lunes, 13 de febrero de 2023

LA BRAVURA (5): TOROS DE CASTA Y TOROS CON CASTA

Esas preposiciones del titular son las que diferencian a qué nos referimos con la casta en un toro de lidia.

Hemos comentado más de una vez en nuestro modesto blog que el significado original es el que lleva la preposición de porque hace referencia a que el toro viene de un linaje escogido. La casta no sería más que la familia, o sea, los antepasados de un animal seleccionado para embestir a todo lo que se mueva.

Lo contrario a un toro de casta sería un cunero. Recuerden pulsando aquí cuando comentábamos que hubo rumores infundados de que Bailador lo era.



El problema de usar el vocablo casta con ese significado de familia o linaje es que no nos aclara nada a los aficionados porque sobre el papel todos los toros tienen su casta ya que han sido seleccionados, como decíamos, siguiendo unos determinados patrones.

En cambio, cuando incorporamos la preposición con estamos aplicando a la palabra casta un significado que va más allá del mero linaje y que se refiere al temperamento y las ganas de luchar. De ahí derivaríamos el sinónimo encastado que aplicamos al toro que demuestra casta en el ruedo.

Podríamos resumir lo dicho hasta ahora en que todos los toros de lidia son de casta pero no todos los comportamientos que desarrollan en el ruedo son con casta.



Eso nos lleva a divagar con unas preguntas que les planteamos acto seguido. Para no marear la perdiz responderemos a cada una dando nuestra opinión.

¿Puede un toro no tener fuerza pero tener casta? Sí. La imagen que transmitiría ese toro en el ruedo sería un tanto patética porque querría pero no podría. Sus ganas de lucha quedarían amortiguadas por su nula fuerza pero dejaría detalles de que habría casta, es decir, ganas de luchar, en su interior. Eso sería un consuelo para el ganadero sabiendo que es más fácil arreglar un problema de falta de fuerza que de falta de casta.

Lo que comentamos se resume en esta frase: "en los tentaderos buscamos por encima de todo la casta y, si viene acompañada de fuerza, mucho mejor". Es de Luis Cuadri.

Algunos hablan de raza en lugar de casta. Para nosotros es agua del mismo pozo aunque Álvaro Domecq lo diferenciaba. Precisaba que se había reducido la casta del toro moderno pero no su raza. Decía que al haberse reducido la casta, se había conseguido una embestida fija, suave y de largo recorrido para el torero (sic). Don Álvaro se murió sin saber que los taurinos, en su insoportable jerga, denominan hoy a eso un toro formal.

Pero, a pesar de la pérdida de casta, él mantenía que la raza seguía incólume porque la definía como la cualidad que tiene un toro de embestir hasta morir. Ya ven que hilando fino la raza sería el fondo y la casta, la forma.



En casa de los Cebada comparan el toro de lidia con el gallo de pelea y usan raza como equivalente de casta:

No hay que buscarle más vueltas. La raza es fundamental. ¿Por qué se caen los toros? Porque no tienen raza. Si la tuvieran, no se caerían o, si se cayesen, se repondrían de inmediato y seguirían embistiendo. No se rendirían. Un problema de alimentación que afecte a la fuerza lo solucionas. Se puede curar todo menos la falta de casta. La clave son generaciones de selección siempre en la misma dirección.

La pregunta que surge es: ¿qué haríamos en un tentadero cuando sale una vaca muy encastada pero con las fuerzas justitas? ¿Se queda como madre a la espera de que el semental corrija el defecto o va al matadero? ¿Esperamos a ver sus hijos con el riesgo de que se caigan? Si se caen, se supone que se levantarán gracias a la casta, que también se supone que la madre habrá transmitido, ¿o no? ¿Y si sólo ha transmitido la poca fuerza?



Al revés, ¿podría darse el caso de un toro con fuerza pero sin casta? También, aunque sería más complicado detectar si tiene casta ya que a pesar de que tuviera fuerza no acometería con el temperamento y las ganas de lucha a que nos referimos antes.

Y un toro ¿podría tener poder sin tener fuerza? Nosotros pensamos que difícilmente pero hay ganaderos discrepantes. Este caso nos viene a la memoria cuando recordamos esos toros que intentan mover los caballazos de picar metiendo los riñones pero no lo consiguen porque no tienen fuerza. Digamos que quieren demostrar poder pero no pueden luchar contra los elementos.

¿Puede tener casta un toro manso? Por supuesto, de ahí que haya aficionados que únicamente califiquen como mansos a los bueyes. Cualquier otro tipo de toro de lidia sería menos bravo, usando una terminología que sale en el Cossío pero que hoy está en desuso (vayan a las páginas 901 y 902 del primer volumen).



¿Todos los toros bravos son encastados? No necesariamente. El toro bravo que no demuestra ese temperamento y esas ganas de luchar que provocan emoción en el tendido sería lo que Corrochano hace cien años denominaba toros bravitos. Eran los que no se salían del guion del toro bravo porque de hecho embestían pero sin demostrar un especial afán de lucha. Digamos que son los que se limitan a cubrir el expediente para no dejar en mal lugar la casta de donde proceden, o sea, su familia. 

A este género de toros simplemente bravitos pertenece el 100% de los indultados. Recuerden lo que comentábamos en esta entrada.

La diferencia entre el bravo y el bravito la daba Domingo Ortega cuando afirmaba que el toro genuinamente bravo, con que tenga cuatro metros de distancia, se arrancará siempre galopando. Si lo hace andando, para él ya no sería bravo como Dios manda. 



Ese tipo de toro bravito es el que fácilmente puede caer en algo que, si no andamos errados, acuñó Álvarez Vara cuando decía que muchos toros actuales eran mansibravos.

Equivaldrían a lo que por aquí llamamos el toro posmoderno. Es un animal que pasa por el caballo de visita y luego intenta cubrir el expediente muleteril sin exigir al diestro un aumento de pulsaciones en su corazón. En otras palabras, es el animal que permite al maestro expresar lo que lleva dentro, aunque en la mayoría de ocasiones eso que lleva dentro tenga muy poco interés para el aficionado.



Como ese toro también denominado comercial no anda sobrado de casta, tarde o temprano canta la gallina. Por eso observarán ustedes que nuestras queridas figuras tienen una habilidad especial que les ha dado la experiencia para evitar que esos toros mayoritariamente comerciales que son los que piden no terminen en tablas a la segunda tanda.

Es que demuestran una tendencia clarísima hacia los adentros y eso, a nuestro modesto entender, es el cante de gallina que enseña que su casta está justita. De eso a caer en el borreguismo sólo hay un paso, como alertaba Juan Pedro Domecq usando esa misma palabra (recuerden esta entrada).

Con gran desolación tendremos que admitir que ese torito bravito, posmoderno o mansibravo es el que satisface plenamente tanto a los críticos paniaguados como a la mayoría de aficionados. La prueba la tienen pulsando aquí para comprobar que el premio a la mejor faena va para Morante ante un Norit. Los que pedimos algo más somos los que no llenamos ni una portátil. 



Los seguidores más fieles de nuestro insignificante cuadernillo habrán comprobado que en contadas ocasiones calificamos los toros que hemos visto en una corrida como descastados. Para nosotros ese adjetivo debería reducirse únicamente a dos tipos de animales: los que no embisten mostrando un comportamiento de marmolillos y los que lo hacen de manera tan ovejuna que provocan auténtica lástima en el espectador. Ambos tipos de toros no hacen honor a su linaje. Recordando el titular, podríamos decir que ni son reses con casta ni tampoco parecen de casta.

La última cuestión que planteamos en esta entrada es si es posible el círculo cuadrado de encontrar un toro bravo y encastado. No hay duda de que estaremos todos de acuerdo en que sí. Es más, para nosotros el comportamiento encastado sería ingrediente básico de la bravura ya que si no, no saldríamos de ese toro bravito de Corrochano. 



Si aderezáramos este guiso de la casta más la bravura con la fiereza, estaríamos ante el sueño eterno... no del torero sino del que está sentado tranquilamente en el tendido. Ese toro no vendría sometido del campo sino que el maestro sería el encargado de someterlo. Y nadie dude de que al ganadero quizá le pesaría porque si tuviera la varita mágica para que le salieran sus reses con bravura, casta y fiereza, iría a parar a la lista negra de por vida.

La tragedia, o la ilusión, de los aficionados al toro es que nos pasamos toda nuestra vida con el fanal de Diógenes buscando esa cuadratura del círculo.

¿Cuántos toros verdaderamente bravos y a la vez con ese temperamento y ganas de lucha que es la casta, que se transmite al tendido como una descarga eléctrica, han visto ustedes en toda su vida de aficionados? 

Se cuentan con los dedos de las manos y sobran varios, ¿a que sí?



Igual que más arriba Álvaro Domecq distinguía entre raza y casta, Ricardo Gallardo distingue entre bravura y casta. Su teoría es que el toro genuinamente bravo, cuando se siente podido, se entrega con nobleza. En cambio, dice que el toro simplemente encastado lo que hace al sentirse podido es protestar e incluso huir.

Nosotros estamos con Luis Bollaín cuando decía que la casta no era más que notar desde el tendido que el toro lleva la muerte en los cuernos como contábamos aquí. Cuando esto no se nota, la corrida se quedará en un ballet o una simple pantomima en la cual estará ausente aquella feroz y trágica belleza que reclamaba Menéndez Pelayo para la fiesta de toros.

Hemos divagado en torno a conceptos que ya tratábamos en una serie que pueden rastrear en las etiquetas de la derecha buscando la palabra bravura. Y no olviden leer también los comentarios. Por si les da pereza rastrear, pulsen en estos enlaces:

Capítulo 1.

Capítulo 2.

Capítulo 3.

Capítulo 4.

Gracias al maestro Moore por haber hecho el paseíllo junto a nosotros, mano a mano. Cualquiera de las fotos, especialmente las suyas, quedará de cine como fondo de pantalla en sus ordenadores. 

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.



25 comentarios:

  1. Me alegra ver que tenemos un concepto muy parecido, o parecido del todo, sobre el comportamiento de los toros. Totalmente de acuerdo con Don Luis Bollaín, tuve la tremenda suerte durante unos de ver las corridas junto a su hermana pequeña, que era mi compañera de asiento en la plaza. Que Dios la tenga en su gloria, cada tarde era una lección de aprendizaje con ella!
    Y es que cuando aparece la fiereza no se aburre nadie en la plaza.
    Saludos de un aficionado venteño.

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    1. Tuvo que ser un placer compartir esas tardes de toros con la hermana de Bollaín. Aunque sabrá usted que de un tiempo a esta parte hay quienes pontifican diciendo que ni él, ni Corrochano, ni Cañabate, ni Vidal sabían de toros...

      Saludos

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  2. Rafa, comentar algunas cosas que dices en el post.

    1. "Los toros se pueden caer por falta de casta". Bueno, es un lugar común del taurinismo decir lo contrario que sólo se caen los toros que se "emplean". Ahí queda eso.

    2. He entendido que atribuías falta de casta a la característica del toro posmoderno de "medio
    pirarse (o pirarse volviendo)" entre muletazo y muletazo. Yo creo que eso más bien es mansedumbre.

    Y al lío. ¿El toro que pega gañafones, que embiste mirando por encima del palillo, que no regala nada y hace pasar al diestro las de Caín es encastado o descastado? (Ejemplo práctico la última de Saltillo en Céret o la de Reta en Céret). He ahí el tema

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  3. Respondiendo a cada ítem:

    1. El taurinismo arrima el ascua a su sardina, cosa que lleva haciendo desde hace cincuenta años cuando Victorino presumía de que sus toros eran los únicos que no se caían. Lo acusaban de que no se caían porque no se entregaban. Por eso, desde que se fundó la web de la ganadería estando todavía vivo el padre, la gran frase que presidía en grandes caracteres la primera página era suya: "si se cae el toro, se cae la fiesta". Pero su hijo la quitó del primer plano y la cambió por "si cae el toro, cae la fiesta" que no significa lo mismo ni mucho menos.

    2. Esa mansedumbre de buscar el refugio en las tablas típica del toro posmoderno digo que es falta de casta porque ese comportamiento no hacehonor a la teórica selección de su linaje según la cual el toro tendría que pedir guerra incluso herido de muerte y siempre hacia el terreno de fuera.

    3. Pondré otro ejemplo, que es el de Santanero II con Román en San Isidro. Para mí sí son toros encastados sin ninguna duda, desde el momento en que no regalan su vida sino que la venden muy cara. En la entrada dejo claro que el único toro descastado en mi opinión sería el marmolillo o el Norit.

    Saludos

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  4. Buenas Rafa .

    La definición que cada cual le da a los términos casta o bravura es muy variopinta y cada cual arrima el ascua a su sardina . Por mi parte diría que la bravura de demuestra en 3 puyazos bien ejecutados y la casta la tiene aquel toro que vende cara su muerte . Esta semana aluciné en colores al leer al señor Victorino , decía que su pasada corrida de Castellón se sobrepuso a los elementos porque estaba encastada . Esa corrida fue un petardo para olvidar y de casta tuvo 0 patatero

    Saludos

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  5. Respecto a la cuestión del tercio de varas y los puyazos traseros:
    Hay una forma de evitar los puyazos traseros, aunque puede ser contraproducente: se trataría de colocar al toro una especie de protección en la zona posterior al morrillo para que los puyazos que caigan en esa zona no afecten al toro en su posterior lidia. En caso de que el puyazo cayera en esa zona con protección, el picador podría rectificar el puyazo.
    El problema sería que se podría argumentar que, ya que se pone protección al toro para evitar lesiones por un puyazo trasero, se debería poner protección también en el morrillo para evitar las heridas del puyazo y reducir su sufrimiento.
    Aunque la verdad, todo parece apuntar en esa dirección, ya que en un plazo de 10-20 años, van a ser necesarios algunos cambios en la lidia si los que viven de esto no quieren que se prohíba la tauromaquia, ya sea desde el gobierno o desde la Unión Europea.
    Estos cambios estarán orientados a evitar el daño físico al toro: lo primero que se eliminará será la suerte suprema, como en Portugal. Pero después, vendrán las modificaciones del tercio de varas y de banderillas. Y una opción sería la de poner un tipo de protección sobre el toro donde recibiría los puyazos y las banderillas sin sufrir daño alguno. Por eso introducir ese cambio para evitar puyazos traseros podría acelerar un cambio en la lidia que a día de hoy parece inevitable que ocurrirá a medio-largo plazo.

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  6. Por otra parte, en el caso de que, desde el sector taurino, se aceptasen esos cambios en la lidia para evitar el final de la tauromaquia habría que valorar qué efectos tendrían sobre la lidia: en primer lugar, en el tercio de varas, si los puyazos fueran sobre esa almohadilla de protección que llevaría el toro, el picador podría seguir sujetándose en el toro y no caerse, pero la incógnita es si el toro al no sentir daño físico mostraría su bravura en el caballo o no. En segundo lugar, las banderillas ya no tendrían el efecto avivador sobre el toro que deben tener, por tanto, el tercio de banderillas solo serviría para el lucimiento de las cuadrillas. En tercer lugar, la estocada se suprimiría y el toro volvería a los corrales.
    Otra pregunta que surge es si el toro llevaría fundas en los pitones, ya que, si el torero no puede matar al toro con la estocada, quizás no sería justo que el toro si le pueda matar. En este punto, es posible, que sobre todo los toreros y las cuadrillas pidiesen las fundas en el toro, ya que se estarían jugando la vida por amor al arte, ya que la lidia ya no conduciría a matar al toro con el estoque.
    Son cuestiones que surgen a partir de una posible solución a los daños de los puyazos traseros, pero que abriría un debate sobre el futuro de la lidia y los instrumentos que se utilizan en ella.
    De todas formas, ignorando la posible solución a los puyazos traseros, el resto de cuestiones que se plantean sobre las futuras modificaciones en la lidia, algún día se tendrán que plantear y decidir si se aceptan o si hasta aquí ha llegado este espectáculo.
    Por parte de los aficionados, es probable que no se acepten estos cambios. Sin embargo, por parte de los taurinos y del público en general puede que no sean mal recibidos: unos para seguir viviendo de esto y otros porque por falta de conocimiento sobre la lidia y el sentido de la tauromaquia podrían dejarse llevar por una mayoría social que apoyaría esas modificaciones en la lidia.

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  7. - Qué opina usted de esa posible solución a los puyazos traseros y si cree que provocaría esos efectos indeseados en forma de modificaciones en la lidia.
    - En segundo lugar, llegado el momento en que el gobierno o la UE exija esos cambios en la lidia, usted los aceptaría con tal de seguir viendo corridas de toros o por el contrario aceptaría con resignación el fin de la tauromaquia.
    - Por último, si piden que se elimine el uso de la puya por su daño sobre el toro, otra solución sería que, en vez de introducirse la puya en el toro, fuera una puya que soltara una descarga eléctrica al contacto con el toro como los instrumentos que se utilizan para el manejo del ganado en los corrales. Esta solución al contrario que la de cubrir al toro con una protección, quizás permitiría seguir viendo la bravura en el caballo, ya que el toro al sentir la descarga eléctrica sacaría su bravura para luchar en el caballo ¿Ve usted esta opción preferible a la de cubrir totalmente al toro con una protección para evitar el puyazo?

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  8. Respecto a la primera pregunta no veo nada clara esa solución. Mucho más fácil sería que los picadores demostrasen valentía y profesionalidad para dejar de picar trasero ya que lo hacen para aliviarse como intentamos demostrar en esta entrada:

    http://toreoenredhondo.blogspot.com/2022/11/por-que-se-pica-siempre-trasero.html?m=1

    Respecto a la segunda cuestión está claro que yo dimitiría como aficionado ya que esas reformas buenistas acabarían con la esencia de lo que es la tauromaquia. En su día muchos dijeron que el peto ya significaba el final pero lo que usted plantea va mucho más allá. A los taurinos les da igual ocho que ochenta y siguen negándose a modificaciones como las que explicábamos aquí y que mejorarían la lidia sin llegar al extremo de desvirtuarla:

    http://toreoenredhondo.blogspot.com/2020/12/instrumentos-para-mejorar-la-lidia.html?m=1

    Y la tercera opción sería mal vista por todo el mundo desde el aficionado medianamente serio hasta el animalista o sea que creo que no tiene ninguna salida.

    Saludos

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    1. No me parece del todo mala idea la propuesta para evitar los puyazos traseros, porque aunque se cambie la puya, el caballo y el peto, eso no nos asegura que vayan a seguir picando trasero por aquello de que así tienen mayor sujeción y evitan caídas. Pero es verdad que poner esa protección para evitar los puyazos traseros podría acelerar esos cambios en los instrumentos que se utilizan en la lidia. Quizás la única forma de evitarlos sea mediante multas pero podría ser algo subjetivo.
      Creo que este debate sobre las futuras modificaciones que va a sufrir la lidia está relacionado con esa situación en la que a veces se encuentran los aficionados cuando tienen que responder a preguntas como: ¿por qué matan al toro? ¿por qué hay que picar y poner banderillas? ¿no se podría solo torear con el capote y la muleta y poner banderillas que se peguen al toro? ¿no hay ninguna posibilidad de introducir alguna modificación para que el toro sufra menos?
      Rafa ante este tipo de preguntas ¿qué habría que responder?, porque creo que a veces faltan argumentos o conocimientos sobre la lidia para responder adecuadamente.

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    2. Han convertido el toro de lidia en un animal tan colaborador que puede usted repasar los carteles de la próxima feria de abril y creo que estaremos de acuerdo en que el 90% de los toros se podrían lidiar sin caballo de picar y sin las banderillas, que son una consecuencia del primer tercio. En las corridas de nuestras queridas figuritas podríamos aumentar el porcentaje al 100%.

      Le recuerdo esta entrada donde algo decíamos al respecto:

      http://toreoenredhondo.blogspot.com/2022/07/feria-de-fermin-2022-jandilla-para.html?m=1

      Con un toreo de capa bajando la mano y pegando alguna media verónica como Dios manda no haría falta montar el número de que salga el picador para administrar el picotazo con el toro colocado de cualquier manera.

      Sería preferible eso al velcro o al simulacro de la suerte de varas que es lo que vemos casi cada tarde.

      Y respecto a cualquier innovación en los útiles de la lidia, los picadores se niegan en redondo.

      Saludos

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    3. Rafa nos podrías dar algún consejo de que responder a preguntas como: ¿por qué matan al toro? ¿por qué hay que picar y poner banderillas?
      Creo que hay muchas personas aficionadas a los toros que no saben muy bien que responder ante estas preguntas cuando intentan explicarle a otra persona que no sabe de toros que ocurre en una plaza de toros.
      Porque como dijo Víctor Barrio, la tauromaquia más que defenderla, hay que enseñarla.

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    4. Uf... hace mucho tiempo que yo no discuto con antitaurinos porque es una batalla perdida ya que ni me van a convencer ni yo a ellos.

      Cuando el toro tenía una fiereza que hoy no encontramos ni por casualidad, el torero era un auténtico héroe y hasta el menos entendido se daba cuenta de que se jugaba la vida. Precisamente la Iglesia estuvo siempre en contra de los festejos taurinos porque consideraba una aberración arriesgar absurdamente ante un toro el bien más preciado que Dios había dado al hombre. Hoy ese toro la mayoría de las tardes da la impresión de ser un animal domesticado al que encima pinchan sin piedad. Luego va de aquí para allá sin que haya ninguna emoción ni sensación de peligro. Ante este panorama, defender lo que antiguamente fue la gallardía y el supremo valor de una persona que se jugaba la vida ante una fiera porque sí la verdad es que se hace muy difícil.

      Saludos

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    5. Cuando alguien me hace esas preguntas yo suelo responder:
      El tercio de varas es necesario por dos motivos: primero para demostrar que el toro es bravo, que es imprescindible para que pueda ser indultado, y segundo para ahormar su embestida. Y aquí explico lo que dice Julio Fernández, que se ahorma al toro (es decir se quita violencia y fuerza a su embestida) por su desgaste empujando en el caballo y no porque sangre por la puya.
      El tercio de banderillas: explico que las banderillas en su origen se llamaban avivadores porque cumplen la función de avivar la embestida del toro de cara al último tercio.
      Estocada: explico que hay dos formas de verlo (que además son complementarias y no excluyentes). Por un lado, la lidia de un toro consiste en enfrentar la fuerza bruta del toro bravo frente a la inteligencia del torero que dibujando lances con el capote y la muleta trata de someter su embestida. Cuando lo ha conseguido, entra a matar como muestra final de que lo ha derrotado. Y el otro punto de vista es más práctico, porque explico que el toro se cría para ser lidiado y por tanto una vez que termina la lidia, a no ser que sea indultado, tiene que ser sacrificado porque ya no puede volver a ser toreado. Y es sacrificado con el estoque porque de esta forma el torero pone en juego su vida para sacrificar la del toro.
      ¿Cómo lo ves Rafa?
      Nunca había comentado por aquí, pero creo que en esta ocasión podía aportar algo.
      Saludos desde Elche

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    6. Espero que no sea la última. Por supuesto que todos sus razonamientos son correctos pero si el que los escucha es antitaurino no hay manera de convencerlo.

      Está claro que todo lo que se hace en el ruedo va encaminado a la muerte del toro. Que sea un animal seleccionado y creado para el combate no lo entienden, piensan que se podría criarlos pero no para dedicarlos a morir en el ruedo (?).

      Lo que usted comenta del tercio de varas pierde su sentido cuando vemos esos toros posmodernos que vienen picados del campo. Son los que yo decía antes que pueden pasar al segundo tercio sólo ahormándolos con la capa. Pero las banderillas son avivadores tras el quebranto del caballo y si se puede suprimir el primer tercio, el segundo no tiene sentido.

      Conclusión: la teoría es buena cuando hay un toro de verdad en el ruedo, o sea, con poder, con casta y, a ser posible, con fiereza. La bravura no es imprescindible. Pero los ganaderos han ido adaptando el toro a lo que demandan los toreros y el público achicuelinado. Como los críticos paniaguados no han dicho esta boca es mía, en ésas estamos.

      Saludos y me alegro de verla por aquí.

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    7. Si dentro de 15 o 20 años ya no se puede sacrificar al toro con el estoque, pero anuncian una corrida que sea un desafío ganadero entre Baltasar Ibán y Reta en Ceret o en Vic donde sabemos que van a respetar el tercio de varas con seriedad, ¿irías a verla?

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    8. Y cuando acabe la función,¿sacrificarían esos toros a oscuras en los corrales? He hablado con Domingo y conozco un poco a Miguel: nunca se prestarían a eso.

      Saludos

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  9. En la entrada se habla de “ toros bravitos ” denominados así hace 100 años por Corrochano y de los “mansi-bravos” termino acuñado por Álvarez Vara.

    Yo tenía apuntadas las expresiones de “los aparentemente bravos” debida a Cañabate en crónica de corrida de 20 de septiembre de 1959 en Madrid y de “media bravura y media mansedumbre” de Fuentes Bejarano en el libro “Hablan los viejos colosos del toreo” de Vicente Zabala publicado en 1976.

    A estas denominaciones agrego la de “ toro posmoderno” que veo por primera vez en Rafael Cabrera en el año 2008 en su publicación “Elementos técnicos del arte de torear”.

    Creo que aunque solo sea con el afán de crear un cuerpo de doctrina sería conveniente establecer fechas , denominaciones y autores que desenmascaran esa bravura aparente que nos desborda y mistifica al toro de lidia.

    Un saludo.

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    1. Bollaín hablaba también del toro "romo de casta". Desconocía que lo de toro posmoderno lo había acuñado Cabrera. Seguramente en las crónicas de Vidal encontríamos otras expresiones similares.

      Saludos

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    2. ¿De qué año y publicación se puede datar la expresión “mansibravos” en Álvarez Vara?

      Un saludo.

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    3. Creo recordar habérsela leído en las crónicas de mediados de los años 80 que hacía en el desaparecido Diario 16. Si el propio Barquerito lee estas líneas, que no creo, nos lo podría aclarar de primerísima mano.

      Saludos

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  10. Estoy de acuerdo contigo en el concepto de toros con casta y la bravura. He pensado en dos toros que le tocaron a Paco Ureña en Madrid:
    - Agitador de Fuente Ymbro
    - Pastelero de Victorino
    ¿Cuál de los dos tuvo más casta? ¿Si los dos toros se hubieran toreado en la misma feria, cuál se llevaría el premio al toro de la feria?

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    1. Para mí tuvo más casta Pastelero, sin duda. El de Gallardo en la muleta muestra un componente más colaborador, más noble (¿más tonto?). En cambio el de Victorino tiene que ser toreado porque se niega a colaborar. Con el de Fuente Ymbro, Ureña se dedica a ponerse al hilo y a destorear apartándose del viaje del toro. Con el de Victorino queda totalmente desarbolado.

      Respecto a bravura, poco que anotar porque en ambos falta el tercer puyazo. El de Gallardo escarba casi tanto como Cobradiezmos y eso es un baldón aunque nos vendan actualmente que no tiene importancia.

      No hice crónica de Agitador pero sí de Pastelero, aquí la tiene:

      http://toreoenredhondo.blogspot.com/2017/06/feria-de-san-isidro-2017-10-el-arte-de.html

      Por cierto, curioso que a los dos los picó Iturralde pero al de Gallardo lo trató con guante de seda, sin apretar nada, mientras que al de Albaserrada lo masacró.

      Para comprobar lo que comentamos, ahí van las dos lidias completas:

      https://www.facebook.com/TauromaquiaparaelRecuerdo/videos/-paco-ure%C3%B1a-y-agitador-de-fuente-ymbro-grandioso-toro-lidiado-en-san-isidro-2015/301282517102419/

      https://www.facebook.com/TauromaquiaparaelRecuerdo/videos/paco-ure%C3%B1a-y-pastelero-de-victorino-mart%C3%ADnuna-de-los-mejores-toros-de-san-isidro/1225457440899028/?locale=es_LA

      Saludos. Ah, y si hay que dar obligatoriamente un premio para uno de los dos, sin duda a Pastelero.

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  11. Buenas tardes,
    Como ya comenté en algún post anterior, un toro encastado no se cae, y si lo hace se pone en pie antes de que pestañeemos.
    Que mira por encima o por debajo del palillo, que humilla más o menos, que pone la cara de tal o cual forma... pues mire eso son nimiedades. Disfruto cuando un toro lucha por su vida, planta cara, no rehuye y no colabora lo más mínimo con el torero.
    Disculpen debo ser un ignorante, un paleto taurómaco o quizás el mayor antitaurino, como ya me han dicho alguna vez, porque según me comentaban en eso no consiste la tauromaquia y al templo de Sevilla no se va a ver eso.

    Por cierto, nunca había escuchado ese comentario de Luis Bollaín, pero a partir de ahora lo llevaré como lema. Espero que sus herederos no me reclamen el copyright.

    Saludos cordiales.


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    1. Si usted es de Sevilla y va diciendo por el tendido maestrante eso de que el toro tiene que llevar la muerte en los cuernos le van a acusar de querer convertir esa bonita plaza en un anfiteatro romano.

      Por lo que dice deduzco que para usted también un toro como Santanero II, el que hirió a Román, sería encastado. Pues si le sirve de consuelo ya somos dos los antitaurinos.

      Saludos

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