jueves, 26 de septiembre de 2024

DON LUIS ESPADA VOLVIÓ A LAS VENTAS

Como el domingo pasado no organizaban ningún festejo en el cielo, don Luis Espada Simón decidió bajar a ver el de Las Ventas. Se debió de encontrar en su salsa con el baile de sobreros. Lo acontecido nos retrotrajo a aquellas tardes de principios de los noventa en que su pañuelo verde ondeaba habitualmente en el palco para desesperación de la empresa. Tiene el récord de haber devuelto cinco toros y no una sino dos veces.

Parecía que estábamos en la máquina del tiempo. Con el presidente Sanjuán se lidiaron diez toros de cinco hierros diferentes: Bañuelos, Montalvo, Carmen Valiente y Couto de Fornilhos (de la lidia de este último hablaremos al final). Con el presidente Espada la tarde del 19 de mayo de 1991 fueron también cinco: Galache, Ortigao Costa, Río Grande, Puerto de San Lorenzo y Diego Garrido.



Casi da risa ver cómo los críticos paniaguados que se han cebado criticando a Sanjuán han utilizado los mismos argumentos con los que se censuraba a Espada hace treinta años. El pesebre de los taurinos sigue ofreciendo el mismo menú a tanto estómago agradecido de los medios taurinos. 

El drama es que hoy en día el panorama de la crítica taurina es desolador y no encontraremos a nadie que hable tan claro en favor del presidente como lo hizo Joaquín Vidal aquel día:

'Cuatro toros murieron en los corrales donde los envió sin contemplaciones el comisario Luis Espada -ayer, para la afición, don Luis y para los muy aficionados, excelentísimo señor don Luis- por las graves culpas de estar inválidos. Gracias a esas decisiones del presidente, no hubo escándalo en Las Ventas. Hay otro presidente en el palco, de los que suelen hacerse los suecos, y queman la plaza'

A Ignacio Sanjuán lo tenemos por una persona seria y por un buen aficionado a los toros. Eso no quita que alguna vez lo hayamos criticado por saltarse el reglamento al no conceder una oreja pedida por mayoría en un segundo toro a un matador que tenía ya una y se iba a ir por la puerta grande. Ahí se erige en garante de la integridad y fama de esa puerta grande madrileña, cosa que no es su misión. La salida en hombros de Madrid está tan devaluada que ya nadie puede devolverle su pasada fama. Esa puerta grande, que otrora fue una dama virtuosa de alta cuna, es hoy una mujerzuela de baja cama que ofrece sus favores a cualquiera. La culpa es únicamente del veleidoso público asistente y no es obligación del palco evitar esta penosa deriva.



Hubo otro paralelismo en la máquina del tiempo con la oreja que Sanjuán no concedió a Juan de Castilla. Es que de eso don Luis sabía un rato ya que tuvo que tragar quina con las célebres orejas que negó en su día a Ponce o a Rivera Ordóñez y que le valieron agrias descalificaciones de los taurinos. 

Aprovechando la fugaz presencia del señor Espada en Madrid, le hicimos las siguientes preguntas sobre lo acontecido (lamentablemente la entrevista es virtual, ya nos gustaría que fuera real; no obstante, sus respuestas son literales, las hemos extraído de recortes de periódico sin cambiar ni una coma):

- Don Luis, ya ha visto que muchos ponen a caldo a su colega Sanjuán por haber devuelto cuatro toros, ¿eh?

- Nosotros estamos en el palco para algo tan sagrado como defender a la afición y procurar la autenticidad de la fiesta. Esta defensa es nuestro único objetivo y si salen toros cojos o inválidos, se devuelven y en paz. Es decir, nos limitamos a cumplir el reglamento porque el público tiene derecho a que se lidien seis auténticos toros.



- Por lo menos bastantes aficionados lo aplaudieron...

- Esos aplausos se agradecen pero no es buen síntoma porque significa que en el ruedo las cosas van mal. En mi caso, yo permitía cualquier opinión sobre si mis decisiones eran acertadas o no pero no consentía que se dudase de mi honradez.

- Ya ha visto que el señor Sanjuán también ha sido criticado por no conceder una oreja. En eso usted tiene una gran experiencia, ¿verdad?

- Yo subía al palco fundamentalmente como aficionado. Conceder la oreja pedida por un sector del público sin tener en cuenta la correcta ejecución de la estocada, la colaboración de las mulillas que van a cámara lenta, con bajonazos de por medio... pues le diré que para ello, y más en la primera plaza del mundo, debería requerirse una mayoría bien rigurosa y más cualificada, es decir, con más pañuelos.

- Igual que en su época, los taurinos y sus voceros paniaguados de la prensa repiten actualmente que lo que tienen ustedes los del palco es un desmesurado afán de protagonismo.

- Yo les digo que el presidente que ellos llaman 'protagonista' es el que no permite el toro desmochado, no tolera que se devalúe el festejo en sus tercios, intenta que los trofeos no se regalen como rosquillas ni que el toro inválido se lidie como íntegro. Sé que todo esto molesta a una corriente que tiene claro que la fiesta debe ir por otros caminos...

- Eso es exactamente lo que afirman los taurinos que sufrimos en el siglo XXI...

- Pues si esos nuevos caminos pasan por una fiesta devaluada, que lo sea con todas sus consecuencias, es decir, con los precios de las localidades más baratos. Pero de eso, de rebajar las entradas, nadie habla...

- Hoy de lo que hablan es de quitar a los policías del palco y poner aficionados de reconocido prestigio...

- No es cuestión de ser policía o no, es cuestión de tener afición y honestidad.

- Oiga, cada vez que un presidente saca el verde, a la empresa le cuesta dinero...

- Eso entra dentro del presupuesto.

- Usted siempre sostuvo que había una fiesta de toros y otra de toreros, ¿no?

- Sí. Madrid debería seguir apostando por la fiesta de toros gracias a algunos aficionados. En cambio, otras muchas plazas están ya por la fiesta de toreros y ello conlleva la invalidez del toro. El resultado es una fiesta degenerada y devaluada. Al toro primero hay que poderle y después, hacerle la faena. Ahora se está toreando al revés... lo que se hace así no vale para nada...



¿Qué les parece? No sólo va a misa todo lo que dice sino que han pasado más de treinta años y la situación se ha tornado incluso peor que en su época. Con el norit que menudea hoy, esto es, un animalico al que no hay que poderle porque viene ya domesticado de la finca, 'lo que se hace así no vale para nada'. ¡Qué triste! ¡Y cuánta verdad hay en ello!

No nos vamos sin dar nuestra opinión sobre la lidia del sobrero de Couto de Fornilhos que dio lugar a muchos comentarios. Era un toro negro mulato, bragado, meano, axiblanco, badanudo, con poco cuello, bajo de agujas y bien encornado. Las fotos son del maestro Moore:



Salió husmeando la arena y rehuyendo los capotes, escuchándose protestas tan absurdas como ignorantes. Transcurrieron seis minutos sin que recibiera un solo capotazo porque nadie se atrevía. Nos pareció mal que el presidente Sanjuán aguantase tanto tiempo sin cambiar el tercio, cosa que hizo por fin a los siete minutos. El primer lance se lo tragó casi a los doce. 



En el primer puyazo acudió al relance, donde le taparon la salida y recargaron con dureza, cosa de la que no nos quejamos dada la condición del toro. En el segundo volvió a recibir otra paliza, esta vez con carioca incluida. El tercer puyazo fue prácticamente un picotazo del que huyó igual que de los dos anteriores.

Fonseca salió a pegarle sus tres primeros lances y debía de estar tan nervioso que se desmonteró para pedir el cambio cuando ya estaba concedido y habían sonado los clarines.



Se le pusieron cinco banderillas a toro pasado, cosa que no criticaremos a pesar de que a toros más difíciles, como los de Reta en Tafalla, tanto Tornay como Omar y Venturita los parearon con brillantez y valentía cuadrando en la cara, recuerden aquí.

Fonseca cogió la muleta inquieto por lo que pudiera acontecer pero para su fortuna el toro pasó de ser un manso huidizo, traidor y arreador a blandear de remos embistiendo con nobleza y bobería a partes iguales. No dio ningún problema al diestro. Observen en la segunda imagen la sangría que exhibe el animal sobre la piel:




¿Lo habían matado en el caballo? Sí, seguramente, pero son tantas las veces que los toreros ordenan matar en el peto toros que no tienen culpa, que la paliza que le dieron a éste no es que la justifiquemos pero la podemos entender dada la actitud que demostró de salida. Así lo vimos nosotros.

Y volviendo a don Luis Espada, recomendamos leer esta entrada a los lectores más jóvenes que no llegaron a conocerlo. Ahí le hacíamos un homenaje con motivo de su fallecimiento.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa. 


 

4 comentarios:

  1. Buenos días. Don Luis Espada Simón fue mi presidente favorito, en realidad lo sigue siendo... Pertenece a una época mía envenenada por el toreo de la que él era su fiel guardián. Gracias por recordármelo.

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    1. Comparto su admiración aunque deduzco de sus palabras que de ese veneno de afición que tenía hace treinta años queda más bien poco...

      Saludos

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  2. Genial entrada Rafa, cada día se supera, ya incluso tirando de recursos literarios e imaginativa, con esa entrevista entre la realidad y la ficción. Digna del Shinbone Star.
    Saludos
    EthanEdwards

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    1. Gracias, me alegro de que le haya gustado. Si el señor Espada estuviese entre nosotros no dude usted de que hubiese hecho una entrevista a fondo con él en nuestro modesto blog. El problema es que seguro que me hubiera sacado el tema del flamenco, que era su otra pasión y ahí me hubiera dejado en fuera de juego total.

      Respecto a la entrevista que incluyo, con esa mezcla de realidad y ficción, le recomiendo un western que igual ya conoce. No es nada del otro mundo pero tiene un planteamiento muy original, se llama PURGATORIO:

      https://youtu.be/Sk2cr--wOoo?si=qBBLJb2Xjm57gjU1

      Saludos

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