Teníamos previsto asistir en directo a este festejo antes de ir a Castellón pero como se aplazó nos fue imposible. Pues menos mal que no hicimos el desplazamiento tras haber visto por televisión los pitones que exhibieron los de Peñajara. ¿Qué pasó aquí?
La corrida era muy atractiva sobre el papel. Además de los cinqueños de Rubio, Morenito es torero bueno cuando quiere, si no viene con la galbana. Castaño es de los pocos que torea mejor con la izquierda que con la derecha, a lo que une su condición de pinchaúvas. Gómez del Pilar es de los más valientes aunque sigue con su indecisión cuando está con la muleta. Los tres anduvieron con soltura, como si viniesen de torear cada día.
Pero esos pitones...
Los toros fueron lucidos en el caballo y metieron los riñones notablemente. No obstante, quedó demostrado que, sin pegarles duro, no aguantaban con firmeza toda la lidia. Lo vio Gómez ya en el tercero y a partir de ahí, los siguientes pasaron con picotazos aunque arrancándose con alegría de lejos.
En la muleta, nobleza y buen son de todos, con especial mención al mejor, el quinto, el único negro zaíno. Los leyentes cinqueñistas vuelven a pinchar en hueso porque el supuesto plus de la edad no existió. La presentación, buena solamente de morrillo para atrás porque esos pitones...
A este mismo encierro se le pega un monopuyacito cambiando el tercio acto seguido y en la muleta son el toro de duracel, con los tres diestros saliendo en hombros si entierran la espada (observen que no decimos si matan bien).
Iba a ser una corrida histórica ya que se iba a picar con las nuevas puyas de Sales-Fernández. Todo el mundo estaba de acuerdo, cuadrillas incluidas, pero salió Equigarce a decir que 'no es el momento de probaturas' (sic). La cuadra tiene su puyero y así todo quedaba en casa.
El único que podría haberse impuesto era el alcalde contratando otra cuadra, cosa que era factible. No se quiso complicar la vida y lidió Equigarce con ese caballazo blanco monstruoso.
Por supuesto que si Hijosa quiere precisar algo al respecto, abajo tiene la sección de comentarios.
Está claro que si esos cuernos los tocó alguien, seguro que fue a espaldas de Rubio. No estamos en redes sociales e ignoramos si el ganadero ha puesto con toda justicia el grito en el cielo al ver que sus bonitos toros saltaban al ruedo con esas caritas. Ah, y el alcalde, que tanto presume de integridad en su plaza, también podría darnos su opinión acerca de esos pitones:
MORENITO DE ARANDA. El primero era un negro salpicado, bragado, meano, axiblanco y calzado de pies. Arrolló al diestro al arrodillarse a porta gayola. Recuerden aquí cuando tuvo una fea cogida en Vic haciendo la misma suere. Poco tiempo después, en la primera corrida que toreó volvió a irse a chiqueros para neutralizar el mal fario pero en Villaseca casi tiene un disgusto gordo:
Los pitones del toro:
Es de agradecer la buena intención del diestro al querer lucir el toro en el caballo. Lo puso tres veces y a distancia progresiva (en la tercera el piquero cambió de puya, no sabemos si sería de tienta). La cuestión es que el toro galopó pero salió agotado del envite. Observen dónde ha caído la primera puya porque César Jiménez tubo el desahogo de decir en televisión: '¡buen puyazo!' Es acongojante cómo insisten en engañarnos cuando lo estamos viendo:
Por cierto, Jiménez debería explicarnos eso que afirmó de que hay que valorar mucho el entrar a matar en la suerte contraria porque ahí el toro pesa más (?).
En banderillas el animal estaba ya aplomado de manera que en la muleta se derrumbó y hubo que apuntillarlo. En el momento en que se echó, las cámaras se fueron al público y no vimos nada más. Estos de La televisión de Castilla-La Mancha siguen igual de malos, como cuando perdieron la arrancada del toro de largo en el segundo puyazo o cuando están repitiendo mientras nos perdemos algo que cuentan los comentaristas que está sucediendo y no vemos... ¡porque ellos miran al ruedo y no al monitor!
En su segundo, un sardo ordinario, aprendió la lección y aunque lo volvió a poner tres veces, Marugán, que picaba en casa, se dedicó a pinchar olivas en una actuación nefasta donde marró dos veces y clavó otra en el costillar. Los pitones:
Sin apenas desgaste en varas, el toro embistió aunque protestando un poco. Moreno estuvo ultraderechista y nos dio la impresión de que al final no pudo del todo con el toro. Éste se lo demostró negándose a cuadrar.
Se perfiló demasiado lejos para dejar una casi entera, tendida y trasera que bastó.
DAMIÁN CASTAÑO. Su primero no era salinero como dijo De Blas sino sardo ojalado. Se ve que alguien le mandó un guasap y durante la lidia rectificó la pinta.
Los pitones:
Tres entradas bien puesto en suerte pero saliendo suelto en todas a pesar de meter bien el riñón. A ese mamut blanco no hay quien lo mueva, ¡pobre toro!
Dio la impresión de que se orientaba en banderillas y en el último tercio pegó arreones. Castaño se mantuvo firme y el de Peñajara se acobardó y se tragó unos naturales de buen trazo. Ya dijimos que este torero, como Téllez, es de los poquísimos que están más a gusto sin la ayuda.
Pinchazo malo y bajonazo peor todavía. Las grotescas muecas que hace cuando se perfila deben de ser contraproducentes:
El quinto era el único negro zaíno (recuerden aquí que no todos los negros son iguales). Los pitones:
Muy bien el toro empujando con fe en el primero y muy mal el jinete como pueden comprobar. El segundo puyazo también fue de bravo pero con marronazo. Cuando esperábamos verlo galopar desde la otra punta en el tercero, se cambió el tercio, ¡qué pena!
En banderillas, el tal Saltarrijo estaba pendiente de todo, como los toritos bravos de verdad. Luego quería comerse la muleta de Castaño y se revolvía con ganas de cogerla.
Casi toda la faena fue con la izquierda, algo que esta temporada no veremos más veces que dedos tenemos en una mano. Lo bueno es que el toro era consciente de que lo estaban burlando y el diestro no podía confiarse ya que el de Peñajara no era de los que se torean a cincuenta pulsaciones:
El salmantino se colocó casi todo el tiempo en la pala porque por momentos el animal lo agobiaba con su codicia. ¿Quién ganó? Lo dejaremos en tablas aunque estamos tentados de dar la victoria a los puntos al de cuatro patas. Dos pinchazos a la carrera, media tendida y atravesada y un descabello. La mano izquierda la tiene de adorno al entrar a matar:
Dio una vuelta al ruedo de más valor que la mayoría de orejas que veremos este año. Lo decimos teniendo en cuenta el toro y el trasteo izquierdista, que agradecemos mucho ante el diluvio de derechazos con que se nos castiga cada tarde. No obstante, Castaño debería ser consciente de que en su carnet pone MATADOR de toros y matar, lo que se dice matar, lo sigue haciendo fatal.
GÓMEZ DEL PILAR. Su primero era un castaño oscuro, listón, axiblanco, blando de pies y bajito de manos. Los pitones:
En varas la orden del madrileño a Sangüesa fue administrar sendas inyecciones en dos entradas. Había visto el agotamiento de los dos primeros ejemplares y quiso evitarlo en éste. No obstante, nos deleitó poniéndolo largo:
Y aun teniendo en cuenta los dos simples picotazos, también éste metió los riñones:
En la muleta quedó de dulce: noble, repetidor y blandito de remos. Ya van viendo lo que decimos de que los de Peñajara no fueron capaces de aguantar con solidez tres entradas al caballo. Gómez destoreó no sabemos si por no quebrantar más al toro o porque se ha tirado a lo fácil. Por ello escuchó algún pito aislado. Vaya desde aquí nuestra solidaridad con el protestante. Eso que ven es un toreo de una vulgaridad alarmante:
Tras más de cincuenta pases tuvo el feo gesto de encararse con la banda para que siguiera tocando. Muy mal, eso sobra y encima no es la primera vez que lo hace. Como se pasó de faena, el toro no cuadraba ni a la de tres. Estocada baja con el brazo elástico. Fue protestada suponemos que por el mismo aficionado de antes. Si llegamos a estar en el tendido, no se queda solo silbando. Oreja con una petición que en televisión pareció claramente minoritaria.
El último era un castaño salpicado, gargantillo, ojalado, rabicano y enmorrillado. Fue el de más trapío excepto por rabicorto y, cómo no, por los pitones:
Dos largas de rodillas en tablas y dos entradas donde no se lo castigó pero el toro empujó y se vino de lejos muy contento:
Con la muleta Gómez estuvo indeciso, como le sucede tantas veces. Parecía que no saber cómo meter mano al de Peñajara, que lo miraba y blandeaba a pesar del poco castigo anterior.
Enseguida empezó a quedarse debajo porque le faltaba el aire y fue entonces cuando por fin el madrileño se decidió a pegar el zapatillazo y echarse encima de él. Era tarde y la puerta grande ya se había esfumado. Ojo no haya que contar con una lesión del toro provocada por esa banderilla asesina:
Media caída haciendo el arco iris y dos descabellos.
En el haber del festejo anotaremos la buena disposición de los tres toreros durante el primer tercio y su solidez sobre el ruedo, sin que se notase su inactividad.
En el debe, esos pitones que nos decepcionaron por pertenecer a divisa tan afamada y nos indignaron porque el público que paga merece más respeto. Nos gustaría confirmar que la indignación que sintió Rubio al verlos saltar así al ruedo fue la misma que la nuestra.
Y desearíamos también saber qué iba diciendo Hijosa en privado. Cuando le interesa, tiene labia para criticar a tirios y troyanos sin dejar títere con cabeza. Alcalde, ¿qué pasó aquí?
Porque el año pasado la de Mayalde tenía unos puñales de impresión, recuerden nuestra crónica y vean las fotos. Es que igual el año que viene lo mejor sería continuar con la beneficencia del festejo pero celebrando un festival. En ese caso, no nos quejaremos de nada pero tampoco tendremos ninguna intención de asistir en directo.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.