miércoles, 24 de agosto de 2022

FERIA DE BILBAO, 2022 (2). GARCIGRANDE: ¡POR FIN, UN TORERO DE IZQUIERDAS!

Ese torero de izquierdas es Ángel Téllez. En Bilbao salió más que airoso de su enfrentamiento contra la ultraderecha que formaban el binomio Perera y Marín.

Como lo veíamos venir, tuvimos la santa paciencia de contar los naturales que dieron los tres toreros y el marcador quedó como sigue:

Perera: 16

Marín:  31

Téllez:  51



O sea, que Téllez toreó más por naturales él solo que los otros dos juntos. Ustedes nos dirán que no es la cantidad sino la calidad. Está claro pero es que además dio tres al sexto que fueron mejores que cualquiera de los cuarenta y siete de sus dos colegas.

Pues en lugar de agradecer que por fin un torero no se sienta desnudo sin la ayuda y demuestre valor echándose la mano a la izquierda, uno de los santones de la crítica taurina dijo que ese 'abuso' de naturales había sido propio de la ingenuidad de un torero novel. El santón que orinaba fuera de tiesto de esta guisa era Benlloch. Esperemos que el maestro haga oídos de mercader a esta sandez.

La corrida de Garcigrande mantuvo un buen nivel de trapío aunque fuera desigual. No satisfizo al ganadero, al menos de puertas afuera. Eso quiere decir que a nosotros nos resultó más interesante que las borregadas con que algunas veces nos castiga para deleite de toreros, críticos paniaguados y público orejil.



Dado que Hernández es un tipo muy listo, cuando opinó sobre la corrida puso sus propios toros a caldo. Al final veremos sus declaraciones.

Anotemos que a la corrida se la trató con mimo en el caballo excepto al sexto. Seguro que otros ganaderos que veían la televisión desearían que ese guante blanco valiese también para ellos. ¿Cómo responderían en la muleta sus toros si se beneficiasen de un tratamiento tan versallesco?

De nuevo los tendidos ofrecieron un aspecto desolador donde apenas se llegaba a la media entrada.




PERERA. Su primero era un toro negro listón con poco cuello y bastantes kilos:



En el recibo se vio que venía bien picadito del campo. Se fue dos veces al relance, en la segunda atacando al pecho como es marca de la casa, pero el picador lo trató con mimo por orden del maestro. Y los capotes al cielo no faltaron después porque se derrumbaba.

Curro Javier, que se ha llevado el premio al mejor subalterno de Tafalla, brilló especialmente en este segundo par del que salió corriendo hacia atrás en la cara del toro:



El toro se había puesto un poco tonto en el segundo tercio apretando para adentro pero Perera le metió la muleta en el morro con la mano baja sin dejar que viese otra cosa. Así, tiró de él con aparente facilidad. Dio un total de cinco naturales dentro de un ultraderechismo cargante, como decíamos al principio:



Estocada corta que escupe y esta entera, tendida y pasada, a capón y con telonazo:


Incomprensible ovación en el arrastre a un toro que anduvo de visita por el caballo.

Su segundo ofrecía este imponente aspecto en los corrales:


FOTO: BMF-Toros


Era alto de agujas y apretado de carnes en sus 585 kilos. También a éste se lo habían picado a Perera en el campo.

En el primer puyazo el carnicero le pega un pinchazo casi en el costillar y cuando rectifica, con el toro ahí abajo quieto, clava en el lomo mientras el pobre bicho intenta repucharse con toda la lógica del mundo. Al segundo no quería ir y al final le señalaron trasero y salió huyendo para pegar este buen susto a Curro Javier:



Ambel puso este magnífico par:



Seguro que el toro no era del gusto de su criador porque embestía amontonado y para afuera. Eso no permite que uno exprese lo que lleva dentro ni que el torero construya su obra, que es lo que busca este ganadero.



Perera se dedicó a pegar pases que no despertaron ningún fervor en el tendido. Culminó su tarde perpetrando un bajonazo que hacía daño a la vista. Curiosa reacción del toro, que barbeó las tablas caminando hacia atrás durante veinticinco metros. Observen la imagen porque el toro venía desde más allá de donde ven a Ambel:




MARÍN. Su primero era un castaño albardado, veleto y blando de remos:



El padre le señaló vilmente en el lomo por dos veces, con una pelea menos que mediocre del castaño.

Tuvo un susto Téllez al tropezar en el quite pero el toro no acertó a herirrle y eso que tardaron en hacerle el quite:



El cuarto pase de muleta fue una trinchera que envió al toro al suelo. El de Garcigrande era de religión protestante pero con un fondo de nobleza que permitió a Marín torearlo sin que se le disparasen las pulsaciones ni a él ni a nosotros:



Estocada desprendida y pasada que precisamente por eso no hizo el efecto que esperaba el comentarista cuando nos engañaba afirmando que estaba en todo lo alto. Poco después Dávila dijo que no estaba en la yema mientras el otro triunfalista callaba. Descabello y muy bien Matías al no conceder la oreja.



Su segundo era un toro de 638 kilos, serio por delante, badanudo y pasado de romana:



Muy mal puesto en suerte por Marín aunque fue para cobrar contrario y bajo. No hubo pelea y se fue suelto. En el segundo todavía luchó menos pero se llevó dos agujeros por el precio de uno. Qué desastre... Por cierto, ¿ustedes se creen que ese caballo pesaba sólo 620 kilos frente a los 638 del toro?



El de Garcigrande no podía con el tonelaje que arrastraba y se venía al suelo a las primeras de cambio.



Pegapasismo interminable en una faena interminable. Acabó con una estocada entera pasada perdiendo la muleta que bastó. No comprendemos cómo Dávila Miura afirmaba que Marín pega un muy buen toque con la mano izquierda cuando lo que hace es entrar de esta manera. No hay toque que valga sino interés en cegar al toro, nada que ver con lo que hace Roca. Y la mano derecha, por las nubes:



Benlloch habló poco pero se cubrió de gloria porque sostuvo sin sonrojo que Marín era el mejor estoqueador de la actualidad (¡sic!).

Dureza del toro para morir sin que el diestro quisiera usar el verduguillo a pesar de que Matías le perdonó el segundo aviso. Luego le concedió la oreja con ovación, de nuevo inconcebible, al toro.


TÉLLEZ. Su primero era un poco culipollo y bizco del derecho:



El toro iba a su aire y convirtió la lidia en un herradero. Al final se fue por dos veces al reserva donde se dedicó a cabecear sin que lo apretasen. Llevaba ya la boca abierta.

Arreó fuerte en banderillas dando la impresión de que miraba pero no veía. Desarmó tres veces a Aguado en la brega. Era topón, escarbador y salía distraído pero el diestro se echó la mano a la izquierda intentando sujetarlo. Miren dónde cayó esa banderilla:



Pues Téllez estuvo muy bien, señores, desarrollando toda la faena con la izquierda y demostrando aplomo y valor ante un toro al que la mayoría no hubieran querido ni ver:



Pinchazo tendido que escupe y entera traserísima más descabello:



Ha sido la vez que hemos visto mejor a Téllez. En la plaza lo hubiéramos aplaudido con mucho gusto.

Su segundo era un melocotón suavemente facado y que venía también picado del campo:



Pues a pesar de ello sufrió un vergonzoso primer puyazo trasero recargando con saña seguido por una barrenada asquerosa en el segundo. Fue el único de los seis que recibió un castigo duro y muy malo a la vez. Mientras, el diestro permanecía con un autismo bastante preocupante en el primer tercio:



El toro se dolió de los palos pero mostraba un tranco muy interesante. En la muleta meneaba la cabeza con cierto desorden pero sin ninguna maldad. Esta vez Téllez empezó a pegar derechazos hoteleros. Y además, muchos enganchados.

Por fin se decidió a torear al natural y ofreció tres o cuatro pases mejores que cualquiera de los de sus colegas, ya lo comentamos en la introducción:



El animal se tragó más de cuarenta y cinco pases aunque la mitad sobraban porque cansó al toro y a nosotros. Terminó con una estocada desprendida y trasera.



Y ahí va la opinión de Justo Hernández:

'¿Qué hay que decir...? Pues que ha sido una corrida muy difícil y muy exigente. El cuarto era imposible y el tercero era muy difícil, sin ninguna fijeza... tampoco ha sido bueno. Ginés ha estado muy bien con un toro muy difícil, con ritmo pero con un recorrido muy corto...'

Ya ven que no se tiró ni una flor, todo fueron denuestos. Tiene la lección aprendida en este mundillo corrompido de los taurinos. Cuando no se cortan las orejas esperadas, hay que autoflagelarse y mantener contra viento y marea que la culpa ha sido de los toros. Eso es lo que tiene que hacer un ganadero en estos casos.

El chiringuito lo mantienen los toreros cortando orejas, los críticos paniaguados contando milongas y el público orejil llenando las plazas (aunque en Bilbao, ni eso). El ganadero es el último mono. No puede levantar la voz ni dar un golpe en la mesa, ni tan siquiera hablar claro. 

Recuerden que Victorino vio igual que nosotros cómo masacraban su corrida de la Prensa en el caballo pero no dijo nada... públicamente (y no podemos decir más). Ahora Hernández echa una corrida con sus complicaciones aunque mimada en el caballo y tiene que criticarla para salvar a los toreros. Este ambiente dentro del taurineo recuerda al de la omertà siciliana, ¿no les parece?

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.




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