VALDELLÁN EN RIAZA: GANARON LOS TOROS

La corrida de Valdellán tuvo su interés y para nuestro gusto estuvo por encima de los toreros. Fue desigual de presentación y con poca prestación en las escasas ocho varas que tomó, excepto el puyazo de bravo que protagonizó el sexto. En la muleta no hicieron malos gestos pero no tuvieron nada que ver con las insoportables terneras típicas. Ojo que tampoco fueron alimañas.

No aguantaron tonterías quizá con la excepción de los dos primeros. Según lo dicho, ¿fueron encastados? Hombre, no tragar con monerías es una de las condiciones para ello. En el fondo, fueron simplemente toros, toros a los que había que torear bien y pensamos que en general ganaron la partida a sus oponentes.

CORTÉS. Su primero era negro bragado, listón y escarbaba de manera compulsiva:

Desastre en el primer tercio con el toro a su aire yendo al relance y huyendo suelto. En el segundo puyazo no quería ir ni por pienso y se dedicaba a escarbar y distraerse hasta que le tuvieron que echar el caballo encima. Lo señalaron en el lomo y ahí quedó su olvidable pelea en varas.

A esa manía de escarbar añadió el dolerse en banderillas y pegar arreones. No entendimos muy bien por qué brindaba Cortés este animal al público.

Tampoco entendimos por qué lo llevaba a media altura y le daba la salida por arriba en lugar de intentar bajarle la mano lo máximo posible. El toro era cobardón y con poca raza pero no tenía ninguna maldad, razón por la cual Cortés le pegó pases sin mayor inconveniente:

Estocada trasera y desprendida, con telonazo y sin puntilla. Orejita:

Su segundo era negro bragado, meano, rebarbo y calzado de atrás, bastante más cuajado:

Ese rabo que ven es rebarbo y no coletero como dijeron en televisión.

De Pedro, que era el propietario de los caballos, no lo apretó en absoluto mientras el toro embestía con interés pero sin recibir castigo con la vara.

El santacoloma se fue orientando en banderillas y esperaba con aviesa intención. A pesar de ello, Viotti estuvo muy bien y el público lo reconoció.

Cortés tuvo el mérito de obligar al toro a centrarse en la muleta y allí sacó nobleza y buen recorrido. Le bajó la mano, se espatarró y se notó que estaba muy a gusto. Nos pareció mejor lo bien que corrió la mano que la colocación de sus piernas:

Pinchazo soso por entrar sin fe, estocada honda tendida muy floja y entera trasera. Buena muerte del toro que se levantó por dos veces mientras se tragaba la sangre:

ADRIÁN. Su primero era negro zaíno, bien encornado y acaramelado de pitones:

En el caballo duda pero cuando va, empuja, le levantan y se va suelto.

Brindó a Javier Vázquez, que había sido maestro suyo en la Escuela Taurina y que estaba de comentarista en Telemadrid:

El de Valdellán era una perita en dulce para hacer el toreo bueno. Pues el gozo, al pozo ya que Adrián se dedicó a apartarse del viaje del toro echando la pierna atrás mientras su maestro comentarista decía que estaba toreando con mucha pureza. Juzguen ustedes o vayan al vídeo si son de los que piensan que congelamos las imágenes para fastidiar a los diestros:

Los televisivos decían que estábamos ante un toro bravo pero en nuestra opinión era demasiado tonto para aplicarle ese calificativo. La prueba es que Adrián le hizo un par de norias de ésas en que el diestro se coloca en la oreja y el torito va dando vueltas patéticamente. 

No obstante, para nosotros el toro fue superior al torero sin lugar a dudas. Estocada corta muy mala por baja y atravesada y luego entera trasera y tendida:

El de Valdellán murió en los medios. Orejita.

Su segundo era negro zaíno, bien encornado, astifino y el de mayor trapío del encierro:

Puyacito trasero en el primero y por sorpresa lo pone una segunda vez pero no quiere ir. No creemos que fuese para lucirlo sino porque era muy grande. Al final acude al paso para que lo señalen.

De los siete pases iniciales que dio, cinco los remató por arriba ignorando las protestas del animal. En venganza, la primera tanda se la fastidió por su descomposición en la embestida, quizá a causa de esos pases por alto que no venían a cuento.

Luego Adrián se dedicó a pegar pases sin mando en los que el toro iba a su aire. Para su maestro comentarista estaba en un nivel grandísimo. Este diestro es otro a quien le gustan las muecas y las posturas:

El toro cedió en su empuje creemos que por cansancio y no por sentirse dominado en ningún momento:

Entera pasada atravesada y desprendida, saltando y perdiendo la muleta, con el toro doblando en los medios:

Dos orejas exageradas y azul también exagerado para el toro dado su flojísimo primer tercio. Los de televisión decían que en esta corrida podría haberse azuleado a dos toros más, o sea, tres. Su triunfalismo no tiene límites, es como una droga.

ROMÁN.  Su primero era negro bragado, meano y cornicortito, dejémoslo ahí:

Empuja bien en el caballo mientras se oía una voz que parecía la del maestro gritando: ¡dale más, dale más!

El toro empezó embistiendo con gasolina extra. Román prefirió no interponerse en su camino y exhibir un toreo que nos pareció de poco mérito. No hizo lo que afirmaba ese gran sabio que fue Amós Salvador:

"El torero debe colocarse de forma que el toro quede interpuesto en el terreno del torero y éste en el de aquél. Así, si el toro avanza por su terreno en dirección al diestro, debería cogerlo a no ser que, para impedirlo, el maestro interponga una suerte destinada a desviarlo de su intención"

Ahí lo tienen:

El toro había prometido casta en sus primeras embestidas pero en la segunda tanda se rajó y se fue trotando a oler la madera. Román había alquilado un piso para vivir fuera de cacho permanentemente y así se mantuvo hasta el final. Recuerden aquí que hablábamos de ello a cuenta del citado don Amós.

Otro toro superior al torero en nuestra opinión. Tres pinchazos muy malos y un mandoble trasero, caído y atravesado, saliéndose de la suerte como acostumbra desde su terrible cornada. Tres golpes y listo:

El último era negro bragado, cornigacho y bizco del izquierdo:

Buen puyazo de bravo, empujando con ganas, con los cuartos traseros en el aire y sin afligirse. Lo mejor de la tarde según nuestro dudoso gusto.

Nobleza del toro en la primera parte de su viaje pero protestando con un pequeño tornillazo al final. Pronto perdió fuelle y se olvidó de la tarascada pero obligó al diestro a perderle pasos constantemente. Su colocación como se aprecia en la imagen siguió dejando mucho que desear. Aunque es de los que goza del cariño de Las Ventas, si torea así en la feria de otoño van a empezar a pitarle (a otros con menos cariño les pitan al primer pase que dan de esta guisa):

Le pegó cincuenta pero con ninguno dominó al toro, que parecía más listo al final de la faena que al principio. Pinchazo escupiéndose con alevosía y horrorosa estocada casi en el lomo por llevar la mano alta como se ve abajo. No le hizo daño y de ahí el calvario posterior al necesitar siete descabellos con el toro entero y rondando el tercer aviso:

No fue nada del otro mundo la corrida pero, acostumbrados a aburrirnos tantas tardes, ésta fue más bien salvable al final. Por los toros, no por los toreros, que conste. Los valdellanistas, entre los cuales se cuentan algunos de nuestros desocupados lectores, estarán contentos aunque no pensamos que el festejo fuera para echar campanas al vuelo.

La retransmisión de Telemadrid sigue siendo de un nivel muy pedestre por parte de la realización. Los eufóricos comentaristas no desentonaron en su triunfalismo con los de cualquier otra televisión.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.