LOS COMENTARISTAS NO RESPETAN AL TORO
Si usted tiene previsto ver esta corrida en diferido, no pierda el tiempo, aproveche las más de dos horas y media en cualquier otra cosa. No lo pierda ni siquiera leyendo esta crónica porque el festejo fue para olvidar.
Entre marqueses y cuberos esperábamos por lo menos una buena presentación. Por cierto, en un único festejo hubo tres encastes diferentes, más que en algunas ferias de varios días.
Los de Guadajira habían defraudado el año pasado. Aquí hubo sólo dos y volvieron a defraudar. El que remendó fue uno de Concha y Sierra que era un muerto en vida al que remató un indigno banderillero estrellándolo contra la barrera.
Lo de Lora tiene para nosotros el recuerdo sentimental de que el primer festejo que vimos de pequeños en Las Ventas fue una novillada suya. Eran los tiempos de un 7 con Cárdeno, Fausto, El Lupas y un joven Salva. Ya ha llovido.
En Torres de la Alameda salieron vulgares, no fueron tontos pero tampoco muy listos. Se quedaron en tierra de nadie. Ojo, que en estos tiempos del norit eso podría ser un punto a favor pero no creemos que su criador haya quedado muy contento.
La retransmisión de Telemadrid, nefasta como es habitual, con especial mención a las entrevistas del callejón que fueron, como siempre, de una adulación nauseabunda. Parece que hay órdenes de no enfocar los pitones porque los planos de los mismos se contaron con los dedos de una mano y sobran. No nos pareció que presentasen ninguna sospecha.
RUBÉN SANZ. Venía de salir en hombros en Fitero. Su primero era uno de Lora, negro zaíno, correcto de presencia. Sufrió una carioca con recargada vil de Sangüesa. Fue un monopuyazo español en toda regla. Vean que le clavó en el espinazo y barrenó como si quisiera partirlo por la mitad:
En el primer pase de muleta lo desarmó. Desde el burladero lo mareaban sin piedad. Veían que el toro era de toreo güeno. Sanz no lo llevó toreado en ningún momento pero dejó dos o tres pases aislados de trazo agitanado.
Pincha dos veces más una corta, equivocándose siempre al entrar en la contraria.
Su segundo era un castaño de Guadajira, blandito y tan oscuro que casi era negro lombardo. En el caballo quiso pero tuvo que dimitir ante esa mano izquierda asesina del piquero, vean. La carioca fue infernal sin que en televisión dijeran ni mu. Los comentaristas son los primeros que no respetan al toro:
Gonzalez se pasó tanto de listo que dejó un palo en el costillar, ¡muy mal!
El toro humillaba y seguía la tela pero con desorden. No obstante, como la muleta de Sanz no demostró mandó, el defecto no lo corrigió y el toro anduvo a su aire. Nos recordó por momentos a El Pana. Fíjense en lo que decíamos de la pinta del toro:
Estocada trasera ejecutada de cualquier manera, con la izquierda de adorno, y oreja de los chinos. Según los televisivos era un premio a las sensaciones que ha dejado...
DIOSLEGUARDE. Su primero era el de Concha y Sierra, un torito corniabrochado que vino bien picado del campo y con crotal:
Lucido recibo por verónicas del maestro antes de un simulacro con el túrmix. Estamos ante lo único bueno con la capa de toda la tarde:
En televisión no paraban de tapar la clamorosa debilidad del toro: que si empuja mucho, que si se ha caído pero se levanta enseguida, que si es bravo, que si se entrega... Una enjabonada que rozó lo ridículo.
Dos veces lo estrelló contra el burladero el impresentable subalterno y a la segunda lo mató. Salvo error, el matador fue Víctor Pérez. Para los de televisión fue simplemente mala suerte. Como no respetan al toro no dijeron la verdad. Que no, que lo que fue es una vergüenza digna de multa tal como contempla el artículo 71.3 del reglamento. A ver si Costales lo aplica:
No había por qué sacar un sobrero, encima cuando había sido culpa de un cretino vestido indebidamente de plata. Tendría que haberse quedado Diosleguarde sin toro y pedir explicaciones después a su asalariado. El caso es que salió otro del mismo hierro, un Gitanito negro bragado, aleonado, cornilevantado y también con crotal:
Esta vez Diosleguarde se lo sacó a los medios lanceando pero dando el paso atrás. Fue la demostración de que puedes ganar terreno al toro dando pasitos tras cada lance pero echando la pierna atrás cuando viene el toro. Acudió como una flecha al caballo pero para tocar música. La segunda vez topó y se repuchó.
El toro tenía las patitas de papel y la faena no tuvo ningún aliciente. Pinchazo bajo, otro bueno y chalequera pero siempre sin telonazo, lo cual, en los tiempos que corren, es la noticia cuando debería ser la norma. Siete descabellos.
El quinto era de Lora, un colorado ojo de perdiz, muy ancho de hocico y cornigacho:
Embistió el peto de bravucón, saliendo suelto por dos veces. Se oían absurdas protestas si es que eran por la poca acometividad que mostraba el cubero.
Nos alegramos de que Rey haya dejado en el armario ese terno naranja y plata que estrenó en Madrid el año pasado. Vino con uno más elegante en azabache y puso el mejor par de la tarde:
Toro parado, reservón y mirón pero sin malas ideas. Diosleguarde no pudo sacar agua del pozo seco y se puso muy pesado. Media tendidísima y ladeada perdiendo la muleta más dos avisos y ocho descabellos.
VÍCTOR HERNÁNDEZ. Su primero era de Guadajira, un castaño oscuro, blando, gordo y cornidelantero:
Empuja y se deja pegar escarbando en demasía antes de quebrantarse con una voltereta. Muy bien Prieto pareando. Hernández quiso empezar en plan tomasista pero con el toro casi amorcillado, sin intención de pelear:
Estaba rajado antes de empezar pero el diestro quería aplicarle la faena hotelera. Entre los dos nos provocaron un inmenso sopor, fue algo insoportable. Entera desprendida con la que por fin acabó la tortura. Vergonzoso el diestro yéndose al platillo con el toro vivo, ya no respetan nada. Los comentaristas no le afearon la conducta porque el respeto al toro no es lo suyo. Oreja demencial con estocada desprendida como decimos, no en todo lo alto como gritaban alborozados en la televisión:
El sexto era de Lora, un negro zaíno, con trapío, escarbador y renqueante o directamente derrengado de pies, que arrastró durante toda la lidia:
En el caballo, música y huida en dos entradas. Jarocho dejó un par de pares de sobaquillo aunque es verdad que el toro lo apretó.
Hernández decidió con buen criterio echarse encima del toro para obligarlo a embestir pero el cubero no estaba por la labor, protestando y probando, loco por irse a los adentros. Daremos la victoria a los puntos al diestro.
Bernadinas que sobraban antes de un pinchazo a capón y una entera, tendida, caída y muy trasera. Para el locutor de televisión, colocación casi perfecta (¡sic!). Ah, y alargando el brazo dándose ventaja. Oreja barata del paisanaje:
Al terminar, Encabo afirmó muy contento: ha sido una tarde de emociones fuertes, me he entretenido mucho. Arnás pontificó: una tarde apasionante, con muchos registros... Está claro que los de Telemadrid asistieron a otra corrida.
Hombre, les aconsejábamos que no perdieran el tiempo viéndola en diferido pero no estaría de más que lo hicieran. Más que nada para que nos confirmen si estamos locos o si necesitamos gafas de ver porque para nosotros la corrida resultó una tabarra de consideración.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.