Nosotros estaríamos de acuerdo en reconocer que pudo ser el mejor del primer tercio del siglo XX. Luego ha habido otros que han matado tan bien como el matador turolense, que era casi tarraconense (arrimamos un poco el ascua a nuestra sardina porque era de Cretas, tocando al límite con la provincia desde la cual les escribimos).
Villalta en 1930, observen su cabeza al lado del brazo, señal de que no se ha aliviado alargándolo |
En una entrevista, el bueno de Ostos explicaba cómo llevar a cabo una estocada correctamente. Nos alegra leer que insiste en algunas de las cosas que comentamos habitualmente por aquí. Veamos sus normas básicas:
1. Llevar siempre la espada de verdad porque 'cuando un toro te pide la muerte da igual en qué terreno te encuentres'. Añadiremos de nuestra cosecha que para que el toro te pida la muerte tiene que estar toreado, claro, si no, no pide nada. O, como máximo, pide más guerra.
![]() |
Al natural en Burgos con un graciliano de Arranz (1956) |
2. Echar la muleta al hocico 'con el estaquillador entre los pitones y las pezuñas, en medio del testuz'. Fíjense en que eso es todo lo contrario del telonazo que pegan El Juli o Curro Díaz, por ejemplo, cuando giran el estaquillador para tapar completamente la cara del toro y darse así una monumental ventaja a la hora de matar (recuerden lo dicho aquí).
![]() |
La grave cogida en Sevilla por un Villamarta en 1958: tres trayectorias, una de 25 cms. |
3. 'Atacar con lentitud sobre el morrillo'. Nosotros hemos escrito aquí que una ley fundamental sería matar lo más lento que se pueda ¿Dónde van hoy en día los Ureña o López Simón entrando a matar a la carrera? ¿Qué prisa tienen? Hemos visto entrar a matar con lentitud a Rafaelillo y a Pepe Moral, recuerden al primero aquí y al segundo aquí. Y a El Fundi de los últimos años en la sensacional estocada que pegó a su primero en la última corrida de Adolfo que mató en Las Ventas.
La foto anterior es del 15 de agosto de 1953 en Sevilla. La estocada de Ostos al toro de Salvador Guardiola cae tendida pero se observa que la cabeza está al lado del brazo al clavar, el estaquillador lo coloca verticalmente sin tapar la cara del toro y no salta en el momento del embroque.
Cuando las cosas se hacen bien, da igual que la estocada quede desprendida, tendida o contraria (otra cosa es el bajonazo).
Ostos reconocía también el magisterio de Camino en la estocada, lo cual, viniendo del maestro ecijano, quiere decir mucho.
Volveremos a hablar de ambos en una próxima entrada que dedicaremos a los trincones del toreo.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.