El título de la entrada les habrá llamado la atención ¿a que sí? Y conste que aquella tarde Lagartijo no iba aperreado ya que precisamente tras ese tercio recibió una atronadora ovación. Antes de contar qué pasó aquel día de 1892, convendrán ustedes conmigo en que estamos ante el mejor banderillero del siglo XIX. Eso no lo vamos a discutir. De casta le viene al galgo ser rabilargo porque Lagartijo era hijo, sobrino y nieto de banderilleros (nos referimos a su padre, que se hacía llamar 'El Niño de Dios', y a su abuelo y su tío maternos, que llevaban el apodo familiar de 'Poleo').
Algún lector está pensando en Guerrita o Fuentes banderilleando pero nosotros los ubicamos por debajo de nuestro protagonista. Para banderillear bien son imprescindibles tres cualidades: facilidad, elegancia y valor. A sus colegas les faltaba esa elegancia que, en Lagartijo, era algo natural que ni él mismo sabía explicar. De hecho ¿cómo explicaríamos qué es la elegancia en el vestir, en el rodar en bici o en el torear?
La elegancia al banderillear implica dos cosas: andar sin prisas y clavar sin violencia, o sea, no correr como Zatopek ni clavar como si quisieras atravesar el toro. Las banderillas hay que dejarlas con suavidad, casi diríamos que hay que depositarlas. Por eso no nos gustó nunca la fuerza con que clavaba ese gran banderillero que fue Víctor Mendes (hoy vemos esa violencia en El Fandi, en Ferrera, en Chover... mucho valor y gran facilidad pero ninguna elegancia).
La foto que ven aquí encima es de la última vez que el maestro pisó un ruedo. Estamos en un festival en Madrid el 6 de julio de 1899, un año antes de su muerte. Se dispone a poner un par al sesgo como habrán deducido. Fíjense en cómo estaba la plaza. Lo que sucedió lo contaremos en otro capítulo de esta serie.
Los frascuelistas ya están pensando en que vamos a montar un panegírico a Su Majestad el Rey Rafael I, que es como empezó a denominarlo Cavia (luego se inventaría con más fortuna lo de Califa, quizás en un momento de sobriedad entre sus fenomenales borracheras):
Esos frascuelistas nos dirán: 'seguro que no va a hablar del paso atrás'. Pues como nos hemos propuesto divagar sobre el maestro, ahora mismo vamos a tratar lo de su tan criticado paso atrás en el momento de arrancarse para matar.
Rafael empezó matando de una manera que llamaba la atención. Se tiraba entre los pitones, muchas veces no cruzaba y salía trompicado. Siempre lo hizo al volapié y dejaba estocadas hasta los gavilanes. Era alabado por tirios y troyanos. Se cuentan con los dedos de las manos las estocadas que Lagartijo realizó en la suerte de recibir (dos de ellas, en Bilbao). Frascuelo, en cambio, las recetaba cada tarde, algunos creen que para humillar al cordobés. Los lagartijistas le quitaban mérito y decían que no hacía bien la suerte porque se movía más de la cuenta y le salían estocadas aguantando. Tomás Orts, que antes de firmar 'Uno al Sesgo' lo hacía igual que el padre de Lagartijo ('El Niño de Dios') era de éstos. Fíjense en lo que decía de Frascuelo:
'Salvador ha inventado una nueva estocada, la estocada aguantando, que es hermana bastarda de la recibiendo. En su vida de matador, Frascuelo no habrá muerto en regla tres toros recibiendo; además, no sabe salir por el rabo, sale por la cabeza y eso es deslucir la estocada, lo saben hasta los niños de pecho'
¿Qué les parece? Por su parte, Neira dice esto de Lagartijo:
'Ni ha aprendido ni probablemente aprenderá a recibir toros, suerte principal del toreo, y no es torero perfecto quien la ignore. Aunque es posible que termine desapareciendo por no ejecutarla ni él ni otros muchos matadores'
Volviendo a Rafael, sus buenos volapiés duraron poco, concretamente los primeros ocho años de alternativa. Fue así porque, como él mismo reconocía, tenía una enfermedad y la curó con el paso atrás.
El tranquillo lo usaba perfilándose siempre muy cerca del toro. Daba el paso atrás antes de arrancar como si no tuviera más remedio por la cercanía del morro del toro. Tras ese impulso hacia atrás, no iba recto y por derecho sino que cuarteaba. Tenía la habilidad de dejar la estocada muchas veces en buen sitio aunque no enterrada del todo, como es lógico.
De ahí viene lo de las medias lagartijeras, que no son otra cosa que medias estocadas letales. Se decía que Lagartijo sabía pescar peces sin mojarse el c...
Lo de la enfermedad se lo contó el diestro a Peña y Goñi, que era donostiarra y frascuelista de nacimiento. Se encontraron de cara en el bulevar de San Sebastián cuando el maestro paseaba con Romero Robledo y seguido por una cohorte de admiradores.
Peña y Goñi |
El político saludó al revistero y le dijo 'hombre, ahora es la ocasión de que usted, como frascuelista, hable de toros con Rafael'. Se pueden imaginar el papelón del director de La Lidia al tener que jugar ese partido en campo contrario. Estuvieron un par de horas departiendo. Lagartijo se mostró correctísimo y, en un momento dado y sin que nadie se lo pidiese, dijo 'y ahora voy a hablar del paso atrás'. Se hizo un silencio sepulcral. Es como si estás hablando con El Juli y de pronto dice 'y ahora voy a hablar del julipié', o Manzanares que diga 'y ahora voy a hablar de mi toreo fuera de cacho' o Talavante que te salga con 'y ahora voy a decir cuánto cobraba y cuánto quería cobrar'.
El estoque de Lagartijo en una foto del ABC |
Cedemos la palabra al maestro:
"El Tato me lo dijo una vez: 'chiquillo, cuando uno está enfermo tiene que tomar una medicina'. Pues ¡ahí tiene usted el paso atrás!"
En nuestra modesta opinión, a Lagartijo se le fue evaporando el valor que tenía en sus comienzos a la hora de matar. Por eso cuarteaba y de ahí que echase el pie atrás. Y por eso su cuadrilla quebrantaba los toros más de lo debido con recortes excesivos. Don Modesto decía que Juan Molina Sánchez, su hermano y peón de confianza durante toda su vida, "mataba más con el capote que Rafael con el estoque". Toda la soltura, la facilidad y el valor que exhibía el maestro con la muleta desaparecían cuando entraba a matar.
Ése es el motivo de que los frascuelistas lo despreciaran diciendo 'bah, ése no es un matador, sólo es un torero'. Aunque debe reconocerse que los frascuelistas siempre fueron más comprensivos con su rival que los lagartijistas con Frascuelo. Éstos eran más religiosos, les costaba reconocer los méritos del de Churriana y, cuando algún crítico ponía bien a Frascuelo, inevitablemente era que estaba comprado. Eran habituales aquellos gritos de '¡Viva Córdoba!' mientras toreaba el granadino.
Volviendo a lo que nos ocupa, que es la habilidad de Lagartijo como banderillero, fue precisamente un par que puso en Madrid el 13 de septiembre de 1863 lo que le lanzó a la fama. El toro correspondía a Gordito y Rafael tenía veintiún años. Gordito pasa por ser el inventor del par al quiebro. La idea le vino de cuando vio en Portugal los recortes a toros embolados. El primer quiebro lo hizo en Sevilla, era abril de 1858. En Madrid lo repitió en 1861 y la novedad entusiasmó al tendido. Gordito se aprovecharía de ello para imponer en los carteles a sus dos hermanos, José y Manuel. Con ambos había ido de peón nuestro protagonista.
Precisamente había sido uno de ellos, José, quien avisó a Antonio de que había visto a Rafael con 18 años poner un par al quiebro en Algeciras. La tarde de 1863 en Madrid Lagartijo actuó gratis por deferencia de la empresa, que era quien montaba las cuadrillas y éstas ya estaban completas. El toro era de Antonio Miura. unos dicen que era el segundo y otros el tercero. Se llamaba 'Tejón' y venia de matar tres caballos en quince varas.
El caso es que Lagartijo lo quebró 'con precisión, serenidad y gallardía', como dijo la crónica. Ese mismo año probó la misma suerte Frascuelo en Chinchón y se llevó una cornada en el muslo que lo mantuvo tres meses en cama.
Rafael repitió la suerte muchas veces como torero de alternativa. Solía colocar un pañuelo en el piso para hacer el quiebro detrás de él y volver a ponerse encima cuando había pasado el toro. A veces ponía la montera, como vemos en esta estampa de Gaona también al quiebro:
El día que lloró no clavó al quiebro sino cuarteando al uso. Han pasado casi treinta años, estamos en Madrid el 5 de junio de 1892. Se anuncian los diestros Lagartijo, Espartero y Lagartijillo (nada que ver éste con nuestro protagonista ya que era un torero granadino protegido por Frascuelo). Los toros son... ¡de Lagartijo!
Efectivamente, en la finca Cercada de Rabanales pastaba la ganadería que el diestro criaba procedente de las ciento cincuenta vacas que compró a Cunha en Portugal (a Paulinho y no a Rafael José como se pone en muchos sitios, ya que había muerto tiempo antes de la compra). Éste era el hierro:
Las primeras retientas las hizo con Frascuelo. Aquello era Vázquez procedente de lo de Fernando VII. Quiso comprar un semental al duque de Veragua pero éste se negó a vender y fue Miura quien le regaló uno. Junto a otro de Laffite hicieron de sementales. Se presentó en Madrid el 15 de junio de 1884. El maestro quería anunciarse como Cunha pero la empresa no quiso y puso como reclamo su nombre completo así: Toros de la ganadería de Don Rafael Molina (Lagartijo). La cosa no fue muy brillante que digamos aunque los toros que le salían eran de bonita lámina:
La tarde en que lloró, sus toros fueron bueyes que huían de todas las maneras posibles. El tercero, de nombre 'Coral', fue fogueado. Rafael tenía que oírse las burlas del respetable. El gesto del torero mostraba una gran desmoralización aunque contenida porque su carácter no era como el de Frascuelo. La puntilla llegó con el sexto, 'Barrilero'. Cuando la corrida podría haber terminado con pena y sin gloria resultó condenado también a fuego. Lagartijo cogió los palos y, tras poner el primer par, las crónicas dicen que 'el público se olvidó del ganadero en ridículo para aplaudir al maestro banderillero'.
Con lágrimas de rabia y amargura en los ojos, puso un primer par excelente, un segundo bueno y un tercero colosal, ¡los tres por el pitón derecho! Ese tercer par fue citando con la voz, dejándose ver y clavando 'con dulcísima facilidad'.
Aurelio Ramírez cuenta que
'el ídolo fue festejado, reverenciado; aquel par pasaría a la historia como la venganza sublime de un torero'
Mientras Rafael iba hacia la barrera se mezclaba la gran ovación con sus lágrimas porque esa corrida rubricaba sin remisión su fracaso como ganadero.
Era su segunda gran amargura puesto que la primera, y gorda, había tenido lugar el 26 de diciembre de 1888 en un festival en su Córdoba natal. El peón Manuel Martínez 'Manene', que llevaba en su cuadrilla, resultó corneado por uno de los novillos de su ganadería y murió a consecuencia de las heridas. El maestro quedó muy afectado.
Cuatro años después, la corrida de Madrid había certificado su desastre como ganadero a la vez que su gloria como banderillero...¡fogueando un toro que él había criado!
Vendió algunos ejemplares a Trespalacios y el resto lo envió al matadero. Pasará a engrosar la larga lista de toreros que han fracasado cuando se metieron a ganaderos.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
"Rafael, tú eres el mejor torero que yo he conocido. Por ti me quito yo la montera y no me quito la cabeza porque la necesito para torear"
ResponderEliminarSalvador Sánchez, Frascuelo el más grande lagartijista.
"Muy bueno tiene que ser Frascuelo porque lo comparan conmigo..."
EliminarRafael Molina, un gran frascuelista.
Ellos dos siempre tuvieron una buena relación personal. En otro capítulo hablaremos inevitablemente de su rivalidad.
Saludos.
http://hemeroteca.sevilla.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/sevilla/abc.sevilla/1950/08/25/002.html
ResponderEliminarGracias, ya lo conocía. Lo tengo presente.
EliminarSaludos.
Si bueno era frascuelo, pero a lagartijo Le llamaban er maestro. Y si, la relación personal fue de hermandad. Pero Le niego la mayor, lagartijo no se considero frascuelista.
ResponderEliminarPor cierto la anécdota de frascuelo quitándose el sombrero fue después de matar 6 toros en Madrid frascuelo, en su mayor cima quizás, con un extraordinario éxito.
Habla de goñi, Bleu y le falta Neira. Todos reconocen q cuando Rafael quería ha sido el mejor, el más completo, el mejor lidiado, el más elegante y la elegancia en la lidia tiene más q ver con el boxeo q con el ciclismo. Más con una forma de golpear y esquivar q dar pelada das. Ahora llaman elegante a ponce y manzanares, pero toreando cabras no lidiando. Ser elegante en la guerra o en la pelea es otro cantar, otra naturaleza, una naturaleza de alquiles o hércules.
Espero próximas entradas, esta Le doy tablas por las ganas y su faceta de ganadero lo dejamos para otro día.
No obstante,y fuera de coñas, extraordinaria entrada y me alegro mucho q escriba de rafael.
Sobre la medisina, lo dejamos para otro momento, pero vamos nada tiene q ver con el julipe ni esas bufonadas acrobáticas. Eso es matar cabras, con un toro q atiende aún por alto moriría, acabaría destrozado.
Por otro lado, pasa al segundo tercio olvidándose del primero en el q lagartijo fue muy superior quitando q cualquier otro, porque veía mejor los toros.
Me encanta q hable bien de su hermano, de juan. Jalón también habla bien. Lagartijo no tanto, ni de él ni del hermano de Salvador.
https://youtu.be/e64P8-KRLUA
Gracias y espero el 2.
Gracias a usted por las bulerías, algo que yo nunca hubiera buscado en youtube.
EliminarOjo porque sí hablo de Neira, lo que pasa es que lo cito en su demoledora crítica a Lagartijo por no matar recibiendo. Quizás usted lo ha pasado por alto al ser del partido lagartijista (es broma). Al que no cito es a Bleu (?).
Eso de que 'cuando Rafael quería' es precisamente lo que lamentaban tantos de sus seguidores. Creo recordar que era el propio Neira quien decía '¡lástima que no quiera más a menudo, si quisiera...!'
Para mí la elegancia está totalmente reñida con la artificiosidad y la afectación y tanto Ponce como Manzanares son ejemplos lamentables de la anti-elegancia precisamente por lo empalagosos que resultan.
La medicina de Lagartijo ¿tendrá algo que ver con la que aplicaba Curro Romero al matar?
Al hermano de Salvador, Paco, le dio la alternativa el mismo Lagartijo. Precisamente fueron ellos dos quienes inauguraron la plaza de toros de Tarragona en 1883, con entrada más cara a 7,5 pesetas (lo compararemos más adelante con los precios de su despedida en Madrid).
Saludos.
Dejemos una cosa clara, creo yo, la media lagartijera es una media en la mismísima yema, en lo alto de efecto casisiempre fulminante. No tiene nada q ver con curro q directamente no sabia matar y daba pena (no en otras suertes etc. Q creo ha sido uno de los toreros más importante del toreo moderno postmanoletista. Curro es para mi con el pastueño pureza, clasicismo, devoción incluso un milagro pero matando era un absoluto desastre incluso al pastueño.)
ResponderEliminarYa quisiera yo ver al mejor matador de ahora decir tanto como cualquier foto de lagartijo matando.
Que cerca se pone. Y que lento debía matar. Esas medias haciendo rodar a los toros.
Por cierto, cualquiera q haya ido a Córdoba o Valencia y haya visto el estoque de lagartijo, verá q una media de semejante arma mataria incluso a un dragon.
Seguramente soy torpe y por eso no he localizado ninguna foto de Lagartijo matando como usted anota. Sí las he visto perfilándose o arrancando pero clavando, no.
EliminarSaludos.
http://larazonincorporea.blogspot.com/2014/01/de-la-media-lagartijera-la-media.html?m=1
ResponderEliminarSaludos.
Pues muchas gracias porque no recordaba haber visto esa foto. Con su permiso, la incorporo a la entrada aunque sea 'a toro pasado'.
EliminarSaludos.
Entretenidísimo artículo. Enhorabuena. Me ha encantado. Cuéntanos más cosas de estas.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, me alegro. Se hará lo que se pueda...
EliminarComo sabrás esa frase atribuida a Belmonte conversando con Valle, fue del genial lagartijo. Ya pertenecía al anecdotario taurino 30 años antes
ResponderEliminarSí, está explicado perfectamente aquí:
ResponderEliminarhttp://larazonincorporea.blogspot.com/2012/05/se-hara-lo-que-se-pueda-don-cristino.html
Lo que pasa es que con Lagartijo puede llegar a suceder lo mismo que con Napoleón, que dijo casi tantas cosas como las que no dijo y se le atribuyen.
Saludos.