lunes, 3 de febrero de 2025

"TARDES DE SOLEDAD": ASÍ SUENA EL TOREO

José Bergamín, que volverá a aparecer más abajo, hablaba en La música callada del toreo de los maestros 'a quienes yo he visto y oído torear'. Si usted no es aficionado, seguro que no sabe cómo se oye el toreo pero es que aunque sea de los que haya visto más de dos mil corridas en su vida, tampoco lo sabe. Por eso tendrá que ver esta película, para darse cuenta por fin de cómo suena el toreo. Quién nos lo iba a decir después de tantos años...

Lo que ha hecho con el sonido su director, Albert Serra, es un prodigio, casi parece un milagro. Él cuenta que los micrófonos antiguos sólo disponían de una autonomía de 20' y con ellos hubiera sido imposible hacer esta película. En los carteles de crédito finales consta el agradecimiento a Omar Guerra, afincado en Barcelona y a quien contamos con honor entre los lectores de nuestro modesto blog. Fue él quien se puso su vestido de plata para que los técnicos de Serra hiciesen todas las probaturas de colocación de los micros con objeto de que no molestasen a los toreros, especialmente a Andrés Roca Rey, que es el gran protagonista.



Gracias a un amigo del blog tuvimos la suerte de disponer de una entrada para el pase restringido que la productora hizo la semana pasada en los cines Verdi de Barcelona. Al final abordamos al director y le preguntamos si había grabado otros sonidos aparte de los propios de las corridas para superponerlos encima de según qué imágenes y nos confirmó que sí, 'aunque han sido muy pocos'

Un ejemplo de grabación realizada ex profeso la verán en el arranque. Salvador Boix acompañó al equipo hasta Castellón a la ganadería de Daniel Ramos. Allí grabaron espectacularmente la respiración de un par de toros cuyas imágenes sirven para abrir la película. Hombre, no les negaremos que su trapío deja bastante que desear respecto al de los que saldrán después, como éste de abajo. No obstante, esa circunstancia la apreciarán únicamente los aficionados ya que pasará desapercibida al público en general.



Insistiendo en lo del sonido, leíamos en los carteles de crédito un agradecimiento final a varios hoteles, entre ellos uno de Nimes. Nos extraña que el director haya desechado lo filmado allí porque en su coliseo romano ya saben ustedes que todo resuena de manera tan peculiar como grandiosa, nada que ver con una plaza de toros normal. Al final, de las catorce corridas en que grabó al diestro conforman la película imagenes pertenecientes a Madrid, Bilbao, Sevilla y Santander. 

De cara a su estreno el siete de marzo nos harán ustedes la gran pregunta: ¿es una película para aficionados a los toros o para cualquiera? Pues pensamos que la podrán disfrutar bien a gusto tanto los que no saben nada de toros como los aficionados acérrimos. Pero cuidado porque estos últimos estarán obligados a hacer un esfuerzo por no fijarse ni en la bolita, ni en las cariocas, ni en los remates del muletazo abriendo la puerta... ¡olviden todo eso! Métanse en la cabeza que van a ver una película y no una corrida. Además, no es una película sobre el arte del toreo, para eso ya tienen Tendido Cero. Es... otra cosa.

El aficionado auténtico, como son los selectos lectores de nuestro modesto blog, tendrá que dejarse llevar si quiere disfrutar de esta experiencia cinematográfica. Serra ha repetido muchas veces que su deseo es que el espectador se sumerja en lo que está viendo sin ningún apriori. Por eso insistimos en que usted, desocupado lector, que es aficionado a toros, deberá luchar por eliminar los centenares de aprioris que llevará en su cabeza cuando se siente en el cine.



Hay algo que podrían esperar los espectadores y que no encontrarán. Nos referimos a más minutos dedicados al torero fuera del albero. El 80% de la película transcurre en el ruedo. La idea del director era mostrar el compromiso y la soledad del torero en su enfrentamiento con el toro cada tarde. De ahí que si hubiera dedicado más minutos a su vida personal, pensamos que el filme habría resultado más cercano a un retrato del diestro y no era eso lo que se pretendía. Se lo preguntan en esta entrevista pero él da otra explicación, ya verán.

El director destaca que la calma en los toreros es fundamental dado que su supervivencia depende de observar al toro y 'esto de estar calmado y de basar tu vida en la observación, en este mundo de redes sociales y reacciones innatas, ya es algo cinematográfico per se... esto me fascinó porque los toreros también lo tienen en su vida cotidiana'.

Relacionado con lo de la calma que acaba de exponer, Roca lleva tatuadas dos palabras en su brazo: LIBERTAD Y SERENIDAD. Calma y serenidad son casi sinónimos. Aquí lo tienen.



Respecto al título, ignoramos si Albert Serra ha leído El arte de birlibirloque pero allí José Bergamín nos da la clave del mismo cuando dice que 'el torero es un hombre solo, pleno de soledad, solo ante el toro y ante la muerte y, por eso, plenamente solo ante Dios'.

También afirmaba que 'el torero tiene siempre miedo porque su miedo es lo que le da conciencia de su arte y de su responsabilidad; su miedo es raíz de esa dignidad humana que él simboliza en la plaza'. Estén atentos a la primera secuencia donde sale Roca porque notarán la presencia del miedo en la furgoneta. Seguro que cuando realizó el montaje, Serra decidió deliberadamente que nada más comenzar la película apareciese el miedo personificado en un caramelo... ¿Verdad, maestro?



El que sea roquista de ustedes saldrá de la proyección convertido en un auténtico hooligan del peruano. Quien, por el contrario, sea anti Roca y por ello no vaya a ver la película o acuda mediatizado cometerá un error o, lo que es peor, una estupidez. Esa actitud sería comparable a no querer ver Liberty Valance porque Duke era muy de derechas (que lo era) o despreciar Cielo amarillo porque Gregory Peck no era un gran actor (que no lo era).

Serra descubrió los diálogos cuando empezó a hacer el laborioso montaje y quedó encantado de la vida con lo que oyó. Esto comenta:

'Los diálogos son geniales, ¡geniales! Pasan de lo mas vulgar a lo mas filosófico, es un material absolutamente extraordinario.  La palabra que mas se escucha es c... y la segunda, verdad. Hay expresiones antológicas, como cuando le dicen 'tú tienes suerte porque te la mereces' o 'la vida no vale nada'...'



Hombre, sobre los diálogos hemos escuchado división de opiniones entre algunos lectores del blog que han visto la película. Uno de ellos nos decía esto sobre Chacón: 'bah, es un chufla que no hace gracia con sus comentarios'. Nosotros estamos más cerca de la opinión del director.

Todos los aficionados que la han visto coinciden en que se palpa lo difícil que es torear. Eso lo ha captado Serra como nadie lo había hecho antes, ya sea en cine o en reportajes de toreros. Y es posible que ni siquiera él mismo haya sido consciente... Ustedes lo apreciarán desde los primeros instantes, con la faena a este toro de Cortés que inaugura el film. Es deliberada su colocación ahí porque el director quería que se viese esta cogida al principio del metraje:



Felipe Garrigues fue uno de los que protagonizó la lamentable entrevista en El Toril al director. Lo de lamentable va por los entrevistadores, que se despacharon con lindezas como la chulería grotesca de 'usted sabrá mucho de cine pero aquí los que sabemos de toros somos nosotros' o el ninguneo maleducado de 'lo que nos muestra en la película ya lo habíamos visto muchas veces'. Pues Garrigues le dijo que para él había un exceso de sangre (sic). Esto molestó a Serra ya que no sólo no hay tal sino que la presencia de la sangre resulta muchísimo más discreta de lo que podría haber sido en otras manos. No sabemos en qué estaba pensando el abogado ganadero cuando afirmó eso.

Para nuestro gusto destacaremos la gran belleza que rezuma la filmación de la muerte de los toros. Serra ha dicho que en su película 'incluso el no aficionado puede encontrar, viendo el toro, la belleza de la injusticia'. Seguro que esas imágenes, que a nosotros nos parecieron tan hermosas, a los no aficionados les resultarán tristes. A ellos va dedicada la reflexión de Bergamín: 'los que compadecen al toro lo están agraviando más y peor que los que lo hieren y matan porque el único insulto para el toro es la compasión'.



Esa belleza se mezcla con la emoción que notamos como espectadores viendo las imágenes en primerísimos planos de los toros entregando su vida. Nuestro sentimiento viene dado por la admiración que profesamos hacia este animal. No la busquen en los toreros de la película porque no la encontrarán. Para ellos el toro ni siquiera goza de la categoría de adversario. Es un enemigo. No escucharán ninguna alabanza a él o a su comportamiento, todo son críticas y a veces muy ásperas.

Se lleva la palma el encierro de Bañuelos en Santander con la espeluznante cogida de Roca. Recuerden cómo hablábamos aquí de que aquella cogida había decidido a El Juli a retirarse. Cúchares decía que la suerte más difícil del toreo era salvar la vida (pero hay que salvarla con verdad, añadimos nosotros). En Santander el maestro salvó la vida no por ninguna suerte del toreo sino porque tuvo la suerte de no acabar allí sus días clavado contra la madera. Cuando arrastran el toro, Roca lo está mirando ensimismado y el inalámbrico capta cómo musita: '¡me ha perdonado la vida...!' 


FOTO: Libertad Rodríguez

De hecho es una de las poquísimas frases que dice durante las dos horas de película. Roca pasará a la historia del cine como uno de los tres protagonistas más callados, junto a Harpo Marx y al chavalín amigo de Mitchum en Retorno al pasado. Les avisamos de que se fijen en lo que pregunta en un momento dado a Roberto Domínguez sobre los comentaristas televisivos para que se den cuenta de la presión a que están sometidos.

El carácter reservado, callado y taciturno del maestro se aprecia en la furgoneta, donde se habla muy poco, como si tuvieran miedo a molestarlo. Hay un momento en que se baja y dentro se quedan solos los de la cuadrilla. La cámara sigue filmando y entonces no callan. Observarán que ni siquiera Larita le dice nada cuando lo está vistiendo, hay un silencio sepulcral en la habitación.



Esa idiosincrasia retraída y un tanto melancólica del peruano lo beneficia porque no se le escapa ninguna expresión despectiva hacia los que le protestan mientras torea. Seguro que tienen ustedes en mente más de tres toreros que no se hubieran aguantado sin soltar espontáneamente para sí mismos bastantes improperios contra los que lo increpan. Luego se hubieran arrepentido al verlos reflejados en la película porque mucho nos tememos que Serra no los habría eliminado.

En Barcelona, antes de la proyección tomó la palabra para comentar cosas como éstas:

'He intentado acercarme a la tauromaquia con inocencia y a la vez con rigor... La cuadrilla es un ejemplo de fraternidad humana donde se ayudan en circunstancias difíciles aunque sean autoimpuestas. Pensaba que al poner la cámara ahí se podría desvelar el misterio de esa soledad del torero con su compromiso pero no estoy seguro de que haya sido así. Lo que sí se ve en la película de manera muy clara y muy gráfica es lo que más me ha impresionado de los toreros, que es ese compromiso. El torero va renovando cada día el compromiso con su arte'.



Los que quieran escuchar más opiniones del director pulsan aquí y tienen veinte minutos donde habla del film. Los amigos franceses vayan aquí para escucharlo hablando en la lengua de Proust (por cierto, su escritor favorito).

Les resumimos lo que piensa para que se hagan una idea:

'Este documental no quería ni que fuera demasiado dramático, ni demasiado violento ni truculento, sino que tuviera un espacio para la reflexión. Y también un punto de humor, de ironía, de delicadeza. Y que se viera el factor plástico de la tauromaquia, por supuesto. Podría haber caído fácilmente en destacar lo típicamente fanático, provocativo, español, cada elemento podría haber sido subrayado de un modo algo viciado. Pero no era esto lo que me encontraba ni era la intención. Era hacerlo tal y como es, siguiendo la ética de un documental. Aunque por mucho que sea un documental, es imposible una visión del todo objetiva. Hemos tenido acceso a una intimidad muy profunda a este mundo, un privilegio que muchos no han tenido. En un documental debes ser fiel y objetivo a una realidad, pero toda realidad existe en tanto que percepción a través de una mirada. Y ese es el grado de libertad que me tomo.



'El peligro en los toros es muy grande. Cierto que ahora hay clínicas más preparadas en la misma plaza, pero la cornada no te la quita nadie. Y puedes morir igualmente... y ocurre. Esto se combina con esa pasión que no entiendes exactamente de dónde sale, porque en el fondo se puede asociar a una expresión artística o a un espectáculo efímero, pero al mismo tiempo es una tradición que tiene un punto de simbólico, de sagrado. Desde fuera dirías que incluso como expresión artística tampoco da para tanto, ¡o al menos no para jugarte la vida! Pero para ellos tiene esa trascendencia. Es como irrenunciable. Es un grado de compromiso renovado constantemente y bastante impresionante cuando se ve de cerca. Y ello combinado con momentos de humanidad, humildad, diversión… Los miembros de la cuadrilla, los matices, la complejidad… Y todo centrado en los protagonistas. El público no sale, la industria de los toros no sale, la política no sale. Me centro en la intimidad del torero y de su cuadrilla. Por eso se llama Tardes de soledad, la soledad del torero y del grupo. Y la soledad de la plaza... ¡y la del toro!'

Algunas de estas reflexiones las desarrolla aquí.

Roca prefería la cámara y el micro no en las plazas difíciles sino en las más fáciles. Cuando vio gran parte de lo filmado dijo: 'falta triunfo'. También le soltó una frase lapidaria: 'usted me ha traicionado'. Está dolido porque la última corrida que se ve no es triunfal y las imágenes con que se cierra la película son de cuando se va cruzando la plaza de Madrid y se escuchan pitos de los disconformes. 

Hombre, Serra siempre insiste en su gran agradecimiento por la absoluta disponibilidad del diestro en el rodaje. Por eso pensamos que podría haber tenido una cierta condescendencia con Roca cerrando la película con la filmación de la corrida de Sevilla, donde corta una oreja. ¿No le parece, jefe?



Sea como fuere el problema es que el peruano estaba equivocado ya que creyó que esto era un reportaje hagiográfico al uso y no es eso sino que va mucho más allá. Sepan ustedes que lo mismo debió de pensar Pablo Aguado, que era el primer protagonista de la película. Es que fue el propio entorno de Aguado quien recomendó a Serra filmar a Roca si tenía la idea de contraponer a los dos toreros. Seguramente era una trampa saducea de los aguadistas para que el arte de su torero saliera vencedor en una comparación con el toreo de Roca. Tras filmar con el sevillano, Serra decidió desechar todo el material que ya tenía y centrarse únicamente en el peruano porque 'el misterio que emana de su personalidad, lo que tiene de espiritual, hizo que quisiera saber más'.



Estamos convencidos de que el maestro americano yerra totalmente con lo de la traición ya que la imagen que nos deja la película es que el torero es un auténtico héroe. Solamente se dará cuenta de verdad cuando vea la película con sus nietos.



Maestro, no se preocupe y dé las gracias a Albert Serra porque con el tiempo comprenderá que esta película, con usted como gran protagonista, es la demostración en imágenes de lo que decía el citado Bergamín: 'el toreo es el heroísmo puro, sin utilidad, es un juego de heroísmo o un heroísmo de juego... pero es el heroísmo absoluto'

Usted quedará en el cerebro de todos los que vean la película, sean o no aficionados, como un auténtico héroe, un héroe absoluto. Incluso lo parece más en esta época nuestra plena de molicie y conformismo.

Todo se resume en lo que decía un espectador no aficionado a la salida del cine: 'qué dura se me ha hecho la película... por el toro... ¡pero fundamentalmente por el torero!'

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.