miércoles, 3 de julio de 2024

CONVERSACIÓN CON EL DECANO DE LOS PRESIDENTES (2ª PARTE)

Seguimos nuestra charla con don José Luis García que iniciábamos aquí. Recuerden que interrumpíamos el diálogo con esta pregunta cuya respuesta les sorprenderá:

- Quisiera preguntarle sobre si realmente los presidentes están vulnerando constantemente el reglamento cuando devuelven toros que se han lesionado durante la lidia.

- No lo están vulnerando. Reglamentariamente está recogido así: el artículo 84.2 dice que cuando una res se inutilizara durante de la lidia y, atención que no dice o, y tuviera que ser apuntillada, no será sustituida por otra. Es decir, se tienen que dar las dos condiciones de la oración. Podríamos hablar de hacer un estudio gramatical sobre esa redacción que sería muy interesante pero no es el momento. Con lo que digo es más que suficiente: si no se dan las dos circunstancias, se puede sustituir. Si durante la lidia se parte un pitón o se rompe una pata por el menudillo, no hay que apuntillarlo necesariamente. Ahí estaríamos ante una de las dos condiciones de la oración y en ese caso el presidente tiene la obligación de devolver esa res y necesariamente deberá ser sustituida por un sobrero, si existe ese sobrero, claro. Y esto se puede llevar a cabo, según el reglamento nacional, incluso durante la faena de muleta, algo que se ha limitado en Andalucía y Castilla y León a antes del inicio del segundo tercio. 

- O sea que reglamentariamente podría ser sustituido por ejemplo tras la segunda tanda de muleta...

- Con el reglamento nacional, por supuesto. Y lo comentado vale también para el supuesto de que un toro se mate contra un burladero. Hace muchísimos años, en una corrida televisada por RTVE vi devolver un toro en una plaza de segunda ¡con la espada clavada hasta las cintas! Sacó el presidente el verde y salió el sobrero. Me quedé perplejo porque yo no advertí la lesión y no sé en qué se apoyaría para llevar a efecto aquella devolución pero así ocurrió.



FOTO: Paloma Aguilar

- Respecto a que están acudiendo muchos jóvenes a los toros, pienso que tienen bastante delito porque disponen de muchas más facilidades para aprender cosas de toros que antes, cuando no había internet. Este tipo de público, en cambio, no parece muy interesado en aprender. ¿Podría ser pan para hoy y hambre para mañana?

- Pues posiblemente porque no ha sido instruido. Si en cualquier aspecto de la vida se desconocen las facetas básicas, con el tiempo se dejará de lado.  El mundo del toro es muy bonito cuando se conoce. Si se desconoce... Es que es un espectáculo con un grado de crueldad. Si no se explica el porqué de esa circunstancia, es posible que con el tiempo la juventud lo desprecie. Esa educación tendría que nacer desde abajo. En los colegios se podría empezar a enseñar. Hoy organizan muchas excursiones a eventos culturales de todo tipo, patrimonio histórico, etc. pero no veo que se organicen excursiones para contemplar al toro en su hábitat natural, por ejemplo...

- Ahí tendría protestas de muchos padres...

- Sí... pero habrá que educar a la gente. Es que la educación que veo es la contraria... Incluso el ministro de Cultura ha eliminado el premio de Tauromaquia a pesar de la cantidad económica mínima que supone. Y eso que está reconocida como bien inmaterial cultural. Los gobiernos, tanto el central como los autonómicos, deberían tener la obligación de proteger y fomentar la Tauromaquia y vemos que hacen lo contrario salvo excepciones como por ejemplo en Andalucía o Castilla y León.


FOTO: Patxi Cascante

- Me habla de dos comunidades que tienen planteado reformar el reglamento. Usted ha intervenido en el de Castilla y León. Respecto a la novedad de que en caso de solicitud de indulto vuelva a entrar el caballo, yo pienso que cualquier toro vulgar de los indultados vulgarmente, acudirá al caballo si lo ve ahí delante, con lo cual, no parece que solucionemos gran cosa. ¿Cómo lo ve?

- Yo opino en sentido contrario, Rafael. En primer lugar, tengamos en cuenta que conforme a las reglamentaciones actuales, en las plazas de segunda tras el primer puyazo el torero puede solicitar el cambio y el presidente está obligado a concederlo. Es decir, que no hemos visto auténticamente el comportamiento de ese toro en el caballo. En ese caso, tendremos que arbitrar alguna fórmula para poder verlo si se da la solicitud de indulto. ¿Cómo? En 1992 es cuando se autoriza legalmente el indulto porque en el reglamento de 1962 se había introducido mediante una orden ministerial únicamente para concurso de ganaderías. Yo elaboré un documento que decía que al autorizarse ya legalmente, se paralizase el tiempo de la faena para que saliera el caballo de nuevo y el diestro lo pusiera en suerte con todo el mundo tapado. Entonces, con la puya de tienta de hembras o con el regatón, se comprobase que el toro acudía un total de tres veces como suma total junto a las que hubiera acudido en el primer tercio. Es que hay una confusión tremenda con lo de que al toro se le ahorma con la puya. Un grandísimo veterinario, Julio Fernández, ha demostrado científicamente que el toro se ahorma no con la puya...

- Sino con el empuje...

- Eso es, la puya detiene el toro pero no ahorma. Cuando volviera el caballo al ruedo habría que hacerlo bien, colocando el toro a seis u ocho metros en una primera entrada y luego en una segunda entrada más largo.



- O sea que la propuesta no sería sacar el caballo para una entrada de trámite sino para completar tres veces contando la única que seguramente habría acudido. Si ha ido una, volvería el caballo para dos entradas más.

- Eso es. Es que para mí, Rafa, y hablo de memoria, desde que se legalizó el indulto en 1992 y hasta 2022 se ha perdonado la vida casi a quinientos toros. A la mayoría de esos indultos yo los llamo publicitarios. Un ganadero que ha demostrado honradez y conocimiento ha sido últimamente Victorino Martín cuando, a pesar de que toda la plaza incluido el matador solicitaba el indulto, él dijo que no y el toro se estoqueó. 

- Lo que pasa que actualmente son los toreros quienes fuerzan el indulto para no entrar a matar y encima ganarse los titulares del día siguiente...

- Recuerdo que cuando entró en vigor el reglamento de 1992 nos reunimos en Madrid los presidentes de plazas de capitales de provincia. Se trataba de unificar criterios. Abordamos el tema del indulto y decidimos no conceder indulto a toros que no hubieran ido tres veces al caballo. Pero eso quedó en agua de borrajas. Al cabo de un mes en Valladolid hubo un encuentro de todos los estamentos taurinos. Recuerdo que un ganadero dijo que no le parecía bien tanta exigencia en un posible indulto. Tomé la palabra y le pregunté si dejaría como semental un toro indultado con una simple entrada al caballo para recibir un picotazo. Me respondió que luego en la ganadería ya lo volvería a tentar... Ojo porque entonces ésa no es la filosofía del indulto ya que tendría que haberlo demostrado en la plaza. Hubo un ganadero como Atanasio que decía que los sementales los elegía él, no la plaza. Y Eduardo Miura padre decía que un ganadero que dejara escapar un toro que se indulta en la plaza demostraba poco conocimiento de su ganadería.

- Y en el nuevo reglamento, ¿qué plantearía para el fraude del afeitado? Porque ahora la impunidad es total.

- Primero, que se practiquen reconocimientos post mortem. Ante cualquier sospecha, que se remitan las encornaduras a análisis. Segundo, actualizar las sanciones y especificar la sanción por inhabilitación al ganadero, que hoy está contemplada. Me refiero a que no se cumpliera una inhabilitación en invierno. Tercero, imponer el sorteo aleatorio en todas las corridas para que, independientemente del reconocimiento post mortem, una de las encornaduras de los seis toros sea remitida a analizar. Lógicamente el ganadero estaría dotado de las herramientas necesarias para protegerse. Por ejemplo, hay que modificar los precintos, que hoy no tienen valor reglamentario a efectos sancionadores porque no están ni homologados ni numerados. 



- Y una vez en las instalaciones de la plaza tendrá que haber una vigilancia porque si no, se rompe la célebre cadena de custodia y se invalida todo el procedimiento (recuerden que lo contábamos en esta entrada)

- Esa vigilancia debe correr a cargo del ganadero, él es el responsable. No me sirve compartirla con el empresario. Y lógicamente habría que garantizar esa cadena de custodia también en el posterior envío de las encornaduras a analizar.

- Y aquella reforma que se hizo en 1996 al reglamento del noventa y dos diciendo que se podía eliminar astillas en los corrales con la autorización del presidente, ¿qué? Hecha la ley, hecha la trampa, ¿no?

- Es que yo estoy en contra de eso totalmente. A ver, de toda la vida se lidiaron toros con astillas. El escobillado sí debe ser rechazado. Claro, es que esa limpieza de astillas puede dar lugar a que quien la practique tenga una tentación y se pase de limpieza. Evitando el peligro se evita la tentación.

- Y en el borrador del reglamento de Castilla y León, ¿qué pasa con la aceptación de los nuevos útiles de Sales-Fernández?

- Pues ahora mismo el borrador está en fase de alegaciones y creo que al final prosperará...

- Es usted muy optimista...

- Sí pero es que no va a haber más remedio porque vemos cada tarde la sangría que la puya actual ocasiona en el toro. Si verdaderamente viéramos las canales en el desolladero, nos llevaríamos las manos a la cabeza. La puya innovada, la cuadrangular, se ha experimentado con éxito. En Alba de Tormes los seis toros recibieron dieciocho puyazos (recuerden aquí nuestro reportaje). Además fue una prueba que presidí. Allí se demostró que los toros quedaron en buenas condiciones para la muleta a pesar de que eran toros digamos que de desecho. Yo soy optimista porque veo que esa puya innovada provoca los efectos de detener al toro sin masacrarlo como ahora. 



- Su optimismo choca con mi pesimismo ya que el taurineo no quiere cambios de ningún tipo.

- Eso ha sido algo que ha estado presente en todos los intentos de cambio que ha habido en el toreo. Cuando se impuso el peto hubo mucha reticencia...

- Efectivamente, lo comenté yo en el blog (aquí). Muchos picadores no estaban de acuerdo con poner el peto porque decían que el toro no podría enganchar y no se le podría castigar.

- Pero se terminó imponiendo por ser beneficioso para la fiesta en sí y para los caballos. Con las puyas también hubo polémica, sin ir más lejos en el reglamento de 1992 (añadiremos nosotros que los picadores aprovecharon la muerte de Montoliú ese año para hacer un plante como contábamos aquí). Estoy convencido de que con esto sucederá lo mismo y se impondrá la innovación. En Alba de Tormes hubo quien se quejó de que la prueba no resultó bien pero yo no estoy de acuerdo. La fiesta tiene que evolucionar porque en determinados aspectos está anclada en el pasado.

- Precisamente en la situación actual de la fiesta, que no es nada buena, tiene su importante responsabilidad la crítica y los comentaristas taurinos, que están conchabados con el taurineo.

- Sin ninguna duda. La labor instructiva y educativa que tendrían que hacer esos críticos y comentaristas vemos que es al revés. La culpa siempre es del toro, eso lo primero. Después escuchamos comentarios llamativos como lo del toro que es ofensivo por delante. ¿Por dónde va a ser ofensivo?, ¿por la grupa? Se llegó a decir que en la plaza de Madrid son dos puyazos y en las demás sólo uno. Eso no es verdad. En todos se recoge la palabra puyazos y, por cierto, yo anotaría que fuese con penetración total de la puya. Así se evitaría el simple picotazo. No hay que dejar lagunas en la redacción porque siempre se usarán en favor de intereses particulares.

- Los dos mejores presidentes que ha conocido usted ¿serían el señor León en Sevilla y el señor Espada en Madrid?

- No me gustaría hacer excepciones pero esos dos que ha nombrado han sido grandísimos presidentes. Ha habido otros muy buenos como Antonio Carrafa en Barcelona, que además era aficionado practicante, Juan Carlos Navas en Ávila, Alberto Gallego en Salamanca, Félix Cámara en Logroño, Delmiro Salazar en Sevilla, Manolo Rodríguez Moyano y Rafael Ruiz Laguna en Córdoba, Jacinto Acosta, Francisco Quintero y Juan Moreno en Valencia, Joaquín Coy en Albacete, Constantino González en Albacete primero y luego en Valencia, Juan Lamarca en Madrid, José Ramón Muriel en Burgos... También fue buen presidente en Las Ventas Marcelino Moronta, Juan Murillo en Sevilla... En Madrid otro buen presidente en los sesenta fue Pedro Torres. Juan Font Jarabo, también en Las Ventas, Julio Martín Fraile en Valladolid, José Luis Fernández Torres en Málaga y Fernando Fernández, en Santander. Seguro que se me olvida alguno... Y uno de los pocos aficionados que demuestra un criterio importante es Matías, el presidente de Bilbao. En cambio, otros aficionados que han presidido han evidenciado grandes carencias. 

- Cuando fue presidente, ¿cómo llevó su relación con todos los golfos del taurineo?

- He tenido mis pulsos. Siempre he dicho que yo entiendo las exigencias de los toreros en defensa de sus intereses pero para eso el presidente tiene que estar en su sitio, explicando a esos profesionales sus decisiones. Ha habido momentos muy tensos cuando trataban de imponer toros rechazados, por ejemplo. A mí me llegaron a amenazar con no hacer el sorteo. Les dije que haría uso de mis atribuciones y que si no había sorteo, yo iba a sortear las reses y a las siete subiría al palco. De mí llegaron a decir que no debía presidir porque no concedía trofeos y eso echaba al público de las plazas. Cuando en 2011 dejé de presidir comprobé la escasísima afluencia de espectadores en Segovia. Entonces habría que plantearse quién echó a los espectadores. Son argumentos que se caen por su propia base.



- ¿Qué tenemos que hacer los aficionados cuando los que nos tendrían que defender, que son los presidentes, están divididos entre la Unión y la Asociación, con criterios dispares y enemistades patentes?

- Eso es lo peor que podría suceder. La ANPTE fue una idea mía en 1992 que cristalizó en 2010 cuando organicé el curso de presidentes y delegados en Segovia. La retomamos y en marzo de aquel año se tiró para adelante. El objetivo era doble: defender a los presidentes, que estaban indefensos ante las críticas, y velar por los intereses de los aficionados. ¿Qué pasó? Hubo una asamblea hace tres años en Madrid donde se nombró un nuevo presidente. Por cierto, de ese presidente, Víctor Ferra, tengo muy buenas referencias como muy buen aficionado que es y además conocedor del entramado taurino. Pues cuando salió elegido, se produjo una escisión provocada por un presidente de Sevilla...

- Luque Teruel...

Y crearon otra asociación. Eso es lo peor que podría suceder porque se hace bueno lo de divide y vencerás. ¿Cómo van a defender al aficionado si entre ellos están divididos?

- No ve solución a eso.

- Hoy por hoy, no. 

- Y lo de unificar un reglamento para toda España, ¿qué?

- Pues es prácticamente imposible.

- Y para terminar, en su opinión la regeneración de la fiesta ¿por dónde pasaría?

- En primer lugar por los ganaderos en cuanto a la selección, que debería ir por el camino de buscar más la casta y menos la colaboración del toro. En segundo lugar, por los profesionales, entendiendo por ellos los implicados directamente en el espectáculo: toreros, banderilleros, picadores, apoderados y empresarios; tienen que darse cuenta de que esto se va al pozo si no se hacen cambios. Y en tercer lugar, por los presidentes, que asuman su autoridad, velen por la integridad del espectáculo y defiendan al aficionado.


¿Serán estas tres propuestas un brindis al sol? Esperemos que no. Nosotros añadiríamos una cuarta, que sería la existencia de una prensa taurina no paniaguada como la actual sino independiente del taurineo y exigente en su labor crítica.

Nos contaba el señor García que se encargó de organizar las bodas de plata de la Peña Taurina El Espontáneo de Segovia. Fue en 1984 y hubo cinco conferencias en sendos días. Vinieron Victorino Martín Andrés, Joselito de la Cal, Luis Espada, Rafael Campos de España y Domingo Ortega. La charla del maestro fue la última que llevó a cabo porque murió cuatro años después.

¿Qué les parece el programa? A día de hoy, ¿cómo podríamos organizar algo similar?

Hombre, si buscamos un ganadero que no se muerda la lengua como hacía el paleto, llamaríamos a Tomás Prieto de la Cal, quien justamente estuvo en El Espontáneo este invierno.

Un experto en encastes a la altura de José de la Cal podría ser Fidel Gariba, a quien si no lo conocen pueden escuchar pulsando aquí.

Un presidente equivalente a Luis Espada sería nuestro protagonista, José Luis García. Al fin y al cabo fueron amigos íntimos y tenían la misma visión acerca de lo que debería ser la fiesta, recuerden aquí.

Un taurino de pata negra perteneciente al ramo periodístico muy similar a Campos de España sería José Carlos Arévalo. Ya saben lo que dijo en las Jornadas de Pamplona: 'todo eso que han hablado ustedes de la suerte de varas... a ver si se dan cuenta de que lo que el público quiere es ver torear, no ver al toro'. Sin comentarios.

Una vez pagado este peaje al taurineo, ¿a quién llamamos en lugar de Domingo Ortega y que pudiera estar a su altura denunciando el destoreo? Es que no hay nadie. Queda descartado Ponce para evitar que nos dé una lección de toreo práctico. Lo mismo Morante, que nos perdonaría la vida. Juan Ortega no da juego. 

Habría dos nombres factibles: Esplá y Cañaílla. Es lamentable pero ambos parecen tristemente incorporados al taurinismo militante. ¿Quizá un Pepe Luis Vargas, que a veces dice las verdades del barquero...? A ver quién nos proponen ustedes en la sección de comentarios. 

La foto de abajo es de las tres bolas con que efectuaba el señor García los sorteos. Como ven, están decoradas con motivos charros haciendo honor a su condición de bejarano.



Esperemos que si han llegado hasta aquí con su lectura hayan echado un rato entretenido, como si hubiesen estado en Segovia departiendo con nosotros. 

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.



lunes, 1 de julio de 2024

COPA CHENEL, 2024 (y 3): VICTORIANO, IBÁN, PEDRAZA: EL DESPRECIO AL TORO

Todos los toros embistieron, señores, y miren que eso es difícil. Para la final de esta devaluada copa Chenel se pusieron de acuerdo los seis en facilitar las cosas a los dos finalistas. Sin embargo, ambos diestros se lo agradecieron perpetrándoles un maltrato vil en la suerte de varas. Con ello ofendieron a los ganaderos y a los aficionados pero les da igual porque cuentan con la complacencia de los críticos y de los comentaristas paniaguados.



Estos toreros de hogaño se llenan la boca hablando de cuánto aman al toro pero a la hora de la verdad lo desprecian. Ya no es que no lo luzcan sino que directamente lo ultrajan, lo maltratan, lo castigan y luego le echan la culpa de su propia desidia con total desfachatez. Y esto lo organiza la Fundación que lleva el sacrosanto nombre del Toro de Lidia...

La corrida vino muy desigualmente presentada. El monopuyazo español y asesino fue la norma. Nos dejó con las ganas de ver qué habrían hecho prácticamente todos los toros en el caballo si los diestros hubieran tenido un mínimo de afición. Pero es que después en la muleta embistieron todos, como decíamos, y lo hubieran hecho mucho mejor si se los pica bien, de eso estamos absolutamente convencidos.

Mención especial para este castaño de Victoriano que mereció bastante mejor suerte que la que tuvo con Hernández. 



Dos horas y media de interminable festejo, avisos en cada faena antes incluso de entrar a matar, público festivo y buena actuación de la presidencia, sin otorgar más que las inevitables primeras orejas pedidas por un respetable que parecía cobrar por la exhibición de casquería.




MOLINA. Su primero era un Peluquito de Ibán, cinqueño, castaño, listón, axiblanco y carinegro:




Tras una triste y vulgar vara, petición de cambio, ¡estamos en la Chenel! A Molina lo vimos tosco en unas verónicas de paso atrás y embarullado luego por saltilleras.

El toro embistió furioso en los tres primeros pases pero en los tres siguientes anduvo curiosamente al paso. Se vio que era noble mas enseguida se diluyó como un azucarillo. 



Pinchazo tendido malo, otro perpendicular peor, una corta desprendida y esta cruzada que asoma, más dos descabellos. 



Al tercero lo recibió a portagayola. Era un cinqueño de Victoriano,  negro zaíno, corniabierto y cornidelantero:



Un puyazo en el que se deja y bien Rey con los palos:



En el primer pase se pegó una voltereta, se quebrantó y ahí se acabó todo. Molina pegó pases al inválido y los bondadosos espectadores todavía lo aplaudieron:



No sabe liar la muleta. Dejó una caída perdiéndola que le valió una oreja rural.

El quinto era de Pedraza, colorado ojo de perdiz, albardado, con una carita de muy poco respeto:



Triple carioca de Romero recargando y barrenando con repugnante saña. Tres vueltas pegó ese matarife indebidamente vestido de oro. Fue de los monopuyazos más vomitivos del año. Los televisivos no dijeron ni mu:



En la brega Rey estuvo en un tris de veroniquear y no es la primera vez. Eso una figura no se lo perdonaría jamás.

Molina le bajó la mano de inicio y el animal se derrumbó:



Ahí recordábamos la sanguinaria paliza que había  permitido el diestro en el caballo. El toro quería pero no podía, una pena porque era bravito. No nos cabe ninguna duda de que lo mató el picador aunque Encabo afirmaba que le faltaba raza (?).



Con su pan se lo coma el diestro, que obtuvo su merecido por despreocuparse y despreciar ese buen toro. Tres pinchazos y perpendicular trasera. Queda feo decir que nos alegramos de que pinchase pero ya está dicho.


VICTOR HERNÁNDEZ. Su primero era de Pedraza, colorado oscuro, ojo de perdiz, ensillado, gacho y mal encornado:



De Pedro le echó el caballo encima para clavar trasero. El toro metió el riñón pero en esta copa el primer tercio es un mediocre y triste trámite. 



Chicharrinas en ambiente funerario con el toro meneando el cuello con ganas. No obstante, era sosete y obediente. Hernández trasteó casi todo al natural, bien colocado pero con el animal yendo un poco a su aire.



Tendida contraria que basta. Bien Costales concediendo sólo una oreja.



El cuarto era un Rabioso de Ibán, negro zaíno y terciado, que se tapaba por la cara:



Muy mal Hernández permitiendo el monopuyazo asqueroso de Collado, uno de los capitanes de la banda del castoreño. Encima le clavó en el espinazo, vean:



En banderillas el toro embestía a todo lo que se movía. Estábamos deseando que se comiera al diestro por haberlo maltratado en varas pero no hubo suerte ya que el de Ibán era demasiado bueno.



De nuevo correcta colocación pero muñeca blanda. Entera trasera, quedándose en la cara y perdiendo los avíos, más dos descabellos:



El último era de Victoriano, un castaño ojalado, astracanado, listón, chorreado en verdugo, cornalón y bizco del izquierdo:



Otra vez Hernández se desentendió del toro y permitió que Juanpa Molina lo zurrase a base de bien. Chapurra hizo un quite. ¿Será el sobresaliente de Sánchez Vara con los seis de Reta? Ya se puede preparar aunque es muy difícil que al de Guadalajara lo coja un toro (bueno, eso decían todos de Gallito...).



Jarocho fue arrollado y pisoteado. Inicio genuflexo en el platillo constatando que el toro era de triunfo gordo por pronto, noble y codicioso. El taurino de guardia dirá que tenía una embestida un poco desordenada y que la remataba hacia afuera pero es que estamos hartos de embestidas ordenadas.



Aunque no taparemos que apretó para adentro buscando la madera, la verdad es que estuvo claramente por encima del torero. Según Encabo, que es un taurino por los cinco costados, le faltó calidad (?). Si no sale el norit, para esta gente todo son defectos y quejas. Estocada perpendicular, caída y pasada más verduguillo. Oreja.


Terminó la Copa Chenel de la que hemos presenciado solamente tres corridas. Tras las dos primeras, los pitones que vimos nos indignaron y los monopuyazos, más aún. Decidimos no seguir. Ayer de esta final ya ven que sacamos poca cosa en claro.

Bueno, sí, dos, las de siempre: el desprecio máximo que sienten todos los del mundillo por el animal que les da de comer así como la absoluta falta de afición que se aprecia cada tarde sobre la arena.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.