La denominación viene de entrar a matar teniendo en cuenta los terrenos del toro. La suerte natural es la forma de entrar dando la salida al toro hacia el que es su terreno por definición, el abierto. La contraria es entrar dándosela contrariamente al que sería su terreno natural, o sea, el cerrado.
¿Cuáles son estos terrenos abierto y cerrado del toro? 'Terremoto' diría que ninguno porque no existen. Para él, si el torero domina al toro, todos los terrenos son suyos. En cambio, si el animal se hace el amo y lo desborda, todos los terrenos son del toro. Como hagamos caso al trianero nacido en la Feria, no hay nada mas que decir y aquí terminamos la discusión (recuerden esta entrada sobre Belmonte).
Pero de algo tenemos que hablar este invierno, o sea que ignoraremos la boutade del maestro y seguiremos creyendo que, efectivamente, hay unos terrenos del toro y otros del torero. Se ven muy claros en esta imagen de la plaza antigua de Alcalá de Henares:
La línea de la sombra marca perfectamente los terrenos de cada uno. El del toro es el iluminado por el sol, el que diríamos 'a campo abierto'. El del torero, el refugio de las tablas en la zona umbría
Según la línea que marcan el diestro y el animal, cuando al entrar a matar se le dé salida hacia afuera, estaremos en la suerte natural. Cuando se le dé salida hacia la madera, suerte contraria. Observen estos dos ejemplos. En el primero, Fortuna entra en la suerte natural, con 'el campo abierto' para el toro:
Según la línea que marcan el diestro y el animal, cuando al entrar a matar se le dé salida hacia afuera, estaremos en la suerte natural. Cuando se le dé salida hacia la madera, suerte contraria. Observen estos dos ejemplos. En el primero, Fortuna entra en la suerte natural, con 'el campo abierto' para el toro:
FOTO: Juan Pacheco Vandel |
En el segundo, Maera entra en la contraria ya que da salida al toro hacia los adentros:
FOTO: Juan Pacheco Vandel |
Hoy en día son poquísimos los aficionados que otorgan la importancia que merece la correcta elección de los terrenos al entrar a matar. Cuando el diestro pincha, todo se reduce a decir que 'no tuvo suerte con la espada' (los primeros que se apuntan a esa socorrida frase son los críticos paniaguados). Corrochano afirmaba que era una humillación para la estocada hablar en esos términos porque estamos ante la suerte más perfeccionada y más estudiada a lo largo de los siglos. Es la suerte suprema, la más peligrosa y la base de la Tauromaquia. Hemos perdido de vista que el torero es matador de toros por encima de todo. Miguel, el mozo de espadas de El Viti, nunca se refería a él como Santiago, o el maestro o el torero. Decía siempre 'el matador'.
Por eso, resulta llamativo que en muchos tratados de toros, cuando llega el momento de hablar de la estocada, no se menciona la elección de los terrenos. En nuestro modesto blog, vamos a ver a continuación a qué toros hay que dar la salida a uno u otro lado y qué beneficio obtendrá el torero de ello.
Respecto al tipo de toro, la tradición siempre marcó que la suerte natural era para los toros bravos y la contraria para los mansos (o menos bravos). Ello quería decir que más del 80% de los animales debían matarse en la suerte natural. Sólo los mansos de carreta, con exagerada tendencia a refugiarse en tablas, eran susceptibles de darles la salida hacia allí. Observen a Chicuelo matando un toro de estas características:
Ustedes nos dirán que hoy en día la proporción del 80% se irá a más del 90% porque mansos de uncir salen pocos. En principio sí pero fíjense en el siguiente detalle. La selección de los ganaderos ha ido hacia el toro colaborador. Ese tipo de animal no suele tener tendencia hacia las afueras y en cuanto se siente dominado, muestra querencia hacia adentro.
Son la mayoría de toros que matan nuestras queridas figuras y tiene su mérito ver cómo luchan para evitar que el torillo no se raje y se vaya rápidamente a las tablas.
¿Recuerdan ustedes al alabado 'Pijotero' de Fuente Ymbro? Sí, el de la puerta grande regalada por De Villa a Perera el pasado san Isidro (pulsen aquí). Un respetado crítico del otrora diario independiente de la mañana lo calificó como 'de bandera'. Pues aparte de escarbar, salir suelto del peto y tardear, en cuanto Perera le bajó la mano empezó a hacer amago de rajarse y llegó a andar hacia atrás cruzando de esa guisa las rayas para terminar en tablas. Y nos insistieron en que fue un toro bravo intentando vendernos una mula ciega ( a ver a qué toro genuinamente bravo le haces dos martinetes consecutivos como le hizo Perera a éste). Será que la mano de Gallardo es muy alargada...
Quiere esto decir que hoy en día son bastantes los toros que ayudarán más al diestro en la suerte contraria que en la natural porque, a pesar de haber engañado con una embestida alegre y con esa bravura en la muleta que tanto gusta a los ganaderos comerciales, en el fondo quieren rehuir la pelea y esconderse dentro.
El celebérrimo 'Santanero I', que casi mata a Román, no fue ni de broma un toro comercial pero en un momento dado se sintió dominado y claramente se vino a las tablas. Y no lo hizo una vez sino dos. El maestro acertó al entrar en la suerte contraria pero eso no evitó el grave percance porque el toro tenía un pitón derecho asesino. En la perfecta foto de Moore previa a la cogida, se ve cómo ya se está venciendo hacia su derecha porque ésa era su condición:
Hay otro factor a tener en cuenta para elegir la forma de entrar a matar en la tauromaquia actual. Los diestros muelen los toros a derechazos, es algo insufrible. Se cuentan con los dedos de una mano las faenas en que predomina el pase natural. La razón es que sin la ayuda se sienten desnudos y lo que suelen hacer con la izquierda es pegar dos o tres mantazos que descomponen al toro. Miran al tendido como diciendo 'ya lo veis, por ese pitón no hay nada que hacer' y acto seguido vuelven a dar la tabarra con la derecha. Quizás éste de abajo sea el rey del derechazo, aunque es un título muy disputado hogaño. Su largo brazo le permite salirse de la suerte al volapié dejando enterrado el estoque (recuerden aquí):
Pues en el pecado llevan la penitencia. Las series inacabables de pases por el pitón derecho van enseñando a cornear al toro por ahí. El diestro tendrá que salvar ese pitón en el momento más arriesgado de la lidia, cuando además lo perderá de vista si mira donde tiene que mirar, o sea, al morrillo. Por este motivo, debería cuidar el acierto al escoger la suerte natural o la contraria ya que sólo falta que se equivoque para que su oponente acentúe aún más su tendencia a cornear por donde el torero tiene que salir (si sale y no se queda en la cara, pero ésa es otra).
El Juli tuvo este año un susto gordo por ese motivo. Fue con un toro de Daniel Ruiz en Sevilla el pasado día de san Rafael. Pincha dos veces y a la tercera el toro se va por él después de que el estoque le resbale en una banderilla. A pesar de los alivios habituales en este diestro al entrar a matar, el animal no tragó con ninguno y lo buscó a él:
Sería una ternera, llevaría el hierro que llevase pero ya había aprendido lo suficiente para no permitir el engaño e ir al bulto. Se salvó de una grave cornada en el ano por auténtico milagro:
Si ese toro llega a destrozar el recto de El Juli pegándole una cornada de las que se sienten en el cielo de la boca, Daniel Ruiz capitanearía ahora la lista de encastes minoritarios.
A estas alturas ya habrán deducido el beneficio que puede obtener el torero al decidir correctamente en qué terrenos entrar a matar. El toro le va a ayudar porque le va a franquear el paso y aquí no estamos ante un alivio, un tranquillo o una trampa sino ante una demostración del oficio del maestro.
Lamentablemente vemos en cada corrida cómo los diestros actuales vuelven de su ridícula excursión a buscar el estoque de verdad y empiezan a mirar las pezuñas hipnotizados. Van dando vueltas al toro hasta que las ven cuadradas como si eso fuera una suerte del toreo cuando es una demostración de que no han estado atentos al momento en que el toro pedía la muerte. Durante el sainete de cuadrar, salta a la vista que les da lo mismo dejarlo con la salida hacia dentro que hacia afuera. Asistimos cada tarde al despropósito del torero que pincha y entra varias veces sin ningún criterio, unas en la natural y otras en la contraria. Un maestro en activo decía hace poco que 'si el toro está cuadrado tras un muletazo, ya no miro más'.
Antes de seguir, una pregunta: puestos a elegir sólo una cosa, ¿qué preferirían ustedes? ¿Que el toro esté cuadrado o haber acertado en los terrenos? Nosotros, esto último sin duda. Al fin y al cabo, que esté cuadrado sólo sirve para que demore su impulso al embestir. Aquello de que entrará la espada mejor es un tópico del que tenemos la misma opinión que Marcial Lalanda (recuerden esta entrada):
Fíjense en Galván aquí. Estamos en Zaragoza el pasado mes de abril. A un toro de neta suerte natural lo colocó en la contraria. Como el animal iba a apretar hacia afuera, le cerró el paso y le dio un buen susto tras esta imagen:
Acto seguido, y mucho nos tememos que sin ningún criterio, lo cuadró en la natural y enterró la espada sin novedad (lo comentamos en esta entrada):
Vimos este año a Chacón equivocarse con un miura en Sevilla entrando en la suerte natural. El toro, que era de contraria porque hacia afuera no había querido nada, apretó hacia adentro, le cerró el paso y persiguió al diestro. No acertó a tomar el olivo y el miura no lo ensartó contra las tablas porque Dios no quiso (pulsen aquí):
Hemos visto a menudo pitones que han ido al vientre del torero por equivocarse en algo ¿tan fácil?
Hombre, quizá sea fácil desde el tendido. En el ruedo la cosa cambia. Allí hay que pensar porque precisamente la clave de la tauromaquia es ser capaz de pensar en la cara del toro. Pero es que hemos observado a novilleros perfilarse para matar un novillo de suerte contraria en la natural ¡y teniendo los chiqueros detrás! Todo ello sin que nadie les pegase un grito desde la barrera.
Por supuesto que elegir acertadamente los terrenos al matar tiene validez si el diestro piensa en salir de la suerte por el costillar. No sirve absolutamente de nada para aquéllos que se quedan en la cara como Ureña, Caballero, Aguado, Cayetano, Leal y tantos otros. Si te quedas en la cara sin cruzar, da igual la suerte contraria o la natural porque vas a tener problemas seguro.
Respecto al tipo de toro, la tradición siempre marcó que la suerte natural era para los toros bravos y la contraria para los mansos (o menos bravos). Ello quería decir que más del 80% de los animales debían matarse en la suerte natural. Sólo los mansos de carreta, con exagerada tendencia a refugiarse en tablas, eran susceptibles de darles la salida hacia allí. Observen a Chicuelo matando un toro de estas características:
FOTO: Juan Pacheco Vandel |
Ustedes nos dirán que hoy en día la proporción del 80% se irá a más del 90% porque mansos de uncir salen pocos. En principio sí pero fíjense en el siguiente detalle. La selección de los ganaderos ha ido hacia el toro colaborador. Ese tipo de animal no suele tener tendencia hacia las afueras y en cuanto se siente dominado, muestra querencia hacia adentro.
Son la mayoría de toros que matan nuestras queridas figuras y tiene su mérito ver cómo luchan para evitar que el torillo no se raje y se vaya rápidamente a las tablas.
¿Recuerdan ustedes al alabado 'Pijotero' de Fuente Ymbro? Sí, el de la puerta grande regalada por De Villa a Perera el pasado san Isidro (pulsen aquí). Un respetado crítico del otrora diario independiente de la mañana lo calificó como 'de bandera'. Pues aparte de escarbar, salir suelto del peto y tardear, en cuanto Perera le bajó la mano empezó a hacer amago de rajarse y llegó a andar hacia atrás cruzando de esa guisa las rayas para terminar en tablas. Y nos insistieron en que fue un toro bravo intentando vendernos una mula ciega ( a ver a qué toro genuinamente bravo le haces dos martinetes consecutivos como le hizo Perera a éste). Será que la mano de Gallardo es muy alargada...
'Pijotero', de Fuente Ymbro. Perera le cortó las dos orejas el 15 de mayo de 2019 |
Quiere esto decir que hoy en día son bastantes los toros que ayudarán más al diestro en la suerte contraria que en la natural porque, a pesar de haber engañado con una embestida alegre y con esa bravura en la muleta que tanto gusta a los ganaderos comerciales, en el fondo quieren rehuir la pelea y esconderse dentro.
El celebérrimo 'Santanero I', que casi mata a Román, no fue ni de broma un toro comercial pero en un momento dado se sintió dominado y claramente se vino a las tablas. Y no lo hizo una vez sino dos. El maestro acertó al entrar en la suerte contraria pero eso no evitó el grave percance porque el toro tenía un pitón derecho asesino. En la perfecta foto de Moore previa a la cogida, se ve cómo ya se está venciendo hacia su derecha porque ésa era su condición:
Hay otro factor a tener en cuenta para elegir la forma de entrar a matar en la tauromaquia actual. Los diestros muelen los toros a derechazos, es algo insufrible. Se cuentan con los dedos de una mano las faenas en que predomina el pase natural. La razón es que sin la ayuda se sienten desnudos y lo que suelen hacer con la izquierda es pegar dos o tres mantazos que descomponen al toro. Miran al tendido como diciendo 'ya lo veis, por ese pitón no hay nada que hacer' y acto seguido vuelven a dar la tabarra con la derecha. Quizás éste de abajo sea el rey del derechazo, aunque es un título muy disputado hogaño. Su largo brazo le permite salirse de la suerte al volapié dejando enterrado el estoque (recuerden aquí):
FOTO: Hugo Cortés |
Pues en el pecado llevan la penitencia. Las series inacabables de pases por el pitón derecho van enseñando a cornear al toro por ahí. El diestro tendrá que salvar ese pitón en el momento más arriesgado de la lidia, cuando además lo perderá de vista si mira donde tiene que mirar, o sea, al morrillo. Por este motivo, debería cuidar el acierto al escoger la suerte natural o la contraria ya que sólo falta que se equivoque para que su oponente acentúe aún más su tendencia a cornear por donde el torero tiene que salir (si sale y no se queda en la cara, pero ésa es otra).
El Juli tuvo este año un susto gordo por ese motivo. Fue con un toro de Daniel Ruiz en Sevilla el pasado día de san Rafael. Pincha dos veces y a la tercera el toro se va por él después de que el estoque le resbale en una banderilla. A pesar de los alivios habituales en este diestro al entrar a matar, el animal no tragó con ninguno y lo buscó a él:
Sería una ternera, llevaría el hierro que llevase pero ya había aprendido lo suficiente para no permitir el engaño e ir al bulto. Se salvó de una grave cornada en el ano por auténtico milagro:
Si ese toro llega a destrozar el recto de El Juli pegándole una cornada de las que se sienten en el cielo de la boca, Daniel Ruiz capitanearía ahora la lista de encastes minoritarios.
A estas alturas ya habrán deducido el beneficio que puede obtener el torero al decidir correctamente en qué terrenos entrar a matar. El toro le va a ayudar porque le va a franquear el paso y aquí no estamos ante un alivio, un tranquillo o una trampa sino ante una demostración del oficio del maestro.
Lamentablemente vemos en cada corrida cómo los diestros actuales vuelven de su ridícula excursión a buscar el estoque de verdad y empiezan a mirar las pezuñas hipnotizados. Van dando vueltas al toro hasta que las ven cuadradas como si eso fuera una suerte del toreo cuando es una demostración de que no han estado atentos al momento en que el toro pedía la muerte. Durante el sainete de cuadrar, salta a la vista que les da lo mismo dejarlo con la salida hacia dentro que hacia afuera. Asistimos cada tarde al despropósito del torero que pincha y entra varias veces sin ningún criterio, unas en la natural y otras en la contraria. Un maestro en activo decía hace poco que 'si el toro está cuadrado tras un muletazo, ya no miro más'.
Antes de seguir, una pregunta: puestos a elegir sólo una cosa, ¿qué preferirían ustedes? ¿Que el toro esté cuadrado o haber acertado en los terrenos? Nosotros, esto último sin duda. Al fin y al cabo, que esté cuadrado sólo sirve para que demore su impulso al embestir. Aquello de que entrará la espada mejor es un tópico del que tenemos la misma opinión que Marcial Lalanda (recuerden esta entrada):
"Igualar al toro es un mito sin ninguna eficacia técnica porque es una mentira en cuanto a necesidad para la ejecución de la suerte (...) El público advierte al torero cuando el toro no está igualado creyendo que no le va a poder matar, que la suerte saldrá mal si el toro no junta las manos, existe la creencia de que pinchará en hueso. Pero el toro, al arrancarse, da unos pasos, se desiguala y, por tanto, la espada entra si se acierta. Si no se acierta, no entra".
Fíjense en Galván aquí. Estamos en Zaragoza el pasado mes de abril. A un toro de neta suerte natural lo colocó en la contraria. Como el animal iba a apretar hacia afuera, le cerró el paso y le dio un buen susto tras esta imagen:
Acto seguido, y mucho nos tememos que sin ningún criterio, lo cuadró en la natural y enterró la espada sin novedad (lo comentamos en esta entrada):
Vimos este año a Chacón equivocarse con un miura en Sevilla entrando en la suerte natural. El toro, que era de contraria porque hacia afuera no había querido nada, apretó hacia adentro, le cerró el paso y persiguió al diestro. No acertó a tomar el olivo y el miura no lo ensartó contra las tablas porque Dios no quiso (pulsen aquí):
Hemos visto a menudo pitones que han ido al vientre del torero por equivocarse en algo ¿tan fácil?
Hombre, quizá sea fácil desde el tendido. En el ruedo la cosa cambia. Allí hay que pensar porque precisamente la clave de la tauromaquia es ser capaz de pensar en la cara del toro. Pero es que hemos observado a novilleros perfilarse para matar un novillo de suerte contraria en la natural ¡y teniendo los chiqueros detrás! Todo ello sin que nadie les pegase un grito desde la barrera.
Por supuesto que elegir acertadamente los terrenos al matar tiene validez si el diestro piensa en salir de la suerte por el costillar. No sirve absolutamente de nada para aquéllos que se quedan en la cara como Ureña, Caballero, Aguado, Cayetano, Leal y tantos otros. Si te quedas en la cara sin cruzar, da igual la suerte contraria o la natural porque vas a tener problemas seguro.
Juan Leal quedándose en la cara de uno de Sao Torcato en Céret |
¿Enseñan esto en las escuelas taurinas? ¿ Saben de qué estamos
hablando la mayoría de maestros actuales? Si es así, ¿por qué se equivocan tantas veces? ¿No hay nadie
que les aconseje correctamente?
Con lo de elegir entre la suerte natural o la contraria, disponen de una técnica que les va a ayudar a cortar orejas sin que eso suponga alivios tramposos pero la ignoran totalmente. ¿Ustedes lo entienden? Nosotros, tampoco.
Con lo de elegir entre la suerte natural o la contraria, disponen de una técnica que les va a ayudar a cortar orejas sin que eso suponga alivios tramposos pero la ignoran totalmente. ¿Ustedes lo entienden? Nosotros, tampoco.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Gracias por estas aclaraciones. A mí personalmente sí me han servido. Vamos a ver si a esta nueva generación de toreros que están intentando torear mejor les da también por matar mejor y acabar con la degradación que está sufriendo actualmente la suerte suprema.
ResponderEliminarUn saludo desde Zaragoza
Muchas gracias. Ya doy por buena la entrada si a usted le ha servido.
ResponderEliminarSaludos.
Sept., 2021. ¡Y a mí también! Mil gracias Dn. Rafa. // Atte., Torotino
EliminarA mí me ha interesado que remarque el comportamiento de esa bravura extraña o altamente dudosa del toro posmoderno.
ResponderEliminarHay que seguir ojo avizor al toro posmoderno y el disfraz de su bravura.
Saludos.
Paco B.
Es muy frecuente en ese tipo de toro. Por eso hay que atribuir a nuestras figuras el mérito que tiene su muñeca para controlar las ganas de rajarse de muchos de sus oponentes. Lástima que esa muñeca no sea usada para dominar toros bravos de verdad, de los que venden cara su vida.
ResponderEliminarSaludos.
Saludos, largo tiempo esperé está entrada, pues hay obra cortada para hacer una enciclopedia y a mí se me ha quedado corta, entiendo que vd. Rafa se acoge a lo bueno diez breve...¿ Cómo es que no aparece aquí Rafael Molina Sánchez? Y u célebre paso atrás...en el toreo todo es ahorrar y hacer las cosas todo lo simples que sea posible, " media lagartijera" media Verónica, y de ahí al cante flamenco: La Media Granaina del maestro Chacón. Puesto que la estocada es la suerte suprema, hay materia para que nos falte invierno, Desprendida,atravesada, perpendicular, Bajonazo, Pescuecera, Contraria, Caída, Envainada y la muy desagradable: haciendo Guardia, pinchazo hondo, tendida, Metisaca, el etcétera se acerca al infinito, como infinitos son los que han ejecutado la suerte, qué diremos de los que perdieron una y otra vez los trofeos, la ansiada Puerta Grande, El Cid, campeón de campeones.
ResponderEliminarSaludos desde Almería.
Ángel Magán.
Nuestro modesto blog es de los sitios donde más se habla de la estocada y es que aquí la tenemos por suerte suprema no sólo de boquilla. Si pulsa en la etiqueta 'estocada' de la lista de la derecha, le saldrán 80 entradas donde se habla de ella. No está mal, ¿no le parece?
ResponderEliminarRespecto a Lagartijo y su paso atrás, le recuerdo que lo comentamos aquí al comenzar una serie inacabada sobre el califa:
https://toreoenredhondo.blogspot.com/2018/11/lagartijo-1-el-dia-que-lloro-poniendo.html
Y respecto a El Cid, sus fallos con la espada son culpa suya, no mala suerte como se sigue repitiendo hasta hoy. Ostos, a quien también dedicamos una entrada sobre la estocada, decía que 'los toros se matan con el pecho' y El Cid los mataba con la mano y sin mirar el morrillo. Así, lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible.
Saludos.
Hola Rafa y lectores:
ResponderEliminarYo le doy a la palabra "natural" el sinónimo de normal o habitual, por ello cuando la suerte de matar es natural se decia porque cuando esta suerte era más fundamental en la lidia, el matador tenia las tablas mas a mano, es decir, su refugio, ya que aquellos toros pienso que presentarian más difucultades. Y se decia suerte contraria porque el matador sale de la suerte hacia el lado contrario de las tablas, es decir, hacia el lado contrario de su refugio.
Al igual que cuando el matador torea con la izquierda, se decia toreo natural porque en esa época la faena de muleta simplemente era para cuadrar al toro y entrar a matar, lo natural, normal o habitual era que el matador llevara la muleta en la mano izquierda y el estoque en la mano derecha.
Efectivamente, el toreo al natural se denominó así porque 'lo natural' era llevar la espada en la derecha. Pero respecto a la estocada, aunque perfectamente podría ser como usted dice, yo entiendo que los dos calificativos vienen dados no por el diestro sino por el toro. Ésa sería la razón de que el terreno natural del toro sea hacia afuera y, en el caso de la muleta, lo natural sea lo que usted ha comentado. Digamos que en el caso de la muleta hablamos desde el punto de vista del diestro y en el caso de la estocada, desde el del toro.
ResponderEliminarPero insisto en que podría tener usted razón a pesar de que, en ese caso, considerar 'natural' para el torero el refugio de las tablas sería hacerle un poco de menos, ¿no le parece?
Saludos.
Hablando de la suerte natural y la contraria, ayer hubo una tertulia taurina con Román como la que comentó usted por aquí con Gómez del Pilar en la que Roman habla sobre por qué eligió la suerte contraria para matar a Santanero en San Isidro https://www.facebook.com/TauromaquiaparaelRecuerdo/videos/428144874747365/ aquí el enlace de la tertulia. El debate sobre la suerte natural y la contraria es a partir del min 32 seg 50
ResponderEliminarUn saludo desde la capital del Santo Reino y, como siempre, enhorabuena por la magnífica entrada.
Sí, lo sé. Esperaba a ver la tertulia completa para hacer un comentario si se tercia. Insistí personalmente la semana pasada a alguno de los responsables para que tratasen ese tema con el diestro y veo que así lo hicieron.
ResponderEliminarMe alegro de que le haya gustado la entrada. Saludos desde la capital de la Tarraconensis.
Buenos días, Don Rafael y la compaña:
ResponderEliminarMe congratulo de que los buenos aficionados de “Toropoderoso” profesen hacia su blog y su persona similar admiración a la que yo les tengo.
Me ha sorprendido que Román, al que cada vez tengo por más valiente e inteligente que alocado, llegado el momento de responder a la pregunta de cómo escoge la suerte apropiada para entrar a matar diga “bueno, lo paso un poco de muleta al coger la espada de verdad y, según le vea, así decido”; ¡Releche! Se ha llevado media hora con matices como la textura de la tela de la muleta, la mirada de los toros, diferencias entre casta, bravura y genio.. y acaba de volver de ver la luz blanca y de casi perder la pierna y declara esto, no lo entiendo, la verdad. Desde el toro de Ibán es uno de mis toreros, pero me temo que seguirá cobrando de vez en cuando, deseo de corazón que no tan fuerte.
Mi impresión es que el 95% de los toros actuales piden, o acaban pidiendo la suerte contraria en base a la selección ganadera, con unas dosis mínimas exigibles de bravura para cumplir en el caballo, dejarse pegar, perseguir la muleta.. pero con mínima casta; incluso el que tiene comportamiento bravo o encastado, entre lo que recibe en el acorazado y la miríada de capotazos y muletazos que se lleva, termina tan físicamente exprimido que el agotamiento le puede a su medida de bravura, tendiendo en los finales a buscar refugio en tablas al verse sin capacidad para seguir luchando.
Esa dosificación de casta y bravura es lo que salva en la mayoría de ocasiones a aquellos que olvidan, como bien decía el mozo de espadas de S.M., que el oficio no es torero, sino matador de toros. El 5% restante pertenece bien a ganaderías o a toros encastados, bravos, fieros, geniudos.. o varias de estas cualidades a la vez, que no admiten el fallo y de vez en cuando hacen pagar caro el peaje de despreciar los terrenos.
Román, en lugar de echar el invierno en compañía de Ureña y Toñete (a uno le conozco en persona y me parece un joven muy educado y estimable, al otro no tengo el gusto pero todos hablan maravillas de él), bien haría en hacer por conocer en persona al Maestro Ostos, echar una semanita a la sombra de su magisterio y conseguir que le impartiera un máster sobre la suerte suprema, creo que le vendrían estupendamente a su salud y a su carrera.
Un saludo
P.S. El apoderado de S.M. El Viti, en palabras de mi añorado Paco Ruiz (apoderado de El Cordobés), fue uno de los más peculiares, estimables e inefables personajes que tuvo el gusto de tratar en el mundillo del toro, amén de un ejemplo de que no todos los toreros son tan desagradecidos con quienes les ayudaron en sus inicios, lo que dice mucho del Maestro charro como persona.
El apoderado de El Viti saldrá en la próxima entrada, ya se lo aviso.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con usted en todo. Vamos por partes:
- En la tertulia de Román el maestro queda como un 'millennial' del toreo, como me decía un buen amigo del blog. Menuda explicación da a lo de la suerte contraria. Y cuando le preguntan por las varas, no sabe cómo salir para terminar diciendo que lo que le importa es la muleta...como a todos, añado yo. En fin...
- Eso de que el 95% de los toros pedirían hoy la suerte contraria certificaría el giro copernicano en la selección del toro. Antiguamente era al revés pero con la mengua de casta, las lanzas se habrían tornado cañas.
- Comparto también en su recomendación a Román para el invierno, que lógicamente no seguirá.
Recuerden usted y los demás amigos lectores que los frascuelistas, cuando querían despreciar al máximo a Lagartijo, decían 'bah, ése sólo es un torero, no un matador de toros'.
Saludos.
Estimado Rafa:
ResponderEliminarMuchas gracias por la entrada, a mí me ha servido para entender de forma más gráfica, que lo que dictamina la suerte es la salida del toro, antes pensaba que era la dirección del viaje del animal.
A propósito una pregunta, haciendo click en la entrada de Marcial Lalanda veo una foto con la cuadrilla presente en el ruedo, mientras el diestro hace su labor, imagen típica de antaño.
¿Conoce usted desde cuando los demás actores de la lidia se tapan en la barrera durante la faena del espada de turno?
Gracias por su respuesta.
Gracias, me alegro de haberle aclarado algo.
ResponderEliminarSobre lo de taparse, que yo sepa no hubo normativa al respecto a no ser que alguien mejor informado me rectifique. Coincidiría con principios de los años treinta y la consolidación del peto.
Puesto al habla con un amigo del blog, me confirma que un familiar suyo iba a Sevilla a los toros en los años anteriores a la guerra y él recuerda ver a los peones ya muy tapados excepto cuando el toro era peligroso, que salían sin problemas y sin que nadie protestase como ahora.
Saludos.
Lo de estocada natural o contraria no me venia bien. Ahora si. Muchissimas gracias Rafa
ResponderEliminarAlain
Pues me alegro mucho. Y gracias a usted.
ResponderEliminarSaludos.