Hubo un titular en nuestro blog que rezaba la corrida del miedo. Pulsen aquí para recordar aquella de Raso de Portillo que se lidió en Céret hace dos años.
No íbamos demasiado desencaminados con el citado título. Quizá no trascendió al tendido pero un veterano subalterno que estuvo en el ruedo dijo después off de record que nunca había visto a unos maestros tan sudorosos y quejosos como los que actuaron aquel día. En el callejón no pararon de renegar y echar pestes de unos toros cuyo peligro debía de ser más sordo que Beethoven.
Pero fue Manolo Chopera quien popularizó lo de la corrida del terror y lo hizo para referirse a una que se celebró en Madrid el 17 de abril de 1988. La vendió como una corrida de la oportunidad para tres valientes que se prestasen a matarla 'aunque no quiero que vayan al suicidio', decía para hacer más propaganda.
Nos la recordó el otro día José Escolar en el coloquio de la Asociación el Toro de Madrid. La verdad es que su intervención nos defraudó bastante porque no aportó gran cosa a lo que ya sabemos.
Quedó pendiente la gran pregunta que le planteamos desde aquí aunque no creemos que intervenga en la sección de comentarios para respondernos: ¿prefiere usted el Milagroso al que cortó la oreja Gómez del Pilar en San Isidro o el Camionero de Robleño?
Si la respuesta es que le satisface más el primero, nos vamos a entender perfectamente pero si opta por el pastueño de Robleño, quiere decir que usted se ha hecho mayor o que ya no es el Escolar de la leyenda.
En una de sus intervenciones recordó su debut en Madrid el año 1985 con Manili, Lázaro Carmona y Pedrito Castillo (no Juan Rivera como afirmó erróneamente en la tertulia). El de Cantillana estuvo a puntor de oír tres avisos en el cuarto. Carmona fue cogido y lesionado en las vértebras. Chopera dijo que aquella corrida habia tenido exceso de movilidad aunque en prensa se dijo que fue muy peligrosa. Para Escolar fue muy dura, muy seria y muy fuerte. Esto escribió Vidal:
Lo que salió ayer en Las Ventas era victorino puro, según fachada: esbeltos ejemplares de capa cárdena, cara fosca y acaramelada asta, si bien ésta aparecía gorda y poco astifina, lo cual da que pensar. Por la sangre les corrían componentes de casta, esto es indudable, aunque se trataba de casta agria, traducida en temperamento bronco y malsana propensión a coger.
Los llamaban los sub-victorinos y se decía que salía igual que lo del paleto pero sin su selección. Tuvo que esperar hasta 1991 para entrar en San Isidro. Aquel día se anunciaron Tomás Campuzano, Oliva y Carretero. Salió muy variada e interesante. Campuzano trajo en la cuadrilla a El Formidable y a José Morales Chocolate, que pusieron en pie al tendido, especialmente el piquero. Aquí ven a Emilio Oliva con el quinto:
Vidal comentó:
Y acaeció el prodigio que se viene repitiendo a todo lo largo de la ya dilatada historia de la tauromaquia siempre que hay un toro de casta y un torero con decisión: que el toreo se producía fluido, natural y bello. Las tres tandas que dio Emilio Oliva alborotaron el cotarro, y si llega a torear así aquel encastado toro desde el primer pase, arma la revolución.
Pero en medio de ambas se celebró esta corrida del terror que nos ha recordado viejos tiempos y que tuvo lugar un mes antes de que su yerno confirmase la alternativa. Por ello hemos ido a nuestro archivo para recuperar esta foto:
Se creaba ambiente para esa cita tan terrorífica. Compárenlo con dos de los lidiados en el pasado San Isidro:
Falla la memoria de Escolar en el coloquio cuando dice que uno de los anunciados tuvo que matar cinco toros por sendas cogidas a sus dos compañeros. No fue así, luego lo aclaramos pero antes vayamos con los antecedentes.
Joaquín Vidal no estuvo presente porque ese mismo día en la feria de abril se lidiaban seis jandillitas para Espartaco, Litri y Pepe Luis Vargas, que reaparecía tras la tremebunda cornada que le pegó Fantasmón al intentar un farol de rodillas a porta gayola en la Maestranza ('me caía la sangre caliente en la cara'). Vidal se hizo eco de cómo el maestro Tejera arrancó la música en el momento en que el diestro brindaba el primero de la tarde a Ramón Vila.
Recuerden que el toro le partió la femoral y el doctor Vila decía que fue Cañaílla quien realmente le salvó la vida al meter el puño en el boquete y quitarlo sólo cuando lo depositaban en la enfermería de la plaza. Aquí tienen a los dos protagonistas. La cabeza del toro de Joaquín Barral se vendía por 2.350 euros:
Pero volvemos a Madrid para la corrida de la oportunidad. Chopera montó el número del terror ofreciendo como premio al triunfo en esta corrida un puesto en la feria de San Isidro de ese año. Los candidatos a hacer el paseíllo fueron toreros que se encontraban en el ostracismo. Cursaron voluntariamente su solicitud esperando que un tribunal de periodistas taurinos eligiera por votación la terna.
La empresa decía que quería toreros de tendido alto y no de andanada. A la vez, debían tener oficio y que por algún motivo hubieran perdido el tren de ascenso sin estar aún olvidados del todo. También podían entrar jóvenes con aspiraciones.
Hacemos un repaso de los que se barajaron como candidatos antes de enseñarles el cartel definitivo. Dejamos para el final a los tres elegidos. A ver de cuántos se acuerdan ustedes:
Paco Alcalde, que tenía treinta y cuatro años y llevaba catorce de alternativa.
Franco Cadena, de veintinueve años y con seis de alternativa.
Gallito de Zafra, con treinta y seis años y ocho de alternativa.
Luciano Núñez, de treinta años y con cinco de alternativa.
Fermín Vioque, de veintisiete años con cuatro de alternativa.
Justo Benítez, de treinta y cuatro años y con doce de alternativa.
El Bayas, de veintinueve años y con seis de alternativa.
Gómez Jaén, de treinta y cinco años y con dos de alternativa.
Luis Cancela, de veintisiete años y tres de alternativa.
Andrés Caballero, de veintitrés años y tres de alternativa.
José Luis Bote, tenía veinte años y uno de alternativa.
Alberto Meza Mendoza, treinta años y siete de alternativa. Ojo porque Vidal siempre habló muy bien de este colombiano.
El Fundi, tenía veintiún años y seis meses de alternativa. Aquí lo ven en una foto de ese año ante un toro herrado a la izquierda. Seguro que identifican la ganadería. La divisa era igual que la de Cuadri:
Al final el cartel lo formarían estos tres de abajo:
José Luis Palomar. Tenía treinta y cinco años y diez de alternativa. Había triunfado en 1982 en la corrida del siglo y después en Beneficencia. Fueron dos salidas a hombros que no le sirvieron para nada porque no estaba en una de las casas grandes y lo marginaban. Ese es el motivo de que apareciese en esta corrida que él denominó como 'de falsa oportunidad para mí'.
José Luis Seseña. Tenía veinticinco años y dos de alternativa. La confirmó en aquel festejo con Fanfarrón. Precisamente el fallo de memoria de Escolar es cuando dice que mató cinco toros. Fueron cuatro.
Juan Rivera. Tenía veintiún años y llevaba dos años de alternativa. Había causado muy buena impresión en Madrid ante una novillada muy encastada y con mucho trapío de... ¡Daniel Ruiz! Se pasaría a la plata en 1993 y precisamente este año se ha cortado la coleta en Valencia. Aquel abril de 1988 estuvo una semana sin hablar no por el terror que le habían causado los escolares sino por la cornada en la boca que se llevó. Y por supuesto sin ingerir alimentos sólidos ya que no podía masticar. No se acordaba Escolar de él en el coloquio porque lo confundió con Lázaro Carmona.
¿Qué sucedió aquella tarde primaveral en Las Ventas? He aquí un resumen:
PALOMAR. Fue volteado con violencia por su primero pero se mantuvo en el ruedo para matarlo. Lo habían ovacionado de salida por su trapío -pasaba de 600 kilos-. Si no fue una alimaña, poco le faltó. Pasó a la enfermería pero salió a matar el sexto porque lo que tenía era una fuerte contusión en el muslo. Ovacionado de salida también con sus más de 600 kilos. No pudo hacer gran cosa ya que el de Escolar se aquerenció en tablas.
SESEÑA. Mató el primero de la tarde con el que confirmó la alternativa como decíamos antes. Lo brindó a su gran amigo Sebastián Palomo y a su mujer. Poco a resaltar ante un toro que fue a menos rápidamente. Además mató mal. Faena de aliño a su segundo, que fue el único que tomó dos varas. El resto tres, no el monopuyazo que quizá los más jóvenes habían pensado. Conste que en las peleas mansearon a base de bien. Como Palomar y Rivera estaban en la enfermería, mató el quinto. Lo pasó mal ante un animal resabiado que amargó a los banderilleros. Macheteo y estocada a como dé lugar.
RIVERA. Nueva ovación de salida a la res. Entre el 7 y el 8 se dispuso a torear pero el inoportuno viento se sumó al sentido del toro. En un verlo y no verlo le pegó un gañafón al cuello donde le hizo un orificio que le llegó a la lengua. Ojo porque pudo ser una tragedia ('en aquella corrida fueron cornadas muy leves, no tenían nada...' dijo Pichorrongo en el coloquio). Seseña salió a matarlo con brevedad.
Ya han visto que el toledano mató cuatro y no cinco como dijo el ganadero en la Asociación. Si lo ha visto Palomar por las redes, habrá saltado del asiento con indignación recordando que él sí que mató sus dos toros saliendo de la enfermería.
La corrida del terror tuvo su final feliz cuando los tres maestros se vieron anunciados en San Isidro frente a toros de Murteira. Fueron de los murteiras antiguos, con similar trapío al de los actuales pero cuyo comportamiento encastado y en ocasiones bronco hoy brilla por su ausencia (recuerden lo que contábamos aquí sobre esta vacada). Al cuarto se le dio la vuelta al ruedo y el balance fue: Palomar, ovación y oreja; Seseña, palmas y vuelta y Rivera, pitos y silencio.
Como curiosidad vean que la siguiente corrida fue de Dionisio Rodríguez, que es la sangre santacolomeña que tiene fundamentalmente hoy Raso de Portillo, con quienes empezábamos la entrada. Recordarán que Navalón dedicó un capítulo al ganadero salmantino en su Viaje a los toros del sol.
Respecto a Chopera, el paso del tiempo hace que se ensalce a los muertos, para eso estamos en España. Hoy pasa por ser un empresario modélico en comparación con lo que ha venido después. No negaremos que resulte claro vencedor de la comparación pero sí diremos que no era oro todo lo que relucía. Recuerden lo que contaba Bernadó aquí y lo que otros callan porque agua pasada no mueve molino... y es probable que mucha agua de Chopera resultaría estancada y maloliente en caso de removerla.
Esperemos que hayan echado un rato entretenido con estas batallitas. Agradecemos a don José Escolar que en esa tertulia nos haya traído a la memoria aquella corrida presuntamente terrorífica. La verdad es que fue de lo poco interesante que nos dejó su comparecencia ante los amigos de El Toro de Madrid.
Vimos a don José demasiado contemporizador, como esos toros tan pastueños que le salen ya con más frecuencia de la que desearíamos. Teníamos seleccionadas algunas de sus opiniones de hace treinta años sobre cómo hacían las tientas los ganaderos comerciales, sobre el bajón de casta en casa de Victorino, sobre la comodidad de las figuras, etc. No dejaba títere con cabeza pero las hemos aparcado porque el ganadero está ya en otra onda.
Y si continúa siendo el mismo, que responda a nuestra pregunta: ¿Milagroso o Camionero?
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Buenas Rafa .
ResponderEliminarYo creo que Escolar al final te respondería que los dos para quedar bien con todos , con esa respuesta creo está todo dicho .
Lo que me sorprendió muchísimo, y voy a comentar porque sé que Julio Fernández lee tu blog, es lo siguiente . A la pregunta de lo que opinaba sobre las nuevas puyas y banderillas dijo que eran incluso peor que las de ahora y que todo iba en contra del toro . Yo personalmente creo que Escolar no ha perdido ni un minuto de su tiempo en informarse al respecto y en vez de ser honesto y decir que no sabía nada del tema prefirió dar esa contestación que bajo mi humilde opinión lo deja en muy mal lugar .
Saludos
Fue al final en el 1:39'13" aquí:
Eliminarhttps://youtu.be/9_wgZ4XkS6I
Efectivamente fue sorprendente que cuando le hablan de los nuevos útiles dice que va todo en contra del toro pero luego creo que se hace un lío y no habla de las innovaciones sino de la actual suerte de varas.
Tanto si se hace un lío como si no dio la impresión de no tener ningún conocimiento de esas innovaciones, lo cual dice muy poco en su favor.
Saludos
Estuve en esa corrida. He revisado mis notas y confirmo mi recuerdo como una moruchada. Solamente se salvó el primero que fue desaprovechado por Seseña. La actitud de Palomar fue muy censurable porque como sabía que iba a salir de la enfermería, pidió que pasasen su segundo toro al sexto lugar pero no salió a matar el toro que había herido a Rivera y él era el director de lidia. Sí que apareció al final para matar ese sexto. Tengo apuntado que esos dos toros que dice que pasaron de 600 kilos fueron concretamente el primero con 634 y el sexto con 635. Los otros pesaron 568, 582, 578 y 542. Muy serios todos y más que peligrosos, peligrosísimos. El primer tercio fue un desastre compartido entre los picadores y los toros.
ResponderEliminarPerfecta su información que le agradezco mucho en nombre de nuestros selectos lectores.
EliminarLa media de la corrida fue entonces de 590 kilos. La que lidió en el último San Isidro fue de 574.
Sobre lo que comenta de Palomar ya me extrañó que se pasase prácticamente toda la corrida en la enfermería teniendo una contusión en el muslo. En la entrada no me atreví a hacer ningún juicio de valor sobre esa curiosa situación pero usted habla bastante claro al respecto.
No creemos que llegue a leer estas líneas el maestro soriano pero por supuesto que tiene a su disposición esta sección de comentarios o el mail que figura más abajo para ponerse en contacto con nosotros y aclarar qué pasó.
Saludos
Buenas Rafa,
ResponderEliminarYo estuve el pasado jueves en la tertulia y fue una más. Pese a esto, considero que este ganadero es de los pocos que quedan que siguen seleccionando casta. Cierto es que cada vez le salen más animales pastueños y nobles en la muleta, pero quiero pensar que el ganadero prefiere Sevillanos o Milagrosos a Camioneros, aunque ambos tipos de embestidas conviven ya en la ganadería. Es difícil que reconozca públicamente que prefiere los primeros a los segundos porque seguramente no sentaría bien entre los toreros, pero quiero pensar que él sigue prefiriendo la casta y la bravura, con las complicaciones que ello conlleva a quienes se ponen delante, que aquellos nobles y pastueños, que embisten como animales de cualquier ganadería que busque el toro moderno.
Respecto a lo que comenta un lector en un comentario anterior de las puyas, quedó la sensación de que D. José no se refería a las puyas que está innovando Julio Fernandez, si no a las actuales; bien porque no las conoce o bien porque no entendió la pregunta.
Un saludo.
Efectivamente, esos toros que le salen como el tal Camionero embisten exactamente igual que cualquier toro posmoderno sólo que en este caso de color gris.
EliminarLo que pasa es que a sus años no tendría por qué contemporizar y podría hablar más claro caiga quien caiga o pese a quien le pese.
Respecto a los nuevos útiles tiene usted la misma sensación que yo y es que se hizo un lío pero en el fondo demostró desconocimiento del tema lo cual me parece bastante grave.
Saludos