Estuvimos hace unos días en la plaza de toros de Ronda y adquirimos en la tienda un libro que nos ha parecido interesante sobre el temperamento y el carácter de Gallito. Antes de seguir, ya saben que nuestra costumbre es llamar Gallito a José en lugar de Joselito. Gallito es como se anunciaba y como firmaba, por eso nosotros lo preferimos. No obstante, en las etiquetas del blog apuntamos ambos apelativos para que enlacen con las entradas que ya le hemos dedicado.
FOTO: Antoni Esplugas (ARXIU NACIONAL DE CATALUNYA, Departament de Cultura de la Generalitat) |
Vaya por delante que no vamos a utilizar en nuestro blog ese logo del artista Pradet para el centenario. Hubiéramos querido ver al maestro vestido de torero y no con ala ancha, como si no tuviéramos excelentes fotos de José de luces como la que encabeza esta entrada. Y tampoco nos parece nada bien que se haya fusilado el gallo atrevido de la bandera de Valonia para clavarlo encima de su nombre:
En nuestro modesto blog hemos hablado algunas veces de su otra cara menos conocida. Por ejemplo, cuando no pudo con el toro 'Platero' que se le fue vivo (aquí) o de sus tejemanejes en los despachos como figura del toreo que abusa de su posición (aquí). También recordábamos la vez que peor lo pasó en una plaza con unos saltillos chicos, 'aquellos ratones se me metían entre las piernas y me dieron sesenta palos mientras la gente se reía de mí' (aquí). Ello ha llevado a algún amigo lector del partido gallináceo a calificarnos de belmontistas aunque no hay tal. Pueden ver que también hemos dedicado a su persona una entrada como ésta sobre su intimidad.
A lo que íbamos: el libro se titula 'Joselito, el torero triste' y es obra de José Vicente Sinisterra, catedrático de Química Orgánica y miembro de 'Los de José y Juan'. El autor intenta ahondar en la mentalidad del maestro centrándose en tres de las ideas impropias de Ellis que germinaron en su interior y que, al no ser tratadas psiquiátricamente, habrían convertido a José en una persona no diremos que amargada pero sí afligida y pesarosa, a la que su entorno afectaría siempre muy sensiblemente. Quizá considerarán algunas de sus deducciones un tanto arbitrarias pero al menos nosotros lo hemos leído con interés, por eso lo comentamos.
Esas ideas irracionales que uno se va creando en su interior pueden ser fuente de traumas o depresiones si no reciben tratamiento. Según el psicoterapeuta estadounidense Albert Ellis, son once y las pueden consultar aquí. Pero en nuestro libro el autor se centra en las tres que más afectaron a Gallito.
La primera es 'la necesidad de ser amado y aprobado por todas las personas del entorno'. La segunda consiste en que uno se considera valioso 'si consigue sus objetivos en cualquier ámbito que se los plantee'. La tercera es que 'los problemas o desgracias que sufre uno son siempre causados por factores externos'.
Triunfo en Madrid, mayo de 1915 |
La primera idea que afectó a José según el autor le llevó a mostrar una inseguridad provocada por su deseo de sentir esa aprobación de todo el mundo. Eso puede generar tendencia a la soledad por un lado y a la venganza o a la cólera por otro.
Recuerda el libro la soledad en que se sintió el maestro sobre todo a partir de la muerte de su madre. Es un caso parecido al del compositor Johannes Brahms en la misma circunstancia. Y anota también su aspecto vengativo contra Ricardo Torres Bombita, con quien tuvo un rifirrafe en la feria de julio de 1913 en Valencia. Los toros eran de Concha y Sierra. Tras cortar la oreja del cuarto, un Gallito de dieciocho años se dirigió a Bombita, que tenía treinta y cuatro, y le dijo 'para que usted se entere de que yo soy el mejor'.
Caricatura ilustrando un pie que decía: 'Joselito se merienda a Bombita' |
Pero Bombita no se amilanó ante la salida de tono del de Gelves. Tras dominar a su difícil segundo y salir trompicado de la estocada, le respondió mientras lo ovacionaban: 'cuando tengas mis años, mis cornadas y mi dinero y hagas lo que acabo de hacer a punto de la retirada, entonces me repites eso de que eres mejor que yo'. Lamentablemente, Gallito no podrá repetir nada porque morirá recién cumplidos los veinticinco.
FOTO: Vandel |
Un rasgo colérico suyo fue, según el autor, cuando prescindió de los servicios de su primo Caracol como mozo de espadas (su padre y la señora Gabriela eran hermanos). Le preguntaron una vez qué rasgo destacaría en Gallito y el bueno de Manué respondía:
"El valor: José era más valiente que El Espartero. Había que verlo delante del toro, ¡no se le quebraba la color ni una vez! Nadie sabe a dónde habría llegado. Al propio Guerrita yo le escuché cómo decía que a la edad de José él no hacía a los toros las cosas que José les hacía"
Caracol vistiendo a Gallito el día de la encerrona de Vicente Martínez |
Precisamente sobre su valor decía el maestro esto: 'un clavo saca otro clavo, yo no tengo miedo al toro porque tengo más miedo al público'.
La segunda idea irracional que se creó en su cerebro fue la de querer conseguir todo lo que se propusiera. Por ello sufrirá un estrés producto de su autoexigencia y del inconsciente miedo al fracaso. Otro factor que entraría aquí es la permanente comparación con los demás. En su caso, la comparación era 'con el jorobao ése', como denominaba al principio a Belmonte.
FOTO: Vandel |
En Barcelona le dijeron 'Belmonte va a eclipsarte' y respondió con agudeza típicamente andaluza: 'bah, los eclipses sólo duran minutos'.
A fin de conseguir sus objetivos, Gallito tenía el deseo de ser perfecto, cosa que le conducía a desarrollar un carácter autoritario que podía resultar desagradable para los que lo rodeaban. Ahí entra su célebre anécdota del 'mientras yo toree, usted se calla'. O cuando con quince años hace una primera gira como becerrista por Portugal y se encara con el apoderado Martínez que los llevaba a él, a Magritas, a El Cuco, a El Almendro y a Pacorro porque 'aquí está usted ganando más que nosotros y eso no puede ser'. Era cuando se anunciaba como Gallito III en el espectáculo de los Niños Sevillanos. En realidad debería ser el quinto tras su tío José -el primero, dicen que por los pasitos que daba al cuartear-, su padre y sus dos hermanos.
La tercera idea irracional es la de creer que hay una especie de conspiración del entorno cuando las cosas te salen mal. Todo resulta ser culpa de los demás y uno no puede controlar los efectos negativos de lo que indefectiblemente le sobreviene de fuera. Ahí entrarán algunos factores que amargaron la vida a Gallito y que se comentan en el libro. Uno sería su mala relación con sus hermanos Fernando (alcohólico y jugador) y Rafael (que volvió a los ruedos contra la opinión de José). Otro sería la negativa inicial de Pablo-Romero a la boda de su hija Guadalupe con un torero 'medio gitano'. El tercero sería su encontronazo con los señoritos maestrantes a causa de la historia de la Monumental sevillana. El último y definitivo vendría cuando siente que el público le ha vuelto la espalda en la última tarde que toreó en Madrid.
FOTO: Vandel |
Tuvo reacciones psicosomáticas que se cuentan en el libro y devaneos con mujeres que nunca le terminaron de satisfacer. El maestro decía que 'mandan mucho fluído los ojos bonitos de una gachí' (recuerden aquí). Vean a continuación algunas de las que tuvieron relación con él.
La Argentinita:
Eva Camacho:
Consuelo Hidalgo:
Elena Patiño, la marquesa de Valparaíso y Mérito:
Margarita Xirgu:
Pero seguramente ese desprecio por parte del público a que nos referíamos antes fue lo que lo hundió en una desazón profunda. Pensemos que para Gallito sólo existían los toros. El libro recuerda con acierto que El Gallo se relacionaba con gitanos y cantaores pintorescos, Belmonte con literatos y artistas mientras que él se rodeaba únicamente de aficionados taurinos entre los que se sentía seguro y dominador. No tenía más violín de Ingres que su profesión. Por no gustarle, se ve que no le gustaba ni el flamenco.
Aquella infausta última tarde en Madrid del 15 de mayo de 1920 tuvo que ser la gota que colmó el vaso de lo que Sinisterra denomina 'el avance de su monstruo interno'. Corrochano puso a caldo a los toreros, tanto por estar realmente mal en el ruedo como quizás también porque el crítico servía a los oscuros intereses del ABC con los maestrantes:
Una almohadilla alcanzó a José durante la corrida, cosa que no le sentó nada bien. Pero mucho peor le sentaron los gritos de '¡ladrones!' o la rechifla con que se tomó el público muchos momentos de la lidia para humillar a los diestros. El crítico del ABC reparó en ello:
'No te importe José, es que ya lo hacemos tan bien que no se enteran'. Así intentaba consolarlo Juan cuando se iban de la plaza porque lo veía realmente hundido. Esta foto es de esa tarde, puede que sea la última que se le hizo en Madrid. Está entrando a matar su primero, de Medina Garvey. Su segundo fue de Salas, berrendo en negro y botinero:
En Desde la Grada decían que el maestro 'estuvo toda la tarde dominado por una apatía en él desconocida'. Esta foto de abajo se tomó diez días antes de Talavera. Convendrán con nosotros en que su mirada no es un dechado de alegría, ¿no creen?:
Divagaremos sobre Gallito más veces este año con ocasión del centenario de Talavera. De momento, ya tienen con qué entretenerse. El libro es interesante a pesar de su descuidada edición, donde aparecen erratas tan demenciales como 'enzima', 'osea' o 'cambiar de aptitud', amén de algunas repeticiones y pleonasmos que dejan en muy mal lugar a la editorial.
La frase del titular es de un amigo de José que captó perfectamente esa amargura interior del maestro. Les dejamos con la incógnita porque volveremos con él en una próxima entrada.
Decíamos al comienzo que habíamos comprado el libro en la tienda de la plaza de toros de Ronda. Veníamos de visitar otra menos conocida pero preciosa, la de piedra de Villaluenga del Rosario. Aquí la pueden ver desde uno de los burladeros:
Está amparada por este anfiteatro de roca de la Sierra del Caíllo y, salvo error, es la única plaza de la provincia de Cádiz que no es redonda:
Ya se habrán fijado en la ausencia de callejón, como eran antes muchas de las plazas serranas. El pueblo está a 13 kms. de Ubrique y a 30 de Prado del Rey, el pueblo de Octavio Chacón:
Y si van a Villaluenga, no dejen de entrar en su cementerio, quizás sea el más bonito de España.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Bello artículo y sentidas remembranzas del joven diestro, Gallito... único. Enhorabuena. Mil gracias por sus magníficas contribuciones a la historia y actualidad de la Fiesta taurina, un pilar periodístico del toreo. Cordial saludo para Vd. Sr. Rafa. Muy feliz año nuevo 2020. // Atte., Torotino
ResponderEliminarIgualmente para usted. De Gallito está casi todo dicho, especialmente lo que son alabanzas y parabienes. En nuestro blog iremos divagando sobre su figura con el ánimo de que ustedes se entretengan. Si encima, cosa difícil, se sorprenden con algo que no sabían, miel sobre hojuelas.
EliminarSaludos.
Buenas Sr.Rafael y lectores del blog:
ResponderEliminarEn primer lugar darle las gracias por las magníficas entradas invernales, desde la de Sr.Pepe Luis , Raso de Portillo , Vahamonde , Bernardo, etc...hasta la de Gallito, que aunque usted apunta que se sabe casi todo pues aquí uno que sigue descubriendo particularidades de estos grandes personajes. Y sobretodo poder "bucear" en las recuerden o pulsen aquí, una auténtica maravilla para un lector de los recientes como yo.
Feliz 2020 a todos.
Manolo.
Gracias a usted por dejar constancia de que está al otro lado y de que se ha entretenido con ellas, me alegro mucho. Si es lector reciente, en las etiquetas de la derecha tendrá donde echar un rato leyendo de toros aunque quizás no esté de acuerdo con todo lo que vea.
EliminarSaludos.
Gracias por compartir su conocimiento. Esta página es una maravilla.
ResponderEliminarGracias a usted, es muy amable. Saludos.
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