domingo, 20 de septiembre de 2020

MIURA PERDIÓ 3-0

Fue en Almoguera, provincia de Guadalajara. Suele ocurrir que los miuras se suban a las barbas de los que tienen delante pero aquí no pudieron. Los tres toreros estuvieron por encima de los toros, bien es verdad que ninguno de los que saltó a la arena resultó ser hijo de Barrabás. 




Corrida desigualmente presentada pero válida para plaza de primera excepto el feo quinto. El de más trapío resultó ser el llamado Amargoso, este cárdeno oscuro, caribello casi facado, ojalado, nevado, bragado, meano corrido, axiblanco, salpicado y jirón:


El último era este toraco de abajo que sobrepasaría los 600 kilos con seguridad:


No hubo ninguno manso de carreta pero las peleas en el peto no fueron memorables en las nueve entradas que protagonizaron. Nobles en general y con poco poder. Dieron algún susto a los diestros pero más por su poca fuerza que por mala intención.


Todos se astillaron los pitones pero no por nada sospechoso sino por los derrotes que pegarían en los corrales. 


Los empleados de la manga estuvieron torpes, especialmente el de la divisa, molestando a los toros al enseñársela desde arriba con los animales pendientes de estirar el cuello y darse la vuelta en el angosto cubículo. Añadan a eso derrotes continuos contra paredes y puertas. Las astillas fueron lo menos malo que les ocurrió porque alguno como el tercero perfectamente pudo romperse el pitón izquierdo por la cepa en la citada manga:




MIGUEL TENDERO. Nos causó buena impresión. A su primero le hizo un recibo chaconero antes de que le perpetraran una lanzada en el lomo. Obsérvenla detenidamente porque mientras se veía esta imagen, César Jiménez decía '¡qué bien se ha agarrado!':

A ver, maestro, ¿en qué consiste agarrarse bien?, ¿acaso en clavar la puya donde sea? Porque si es así, cualquiera puede ser picador ya que, al fin y al cabo, todo es toro. Se escucha este tipo de despropósitos en televisión y ya me dirán a qué altura queda la labor didáctica que se espera de los comentaristas.

Buena brega del Ruso con Tendero que inicia su faena ante el de Miura como si llevase cuarenta corridas este año. El toro no tenía poder pero tampoco aviesa intención, con lo que el albaceteño le pudo dar pases sin tragar demasiada saliva. Anduvo muy aseado, ésa es la verdad.

Sainete al matar ya que parecía que el toro era de metal: cinco pinchazos, algunos escupidos, y estocada desprendida hasta la tela. Se perfila demasiado lejos y tapa la cara, eso sí. 


Los televisivos se percataron enseguida de que la espada estaba desprendida. Nos felicitamos por ello pero es curioso lo que les cuesta decir que las estocadas de las figuras están un palmo atrás. Se ve que hay días que no llevan las gafas adecuadas.

Su segundo fue ese miura tan bonito, hondo y nada zancudo. En la manga sufrió lo indecible dándose la vuelta una y otra vez quebrantándose sin duda las vértebras, vean:


Dejó sin más que el picador le pegase con saña. El quite de Tendero por verónicas tuvo sabor antiguo por rematarlas con las manos altas:


La sorpresa vino cuando lo puso largo para que el miura se arrancase con alegría. Le señalaron en el lomo pero ¡algo es algo!


Muy bien el Ruso asomándose con valor al balcón:


Tendero comenzó sin fiarse porque la embestida era probona y corta. Pero también era noble. Suponemos que el citado Ruso debió de cantarle desde la barrera que se echase encima del toro porque no se comía a nadie. Así lo hizo hasta el punto de dar con la cabeza al toro cuando, tras un remate, se quedó mirando las musarañas:





¿Cuántos toreros hay que hayan dado un cabezazo a un miura aunque no sea en el testuz? Tendida arriba pero un pelín pasada y oreja. Ya ven en la imagen que se descalzó sin venir a cuento, cosa que siempre censuramos porque atenta contra la liturgia:



ERNESTO JAVIER TAPIA, CALITA. Torero mexicano de dinastía. Su primero fue un cárdeno cornialto que de salida demostró su poco fuelle y su nula entrega. Por si acaso, De Pedro lo asesinó con un monopuyazo carioco de cárcel:


El toro peleó un poco al principio pero al notar la masacre se repuchó sin ambages. A pesar de que Mayoral clavó extraordinariamente, el presidente decidió cambiar el tercio antes de tiempo para hacer un favor a los banderilleros.

Un choto que no tenga recorrido te da problemas porque se te queda debajo. Pues un miura sin recorrido, ustedes mismos. La cosa era para machetear y castigarlo por bajo pero Calita quiso ponerse fino sin conseguir absolutamente nada como era esperable. El toro daba dos pasos y se revolvía:


Al final optó por el macheteo y tuvo que oírse pitos de algunos ignorantes. Dejó con habilidad una delantera muy atravesada porque se escupió de la suerte aunque bien es verdad que el toro se desentendió del engaño y fue al bulto:


El quinto era un miura playero, feo por degollado, zancudo, huesudo y cariavacado:


Perdía las manos y Calita lo picó poco mientras el toro tampoco peleaba brillantemente. Mayoral volvió a poner dos excelentes pares pero cayó en la cara en el segundo. Gómez Carpio estuvo atentísimo y ofició de ángel de la guarda haciéndole un quite divino, lo mejor de la tarde. Fueron obligados a saludar ambos:




El toro era pronto y humillaba pero soltaba un tornillazo al final para hacer honor al hierro aunque todo sin maldad. El mexicano le dio metros y le enseñó permanentemente la femoral (recuerden esto). No lo taparemos porque algunas veces se lo pasó despegado:


La verdad es que los tres toreros se colocaron bien toda la tarde. No vimos ni un atisbo de destoreo porque si a un miura, aunque sea de poco poder como éstos, lo citas con la cadera y la muleta retrasada, te pasea por el éter a la primera de cambio. No fue el caso de Calita, insistimos, que le echó valor viajando al pitón contrario:


Al final resultó que el toro se había tragado cuarenta pases gracias al mérito del diestro al esforzarse por no permitirle puntear la tela. Estocada baja y trasera que el toro no acusa y Calita tiene la vergüenza torera de volver a entrar cuando cualquier otro descabella y a otra cosa. Pinchazo, entera caída y dos descabellos.

GÓMEZ DEL PILAR. Dice el madrileño que quiere funcionar. Pues su funcionamiento vendrá dado por que se apunte a toros y no a terneras como las que mató del conde de Mayalde y que él mismo calificó como verdaderos amigos (recuerden aquí).


Su primero fue el único que ostentaba el hierro abajo. Se llamaba Aldeano y enloqueció contra las paredes de esa manga desastrosa a que nos referíamos al principio. Aún no entendemos cómo no se partió un pitón de cuajo. Cuando salió, Macías le hizo derrotar deliberadamente contra el burladero, el pan nuestro de cada día.

Peleó con feo estilo en el caballo pero ¿qué le vamos a pedir al pobre animal si recibió una lanzada casi en los riñones?

Como el tal Aldeano se acordaba de las trapacerías de Macías, intentó quitarle la chaquetilla cuando lo tuvo delante:


Aquí se aprecia mejor, con el pitón muy cerca de la zona que costó la vida al bueno de Montoliú:


Nos temíamos una embestida descompuesta por la infame labor del picador Aguado pero hubo dos cosas que enmendaron la situación. La primera, que el toro se desplazaba al ralentí. La segunda, que Gómez del Pilar le dejaba la muleta y enlazaba los pases sin dejar pensar al toro, que es un vicio que le hemos advertido en muchas ocasiones. Él suele enfrentarse a toros que se orientan y no hay que dejarles pensar. Nos alegramos de que vaya puliendo este peligroso defecto.


Estuvo muy correcto y muy valiente, con sitio y con afición. Sólo se equivocó echándose la muleta a la izquierda cuando por ahí el miura no pasaba ni por el pienso. No se lo tenemos en cuenta si lo hizo por pundonor. Ah, y todo echando siempre la pierna adelante, sin destorear tramposamente como ante las borregas de Mayalde. Algún pequeño apuro como éste no le hizo ninguna mella:


Si mata bien se lleva una o dos orejas pero pinchó tres veces con el toro haciendo hilo para terminar finiquitándolo con una entera pasada hasta los gavilanes y sin puntilla.

El último era ese toraco que veíamos antes, negro lombardo, largo, badanudo y acarnerado. 


Sufrió en la manga, nervioso viendo al torpe de la divisa pero sin poder girarse por lo grande que era:


Fue el que más apretó en el peto, al menos en la primera entrada. Lástima que se encontró con otra lanzada trasera, esta vez de Sangüesa:


Volvió una segunda vez por su cuenta pero sin pelear y el maestro decidió dar gusto a la afición poniéndolo de largo. Se arrancó alegre y sin tardear pero tampoco ahora peleó yéndose suelto:


Empezó a bravuconear en banderillas dándoselas de listo (anotemos que le faltaban dos meses para cumplir seis años). González se amilanó pero Cebadera no:



Nos las prometíamos muy felices pensando en lo que haría el diestro ante este torazo que chuleaba más de lo reglamentario. Gómez del Pilar salió serio y con aplomo porque había visto lo mismo que nosotros en ese segundo tercio. Pues el gozo se trocó en lloro porque el camión de la carne se paró. El miura estaba agotado y no hubo combate, ¡qué pena! Nosotros apostábamos doble o nada por el maestro pero no rodó la ruleta.

Ahí tienen al diestro solicitando a la banda que deje de tocar porque no hay faena (lo contrario que con los de Mayalde, cuando pidió él la música):


Casi entera caída y atravesada. Al final asistimos a una estupidez del madrileño que repiten casi todos los toreros. Consiste en que van a descabellar enfadados porque el toro no dobla y le pinchan con el estoque en el morro en lugar de tocarle suavemente para que se destape. Éste es el momento:


Y ésta fue la reacción del toro, que estuvo a punto de arrancarle la cabeza por esa tontería:


Lo lógico sería rozarlo un poco con la punta del palillo aunque para eso hay que acercarse mucho. En cualquier caso, esos pinchazos desagradables y extemporáneos traerán algún día un disgusto gordo. Y lo hacen todos, ya se fijarán.

Hemos visto este año dos corridas de Miura y ambas muy toreables. Han acudido sin tardear al caballo pero no ha habido peleas genuinamente bravas. En la muleta han ofrecido embestidas alejadas del choto domesticado pero sin el terror que se atribuye a este hierro. En Almoguera, consideramos que los tres toreros se mantuvieron en todo momento por encima de ellos.

Y es que estamos en lo de siempre, lo que decía Eduardo Miura abuelo:

"En las corridas de Miura, el público está de parte del torero y, si consigue el éxito, tiene mucha mayor resonancia que con toros de otras ganaderías. Y el fracaso es más difícil porque, cuando sale nuestro toro malo, el público tiende a disculpar al maestro"

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.


















4 comentarios:

  1. Muy buenas Rafa. Varios apuntes sobre tu artículo. La verdad es que viendo trabajar al señor que ponía la divisa me dio por pensar qué haría en Céret donde el que se encarga de tal misión los caza al vuelo en la salida, menuda diferencia.

    Con respecto a las hechuras del quinto no sé si te darías cuenta de que el toro apenas tenía testiculos, los tenía como atrofiados, eso sin duda lo convertía casi en un toro capón. Supongo que siendo plaza de tercera y en un año tan especial los veterinarios harían la vista gorda.

    Otro dato que quizás te guste saber es que los protagonistas del quite de la tarde (Carpio-Mayoral) fueron pareja en concursos de recortadores (anillas) allá por principios del siglo. No se si verías tendido cero, pero Tarragona tuvo su protagonismo con un ganadero de la zona como es Pedro Fumadó (el Xarnego) y me acordé que hace muchos años lidió una novillada picada en Tarragona donde todos los novillos eran jaboneros, ¿te acuerdas de aquello? Si es así ¿qué juego dio ? Porque yo la verdad no me acuerdo.

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    1. Yo me acordé de Céret con la polémica corrida de los miuras que salieron con los pitones astillados y todos coincidían en el escándalo que habían montado en los corrales.

      Me ha hecho usted volver al vídeo de la corrida para confirmar que tiene toda la razón. A ese quinto no le habían bajado los testículos o sólo le había bajado uno (animales que, como nos dijo hace tiempo una amiga lectora, se denominan ciclanes o chiclanes). Se entiende lo cariavacado de la cara por ese motivo, lo que no se entiende es que con el exceso de toros que se supone que hay, se cuele de rondón ese animal. Lo pueden comprobar en el 1:32'00'' de este vídeo:

      https://www.cmmedia.es/programas/tv/toros/videos/1_xjxdkij8/

      No suelo ver casi nunca Tendido Cero y tampoco me acuerdo de esa novillada que usted comenta. Quizás algún amigo lector de www.vadebraus.com sí la recuerde y nos pueda informar.

      Saludos. ¡Ah! Y no sabía lo de los recortadores, gracias por el apunte.

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  2. Lo del astillamiento de los pitones está claro que fué debido al nefasto manejo por parte de los corraleros. Por ejemplo el sexto, que salió hacia su izquierda cuando el ruedo estaba a su derecha(como les pasó a casi todos los toros) y no podía darse la vuelta por sus dimensiones. Con lo fácil que es abrir hasta la mitad la puerta que se abría hacia la izquierda y así le obligas a salir hacia la derecha.

    Pero aparte del astillamiento, los pitones no astillados los vi sospechosamente romos, no cree usted?

    Un saludo desde Bilbao

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    1. Lo mismo que dice de la puerta lo pensé yo y creo que todo el mundo. La torpeza fue mayúscula.

      Yo no vi nada raro en los pitones. Seguramente seré un ingenuo pero también es verdad que nos han acostumbrado a puntas de diseño extrañamente afiladas. ¿Quién tiene poder para mandar afeitar esa corrida en Almoguera y con ese cartel? Si alguien cree que ya venían "romos" de la finca, ¿a santo de qué? Pongo la mano en el fuego sin dudarlo.

      Saludos.

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