FOTO: Antoni Esplugas (ARXIU NACIONAL DE CATALUNYA, Departament de Cultura de la Generalitat) |
Se publicó en 1917 y siendo el autor gallista confeso, no esconde algunas críticas al maestro como veremos después. Conste que nos ha parecido detectar algún dato erróneo pero la verdad es que cuesta encontrar textos sobre el torero que no sean panegíricos a veces empalagosos.
Por ejemplo, Minguet no tapa las deficiencias de Gallito como matador:
Está claro, ¿no? Lo que pasa es que como buen militante del partido gallináceo, el autor aclara acto seguido que todos los buenos lidiadores fueron siempre mediocres estoqueadores. Hombre, la verdad es que si se ponen a pensar, no va muy desencaminado. Dice que José flojeaba con el acero como Lagartijo con su cuarteo y su paso atrás (recuerden lo dicho aquí), como Guerrita y su celeridad al entrar y como Bombita II y Belmonte, ambos matadores simplemente habilidosos. La verdad es que buenos lidiadores posteriores tampoco fueron cañones con la espada: Domingo Ortega, Lalanda con su parábola, El Viti y la tontería de los tres tiempos para terminar alargando el brazo igual que Gallito...
Como escribe en 1917, está convencido de que aprenderá:
No fue así y el maestro morirá llevando el brazo siempre elástico, sin matar los toros con el pecho. Comparen estas dos láminas. En la primera, Gallito matando con habilidad con el brazo. En la segunda, Francisco Martín Vázquez matando con verdad con el pecho:
Volveremos sobre esta circunstancia en otro momento. Recuerda Minguet lo que le dijo Gallito respecto a las protestas del público. Decía que no había cosa que le molestase más que los gritos extemporáneos...
El problema es que todos los que gritan en una corrida se piensan que tienen razón.
¿Saben cuánto duró el festejo de su alternativa? Una hora y veinte. Fue el 28 de septiembre de 1912 y se la da su hermano rubricando la ceremonia con un beso:
El testigo fue Antonio Pazos, éste sí era un buen estoqueador. El toro se llamó 'Caballero', negro, de Moreno Santamaría, ganadería predilecta del maestro. Tomó seis varas, con dos caídas y un caballo muerto. En el momento en que Rafael se dirigía con los trastos hacia José empezó a sonar la música. Pinchazo a un tiempo, otro recibiendo y estocada sin puntilla.
Su segundo se llamó 'Manzanito', berrendo en negro. Tomó cinco varas, dos caídas 'y un jaco para las mulillas'. La crónica dice que aprovechó la primera vez que igualó el toro para tumbarlo de una estocada y llevarse una ovación.
Esto era el domingo en Sevilla. El martes siguiente, día 1 de octubre, la confirmaba en Madrid en corrida de ocho toros, seis de Veragua y dos de Benjumea, malos todos. Rafael repitió ceremonia y lo propio hizo Vicente Pastor con Vázquez II (quien, con el tiempo, se casaría con Trini, una hermana de los Gallos). El toro de José fue este 'Ciervo', jabonero claro astracanado, terciado y para algunos presentes 'un borreguito' mientras que para otros era simplemente 'un choto':
Tomó cuatro varas con una caída y acto seguido se aplomó. Ocho pases y palmas tras una estocada que para un gallista es corta, para otro que no lo es tanto resultó perpendicular, caída y con degüello y para un tercero que era anti, fue un 'golletazo estirando el brazo'. Y es que en estas crónicas antiguas uno no sabe a qué atenerse porque discrepan en cosas tan palmarias como ésta o incluso en el número de varas y de caballos muertos. En lo que sí se coincide es en que mató los dos toros solo, cosa inhabitual en aquella sazón.
Nos apetece ponerles el inicio de la crónica de López Barbadillo en El Imparcial, sensacional:
Por cierto, Rafael entonces era Gallito y José era Gallito Chico:
Pero la mayor alegría del maestro en su vida taurina reconocía él mismo que fue cuando cortó la primera oreja en Madrid. Fue el cinco de junio de 1913. Ahí lo tienen saliendo a hombros aquel día:
El toro se llamó 'Jimenito', de Saltillo, tomó cinco varas y mató dos caballos. Le puso no cuatro pares al quiebro sino tres más otro con un solo palo, todos por el pitón derecho. Éste fue uno de ellos:
Este apunte lo hizo el dibujante de otro de esos pares, que clavó, según la revista, 'tomando café en la cara':
Hubo su polémica porque en algunos medios se escribió que mató recibiendo pero la foto es ésta:
Y lo que con razón dicen en Palmas y Pitos, que eran belmontistas, es esto:
¿Ven como no estamos solos? ¡Hay que fijarse en las piernas de los toreros! (Recuerden aquí a Morante). Hemos investigado y lo que sucedió fue que citó para recibir pero se ve que el toro no se arrancó y sí lo hizo el diestro al ver la demora. Justo en ese instante avanzó el toro y es el que refleja la foto anterior. Por tanto, sería una estocada al encuentro.
Digamos como curiosidad, que el toro llevaba el mismo número que la casa que se compró Gallito en la Alameda de Hércules, el 73:
Este hombre que ven aquí es Don Modesto, revistero de El Liberal y cuyas crónicas se recibían con algazara por los ditirambos que prodigaba:
Enloqueció con la prestación de nuestro torero y escribió cosas como ésta:
La consagración llegará el 3 de julio de 1914 con la célebre encerrona de Vicente Martínez donde mató siete toros. En alguna crónica se destaca que durante su faena al sexto, únicamente estaba en el ruedo Blanquet. Eso y quedarse completamente solo, ya lo decíamos antes, era una circunstancia que hacía a menudo el maestro como demostración de su capacidad. Recuerden la sección de comentarios de esta entrada donde hablábamos de la presencia de los subalternos en el ruedo. Vean un recorte del maestro a su primero aquella tarde triunfal:
En aquella época las cosas eran muy diferentes. Gallito se encontró una vez con un buey de Graciliano aquerenciado en tablas al que no había forma de matar. En el siglo XIX incluso uno como Frascuelo lo hubiera pinchado por cualquier sitio sin que nadie protestara. Se resalta en una crónica que el diestro no quiso hacerlo así sino entrando canónicamente pero para ello aprovechó...
El Papa, Maravilla, el Torero Enciclopédico, el Emperador, el Catedrático, Caesar Taurorum Mundi, José I El Sabio... sus admiradores agotaban los calificativos. Esa cursilada insoportable del superlativo con que abusan hoy en día los críticos paniaguados (torerazo, faenón, cartelazo, estoconazo...) ya se usó con el maestro:
Pero decíamos que 'Pensamientos' hace algunas críticas a Gallito, concretamente tres. La primera nos recuerda a Paco Camino y su indolencia porque Minguet dice que Joselito sabe demasiado y que si supiera menos de lo que sabe...
La segunda es su carácter en ocasiones hosco, recuerden lo que comentábamos aquí:
La tercera es sobre la facilidad que tenía y que daba pie a creer que era invulnerable. Con ironía, el autor dice esto:
La verdad es que cogidas graves solamente tuvo una, la que le costó la vida. Salvo error, sólo cuatro veces hicieron carne los toros en el Nene. Menos grave, la de Barcelona, dos días después de la encerrona de Martínez. Al entrar a matar, el toro de Pérez de la Concha lo prendió por el muslo y lo pisoteó en el suelo. La cornada era menor, de diez centímetros, pero tenía también una fractura más preocupante de la clavícula izquierda. Punteret fue herido en el escroto al acudir al quite. Durante la cura, José tenía permanentemente en la boca la medalla de la Virgen de la Esperanza que llevaba siempre consigo. Y la copita de Jerez, que no falte:
En Bilbao tuvo dos también leves. Una, de novillero el primero de septiembre de 1912. El novillo de Luis de Gama lo apretó de salida y al tomar el olivo lo pinchó dejándole un puntazo de cuatro centímetros en la pierna derecha. Fue su última novillada porque esa herida le impidió torear hasta el día de su alternativa, que se aplazó del día 15, donde estaba anunciada en Madrid, al 27, pero llovió, y terminó siendo el citado 28 en Sevilla.
La otra fue el 19 de agosto de 1914. Corrida plúmbea con diez de Murube, flojos y sin poder. José quebró cinco veces por el pitón derecho, su favorito. Probablemente resabió al toro, que lo prendió por ese lado al entrar a matar y dejar media estocada. Se retiró por su propio pie a la enfermería donde se le apreció un puntazo que lo tuvo de baja un par de semanas.
Éste es el toro que lo hirió, de nombre 'Guarreto'. Ya ven que pierde las manos, denominador común de toda la tarde:
¿Se han fijado en que el natural es ayudado? Esto lo prodigaba al principio y se lo criticaban bastante sus detractores.
Una última curiosidad sobre esa corrida. Todos los indultos de chichinabo que menudean hoy en día comienzan con algún fulano que grita aquello de '¡no lo mates!' Así empezó el de 'Cobradiezmos' cuando Escribano se dirigía a por el estoque de verdad. Nadie se lo esperaba, ni siquiera los triunfalistas comentaristas televisivos, no había ni runrún de indulto. Un indocumentado gritó y sobrevino la locura. Pues ese grito que ya se ha hecho habitual hoy en día se oyó varias veces en Bilbao aquella tarde. Pero era para que siguiesen pegando pases los maestros. En la crónica ponen las cosas en su sitio ignorando que casi cien años después el mismo grito sirve para que el maestro se ahorre el entrar a matar, le den la casquería simbólica y el toro vuelva al campo:
Y la cuarta y última vez que un toro pinchó al diestro fue en su presentación en Madrid la temporada de 1919, el primero de mayo. La corrida era de Parladé pero el quinto fue devuelto por ser una sardina. Salió un sobrero de Benjumea que era todavía peor. Por fin salió un tercero también de esta vacada, sin divisa, berrendo aparejado, incierto, gazapón y agalgado pero cornalón y astifino. Inició la faena por dentro con este pase por alto de rodillas:
Se levantó para enlazar tres naturales y, cuando daba un paso atrás hacia la barrera para dar aire al toro, lo perdió de vista. El berrendo hizo por él, lo levantó por el muslo y lo derribó sobre el estribo con tan buena suerte que lo buscó pero no lo encontró. Ahí se ve a Malla que fue quien hizo el quite.
Su primer despiste recuerda a 'Bailador' y lo del estribo a 'Pocapena'. Cornada de 10 cms. en la parte posterior del muslo izquierdo, más el doloroso golpe en el coxis contra la madera que lo tuvo veinte días parado.
Hasta aquí nuestra segunda entrega en el serial dedicado al malogrado Gallito. La cosa no va a quedar aquí pero no hay prisa porque disponemos de todo un año para hacer honor a la efeméride.
Nos despedimos con esta bonita imagen de abajo perteneciente a aquella corrida bilbaína de diez toros. Camero se va al suelo y es Rafael, como director de lidia, quien acude raudo al quite. José está en segundo término. En el instante de la foto, El Gallo no sabía que durante el festejo resultarían heridos Cocherito al parear y José como hemos contado. Por eso tuvo que matar cuatro toros. Afortunadamente, la cosa acabaría bien, con él y Belmonte a hombros.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
La salida por la puerta grande de la plaza de Madrid en la corrida del 5 juni 1913 creo que fue en la sillita de la reina y no a hombros.
ResponderEliminar¿Era eso usual por entonces o es una singularidad hacia Gallito?
Saludos.
Paco B.
Con lo de las salidas a hombros pasa lo mismo que con los caballos muertos, los batacazos o las estocadas: en las crónicas antiguas no se terminan de poner de acuerdo y muchas veces pone que se lo llevaron a hombros 'sus partidarios'.
EliminarEse día había cierta predisposición al triunfalismo aunque, a pesar de ello, se llenó la sombra pero el sol estaba vacío. José volvió locos a todos con esos pares cambiados al primer toro. Toda la prensa coincide en la gran petición de oreja y lo merecido de su concesión.
En El Globo, 'estuvo hecho un fenómeno', en El Heraldo 'ovación merecidísima', en La Correspondencia 'fue el delirio en su primero', en El Liberal 'enardeció al público en el primero' y en El Siglo Futuro 'ovación estruendosa'.
Ése era el tercer toro. En el sexto la cosa no fue para tanto, con una faena breve y una estocada baja. Para alguno 'palmas' para otro 'ovación'. Un tercero dice que 'por lo menos el Nene no aburre' y un cuarto recomienda tila a los que no lo quieran ver como un prodigio.
A partir de ahí, dejo la salida a hombros a su criterio.
Saludos.
Siempre había visto que la coletilla torera iba hacía atrás.
ResponderEliminarEn la primera de las fotos de Joselito se le ve con una coletilla hacia arriba.
¿Es así o es un efecto de la foto?
Un saludo.
Paco B.
Es así. Ya sabe que él llevaba siempre coleta natural, sin apósito. Hay fotos en que se la pone de esta manera y se le ve por delante, no sé si lleva algún tipo de horquilla.
EliminarSaludos.
Hola Rafa, soy Adrián de Barbastro, hemos hablado alguna vez tanto en plazas como por el blog. A mi correo de hotmail plebe 69 (sin el espacio) ya no me llegan los avisos de nuevas entradas a tu blog, desde hace varios meses. He probado a inscribirme de nuevo, y nada. ¿Puedes comprobarlo o hacer algo? Muchas gracias!
ResponderEliminarSí, me acuerdo, ¿qué tal? No sabía que hubiera ese problema. Acabo de probar con un correo mío a ver si me funciona. Aparentemente ha ido todo normal: he puesto el correo en la tira blanca y me ha llegado un email de confirmación. He clicado y me dice que ya estoy en la lista. Ahora, a esperar a ver si llegan los avisos. No puedo decirle más.
EliminarHice en otoño aquel cambio provisional para facilitar que entrasen los comentarios enviados desde iPhone y a final de año he vuelto al formato normal. No sé si con esos cambios se habrá visto afectado algo, ni idea.
A malas, será cuestión de poner en google 'Toreoenredondo', incluso sin la H intercalada que lo lee igual, y automáticamente sale la última entrada.
Saludos.
He entrado a leer el libro y creo que las opiniones de Joselito sobre los tres tercios, son de sumo interés:
ResponderEliminar-Abolición, en su caso, de banderillas.
-mantener en toda su crudeza el de varas.
-entusiasmo por la muleta.
Un saludo.
Paco B.
Todo lo que diga Gallito tiene siempre mucho interés. No he hecho hincapié en más cosas del librito en la entrada para no destriparlo.
EliminarMe alegro de que le haya gustado. Saludos.
Hola Rafa y lectores:
ResponderEliminarLe felicito por el artículo y le animo a escribir más como éste. De Gallito se dice que es uno de los toreros que más influyó en el toreo de hoy, ¿también se podría decir que sentó cátedra en los abusos de las 'figuras' de hoy? ¿Fue un visionario para lo bueno y para lo malo? Como en alguna entrada antigua que explicaba los abusos de su apoderado, por ejemplo.
Un saludo.
Gracias, seguiremos con la serie sobre Gallito. Espero que le guste igualmente lo que pongamos a partir de ahora.
ResponderEliminarDigamos que Gallito fue un visionario o precursor para lo bueno...y para lo inevitable. ¿Qué imagen tendríamos de él si no muere en Talavera? En el próximo capítulo de la serie diremos algo sobre esto.
Saludos.
Buenas tardes, Don Rafael y la compaña:
ResponderEliminarEscuchando al ganadero de Saltillo en "Toropoderoso" no he podido por menos que ir a rememorar en vídeo la lidia de Cazarrata, pues aún no me explico cómo Sánchez Vara no echó mano del lícito recurso, en caso tan límite como aquel, de auxiliarse por su peón de confianza para entrar a matar, suerte añeja que tantas veces me ha referido mi amigo Justo de labios de su padre.
Sí ese día alguien hubiera desaprobado tal recurso hubiera dado muestras de no ser buen aficionado, porque entrarle a matar en solitario fue descabellado, arrojado y de escaso rédito artístico.
Además, que la bronca, si la hubiese habido, tal y como Rafael el Gallo decía de la espantá, es una suerte más del toreo, aunque con el ganado feble de hogaño sean recursos casi desconocidos para los públicos modernos.
No entiendo cómo estos toreros de ganadería duras no hacen uso, CUANDO PROCEDA, de recurso tan lícito, prefiriendo que algún barrabás se les vaya vivo a corrales, obcecados en matarlos sin ayuda del peonaje y pinchando arriba, cuando lo que demandan es tauromaquia y lidia antiguas, toque del banderillero distrayéndolo y entrada rápida y certera dejando la espada "4 deítos más abajo del hoyo".
Sí el Rey de los Toreros lo practicó, no veo desdoro alguno en imitarle en los casos indicados.
Un saludo desde la gélida Híspalis
Es que Sánchez Vara tendría que anunciarse como 'el hombre que mató a Cazarrata'. Eso tuvo más mérito que matar a Liberty Valance.
EliminarCreo que si viéramos cómo llegaban a matar los toros algunos de los maestros de hace más de 100 años igual nos caía el alma a los pies.
Para Sánchez Vara vale lo de "print the legend".
Saludos.