Los sufridos aficionados que acumulamos kilómetros buscando el Toro, como si fuéramos un trasunto de Diógenes, notamos que se nos va apagando la afición y se nos van quitando las ganas. Pero de vez en cuando sale ese Toro, que es lo que debería salir si no cada tarde, muchísimas tardes, y entonces se nos vuelve a llenar el depósito de la afición y nos sirve para ir tirando.
A principio de temporada nos puso gasolina el cuadri de 3Puyazos. En primavera fue el gran Cigarrero de Vic. Cuando languidecíamos, Isabel Lipperheide volvió a inyectarnos afición con este Yegüizo de Orthez:
Desafortunadamente, a nosotros no nos sirve el combustible de Morante, más bien nos gripa el motor. Lo que nos renueva la afición es ver un toro de verdad que pase gloriosamente tres veces por el caballo (por eso el miura de Santander no vale). Este Yegüizo pasó cuatro, ya lo verán, pero salió en sexto lugar, o sea que tendrán que tragarse toda la crónica para disfrutar con su prestación.
En Orthez montaron un desafío descompensado. Por un lado venía lo de Veiga-Teixeira que para nosotros no pasa de ser un juampedro comercial aunque teóricamente no tenga que ver. Toros que en el caballo cumplen a secas, si llega, y en la muleta son tan pastueños como somnolientos. El año pasado regaló Florenza un azul a uno y se ganó esta repetición donde durmieron a las ovejas.
Lo de Aguirre lo salvó Yegüizo porque los otros dos no fueron nada del otro mundo. ¿Se mereció el azul? Luego lo discutimos y ya ven que no respondemos con un sí taxativo, ¿eh? Pónganse en prevengan y con bayonetas caladas los de la legión aguirrista porque aquí los esperamos, a pie o a caballo.
Curioso que las cuadrillas hubieran acordado dar como mínimo dos puyazos a todos y si se terciaba, alguno más. Oiga, ¿qué es eso de sólo dos? Tendrían que ser tres tal como estaba planteada la corrida, ¿no les parece? Por lo menos decidieron taparse todos durante el primer tercio, lo cual sí que fue un buen detalle. Al final, diez entradas los aguirres y siete los veigas.
Casi lleno en Orhez, donde hay muchos asistentes que únicamente ven esta corrida en directo en todo el año.
GERPE. Fue el único que echó por delante el de Aguirre. Era un negro zaíno acapachado, cornalón, que manseó en varas muy a su sabor. Salió con el rabo enhiesto para demostrar que eso no es matemático en los aguirres buenos:
Observen que estaba gordo de una manera que se nos antojó extraña, como hinchado:
En varas se dedicó a huir y a escaquearse, nada reseñable. Luego llevó de cabeza a Savalli en la brega, que no se aclaró. Tornay puso el mejor par de la tarde, éste. Además clavó muy a favor de la querencia del toro:
Empezó a llover, con el animal loco por irse a vivir a la madera. Gerpe le sacó lo poco que pudo siempre enseñando el muslo. Conste en acta porque no es lo habitual. Pinchazo antes de cazarlo con una caída aguantando y el vómito posterior que ven abajo. No entendimos los aplausos en el arrastre a un toro con el paupérrimo juego en varas de éste:
El cuarto era de Veiga, este negro mate, listón, cuajado y serio:
Dos puyazos en el espinazo donde no pelea. Savalli se encuentra más a gusto con los palos que con la esclavina, salta a la vista:
El toro fue otro portugués sin pan ni sal. ¿Qué ven los toristas en esta vacada? Quiso estar fino sin que le tocase la tela pero el toro no tenía alma. Gerpe sigue teniendo muy mala suerte en los sorteos.
El trasteo languidecía cuando se confió y el animal le levantó los pies del suelo. Se levantó cojeando pero nos deleitó con una sensacional estocada arriba más descabello. Fue lo mejor de la feria junto al tercio de varas de Yegüizo. Aquí tienen la secuencia grabada por un amigo del blog:
Estén atentos siempre a Gerpe porque es uno de los cuatro mejores estoqueadores de la actualidad. Muy mal la comisión dando el premio a una estocada de Montero quien, como es su hijo putativo, goza de todos los parabienes en este coso:
CASTILLA. Su primero era este veiga negro zaíno, bien encornado y gordo:
Teo Caballero, el hombre que mató a Cigarrero, lo trató con guante blanco en varas, protagonizando un simulacro con blandeo añadido de manos. Fíjense en este picador porque tiene la misma fuerza hercúlea que Iturralde o Espartaco pero incluso más mala idea, si ello fuera posible.
Bien Prieto con los palos y posterior cambio de hinojos bajo la lluvia para calentar el cotarro:
Después el torillo iba y venía sin más y eso que no había sido castigado en varas. Castilla cada vez nos carga más con sus retorcimientos, a lo que deben añadir la tabarra que dio Cervantes con sus '¡bieeen!'
Es un diestro que si no hay pelea, no interesa, aunque nos lo quieran discutir sus seguidores. Estocada arriba entrando con fe como ven pero perdiendo los avíos, cosa que le sucede con excesiva frecuencia. A ver si será que tira la muleta... Oreja pueblerina y absurdos aplausos en el arrastre a este toro de paja:
El quinto era de Aguirre, un Langosto de cinco años muy largos. Era un pavo negro, bragado, meano y axiblanco. Tenía un cuerno derecho muy ofensivo:
Dos puyacitos donde Marugán clava y levanta ipso facto por orden de Castilla. Cervantes puso las banderillas por internet:
Pareció al principio que se venía arriba pero el diestro lo aguantó y se mantuvo firme y con la mano dura. Ése es el Castilla que sí nos interesa. No obstante, anduvo despegado porque nunca terminó de fiarse. El tal Langosto siempre iba desafiando con la cara alta pero se fue desinflando. Habría que haberle dicho que menos engallarse y más pelear con casta en el caballo:
Lo dejaremos en tablas. Pinchazo en una banderilla, otro con gran quite de Cervantes al salir trastabillado y estocada caída aguantando y perdiendo de nuevo la muleta. ¡Eso no puede ser, Juan! Como Encabo no se lo dice, se lo decimos nosotros. Bella muerte del toro en el platillo. Vean por dónde llevaba la cara antes de morir, con ese cuerno derecho que tuvo que salvar el maestro para darle matarile:
MONTERO. Anduvo toda la tarde de un teatrero tan subido como barato pero ésta es su plaza y le ríen todas las gracias. Su primero fue este Veiga, colorado, ojo de perdiz, bociblanco, anteado y corniapretado siendo ofensivo. Recibo de rodillas y otra larga en tablas:
Ni el toro empujó ni el piquero apretó. Lo único bueno fue un galope de largo en el tercero tras tardear lo indecible. Juanan se desgañitó llamándolo y por lo menos le sirvió para compartir el premio con Réhabi.
Buena brega de Crespo antes de que sufriéramos otro torillo portugués de vaivén. Montero, con este ganado, tampoco interesa.
Pegó quinientos pases antes de armarse muy lejos para dejar esta estocada baja y trasera:
Y salió el gran Yegüizo, nacido en diciembre de 2020, negro levemente chorreado, hondo y con buen trapío, sin las exageraciones que reclaman algunos en la arboladura y ni falta que hacen. Se astilló enseguida el pitón izquierdo:
Salió Gabino montando a Cyrus, con el que Bonijol había estado entrenando en el ruedo por la mañana tras acabar la novillada. Nos quedamos tres personas a verlo porque todo el mundo había abandonado ya sus localidades. Batacazo sin paliativos en el primero tras romanear, con Réhabi que no quiere ceder en el castigo sin preocuparse por que va a caer en mala posición. Fíjense en cómo empuja el toro con los riñones y también en el rabo enhiesto:
La pierna quedó atrapada en mala posición:
Pero es que fue una auténtica caída al descubierto porque observen que el toro dio la vuelta al caballo. Recuerda a ciento veinte años atrás, cuando los quites tenían su razón de ser y el público los valoraba como se debía. Ponemos la foto en blanco y negro ya que nos retrotrae a épocas históricas:
Cuando se libró, el toro se enceló con el caballo y le dio la vuelta como a una croqueta. Ahí pudo herirlo:
El equino debió de quedar afectado o por lo menos la montura, de manera que Réhabi tuvo que ir a buscar a Excalibur. Se cruzaron el castaño con el tordo que se iba por el callejón. Por cierto, a la izquierda de la imagen se ve a tres de nuestros selectos lectores, con quienes tuvimos el honor de compartir mesa y mantel en Orthez:
Buen segundo puyazo y gran tercera vara en la que agradecemos a Montero que lo colocase en toriles. Gabino sobrepasó las dos rayas y el toro se le vino como un tren. Le acertó en el sitio, recordándonos lo acontecido en la primera edición de 3Puyazos:
El asesor español en el palco pidió al diestro una cuarta entrada, cosa que luego Montero le agradeció, ¡y también nosotros! De nuevo de largo, nos permitió ver torear a caballo a San Gabino, que está a años luz de los de la banda del castoreño. Raúl y su hijo Aarón lo aplaudieron a rabiar y le dieron la mano cuando se retiraba:
Memorable tercio de varas, no tan salvaje como el de Cigarrero pero completísimo, ideal para que lo vean quienes piensan que el caballo es un trámite (pulsen aquí para verlo). En el vídeo se fijan especialmente en cómo da el pecho en la primera vara y abre el caballo cuando llega el toro a jurisdicción. En las treinta corridas isidriles no vimos eso ni una vez. Y luego tiene varias situaciones para carioquear pero no lo hace nunca sino que va abriendo el caballo. Lo de Réhabi no tiene nada que ver con los sinvergüenzas de la banda del castoreño, es otro mundo. Este tercio de varas no lo cambiamos por ninguna de las faenas de muleta que hemos visto este año a cualquier diestro que se les ocurra.
Media vuelta al ruedo del piquero en loor de multitud y brindis posterior del matador a su subalterno:
El toro no disimulaba que le gustaba mucho el olor a madera pero si se le dejaba respirar, embestía con codicia tras su derroche de facultades ante el caballo. Véanlo:
Lo de Montero fueron pases fuera de cacho y teatrillo insoportable. Estuvo siempre muy por debajo del buen Yegüizo. Además, ultraderechismo total ya que al natural solamente pegó tres banderazos y con la ayuda. Aburrió al toro y a nosotros pero no a los orthezianos, que lo idolatran. No piense nadie que le tenemos manía: hablábamos muy bien de él cuando nos sorprendió de novillero, recuerden aquí.
Pinchazo que no cuenta porque fue arriba y estocada desprendida, tirando clamorosamente la muleta y saliendo corriendo. Hemos dicho tirándola, no perdiéndola, que quede clara la diferencia. Aquí tienen el buen pinchazo y después la estocada por la que se llevó inmerecidamente el premio. Pero ¡si fue mejor el pinchazo que la estocada!
Petición de azul y el presidente que lo concede, como asimismo una oreja de los chinos para el chiclanero. ¿Por qué discutimos el azul? Porque para nosotros es el máximo premio a un toro (recuerden aquí lo que decíamos sobre el naranja) y eso supone que no haya ningún borrón. Yegüizo, a pesar de ser muy buen escribano, echó un gran borrón. Lo de apretar siempre para adentro, que ya haría dudar, se confirmó cuando se marchó andando a morir a toriles. Eso invalidaría el azul en nuestra maniática opinión. Vean, no les engañamos, La puerta de toriles está ahí mismo, a la izquierda:
No aplaudimos in situ la vuelta al ruedo pero sí y con ganas su arrastre hasta el desolladero. Es lo que se merecía, una gran ovación. No obstante, ¿qué más dan nuestras manías? Nosotros mismos planteábamos la posibilidad de azulear toros que nos quedasen en el recuerdo sin necesidad de entrar en tejemanejes sobre detalles de bravura. Recuerden lo que comentábamos aquí sobre lo de cambiar el redactado del reglamento en este tema.
La hija de doña Dolores nos llenó el depósito de afición, como decíamos al principio y encima tiene el gran mérito de criar toros de los que puedes seguir hablando en invierno (Bilbatero en 3Puyazos, Cigarrero en Vic, Argelón en Bilbao, este Yegüizo de Orthez...). Como aficionados al toro, no podemos pedir más. Los aficionados a toreros están en otra onda, muy respetable, faltaría más, pero que a nosotros nos deja bastante indiferentes.
Al finalizar el festejo intercambiábamos unas palabras con ella y con su marido. Se añadió Raúl, que había venido en funciones de mayoral y que al final dio la vuelta al ruedo con Montero y con Gabino. Nuestro diálogo fue el siguiente:
- Oye, ¿cuántos van a salir en Bilbao como este último?
- (Suelta una carcajada) ¡Los seis van a salir como ése, los seis!
- (Riendo) Ah, ¿si?, ¿seguro? Eso dámelo por escrito...
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.