Sucedió en Valencia el año 1915. Salvo error, es la única vez que un toro lo sacó de quicio y le ganó claramente la partida. El niño al que había parido una vaca se encontró enfrente un toro que pasará a la historia como el único al que el maestro no pudo matar. Lo pinchó hasta dejarlo como un colador, eso sí, pero no lo mató en el tiempo reglamentario. Se llamaba 'Platero'.
Era el 29 de junio, día de San Pedro. Le acompañaban en el cartel El Gallo y Curro Posada (hermano de Faustino, a quien mató un miura). El Gallo no se presentó alegando enfermedad y la plaza se llenó en su mitad porque muchos, al enterarse, devolvieron la entrada (debían de ser 'sacerdotes' de la religión gallista). Ya hubo su polémica por el mangoneo de la familia Gómez quienes no querían alternar con Belmonte, que había mojado la oreja a Joselito una semana antes en la misma plaza con reses de Antonio Campos mano a mano. Aquí los tienen ese día, a Belmonte rematando un molinete y más abajo a Gallito en un ayudado por alto:
El apoderado de los Gallos, Manuel de Pineda, se encargó de los extraños tejemanejes (además de apoderado era secretario del empresario de Sevilla Ruiz de la Vega y representante de varias ganaderías, entre ellas la de Moreno Santamaría; de esto hace más de cien años y, como ven con nuestros empresarios de hoy, no hay nada nuevo bajo el sol).
Los toros esta vez eran precisamente de Moreno Santamaría, ganadería que gozaba del favor del joven maestro. En Sevilla había matado una novillada suya tres años antes y siempre dirá que fue la tarde en que se sintió más a gusto como torero, imagínense. Ese mismo año de 1912 tomó la alternativa precisamente con 'Caballero', de la misma ganadería. 'Maravilla' tenía diecisiete años. Ni se imaginaba que un hermano de este 'Caballero' le iba a amargar la vida en Valencia poco tiempo después.
José Moreno Santamaría había comprado los toros a Francisco Gallardo y era prácticamente lo mismo que será en su inicio Pablo Romero. De hecho, en las crónicas se hablaba de ‘Moreno Santamaría, antes Gallardo’. Había dos hierros y dos divisas: blanca y morada y blanca, grana y amarilla. La morada y blanca acabaría en 1976 en manos de la familia Hernández, los de Los Bayones. En el hierro que anuncian como Gabriel Hernández conservan la divisa y el hierro original, con la misma antigüedad de 11 julio de 1875, pero hoy son lisardos ya que quitaron todo lo anterior.
La otra divisa y el hierro del ancla son propiedad del Capea, con la misma antigüedad que lo de Hernández pero hoy todo de Murube. Su antigüedad también es del 11 de julio de 1875. Es la de Rafael Laffitte y seguramente está equivocada porque ese día no hubo corrida en Madrid, lo correcto sería 17 de mayo, cuando se lidiaron cuatro toros suyos. Laffitte era un ganadero que al principio ponía a sus toros divisa diferente según la procedencia tan variada de lo que tenía.
Esa antigüedad de 1875 tendría que ser la misma en Partido de Resina pero se cambió por 1888 cuando la adquirió la familia Pablo Romero, introdujo el nuevo hierro y limpió a conciencia lo que compró. Lo de Moreno Santamaría era todo negro o berrendo, con algunos castaños. No había nada cárdeno. En Pablo Romero, ya saben que es vox populi que se tiñó de gris por la sangre de Saltillo, siempre predominante cuando se inyecta.
Observen aquí a Gallito ante un toro negro de Moreno Santamaría. Salvo error, la foto es de una novillada en Valencia:
Y aquí tienen a Belmonte en Barcelona con otro de la misma ganadería esta vez berrendo aparejado (hay muchas fotos antiguas de toros de Pablo Romero como éste):
Volviendo a lo que nos ocupa, 'Platero' salió en quinto lugar. Tomó cuatro varas y derribó una vez. Bregaba Blanquet, con lo que los espectadores no pudieron deleitarse con un par como éste de abajo que puso en Madrid. Había muy pocos que banderilleasen igual de bien que Gallito. Uno, Blanquet:
El otro, 'Magritas':
Joselito sufrió varias coladas del toro durante la faena de muleta, lo que hizo pensar a alguno que era burriciego. Ya sabemos por la entrada anterior que el maestro siempre sostendrá que estaba toreado.
Al tercer pinchazo el toro se fue a tablas. Allí, cuarto pinchazo. Entonces sonó el primer aviso -en algún sitio hemos leído que 'al presidente le habían dado un narcótico' porque ese aviso llegó a los veinte minutos (!)- ¿Qué decía el reglamento al respecto? Lean:
José intentó descabellar y el toro le pegó un gañafón arrancándole la muleta. Huyó y saltó al callejón. Y en el callejón estalló el escándalo porque un subalterno y el puntillero pinchan al toro, el primero con un estoque escondido en un capote y el segundo pegando cachetazos (sabemos que al puntillero le cayeron 500 pesetas de multa). Hasta siete pinchazos le dieron mientras Gallito se hacía el loco en medio de grandes protestas. Esta rara foto es la única que hemos localizado de aquella tarde. Está entrando a matar al primero (ensabanado, capirote, mosqueado y botinero):
Volvió 'Platero' al ruedo, Joselito le siguió pinchando a discreción y sonó el segundo aviso (los belmontistas dicen que contaron treinta pinchazos en total) ¿Qué tendría que haber pasado en ese momento? Lean ahora lo que dice Sánchez de Neira en su 'Gran diccionario taurómaco' de 1896:
Al poco, el toro dobló. Hubo una bronca monumental con especial dedicatoria al presidente por ser demasiado tolerante con lo acontecido. Cuando Gallito se retiró a la barrera oyó 'una enormidad de insultos'.
Fíjense en que realmente el toro no fue al corral porque dobló en el ruedo pero, para el caso, es lo mismo: Joselito no lo mató en el tiempo reglamentario y su cuadrilla se comportó de manera ignominiosa para intentar sacarle del apuro.
'Platero convirtió al Papa de la tauromaquia en un sacristán' escribirán en un diario de Valencia. Dicen que a Joselito ya se le había ido un novillo vivo en 1912 en Nerva (Huelva) pero es un extremo que no podemos confirmar (aunque es cierto que aquel año toreó dos novilladas allí, de Conradi y de Gregorio Campos).
Los belmontistas no perdonaron la ocasión de criticar a 'Gallín'. Siempre dirán que 'moralmente' le echaron un toro al corral. Lo comentan en el pie de esta foto cuando dicen que al que está a su lado nunca le pasó eso:
Es Guerrita. Nos despedimos con un texto de ese mismo año que hará las delicias de los belmontistas:
'Belmonte, en la presente temporada no ha oído ninguna bronca como la de Joselito en Valencia con el toro 'Platero'. Señores del partido gallináceo: van a tener ustedes que tomar más tila que la que cabe en un tren de mercancías. Iban diciendo que Belmonte era muy corto y muy torpe ¿no? Pues ahora se les ve con la cabeza gacha y apenas ven a un belmontista, huyen como alma que lleva el diablo...'
Probablemente fue la peor experiencia como torero de Gallito en toda su vida. Por eso escribió aquel telegrama a don Eduardo Miura que comentábamos en nuestra entrada anterior. Terminará la temporada de 1915 habiendo matado seis corridas de seis toros. La última, en octubre, una de Miura en Valencia como desagravio.
Pero nunca olvidará a 'Platero'. Los belmontistas, tampoco.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
El otro, 'Magritas':
Joselito sufrió varias coladas del toro durante la faena de muleta, lo que hizo pensar a alguno que era burriciego. Ya sabemos por la entrada anterior que el maestro siempre sostendrá que estaba toreado.
Esta foto no es de aquella tarde. No hemos podido confirmar a qué corrida pertenece |
Al tercer pinchazo el toro se fue a tablas. Allí, cuarto pinchazo. Entonces sonó el primer aviso -en algún sitio hemos leído que 'al presidente le habían dado un narcótico' porque ese aviso llegó a los veinte minutos (!)- ¿Qué decía el reglamento al respecto? Lean:
José intentó descabellar y el toro le pegó un gañafón arrancándole la muleta. Huyó y saltó al callejón. Y en el callejón estalló el escándalo porque un subalterno y el puntillero pinchan al toro, el primero con un estoque escondido en un capote y el segundo pegando cachetazos (sabemos que al puntillero le cayeron 500 pesetas de multa). Hasta siete pinchazos le dieron mientras Gallito se hacía el loco en medio de grandes protestas. Esta rara foto es la única que hemos localizado de aquella tarde. Está entrando a matar al primero (ensabanado, capirote, mosqueado y botinero):
Volvió 'Platero' al ruedo, Joselito le siguió pinchando a discreción y sonó el segundo aviso (los belmontistas dicen que contaron treinta pinchazos en total) ¿Qué tendría que haber pasado en ese momento? Lean ahora lo que dice Sánchez de Neira en su 'Gran diccionario taurómaco' de 1896:
Al poco, el toro dobló. Hubo una bronca monumental con especial dedicatoria al presidente por ser demasiado tolerante con lo acontecido. Cuando Gallito se retiró a la barrera oyó 'una enormidad de insultos'.
Fíjense en que realmente el toro no fue al corral porque dobló en el ruedo pero, para el caso, es lo mismo: Joselito no lo mató en el tiempo reglamentario y su cuadrilla se comportó de manera ignominiosa para intentar sacarle del apuro.
'Platero convirtió al Papa de la tauromaquia en un sacristán' escribirán en un diario de Valencia. Dicen que a Joselito ya se le había ido un novillo vivo en 1912 en Nerva (Huelva) pero es un extremo que no podemos confirmar (aunque es cierto que aquel año toreó dos novilladas allí, de Conradi y de Gregorio Campos).
Los belmontistas no perdonaron la ocasión de criticar a 'Gallín'. Siempre dirán que 'moralmente' le echaron un toro al corral. Lo comentan en el pie de esta foto cuando dicen que al que está a su lado nunca le pasó eso:
Es Guerrita. Nos despedimos con un texto de ese mismo año que hará las delicias de los belmontistas:
'Belmonte, en la presente temporada no ha oído ninguna bronca como la de Joselito en Valencia con el toro 'Platero'. Señores del partido gallináceo: van a tener ustedes que tomar más tila que la que cabe en un tren de mercancías. Iban diciendo que Belmonte era muy corto y muy torpe ¿no? Pues ahora se les ve con la cabeza gacha y apenas ven a un belmontista, huyen como alma que lleva el diablo...'
Probablemente fue la peor experiencia como torero de Gallito en toda su vida. Por eso escribió aquel telegrama a don Eduardo Miura que comentábamos en nuestra entrada anterior. Terminará la temporada de 1915 habiendo matado seis corridas de seis toros. La última, en octubre, una de Miura en Valencia como desagravio.
Pero nunca olvidará a 'Platero'. Los belmontistas, tampoco.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Madrid, 1914. José, de ceniza y oro, mata 7 toros de Vicente Martínez. A 'Barrabás' le escupe en el pitón y luego se lo limpia |
Magnifica entrada. Ahora entiendo el motivo, o mejor dicho, la razón incorpórea, por lo cual Morante este año nos ha obsequiado de semejantes esperpentos, con toritos de poca monta, es verdad, pero tampoco podemos ponernos tiquismíquis.
ResponderEliminarHa sido un claro homenaje a Joselito.
Hoy se tocan los tres avisos mejor que nunca, por algo hasta le aplauden.
Lo de encerrarse con seis Miuras, lo dejará para la próxima temporada.
Saludos.
Tauro
Gracias. La verdad es que Joselito nunca fue un cañón con la espada. Hasta su admirador Corrochano lo comentaba la temporada siguiente en su crónica del 14 de abril de 1916:
Eliminar"Pero no sabe matar. Este gran torero, este asombro de torero ¡no sabe matar! Es una pena..."
Y obsérvese que el público valenciano, que era de los más gallistas de España en ese momento, se enfadó con el diestro a base de bien. Hoy, suenan los tres avisos y te tocan palmas para animarte. Cosas de nuestra sociedad actual, buenista hasta empalagar.
Saludos cordiales.
Rafael de acuerdo.
ResponderEliminarEs una sociedad ovejuna y lanar, buenista, tontorrona y clientelar hasta decir ¡basta! ( el colmo es que en un año quieran hacer tres elecciones, y la gente no lo haya echado a todos a gorrazos)...
Pero ciñéndonos a lo nuestro (la tauromaquia)como bien comenta Corrochano ¡ la suerte suprema es la suerte suprema ! y todo lo que se hace (mejor o peor, pero en función de la condición del adversario que se tiene delante)tienen un fin, matar al toro cuanto más dignamente se sea capaz, mejor...Por eso las estocadas julianas, julipies y demás porquería ventajista son denunciables en el Juzgado de guardia...Una buena estocada vale una oreja sin discusión.
Pero sí, pocos diestros saben matar bien, y a no olvidar: suerte ¡suprema! y para la segunda oreja: " se valorará las condiciones de la res, el conjunto de la lidia en todos sus tercios (¡hay tres!), la faena de muleta, y FUNDAMENTALMENTE la estocada"...
Y el personal entretenido en contar minutos, golpes de verduguillo (¡arte supremo de matarifes!) o como los cachetazos del puntillero (solo para despenarlo rápido) y en indultar torillos tontorrones...
¿Les extraña que haya elecciones en diciembre?
En un país ovejuno, lanar, acrítico y ágrafo, hasta cualquier remedo lejano del gran León Salvador puede aspirar:
a) A ser Presidente y residir en la Moncloa (Mamá Bescansa dixit)
b) Ser figura máxima del toreo.
En la vieja piel de toro ha asentado sus reales la estulticia...
Paciencia y barajar que decía Montesinos.
Saludos cordiales.
Si se fija, en los comentarios de corridas nunca indico los avisos. No sé si es lo correcto pero, para mí, el aviso es simplemente eso, un aviso, no un castigo. Las pocas veces que nos hemos hecho eco de los avisos es cuando realmente el diestro ha estado a punto de que le echasen el toro al corral o nos ha indignado con un sainete a la hora de cuadrar y eso ha provocado los avisos (y siempre ha sido por no ir con el estoque de verdad para perfilarse cuando el toro pedía la muerte).
EliminarSaludos.
El que más avisos tiene en toda su carrera es Enrique Ponce, que en el 90 por ciento de sus corridas, mata de pinchazo y estocada. Y con un aviso.
ResponderEliminar