miércoles, 6 de marzo de 2024

PEÑAJARA EN VILLASECA: ¿Y ESOS PITONES?

Teníamos previsto asistir en directo a este festejo antes de ir a Castellón pero como se aplazó nos fue imposible. Pues menos mal que no hicimos el desplazamiento tras haber visto por televisión los pitones que exhibieron los de Peñajara. ¿Qué pasó aquí?



La corrida era muy atractiva sobre el papel. Además de los cinqueños de Rubio, Morenito es torero bueno cuando quiere, si no viene con la galbana. Castaño es de los pocos que torea mejor con la izquierda que con la derecha, a lo que une su condición de pinchaúvas. Gómez del Pilar es de los más valientes aunque sigue con su indecisión cuando está con la muleta. Los tres anduvieron con soltura, como si viniesen de torear cada día.

Pero esos pitones...



Los toros fueron lucidos en el caballo y metieron los riñones notablemente. No obstante, quedó demostrado que, sin pegarles duro, no aguantaban con firmeza toda la lidia. Lo vio Gómez ya en el tercero y a partir de ahí, los siguientes pasaron con picotazos aunque arrancándose con alegría de lejos.



En la muleta, nobleza y buen son de todos, con especial mención al mejor, el quinto, el único negro zaíno. Los leyentes cinqueñistas vuelven a pinchar en hueso porque el supuesto plus de la edad no existió. La presentación, buena solamente de morrillo para atrás porque esos pitones...



A este mismo encierro se le pega un monopuyacito cambiando el tercio acto seguido y en la muleta son el toro de duracel, con los tres diestros saliendo en hombros si entierran la espada (observen que no decimos si matan bien).

Iba a ser una corrida histórica ya que se iba a picar con las nuevas puyas de Sales-Fernández. Todo el mundo estaba de acuerdo, cuadrillas incluidas, pero salió Equigarce a decir que 'no es el momento de probaturas' (sic). La cuadra tiene su puyero y así todo quedaba en casa. 



El único que podría haberse impuesto era el alcalde contratando otra cuadra, cosa que era factible. No se quiso complicar la vida y lidió Equigarce con ese caballazo blanco monstruoso. 




Por supuesto que si Hijosa quiere precisar algo al respecto, abajo tiene la sección de comentarios. 

Está claro que si esos cuernos los tocó alguien, seguro que fue a espaldas de Rubio. No estamos en redes sociales e ignoramos si el ganadero ha puesto con toda justicia el grito en el cielo al ver que sus bonitos toros saltaban al ruedo con esas caritas. Ah, y el alcalde, que tanto presume de integridad en su plaza, también podría darnos su opinión acerca de esos pitones:




MORENITO DE ARANDA. El primero era un negro salpicado, bragado, meano, axiblanco y calzado de pies. Arrolló al diestro al arrodillarse a porta gayola. Recuerden aquí cuando tuvo una fea cogida en Vic haciendo la misma suere. Poco tiempo después, en la primera corrida que toreó volvió a irse a chiqueros para neutralizar el mal fario pero en Villaseca casi tiene un disgusto gordo:



Los pitones del toro:



Es de agradecer la buena intención del diestro al querer lucir el toro en el caballo. Lo puso tres veces y a distancia progresiva (en la tercera el piquero cambió de puya, no sabemos si sería de tienta). La cuestión es que el toro galopó pero salió agotado del envite. Observen dónde ha caído la primera puya porque César Jiménez tubo el desahogo de decir en televisión: '¡buen puyazo!' Es acongojante cómo insisten en engañarnos cuando lo estamos viendo:



Por cierto, Jiménez debería explicarnos eso que afirmó de que hay que valorar mucho el entrar a matar en la suerte contraria porque ahí el toro pesa más (?).

En banderillas el animal estaba ya aplomado de manera que en la muleta se derrumbó y hubo que apuntillarlo. En el momento en que se echó, las cámaras se fueron al público y no vimos nada más. Estos de La televisión de Castilla-La Mancha siguen igual de malos, como cuando perdieron la arrancada del toro de largo en el segundo puyazo o cuando están repitiendo mientras nos perdemos algo que cuentan los comentaristas que está sucediendo y no vemos... ¡porque ellos miran al ruedo y no al monitor!



En su segundo, un sardo ordinario, aprendió la lección y aunque lo volvió a poner tres veces, Marugán, que picaba en casa, se dedicó a pinchar olivas en una actuación nefasta donde marró dos veces y clavó otra en el costillar. Los pitones:



Sin apenas desgaste en varas, el toro embistió aunque protestando un poco. Moreno estuvo ultraderechista y nos dio la impresión de que al final no pudo del todo con el toro. Éste se lo demostró negándose a cuadrar.



Se perfiló demasiado lejos para dejar una casi entera, tendida y trasera que bastó.


DAMIÁN CASTAÑO. Su primero no era salinero como dijo De Blas sino sardo ojalado. Se ve que alguien le mandó un guasap y durante la lidia rectificó la pinta. 



Los pitones:



Tres entradas bien puesto en suerte pero saliendo suelto en todas a pesar de meter bien el riñón. A ese mamut blanco no hay quien lo mueva, ¡pobre toro!



Dio la impresión de que se orientaba en banderillas y en el último tercio pegó arreones. Castaño se mantuvo firme y el de Peñajara se acobardó y se tragó unos naturales de buen trazo. Ya dijimos que este torero, como Téllez, es de los poquísimos que están más a gusto sin la ayuda.



Pinchazo malo y bajonazo peor todavía. Las grotescas muecas que hace cuando se perfila deben de ser contraproducentes:



El quinto era el único negro zaíno (recuerden aquí que no todos los negros son iguales). Los pitones:



Muy bien el toro empujando con fe en el primero y muy mal el jinete como pueden comprobar. El segundo puyazo también fue de bravo pero con marronazo. Cuando esperábamos verlo galopar desde la otra punta en el tercero, se cambió el tercio, ¡qué pena!



En banderillas, el tal Saltarrijo estaba pendiente de todo, como los toritos bravos de verdad. Luego quería comerse la muleta de Castaño y se revolvía con ganas de cogerla.



Casi toda la faena fue con la izquierda, algo que esta temporada no veremos más veces que dedos tenemos en una mano. Lo bueno es que el toro era consciente de que lo estaban burlando y el diestro no podía confiarse ya que el de Peñajara no era de los que se torean a cincuenta pulsaciones:



El salmantino se colocó casi todo el tiempo en la pala porque por momentos el animal lo agobiaba con su codicia. ¿Quién ganó? Lo dejaremos en tablas aunque estamos tentados de dar la victoria a los puntos al de cuatro patas. Dos pinchazos a la carrera, media tendida y atravesada y un descabello. La mano izquierda la tiene de adorno al entrar a matar:



Dio una vuelta al ruedo de más valor que la mayoría de orejas que veremos este año. Lo decimos teniendo en cuenta el toro y el trasteo izquierdista, que agradecemos mucho ante el diluvio de derechazos con que se nos castiga cada tarde. No obstante, Castaño debería ser consciente de que en su carnet pone MATADOR  de toros y matar, lo que se dice matar, lo sigue haciendo fatal.


GÓMEZ DEL PILAR. Su primero era un castaño oscuro, listón, axiblanco, blando de pies y bajito de manos. Los pitones:



En varas la orden del madrileño a Sangüesa fue administrar sendas inyecciones en dos entradas. Había visto el agotamiento de los dos primeros ejemplares y quiso evitarlo en éste. No obstante, nos deleitó poniéndolo largo:



Y aun teniendo en cuenta los dos simples picotazos, también éste metió los riñones:



En la muleta quedó de dulce: noble, repetidor y blandito de remos. Ya van viendo lo que decimos de que los de Peñajara no fueron capaces de aguantar con solidez tres entradas al caballo. Gómez destoreó no sabemos si por no quebrantar más al toro o porque se ha tirado a lo fácil. Por ello escuchó algún pito aislado. Vaya desde aquí nuestra solidaridad con el protestante. Eso que ven es un toreo de una vulgaridad alarmante:



Tras más de cincuenta pases tuvo el feo gesto de encararse con la banda para que siguiera tocando. Muy mal, eso sobra y encima no es la primera vez que lo hace. Como se pasó de faena, el toro no cuadraba ni a la de tres. Estocada baja con el brazo elástico. Fue protestada suponemos que por el mismo aficionado de antes. Si llegamos a estar en el tendido, no se queda solo silbando. Oreja con una petición que en televisión pareció claramente minoritaria.



El último era un castaño salpicado, gargantillo, ojalado, rabicano y enmorrillado. Fue el de más trapío excepto por rabicorto y, cómo no, por los pitones:



Dos largas de rodillas en tablas y dos entradas donde no se lo castigó pero el toro empujó y se vino de lejos muy contento:



Con la muleta Gómez estuvo indeciso, como le sucede tantas veces. Parecía que no saber cómo meter mano al de Peñajara, que lo miraba y blandeaba a pesar del poco castigo anterior.



Enseguida empezó a quedarse debajo porque le faltaba el aire y fue entonces cuando por fin el madrileño se decidió a pegar el zapatillazo y echarse encima de él. Era tarde y la puerta grande ya se había esfumado. Ojo no haya que contar con una lesión del toro provocada por esa banderilla asesina:



Media caída haciendo el arco iris y dos descabellos.



En el haber del festejo anotaremos la buena disposición de los tres toreros durante el primer tercio y su solidez sobre el ruedo, sin que se notase su inactividad. 

En el debe, esos pitones que nos decepcionaron por pertenecer a divisa tan afamada y nos indignaron porque el público que paga merece más respeto. Nos gustaría confirmar que la indignación que sintió Rubio al verlos saltar así al ruedo fue la misma que la nuestra. 




Y desearíamos también saber qué iba diciendo Hijosa en privado. Cuando le interesa, tiene labia para criticar a tirios y troyanos sin dejar títere con cabeza. Alcalde, ¿qué pasó aquí? 




Porque el año pasado la de Mayalde tenía unos puñales de impresión, recuerden nuestra crónica y vean las fotos. Es que igual el año que viene lo mejor sería continuar con la beneficencia del festejo pero celebrando un festival. En ese caso, no nos quejaremos de nada pero tampoco tendremos ninguna intención de asistir en directo.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.



lunes, 4 de marzo de 2024

EN CASTELLÓN VICTORINO NOS VENDIÓ LA BURRA

Ya les comentábamos aquí que Victorino iba diciendo por Pamplona que esta corrida no iba a tener nada que ver con las dos últimas lidiadas en Castellón. Aquéllas fueron genuinas juampedradas y parece que quería sacarse la espina con seis cinqueños de reatas contrastadas.



No somos victorinólogos ni por asomo ya que esa ciencia es más complicada que la física cuántica. Muchos aficionados buscan hijos de Cobradiezmos mientras nosotros huimos de ellos como gato escaldado ya que abominamos de la clase y de la profundidad en un toro de lidia. Sin embargo, tuvimos la curiosidad de comprobar cuántos toros de los orelluts empezaban por M y terminaban por O, que son los que más nos interesan. Pues eran nada menos que tres: Mingotero (que al final no viajó), Mucamo y Morellano. Además había algunos entrepelados, que nos evocan al Platino de Ferrera o a aquel Bocacho de Ureña. Pero vayamos al grano: ¿había que ir a Castellón confiando en la palabra del ganadero?



Mordimos el anzuelo y bajamos a ver el festejo, con el reclamo añadido de echar un buen rato comiendo con algunos selectos lectores de nuestro modesto blog. Eso seguro que no iba a fallar. Quien falló fue Victorino, que nos la volvió a dar con queso. La bondadosa y sufrida afición castellonense se tragó el tercer petardo consecutivo del presidente de la Fundación. Todas sus promesas sobre esta corrida demostraron ser una patraña.

De los cinco lidiados, cuatro fueron silbados merecidamente en el arrastre y el otro, silenciado. La presentación de alguno rozó el arenque. Dieron una media de 509 kilos. En varas, nada que reseñar, hubo nueve para los cinco citados pero sin la carnicería de otras veces. En la muleta, sosería a raudales, flojera, nada de poder, ninguno se hizo respetar y más de dos fueron babosas, así de claro. Los amigos del blog que defienden a capa y espada que los cinqueños tienen un plus deben taparse con urgencia tras este fiasco.

Pocas veces hemos salido tan indignados de un coso porque una corrida puede salir infumable como ésta pero nuestro enojo viene de haber creído en la palabra del ganadero. 

Hubo tres cuartos de entrada y pagamos por la más barata del tendido, al sol, 39 euros. Suponemos que a la empresa le salieron los números porque además fue mano a mano entre Ramos y Jiménez.


PACO RAMOS. Su primero era anovillado y tenía las patitas de cristal (hasta cuatro veces se fue al suelo). 



El primer puyazo fue de bravo pero el segundo cabeceando. En banderillas ya se vio que no pasaba por falta de fuelle y esa circunstancia se confirmó en la muleta. 



Anduvo distraído, soso y parado, mientras Ramos se ponía pesado intentando sacar agua de un pozo seco.



Pinchazo horroroso y casi entera con telonazo y entrando a lo loco que no le hizo daño por haber penetrado sin que el arriaz estuviera perpendicular al cuerpo del toro. Tres descabellos y a otra cosa. En la segunda foto se aprecia lo que decimos de la espada:




Su segundo estaba en tipo aunque renqueaba de pies.



Recibió en sendas entradas un par de cariocas totalmente injustificables, dejándose pegar sin más mientras Ramos sufría un ataque de autismo. Luego casi llorábamos al ver una lidia a base de mantazos que no consiguieron resabiar al albaserrada porque era de condición lanar.

El torete iba y venía de manera comercial mientras el de Onda se dedicaba a pegar pases. Fueron no menos de cuarenta y cinco y ninguno bueno. Se le estaba yendo un victorino de hojaldre. Lo que decíamos antes de las babosas iba por éste. 



Pinchazo, media tendida saliéndose y con telonazo más ocho descabellos.



El quinto nos consta de muy buena tinta que era el favorito de Victorino. Fue el de más cara pero llegó picado del campo. 



A pesar de ello le dieron cera por orden del maestro haciéndole un mínimo de tres agujeros en dos entradas. Anotemos que hubo un leve romaneo en la primera.



Banderillas, una en el cuello y otras dos en las costillas, tela marinera. No sabemos qué tendría apuntado el ganadero en su cuaderno sobre la reata de este tal Ventero pero a la postre resultó ser otro victorino ful. Del abuelo solo tenía el hierro. Era otra babosa y reiteramos este calificativo tan despectivo que no solemos utilizar porque a esta vacada hay que exigirle el máximo.



Ramos se fue como había venido. Bueno, se fue peor que vino porque desaprovechó dos torillos de mazapán. Cinco pinchazos y estocada. 

Sus paisanos nos decían que había toreado infiltrado en su maltrecha rodilla. Pues menos mal que no tuvo que torear sobre las piernas. Le tocaron dos terneras para hacer el toreo güeno y nos aburrió sin piedad. Pero no duden de que si llega a enterrar la espada, corta dos orejas, eso sí, tan baratas como las de su colega.


BORJA JIMÉNEZ. Su primero era un animal asardinado, con la M y la O, pero apareció agarrotado de los cuartos traseros. Cuando se derrumbó fue para adentro:



Salió el sobrero de Valdefresno, negro meano y badanudo:



Hizo de Santillana en el caballo de Sandoval mientras los monosabios veían los apuros del picador y se pasaban de listos como se aprecia en la imagen. Uno en el rabo y el otro en la boca:



Si hacen lo mismo en Madrid y ni el público, ni el presidente, ni los comentaristas televisivos les dicen nada, ¿qué no harán en provincias? Uno como Sandoval debería enfadarse con el que le coge las riendas porque lo está humillando pero aquí todo da igual y todo vale. Insistimos:



Posteriormente sufrió una lidia nefasta con mil capotazos sin ningún sentido. El único problema para Jiménez iba a ser centrarlo en la muleta porque llevaba el hocico por la arena desde que irrumpió en el ruedo. Se dobló por abajo y acto seguido el de Valdefresno se hizo su amigo. 



Eso lo aprovechó el diestro para realizar un toreo de pueblo que entusiasmó al público chicuelino e incomodó a los cabales, que en esta plaza son más de los que ustedes piensan y algunos, lectores de nuestro modesto blog. El tiovivo, el martinete, la bilbaina, el cambiarse la muleta de mano sin el estoque... ¡Fue algo insufrible!



Honda arriba sin puntilla con el mal estilo que ven y orelleta.



El cuarto era negro entrepelado, ligeramente astracanado, acarnerado, Mucamo de nombre y nacido en marzo de 2018, hagan números. Su salida fue la única que hizo honor a lo que se espera de la divisa azulgrana.



En el caballo estuvo de visita, repuchándose con descaro y saliendo suelto sin querer pelear. En la muleta duró exactamente tres pases y rodó por el suelo cuatro veces. Jiménez pensó que con un arrimón vulgar le regalarían más casquería pero no hubo tal dada la ínfima categoría de su enemigo. Sus casi seis años no se notaron en absoluto, menuda filfa con lo de los toros cinqueños... Y los rehiletes, ya ven. ¿Quizás se pararía por esos arponazos tan bajos? Recuerden lo que comentábamos en esta entrada:



Acabó con media en el lomo llevando el brazo por la estratosfera.

El último fue un toro negro, bien comido, el de más trapío sin discusión. Lo recibió de rodillas en tablas porque Jiménez quería cortar como fuese otra oreja. Por ello pidió el cambió con un puyazo, confirmado a esas alturas que la corrida había venido sin gasolina en el depósito.



El animal obedecía ciego a la muleta pero sus patas eran de alabastro.  Se quedaba debajo no por maldad sino por asfixia. Hasta cinco veces rodó por el suelo, con lo que la paciencia del respetable estaba ya en reserva. Cuando el maestro se iba por la espada se oyó un grito: '¡VICTORINO, MUY MAL!' ¿Resonará hoy en sus oídos? Es que le siguió la ovación de la tarde porque ya todo el mundo estaba hasta las narices del festejo.



Jiménez pegó media puñalada y de forma sorprendente Oliver le concedió una oreja de los chinos tras petición bastante rácana. Si lo que pretendía el diestro era salir hoy en los portales comerciales, lo consiguió. Pero como nosotros no somos su apoderado, hemos dejado claro lo que hubo.


Por fin terminó la corrida que Victorino nos había vendido como su reivindicación castellonense tras dos petardos consecutivos. Pues consistió en una tomadura de pelo y lo único que hizo fue confirmar que no hay dos sin tres y que merece un ostracismo durante por lo menos cuatro años sin volver por aquí.

Estas son algunas de las frases que oíamos desde nuestra localidad:

- Lo de Victorino en Castellón es estafa tras estafa.

- Estos toros no valen ni para longanizas.

- Victorino es uno más del sistema.

- Los pescadores a lo que nos ha traído lo llaman morralla.

Por supuesto que el ganadero vio otra corrida. Esto dice en su web:


Hemos empezado temporada lidiando una corrida variada en Castellón. Brava en varas y muy castigada, en la que todos los toros han tomado dos puyazos fuertes, a excepción del sexto que ha tomado un puyazo fuerte. Han destacado por su comportamiento el completo sexto y el quinto de la tarde.


Señoras y señores, si realmente Victorino creía que este encierro iba a salir encastado como repetía a todo el mundo, se engañó de tal manera que da la impresión de no saber lo que lleva entre manos. Si en verdad lo sabe, aún sería más grave porque entonces engañó a la afición. Y eso es de ser un taurino.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.