si el maestro lee estas líneas se acordará perfectamente de lo que decimos:



El segundo axioma es que cuando el toro pide la muerte hay que matarlo. Lo comentábamos en esta crónica a cuenta de los problemas que tuvo Octavio Chacón ante uno de Miura por no cumplir esta máxima.

Para ello habría que llevar el estoque de verdad. El problema es que algunos diestros, cuando ya lo han cogido, siguen dando la tabarra pegando pases y el toro se cansa de la función y ya no cuadra ni a la de tres.

Y el tercer axioma es que cuadrar al toro no sirve para nada. Bueno, concederemos que únicamente sirve para una cosa: no darle la facilidad para que se arranque como sí la tendría en caso de poner una de las patas delanteras más avanzada que la otra. Así es como se colocan los corredores del 1.500 antes del pistoletazo para empezar a correr con mayor impulso. 



Esa es la única razón que contempla Paquiro en su Tauromaquia. Lo hace en el artículo dedicado a la estocada a vuela pies. Lo que nosotros hemos denominado cuadrar el toro el lo llama tener los pies iguales. Afirma no estar seguro de si fue Guillén el primero que atendió a este detalle pero él corrobora que es de mucha utilidad al entrar a matar ya que así el toro no tiene firmeza para arrancar.

Pero la gran mayoría de aficionados piensa que al armarse con el toro cuadrado el estoque entrará con más facilidad y eso no tiene ningún sentido. Piensen un momento en que el toro se va a mover poco o mucho, con lo cual se va a descuadrar antes de que el estoque penetre en su cuerpo.

Al decirlo nosotros torcerán ustedes el morro, dicho sea sin ofender, pensando que es una más de nuestras manías. Pero si les transcribimos lo que decía al respecto Marcial Lalanda, quizá nos otorguen un poco más de credibilidad. Lean:

"Igualar al toro es un mito sin ninguna eficacia técnica porque es una mentira en cuanto a necesidad para la ejecución de la suerte (...) El público advierte al torero cuando el toro no está igualado creyendo que no lo va a poder matar, que la suerte saldrá mal si el toro no junta las manos, existe la creencia de que pinchará en hueso. Pero el toro, al arrancarse, da unos pasos, se desiguala y, por tanto, la espada entra si se acierta. Si no se acierta, no entra"

Recuerden que lo decía en esta entrada, cuando su padre lo amenazaba con quebrarle una pierna. 

Nos parece demencial que la gran mayoría de diestros actuales estén más preocupados por la tontería de las patas cuadradas que por acertar en la suerte natural o la contraria al entrar a matar. Lo reconocen abiertamente en muchas entrevistas sin darse cuenta de que están quedando fatal. Muchos llegan a afirmar que lo único que les preocupa a la hora de entrar a matar es que las cuatro patas estén bien alineadas.



Como conclusión de todo lo dicho volvemos al principio para reiterar que no estamos ante una suerte del toreo a la que hay que echar ciencia y seguirla con gran respeto desde el tendido. Al revés, si el torero nos da la paliza cuadrando al toro es señal de que se ha equivocado.

Su error vendrá dado por no haber aprovechado el momento en que el toro le pedía la muerte. Otra posibilidad es haber perdido el tiempo con su paseíto para cambiar el estoque. Una más es haberse pasado de faena. Y la última es que el toro no esté toreado y por esa razón no le dé la gana de cuadrar.



Cualquiera de las tres es un baldón para quien se tiene por matador de toros. Si les vale la comparación, sería como si estuviéramos asistiendo en directo a la realización de un dibujo por parte de Miguel Ángel Buonarroti y en un momento dado, utilizase la goma para borrar lo que había hecho hasta el momento. Sería ni más ni menos que una señal de que en algo se había equivocado al dibujar.



Quedarnos embelesados viendo cómo un dibujante utiliza una goma de borrar equivale a hacer lo mismo cuando el torero está cuadrando al toro.

Si están muy aburridos, ya saben que pueden ir a las etiquetas de la derecha y pulsar donde pone verdades del toreo para repasar los veintitrés capítulos anteriores.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.


6 comentarios:

  1. Por algo son MATADORES de toros, aunque parezca que es a ellos mismos a los que menos les interesa hacer de la mejor manera la suerte suprema.

    Pero el principal problema es que el público en general ni lo aprecia, ni lo valora, ni lo que es más importante; se tiene en cuenta para la concesión de trofeos. Hablo incluso de plazas de primera, incluida Madrid por supuesto. Da igual como se ejecute y donde caiga la espada. Para que arriesgar. Tres cuartos de lo mismo con la suerte de varas.

    Si fuera novillero, no tendría duda. Aunque solo fuera por distinguirme y dar la nota de color dentro de todo el escalafón, saldría siempre con la espada de verdad. Entrenaría este aspecto a conciencia. Y por supuesto me pondría una y otra vez la faena de Juan Mora aquel Otoño en Madrid.

    Cuantas faenas se han malogrado por no dar muerte al toro en el momento preciso que este la pide. Ni antes ni después.

    Saludos,
    Rulan

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    1. La suerte suprema ha quedado reducida a enterrar la espada incluso en Madrid. Únicamente cuando el bajonazo es muy escandaloso se llega a castigar al diestro sin trofeo... eso en Las Ventas porque en otros sitios mientras sólo se vea la empuñadura es suficiente para cortar la oreja.

      Saludos

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  2. Buenas Rafa .

    Me acuerdo perfectamente de una tertulia en la que Tomas Campuzano decía que él siempre utilizaba el estoque de verdad para no darle tiempo a los toros a pensar aunque por ello tuvo varios percances de importancia con la espada . Para evitar esos percances o minorizarlos al maximo con utilizar una funda muy liviana sería suficiente .

    El tema del peso es otro handicap que los echa para atrás pero si las faenas no fueran tan largas perdería importancia .

    Lo de cuadrar al toro es una leyenda urbana que nadie puede cuestionar sin que lo traten de loco ya que los matadores que son quien lo realizan lo creen a pues juntillas .

    Saludos

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  3. Pues me incorporaré al grupo de los locos con la impagable compañía de don Marcial Lalanda.

    De esa tertulia con Tomás Campuzano sacábamos un interesante extracto donde criticaba el actual desconocimiento de los banderilleros. La pueden recordar aquí:

    http://toreoenredhondo.blogspot.com/2022/03/yo-preste-victorino-un-millon-de.html?m=1

    Saludos

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  4. "...El toro se va a mover poco o mucho, con lo cual se va a descuadrar antes de que el estoque penetre en su cuerpo."

    ¡Lógico, natural! Al primer movimiento de la res -arranque pronto o lento- desarma el supuesto encuadre del lomo. Así habrá sido desde el origen de la tauromaquia, es decir, siempre. Y si no, que nos confirme la verdad el veterinario.

    En realidad un mito como lo ha señalado Vd., o un mal entendido de parte del matador que se deja llevar por la corriente del absurdo tradicional; un histrionismo más como el de las muecas y distorsiones faciales de algunos toreros ante un toro serio. Esos desfiguros ridículos de boca que Vd. mismo ha captado en oportunas fotografías (quizá con el deseo del torero de cumplir con dicho absurdo).

    Atinada analogía arriba del Sr. Juan Ramón, de quienes creen en cuadrar... 'a pie juntillas' (^_^)

    Cambiando de tema, si Vd. me lo permite. Quizá entre sus múltiples y honrosos artículos, que pudiéramos dedicar una entrada sobre la coleta taurina dado que desde hace unas dos o tres décadas a veces es imperceptible el añadido, sea por pequeño o por quedar escondido tras la melena de algunos toreros. ¡Hay que buscar la coleta con binoculares!

    Claro, sin necesidad de volver a la coleta de dos o tres siglos atrás.

    Degradación en la vestimenta profesional obligada (la coleta al menos), como usar o no usar el pañuelo a los lados de la chaquetilla, o el fajín. Semejante a otros tenores taurinos bajo evolución: la inmensidad del caballo varilarguero y del respectivo peto; el tamaño de algunas muletas, capotes tiesos como cartón de embalaje pesado; la casta y bravura del toro mismo, etc.

    Antes de que se apague por completo la débil llama de la Fiesta brava.

    Gracias maestro. // Atte., Torotino

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    1. Gracias a usted. Habla usted con nostalgia y desilusión de esa liturgia taurina que se va perdiendo a marchas forzadas. La pérdida de casta del toro no forma parte estrictamente de esa liturgia pero es lo más grave. Si se mantuviera incólume, es probable que se acabasen de raíz muchas de las tonterías y se volviese a la verdad y la seriedad de lo que debería ser dedicarse a algo tan serio como matar toros de verdad.

      Saludos.

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