domingo, 6 de noviembre de 2016

HAY CUATRO TIPOS DE MATADORES

Utilizamos la palabra 'matadores' como sinónimo de 'estoqueadores' y no de 'toreros', como realmente debería ser. En principio, todos los toreros tendrían que ser matadores pero desafortunadamente hoy abundan más los toreros que los matadores. Ya han deducido que nos referimos a los cuatro tipos de toreros según ejecuten la suerte suprema (dejamos fuera la estocada recibiendo).

No todos pertenecen a la rara especie de los que 'saben matar y matan bien', como éste que vemos en una extraordinaria estocada al encuentro, sin alargar el brazo, sin salirse de la suerte y sin saltar:



A ésos los dejamos para el final y así terminamos con buen sabor de boca. Y respecto a la foto anterior, luego les desvelamos de quién se trata. Vamos con los cuatro tipos citados limitándonos a poner algunos ejemplos a vuelapluma, sin ninguna intención de alargarnos siendo exhaustivos.

1. 'Los que saben matar pero no matan bien':

De los actuales ponemos aquí a Morante de la Puebla. Que sabe matar lo demostró en Sevilla este año. Pegó una estocada de antología a uno de Cuvillo, vean la secuencia:





Pero si usted quiere ver a Morante matar así tiene que formar parte de su cuadrilla. Lo normal es que se alivie echándose afuera de manera escandalosa. Después de esa corrida de Sevilla dijo que esa plaza se merece que él haga un esfuerzo y lo dé todo. Menuda cara más dura ¡como si los euros que pagamos los demás no fuesen iguales que los del público maestrante!

Otro que sin duda sabía cómo matar bien pero no lo hacía era Joselito. Lo normal en él era alargar el brazo y 'hacer el arco iris' como decían las crónicas. Además, se salía de la suerte y solía quedarse en la cara sin cruzar. Vean cómo entra a matar a 'Marismeño' en su encerrona valenciana de 1917:



En el tercero, de nombre 'Algabeño', las crónicas hablan de 'delirio, gran estocada que rueda el toro, ovación, oreja y vuelta'. Pues la estocada es traserísima y atravesada, observen:



Ni siquiera Corrochano lo tapaba porque era imposible: 'este asombro de torero ¡no sabe matar! Si supiera...' Nosotros discrepamos con Corrochano porque estamos convencidos de que Gallito sí sabía cómo matar pero no quería hacerlo bien. Vean ustedes películas de Joselito y se darán cuenta de que casi siempre se sale de la suerte con alevosía y difícilmente deja una estocada entera. Las crónicas dirán lo que quieran.

El Viti era otro que seguro que sabía matar pero no mataba bien. Siempre se le criticó su salto casi julianesco y su tendencia a alargar el brazo, cosa que le censuraba Marcial Lalanda. Observen:



Feria de san Fermín, 1966 ¿El Viti o El Juli?

2. 'Los que no saben matar pero matan bien':

Estos son los habilidosos o los que tienen un tranquillo tramposo que hace que los toros mueran sin que la suerte se haya ejecutado bien. Aquí el maestro fue Curro Romero. Jamás fue al toro por derecho, siempre cuarteando. Pero tenía una habilidad innata para dejar medias atravesadas:



El decía 'es que matar... a mí no me gusta matar'. No hace falta que lo jure, maestro. La cuestión es si no le gustaba por amor a los animales o por canguis. Ya sé que los lectores curristas me dirán lo mismo que decía Ordóñez 'qué más da cómo mate después de ver cómo ha toreado'. Pero no se olvide que su profesión es 'matador de toros'.

En la actualidad tenemos a El Juli, maestro en grandes ratimagos a la hora de matar. Alarga el brazo como Joselito y salta como Vicente Pastor (recuerden lo dicho aquí). Pero entre medio, gira el estaquillador para tapar la cara del toro pegándole un telonazo que lo deja ciego:





Pero tiene la habilidad de enterrar la espada, siempre trasera, eso sí. Como hoy en día sólo interesa ver el estoque enterrado en la carne, corta orejas a base de bien aunque no mate los toros sino que los asesine.

3. 'Los que no saben matar y matan mal':

Estos son la mayoría. Tendríamos una larga lista pero no queremos aburrirles. Citemos sólo algunos de los más espectaculares dentro de este grupo.

De Cayetano vimos su novedosa suerte de la estocada en plancha sin ni siquiera llegar a la cara del toro:



De López Simón ya estamos acostumbrados a que se perfile a diez metros del toro y emprenda una veloz carrera con el brazo ¡por encima de la cabeza!



De Ureña, además de hacer 'el arco iris', resaltaremos que nueve de cada diez veces tira la muleta para aliviarse en el momento del embroque -como Abellán y muchos otros-:



A Álvaro Lorenzo lo vimos matar fatal este año en Albacete:



Y en Valencia, Duque nos dejó preocupados porque ejecuta tan mal la suerte que algún día tendrá un susto gordo:



Del Álamo se sale de la suerte por norma -como Urdiales- y sus estocadas quedan lógicamente atravesadas:



Manzanares suele hacer lo mismo cuando no recibe y se aprovecha de su larguísimo brazo para aliviarse alargándolo y clavar antes de llegar a jurisdicción:



4. 'Los que saben matar y matan bien':

Dejamos para el final los que nos hacen disfrutar haciendo las cosas bien y que merecerían la oreja sólo por la estocada. Aquí invertiríamos lo dicho por Ordóñez: 'qué más da cómo haya toreado después de esta estocada'.

A Rafaelillo lo hemos alabado como se merece. Quizás sea el mejor estoqueador actual aunque algunas veces tape demasiado la cara del toro. Vean esta preciosa estocada al encuentro a un veragua en Hellín, es digna de una portada de 'La Lidia':



O a este de Adolfo en Zaragoza:



Esta es la secuencia de cómo pasaportó a un victorino en Bilbao al volapié:





Pepe Moral suele matar de maravilla. Vimos una de las mejores estocadas de los últimos tiempos hace dos años en san Isidro (de manera lamentable dieron el premio a Adame). Vale la pena recrearse en la secuencia porque es prácticamente perfecta, la comentábamos aquí:






Cuando la suerte se hace tan bien, no nos importa demasiado que la estocada no quede en todo lo alto, siempre que no sea un bajonazo. En el caso de Moral, encima cayó perfecta:



En su reaparición arlesiana, Esplá podría haberse aliviado tranquilamente y nadie se lo hubiera recriminado. Su vergüenza torera le llevó a ejecutar esta estocada al encuentro sin trampa ni cartón:





Castaño es otro con ganas de matar bien, aquí con 'Aguardentero', de Prieto de la Cal en Céret (2012):



Y Pérez Mota también. Estocada a uno de Carriquiri en Tafalla. Para nosotros, la estocada de la feria de 2015:



De los novilleros, hemos visto matar bien a Tibo García, observen:


FOTO: www.aplausos.com

Y también vemos que tiene interés en hacer la suerte con pureza Diego Carretero a pesar de que nuestra foto no le hace justicia:



¿Y de los antiguos? Muchos, afortunadamente. Pero destacaremos al de la primera foto. Nació el mismo año que Gallito pero mataba infinitamente mejor. Era el sestaotarra Diego Mazquiarán Torrontegui, 'Fortuna'. 

El apodo le viene de la suerte que tuvo cuando de joven intentó subir con un amigo a un tren en marcha pero cayeron ambos a las vías justo cuando venía un expreso en dirección contraria. Tras pasarles el tren por encima, el amigo estaba destrozado y Mazquiarán sin un rasguño.

La foto de esa fantástica estocada es de la Beneficencia de 1910. Este es el mismo toro herido de muerte:



La corrida fue nefasta a pesar del cartel (Gaona, Gallito, Belmonte y Fortuna con toros de Murube y de Salas). Se salvó por unos lances de Belmonte y por esa estocada de Fortuna. Dos toros fueron fogueados, vean este de Murube:



Aquí tenemos a Fortuna perfilándose 'comme il faut', con la mano del estoque entre la barbilla y el pecho:



Esto es lo que se alababa de él en la suerte suprema:



Es famoso por haber matado en la Gran Vía madrileña aquel toro que iba al matadero y se escapó causando varios heridos. Era el 23 de enero de 1928:



Se hizo eco toda la prensa europea. Vean el suplemento de 'Il Corriere della Sera' del 5 de febrero (aunque los italianos, siempre maestros en la estética, prefieren poner un toro berrendo):



Fortuna murió en un manicomio donde estaba internado por problemas de demencia. 

Coincidió con todos aquellos de la edad de oro del toreo y su triste muerte no quitará que probablemente haya sido el mejor estoqueador de esa época, 'sabía matar y mataba bien'.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.







miércoles, 2 de noviembre de 2016

HERRADERO EN PRIETO DE LA CAL

Tuvimos ocasión de asistir a uno de los dos herraderos que se llevan a cabo en La Ruiza cada año.



El primero es a finales de junio y el otro, a principios de septiembre. Los de junio siempre dan más guerra porque están más fuertes tras haber comido el pasto primaveral. Además, la mayoría son machos. Son los nacidos a finales de 2015. Aquí espera este hato de jaboneros ignorando lo que se les viene encima:



Si alguno de los ejemplares ha perdido el crotal, se deja para septiembre siempre con el fin de confirmar sus datos. En esta ganadería se sigue haciendo todo de manera tradicional. Sólo ha habido dos cambios. El primero, la obligatoriedad de poner el citado crotal. Por lo menos, Tomás Prieto de la Cal ha escogido el modelo más pequeño para de que no afee tanto las orejas de sus pupilos:



El segundo, y desde hace muy poco, es la introducción del gas para calentar los hierros. Antes eran a la brasa y eso alargaba mucho todo el proceso:



No usan el cajón, con lo que se sigue derribando los becerros a mano. De hecho, en la provincia de Huelva, Cuadri, Prieto y Millares continúan haciéndolo así. En primer lugar, se prepara un lecho de paja para evitar lesiones:



El personaje clave en este asunto es Amador, de Beas. Él tiene que enlazar una de las patas del animal para poder tirar de él. La cosa no es moco de pavo pero 'El Rojo', como se le conoce, es un artista:



Se abre el portón lo justo para que se pueda arrastrar al becerro enlazado:



Ahí ven a la concurrencia tirando de él. El maestro 'Portu' no pudo intervenir porque precisamente se había chafado una mano herrando en Millares:



Recogió su testigo como maestro de ceremonias Antonio. Ahí lo tienen inmovilizando el becerro por el morro:



¡El seis! ¡La U! ¡Hierro! ¡El tres! ¡El cero! En una labor perfectamente sincronizada, se va aplicando cada hierro a la piel del animal:



A las becerras melocotonas las hierra doña Mercedes desde tiempo inmemorial:



Observen a la derecha de la foto cómo se aplica un ungüento con un pincel:



Se trata de paletosa, una hierba onubense que se hierve como si fuera manzanilla y que acelera la cicatrización de las heridas. En humanos se bebe para curar las úlceras. Asimismo, se aprovecha para inyectar vitaminas, desparasitadores, contra la lengua azul y el inmufort:



Inma Martos es la veterinaria de la Unión encargada de toda la zona de Huelva. Por cierto, la Guardia Civil ya no viene a los herraderos, no es obligatorio. Si vieran ustedes alguno es porque se trata de un aficionado.



Toda la cuadrilla está formada principalmente por voluntarios de Trigueros y de San Juan del Puerto más alguno de Niebla y de Beas. Hacen la ruta de los herraderos en Millares, Cuadri y aquí:



La libreta del ganadero con todo perfectamente apuntado:



En La Ruiza hay la costumbre de cortar un trocito del rabo porque dicen que da suerte y crece más bonito:



En esta ganadería se disfruta con la variedad de pelajes. Entre jabonero y melocotón se puede distinguir sin problemas pero ¿saben ustedes cómo se diferencia un jabonero muy claro de un albahío? Pues en que el albahío tiene los ojos rosas:



Cuando está listo, hay que soltar al animal encarado hacia la puerta. Aún así, siempre hay alguno que se da la vuelta y pega algún susto que se salda con moraduras de tercer grado:



Ahí va ese castaño albardado hacia la libertad del cercado con Rafael, el mayoral, como si estuviese en un tramo de Estafeta:



En cuanto huye el último, la jornada se da por terminada con un '¡Viva la Virgen del Rocío!'



Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.