martes, 19 de marzo de 2024

UNOS MONOSABIOS DEMASIADO SABIOS

Desde este modesto blog nos hemos ido esforzando por iniciar cruzadas contra abusos o alivios en esta tauromaquia que nos ha tocado vivir pero nuestro fracaso es patente. A Pedro El Ermitaño lo siguieron miles de personas y al flautista de Hamelín por lo menos lo seguían los ratones. A nosotros no nos sigue ni el que asó la manteca.

Repasemos varios ejemplos de situaciones censurables que hemos abordado repetidamente desde aquí con el deseo de ver si algo cambiaba. No ha habido éxito en ninguna. Así, a vuelapluma:

- El telonazo tramposo al entrar a matar. No sólo se siguen concediendo orejas con él sino que en televisión se alaban estocadas perpetradas exhibiendo este espantoso ratimago.

- Los pitones sospechosamente romos de muchos toros que saltan al ruedo ante el silencio del tendido y la connivencia vergonzosamente cómplice de los críticos paniaguados.

- Las tres medias verónicas consecutivas que siguen pegando muchos diestros para destroncar deliberadamente al toro, tratándolo como si fuera una maquinita tragaperras... o tragapases.

- Los puyazos premeditadamente traseros de casi todos los picadores, que son silenciados por los comentaristas televisivos cuando no jaleados con la sandez del socorrido 'se ha agarrado bien'.

- La actitud de muchos presidentes, que miran para otro lado en lugar de defender al pagano. Sus propuestas para sanción brillan por su ausencia y solicitar que manden pitones a analizar es pedir que sequen el mar.

- Las banderillas clavadas a toro pasado sin que en televisión se recalque la diferencia con quien cuadra en la cara, siquiera sea para honrar al que hace las cosas bien.

- El monopuyazo español, pan nuestro de cada día, que suele ir acompañado del autismo del diestro y la resignación del respetable, con la presidencia llamándose a andana.

- Las taleguillas recauchutadas, que evitan cornadas cuando pincha el toro sin poder traspasarlas. En televisión llegan a exclamar en directo '¡lo ha calado!' y acto seguido escuchamos su silencio delatador cuando se ven las repeticiones y el diestro se está levantando sin herida alguna.

- Los indultos de chichinabo, que son mendigados por toreros y ganaderos, concedidos por palcos acomodaticios y jaleados por críticos paniaguados cuyo servilismo es sonrojante.

Dejémoslo aquí porque, total, no sirve de nada. Pero hay otra situación tan censurable como éstas de la que, salvo error, nadie habla excepto en este insignificante cuadernillo. Nos referimos a los monosabios que 'ayudan' al picador en su labor metiéndose en camisa de once varas cuando deberían estar tapados en el callejón.



Hemos tenido un ejemplo este fin de semana con el azuleado Farolero de Montealto, que empujó a base de bien el caballo de Sandoval pequeño mientras un monosabio hacía lo que no debería hacer. Observen en la oportuna foto del maestro Moore que el toro ha llevado al picador hasta las tablas y el monosabio ya está deseando intervenir:



En la siguiente imagen vean cómo ha agarrado el caballo de las riendas queriendo ayudar al picador a salir de ahí:



Pero no lo empuja como parece sino que tira de él. Y ahora es cuando culminará el despropósito. Por un lado, Sandoval tira hacia adentro para, a la vez que tapa la salida y arrecia el castigo, intentar dirigirse hacia la raya. Por el otro, el monosabio abre el caballo en dirección contraria estirando sin piedad. Al pobre animal, ciego y con las orejas taponadas, lo están volviendo loco:



Tienen toda la secuencia pulsando aquí. Por cierto, atención al empuje del de Montealto porque si eso lo hace cualquier toro de las ganaderías que ustedes tienen en mente, la parroquia torista no nos dejaría tranquilos durante meses. Los toros del panadero son juampedros, que conste en acta.

Lo de los monosabios sabios es cada vez más frecuente. Uno de los sitios donde suelen dar la nota es en Las Ventas. Esta imagen es de la pasada feria de otoño con un toro de Victoriano:



En provincias ya es un escándalo. A veces de forma sutil, alargando el brazo desde el burladero, como en Tafalla con uno de Sobral:



Otras, mareando al caballo por la boca y por la cola, como en Castellón con uno de Victorino. La pareja de monosabios está humillando con su ayuda nada menos que a todo un figura como Sandoval grande:



El reglamento nacional dice en su artículo 72.8 que los monosabios simplemente son auxiliadores del picador y a estos efectos podrán ir provistos de una vara para el desarrollo de su labor. Podemos llegar a entender que desde el callejón azucen al pobre caballo con la vara para intentar que salga de los adentros en una situación de apuro para el piquero. Pero lo de agarrar las riendas desde allí o situarse en el ruedo auxiliando indebidamente al picador nos parece una vergüenza.

En las plazas francesas donde actúa la caballería de Bonijol jamás hemos visto a sus monosabios pasándose de sabios. Ahí los tienen, quietos detrás de la barrera, mientras el de a caballo tapa la salida al resina con esa mano izquierda asesina:



En cambio, hemos visto al jefe saliendo a salvar su caballo en situaciones extremas como ésta con Calice y el gran Espantavivos de Ibán. Si en ese instante el toro lo ve, está listo:



O aquí con Destinado y el memorable Cantinillo de Aguirre:



Pero lo que se está siendo habitual en todas las plazas españolas pasa ya de castaño oscuro. El monosabio debería comportarse como el copiloto en un rally, indicando o aconsejando al piloto. Lo que no puede ser es que le coja el volante o el freno de mano. Sorprende que los picadores traguen con esas situaciones cuando deberían rebelarse ya que los están ultrajando.

No obstante, a veces el problema es otro. Nos encontrábamos en una plaza donde el monosabio estaba picando más él que el de arriba. En el quinto toro ya no pudimos más y cuando se retiraba con el piquero le gritamos: '¡a ver qué pasa con esos monosabios que se pasan de listos!' Los que nos conocen saben que no somos de gritar excepto cuando algo en el ruedo nos saca definitivamente de quicio.

Se giró para localizar nuestra posición, que era muy cercana al callejón. Cuando volvió poco después, se acercó a buscarnos y el diálogo fue éste que empezábamos nosotros:

- ¿No es verdad que te estás pasando de listo? Estás ahí agarrando al caballo todo el rato. Deja al picador que trabaje él, hombre.

- (Negando con la cabeza con cierto gesto de resignación) Pero ¿tú no ves lo que está pasando o qué?

- ¿El qué?

- (Bajando la voz) Pues que hay dos o tres picadores que hoy es la primera vez que se suben a un caballo de picar, hombre. Tengo que estar pendiente de que no haya una desgracia.

Vale, ahí nos tuvimos que callar y entendimos que el de la cuadra quería que la corrida transcurriera sin novedad. Pero antes hablábamos de los dos Sandoval, picadores con experiencia y que se ganan bastante bien la vida. ¿Qué justificación tiene ayudarles en su función de manera tan descarada?

Toda la vida los monosabios han querido ayudar, observen esta foto de 1935 con Rafael Andradas El Artillero:



Pero en aquella época eran arenques y no mamuts por eso el abuso de hoy no hay por dónde cogerlo. Al final vamos a acabar como en el Perú, donde en algunas plazas el picador espera a que le pongan el toro en suerte... ¡con el monosabio aguantando el caballo! No es broma:



Pulsen aquí para ver cómo acabó la cosa porque les sorprenderá. El novillete no tiene mucha presencia pero sí bravura y en un momento se hará el amo del cotarro.

En Valladolid ya tuvimos un accidente con una fea cogida a un monosabio que no tendría que haber estado donde estaba. El toro era de El Pilar y las fotos, de El Norte de Castilla:




Es igual, da lo mismo lo que digamos. Apunten esta entrada para añadirla a la retahíla de situaciones nefastas en los ruedos que enumerábamos al comienzo. Nadie censura nada porque el triunfalismo es lo que interesa al pesebre donde comen los profesionales y la crítica paniaguada. La autoridad, mientras tanto, prefiere mirar para otro lado. 

Como nosotros no vivimos de esto, lo denunciamos aunque si hacemos de flautista de Hamelín, no nos seguirá ni una rata ciega.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.



domingo, 17 de marzo de 2024

COPA CHENEL, 2024 (1): ALCURRUCÉN - EL VELLOSINO

QUE PENALICEN LOS AVISOS 

Y contados sin compasión, a partir del clarín. Si el diestro pierde tiempo brindando o esperando que le cierren el toro, con su pan se lo coma. Hasta ahora penalizaban aunque contaban a partir del brindis. Como el año pasado hubo polémica con Borja Jiménez, en 2024 han decidido que pelillos a la mar en este tema. Pues no. Hay que evitar que los toreros nos castiguen con corridas de más de 160 minutos como ésta de Cercedilla. Nuestro radicalismo contando el tiempo lo haríamos extensivo a todas las plazas (si nos dejasen incluso bajaríamos los diez minutos a ocho y nunca contando a partir del primer pase sino, como decimos, del toque de clarines).

Si usted, desocupado leyente, tiene cosas mejores que hacer, olvídese de leer lo que viene a continuación porque no se perderá nada y se indignará viendo algunos pitones. Hombre, si es afiliado o simpatizante de la Asociación El Toro de Madrid, vaya directamente a la conclusión ya que le pegaremos sin acritud un toque a cuenta de su publicación recordando a Victorino.

En la Chenel de ayer se lidiaron tres de Alcurrucén, impresentables, y tres de El Vellosino, sin trapío pero con defensas que dejaban en ridículo a las de los núñez. Comparen:




Señoras y señores, ¿no estamos en un certamen que organiza la Fundación EL TORO DE LIDIA? Pues un poco de respeto primero al aficionado y después al propio toro porque esto de otro de Alcurrucén pensamos que es humillante para ambos, el que viene de la taquilla y el que viene del campo:



La suerte de varas se simuló con un total de siete. No entendemos que haya que poner después seis banderillas a cada toro. Si los rehiletes son avivadores para espabilar al toro tras el quebranto en varas y no ha habido tal, ¿por qué no abreviamos?

Los tres diestros torearon con las taleguillas reforzadas. Costales no tuvo problemas en la presidencia aunque nos hubiera gustado que impusiera una línea de mayor exigencia en la casquería. Ni nos planteamos que al terminar la corrida se quedase a precintar cuernos y mandarlos a Canillas. Si los envió, estaremos encantados de rectificar. 


LUIS DAVID ADAME. Su primero era un toro de Vellosino, negro, basto, badanudo, gordo, con poco cuello y mucho balano, con pelo de invierno y cornalón, en puntas. 



Mostró de salida máxima humillación. Trámite en varas con gran desidia y con monopuyazo español. Después, vulgaridad en tres pares clavados con violencia por el maestro. 

El toro era un bombón, blandito y dócil. Adame toreó de salón pero sin despertar nuestro interés por la poca entidad del enemigo, que en realidad era un amigo. Honda caída y atravesada, recibiendo pero no con pureza porque se movió y convirtió la suerte prácticamente en a un tiempo. Orejilla de todo a cien.



Su segundo de Alcurrucén era un colorado ojo de perdiz, silleto, acochinado y casi brocho. Vean qué carita, era para ser lidiado por aficionados prácticos y no por la pomposa Fundación:



Monopicó el maestro Cedillo, clavando trasero, barrenando con sevicia y tapando la salida con descaro, toda una lección. 

El animalillo estaba asfixiado ya que no podía con los kilos que le sobraban. El americano quiso darle una importancia que no tenía pero no consiguió evitar nuestra somnolencia.



Estocada delantera, caída más cuatro descabellos. 




ALEJANDRO FERMÍN. El año pasado aguantó a pie firme con una cornada hasta matar el toro de Quintas. Y al de Cáceres también lo recordamos de aquella novillada de patasblancas en Villaseca sólo para toreros machos. Recuerden aquí porque es una de las crónicas que hemos redactado más a gusto, nada que ver con ésta que están leyendo. 

Se fue a porta gayola en su primero, un castaño oscuro, o negro muy chorreado en morcillo, cornigacho y muy pobre de pitones de Alcurrucén. Bueno, algo peor que pobre, ¿no creen?



Alegre pero suelto en una triste entrada. Bien Blanco, con el toro enterándose y esperándole:



Observen cómo cayó ese palo, con el arpón asomando por el pitón izquierdo:



El toro no valía gran cosa y Fermín estuvo por encima, con decisión y esforzándose por rematar bien los pases. Todo fue de ultraderecha, que conste, y con excesivos retorcimientos al final. Eso no es gustarse sino rozar el ridículo. Como torero no creemos que se te aceleren mucho las pulsaciones delante de esa carita...



Entera caída, tendidísima y traserísima, con telonazo y perdiendo la muleta. Dos avisos y deleznable su actitud pinchando al toro con desvergüenza en el morro antes de descabellar. No es el único, ¿por qué hacen eso? Nos perdonarán pero cuando vemos esa infamia estamos deseando que el toro pegue al autor un gañafón asesino que... Nos callamos.



Su segundo de Vellosino era un castaño oscuro, terciado, ojinegro, listón y bociblanco, con carita de niño pero con esos pitones casi extrañamente finos:



Dos largas de rodillas y tres verónicas de paso atrás antes de un simulacro en varas.

El torillo viajaba rebrincadillo pero con nobleza y blandura. Abusó de picar, como ven abajo, y de su derechismo habitual pero lo vimos mejor que a otros que torean mucho más que él.

Con la espada, muy mal: media nefasta perdiendo la muleta y sablazo aún peor. A pesar de ello, oreja de pueblo.




CRISTIAN PÉREZ. Su primero era de Vellosino y lo recibió en chiqueros. Era negro zaíno, anovillado y cariavacado:



Barrenada trasera desesperando al toro, que con su empuje voluntarioso no podía mover semejante caballo y semejante jinete. Y la carioca, que no falte. El puyazo en el espinazo, tampoco, ¡que horror!



Torete tontuelo que iba y venía con la cabeza suelta. Poco interés en el trasteo y excesivas muecas en el diestro. Dos pinchazo malos y entera caída y trasera, siempre sin cruzar y con el saltito que daba ya de novillero y que no ha eliminado. 



Su segundo de Alcurrucén era un colorado oscuro, regordío, que se lidió casi a oscuras. La carita es ésta que ven:



Quiso empujar pero se afligió ante el mamut de Equigarce notando en la piel ese puyazo infame que ven:



Sorprendente segunda entrada donde el pobre cobra en el espinazo y lógicamente se repucha acordándose de la familia de Ney.

Fue el único toro que embistió con ganas de coger el engaño pero tras dos tandas se rajó. En el haber de Pérez, que le dio distancia y en el debe, que muchos muletazos parecieron trallazos.

Echó ciencia para cuadrar al toro, cosa ridícula, como explicábamos en esta entrada. Agarró una entera tendida arriba y se llevó una oreja baratita.




No tenemos intención de comentar toda la copa Chenel porque la verdad es que se nos hace muy cuesta arriba tragarnos estas corridas interminables y con bastantes toros presentados tan deficientemente. Iremos viendo sobre la marcha. Eso sí, los comentaristas televisivos estaban encantados de la vida ya que tienen que vender la moto aunque no tenga ruedas. De los pitones no dijeron ni mu.

Para terminar, dos recados. Uno a los cinqueñistas. En esta corrida hubo cuatro y nadie habría sido capaz de acertar cuáles. Fueron tan ceporros como los cuatreños, o sea que habrá que poner de una vez en cuarentena eso de que el cinqueño tiene un plus. En Cercedilla no hubo plus ni de pitones, ni de trapío, ni de mala intención.

El segundo va para los amigos de la Asociación El Toro de Madrid. Nos mandó un amigo este recuerdo a Victorino Martín Andrés donde subrayamos lo que hemos criticado varias veces desde nuestro modesto blog:



Esa frase no tiene sentido porque en la web la cambiaron. ¿Qué quiere decir eso de que 'cae el toro'?  ¿Donde cae? Durante muchos años figuraba en letras estelares cuando entrabas en esa web la frase auténtica del paleto: SI SE CAE EL TORO, SE CAE LA FIESTA. Eso sí tiene todo el sentido. Sin embargo,  como los victorinos de un tiempo a esta parte empezaron a claudicar más veces de lo debido, alguien de la familia decidió eliminar la frase genuina y poner varias entre las cuales mezclaron ésta ¡pero eliminando sibilinamente el 'se'! Acuérdense de que Cobradiezmos se fue al suelo cinco veces, una de ellas con las cuatro patas en el quite de Morenito.

No, señores, Victorino hablaba de que sus toros no se caían y eso le comportó agrias disputas con los ganaderos comerciales de los setenta y ochenta ya que le respondían que no se caían porque no se entregaban. Todos los afiliados de El Toro que tengan más de cuarenta años tienen que haber vivido aquella polémica. Y los más jóvenes seguro que llegaron a ver la antigua web donde aparecía a toda página la verdadera frase del pobre Victorino, a quien su propia familia tergiversa tristemente:



¿Tenemos razón o no, maestro? Desde el cielo estará diciendo que sí. Tendría que bajar usted por aquí a poner un poco de orden. 

En caso de estar aburridos, pueden releer el homenaje que le dedicábamos aquí el año pasado por estas fechas. Recordábamos las tres corridas seguidas que lidió en Las Ventas donde verán que se picaba con caballos más livianos y que llevaban sólo un ojo tapado (aunque lo que debían de hacer al pobre caballo en el ojo destapado los golfos de la época es mejor no meneallo).

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.





martes, 12 de marzo de 2024

AGUADO - ORTEGA: 1- 0

De momento y por lo menos con la capa. De la muleta hablaremos más abajo. En Castellón Ortega recibió su toro con cinco lances rodilla en tierra en los adentros seguidos por tres verónicas, que no fueron nada del otro mundo, más la media de remate.

Lo curioso es que no salió de esos adentros porque el primer lance lo da a un metro de las tablas y el noveno, antes de la primera raya. Pueden comprobarlo al principio de este vídeo. Observen la raya blanca:



Y aquí abajo tienen el remate, que pega antes de pisar la misma raya blanca, ¡tras nueve lances! Por cierto, por el pitón izquierdo siempre da el paso atrás, tanto con la rodilla como erguido, ya se fijarán. 



En cambio lo que vemos aquí con la capa de Aguado es canela en rama según nuestra modesta opinión. No hay paso atrás, son verónicas plenas de naturalidad, gana terreno al toro y remata con los brazos a la justa altura. La tercera se nos antoja buenísima. Es ésta:





En casi todas el toro va metido en la panza, no en la punta:



Además no le abre la puerta sino que se lo trae a rematar atrás. Ya veremos cuándo volveremos a asistir a un ramillete de lances como éste que nos ha regalado Aguado. Ojo que igual termina la temporada y puede que no haya sido superado.

Hemos hecho abstracción del torete, claro. Viene bien picadito del campo y obedece con sumisión lacayuna ya de salida.

El que veíamos antes de Ortega también era de presencia anovillada aunque tenía un poquito más de brío, no mucho más. Luego, el ingeniero le aplica su toreo rematado atrás que nos recuerda a El Viti (pulsen aquí, cuando hablábamos de cómo remataba sus pases el salmantino). Don Santiago no leerá estas líneas pero lo que él mismo contaba se puede aplicar al trasteo de Ortega:

'Un banderillero me decía si no me daba cuenta de que con el recorrido que pedía al toro terminaba por ahogarse y no me aguantaba. Era verdad porque no es lo mismo torear en línea que en círculo'

Toma, claro. Si toreas p'aquí y p'allá, esto es, en línea y abriendo la puerta, el norit de turno va y viene sin quebrantarse. De ese modo le puedes pegar sesenta pases dejando encantado al público chicuelino, que lo que quiere es amortizar el precio de la entrada contando los pases que ha visto, es decir, disfrutar con toreo al peso y no de peso. Y los críticos paniaguados alaban sin cuento ese tipo de faenas insoportables. Esto no tiene nada que ver, miren cómo obliga:




Llevando el toro ahí es imposible que dure más de tres tandas y media. Rafael Ortega decía que rematando atrás, no hay toro que tenga más de veinte pases. En el inicio de faena que pueden ver aquí yendo a partir de los 30'' es como si le pegase un par de puyazos más al pobre animal. Pensamos que no merecía tan duro castigo. Tiene que haber escuchado crujir sus vértebras:



Con ese tipo de toreo, así de bien rematado, todo son ventajas: los pases tienen hondura, el diestro es consciente de que no está engañando al personal a base de alivios y ese mismo respetable no sufrirá corridas de dos horas y media con más de doscientos cincuenta pases ya que los toros no tienen la duración que se les consiente con el destoreo. Lo de don Juan no tiene nada que ver con esto:



Ni con esto:



Ni con esto otro:



Tampoco esto:


Y que no saquen pecho los morantistas porque su ídolo vende demasiadas veces la misma bisutería aunque sus feligreses, tanto del tendido como de la crítica, se la compren a precio de zafiros:

FOTO: www.marca.com

Recordemos lo que decían toreros históricos asegurando que hay que llevar el toro ATRÁS. Empecemos con Chenel:

'a partir del primer muletazo es cuando el toro está más cerca y ahí ya te quedas colocado, le dejas la muleta puesta en la cara, le echas gusto, cargas más la suerte y TE LO PUEDES LLEVAR MÁS ATRÁS'

Guerrita:

 'cuando el animal llegue a jurisdicción y tome el engaño, se cargará la suerte, que se remata girando y estirando el brazo HACIA ATRÁS con sosiego, describiendo con los vuelos de la muleta un cuarto de círculo'

Camino:

 'en mi concepto, el pase hay que rematarlo un poquito POR DETRÁS del cuerpo del torero; nunca me ha gustado la línea recta perfecta ni tampoco el círculo cerrado, tiene que ser un semicírculo'

Manolo Vázquez:

'hay que llevar el toro con la panza de la muleta y rematar el muletazo DETRÁS'

Joselito Arroyo:

'si el toro es bueno, hay que torear DE DELANTE HACIA ATRÁS, de arriba abajo y de fuera para adentro'.

El Inclusero:

'resulta que ahora sale un chaval que está empezando y ya ha aprendido todo lo que no debe aprender nunca de las figuras, que es la pierna atrás, y la escondo cada vez más, me retuerzo más... Antes, eso de esconder la pierna era inconcebible'

Rafael Ortega:

'No es lo mismo colocarse en la pala del pitón y dejar la muleta en el costado, como hacen muchos ahora, que engancharlo delante y LLEVARLO DETRÁS. En uno le das el medio pase, o quizá ni eso, y en el otro le das el pase entero'

Pepe Luis Vargas:

'Para torear con pureza hay que cargar la suerte, cruzado y de frente. Hay mucha mentira ahora, con la pierna escondida y el echarse el toro afuera. Lo malo es que los aficionados y la prensa lo están aceptando. La prensa está hipotecada porque debe sacar publicidad de los toreros, acompañarlos a tentaderos, presentarles las conferencias... Están hipotecados y no lo dicen'

Donde Vargas dice 'hipotecada' pongan ustedes 'vendida'.

¿Estará de acuerdo Ponce con lo que dicen todos éstos? Pulsen aquí y la próxima vez que alguno de ustedes coincida con el de Chiva le leen eso a ver qué opina. Si se justifica diciendo que el toreo ha cambiado, le responderemos que el de antes era más hondo y más arriesgado y si sale con que hoy se torea mejor que nunca, no tragamos ni de broma (relean esta entrada).

Volvamos de nuevo al maestro Ortega para no quedarnos con el mal sabor de boca de las cinco imágenes anteriores. Sin descomponer la figura, a lo que da el brazo:




¿Inconvenientes? Podría haber uno, el que nos comentaba un buen amigo del blog un día que comíamos juntos. Nos decía que Ortega es un ingeniero fuera y dentro del ruedo. Argumentaba que su forma de torear busca tanto la perfección del científico que eso se traduce en un toreo al que quizá le falta espontaneidad para llegar más al aficionado. ¿Será que buscar la perfección implica caer en la frialdad? Ya nos dirán qué opinan ustedes.

Recuerden lo que decíamos aquí cuando todavía Ortega no había debutado en Sevilla:

'El día en que al ingeniero le salga en la Maestranza ese medio toro que va y viene insulsamente, volverá locos a los presentes. A la irreconocible plaza sevillana le gusta de manera incomprensible El Juli y también idolatra a ese Manzanares despatarrado y grotesco. Cuando Ortega tenga allí un torillo que le permita torear como Dios manda, los va a poner a todos de acuerdo en distinguir el oro del oropel. Nos apostamos lo que ustedes quieran'.

Disculpen la autocita pero es que eso lo escribíamos hace más de cuatro años. Sabemos que algún leyente del blog estuvo en Castellón y nos podrá confirmar si es verdad todo esto que decimos.

Pero el motivo de la entrada era alabar el capoteo de Aguado, que nos ha dejado con un sabor de boca inmejorable. Y luego dicen que en nuestro modesto blog nunca estamos contentos y que somos unos malajes hablando siempre de cosas negativas. 

Somos negativos cuando hay que censurar la trampa y la maturranga, que es muchas veces. Sin embargo, cuando aparece uno como Aguado, con esas miríficas verónicas, u otro como Ortega rematando bien los pases, siempre lo reconoceremos. Sólo faltaría. 

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.