Decimos de los matadores de toros, no de los toreros, porque un torero es, antes que nada, matador de toros. En Bilbao hemos visto matar con verdad y matar con mentira. Vamos con algunos ejemplos y discutimos lo que ustedes quieran.
Manzanares mata siempre con mentira, por lo menos al volapié. Decimos esto porque se sale SIEMPRE de la suerte. Véanlo en la corrida de Cuvillo. Se perfila demasiado lejos como es habitual en él. No irá recto al toro sino en la dirección de la flecha, hacia la raya:
Ha pegado el telonazo al toro y está a punto de clavar ¡cuando aún se encuentra a más de medio metro de los pitones! Lo que para algunos es un mérito, para nosotros es indiscutiblemente un alivio y de la peor especie:
Ha clavado una casi entera y todavía no ha llegado al toro:
Ahora es ya entera con el toro ciego:
Y acaba la suerte en la raya como preveíamos cuando se perfiló:
Para que no nos acusen de congeladores tienen toda la secuencia pulsando aquí en el 0'38''. No es una excepción en Manzanares sino que es la norma. En la de Garcigrande se va a venir donde marca la flecha. El estaquillador apunta a Portugalete y no al morro del toro:
Ahí lo tienen, aprovechándose de que su brazo es tan largo como el de Manute Bol:
Y en su segundo, más de lo mismo. Se vendrá donde marca la flecha y de nuevo girará el estaquillador sin apuntar al morro para cegar al toro (pulsen aquí en el 0'58'' para la primera estocada y en el 3'45'' para la segunda):
Por cierto, ¿qué dirían los corifeos de muchas ganaderías toristas si a su ganadero favorito le saliese un toro que embistiera como este castaño de Garcigrande? Las loas serían interminables y empalagosas. El problema es que, cuando sale un toro con embestida encastada y codiciosa como éste, Manzanares se limita a ponerse ahí a ver cómo pasa ese vendaval, sin echar la pierna adelante e intentar dominar ese empuje. Con la ternera, lo podemos entender porque si la obligas, la matas. Pero a un toro como éste ¿por qué le aplica el destoreo insoportable de cada tarde? Quizás porque se le ha olvidado torear.
Ahí lo ven, apartándose del toro y protegiéndose con su enorme muleta, una de las más grandes de la historia del toreo, cogiendo el estaquillador por su extremo más alejado (pulsen aquí a partir del 3'01''):
Hubo mucha verdad en la estocada de Román al de Torrestrella. Echa la muleta abajo con decisión para descubrir la muerte:
Pero el toro lo mira a él y no al engaño, fíjense. No tiene intención de taparle la cara para aliviarse pero lleva la mano demasiado alta:
Efectivamente, no tapa la cara como vemos en la foto de Arjona:
Pero el toro echa la cara arriba y se va por el diestro y no por la tela. Estocada trasera por llevar la mano alta. Es curioso que era una entera y se transforma en media porque el diestro no la suelta en el gañafón y saca la mitad antes de salir volteado (pulsen aquí en el 0'40''):
En esa misma corrida, hubo verdad en la buena estocada recibiendo de Adame. Observen la raya y los pies del torero:
No se mueve de su sitio, no tiene intención de tapar la cara del toro pero esa mano debería estar a la altura del pecho (los toros se matan con el pecho, no con el brazo):
Disculpamos el saltito del diestro por la violencia de la embestida del salpicado de Torrestrella (pulsen aquí y vayan al 1'50''):
Por cierto, el público aplaudió estos toros y luego leemos por ahí que si en varas no fueron bravos, que si luego fueron complicados, sin fijeza, que si violentos, que si no se entregaron... Señores, en los tiempos de terneras que nos toca vivir, ver unos toros que no se entregan es aire fresco. Estamos cansados de toros con profundidad, ritmo, calidad y entrega, de babosas para expresar lo que llevo dentro, porque todo eso es sinónimo de torete bobalicón. Un toro no debe entregarse, como mucho tiene que ser el torero quien lo obligue a hacerlo. Bien aplaudidos están los de Torrestrella.
Luego nos enteramos aquí de que estamos a finales de agosto y le quedan seis corridas en el campo porque no los quieren ni las figuras ¡ni los de abajo! Qué pena y qué vergüenza.
Tras la verdad de Adame y Román volvemos a la mentira, en este caso con la madre de todas las mentiras por lo que a estocadas se refiere, Julián López.
Perfilado con intención de salirse de la suerte para no cruzar, girar el estaquillador para cegar al toro y llevar la mano alta para clavar a capón, tres en uno:
Ahí lo tienen: ya ha pegado el telonazo y da su paso de baile a la izquierda para salirse dispuesto a brincar:
Vean que al toro se le ha hecho de noche y clava sin cruzar como anunciábamos. Que pinche trasero o que deje una entera también traserísima como acostumbra es lo de menos cuando la suerte se ejecuta tan grotescamente:
Para no quedarnos con este mal sabor de boca, terminamos con la verdad de la estocada de Ponce al de Cuvillo. Es una estocada fenomenal, señores: sin saltar, sin llevar la mano alta, con el brazo recogido, sin tapar la cara del toro y sin salirse de la suerte. Tan es así esto último que salió prendido y se podría haber llevado un buen susto:
Vean la secuencia pulsando aquí en el 2'25''. Lo fácil para las figuras es aliviarse, ya lo hemos visto. Total, les aplauden igual mientras la espada quede enterrada en la carne y, lo que es peor, los críticos especializados no quieren distinguir el grano de la paja (insistimos: no les da la gana, porque conocimiento tienen, no albergamos ninguna duda, por eso hay más delito en su actitud complaciente).
Haces la suerte bien con lo difícil que es y nadie lo valora. Nosotros, sí, y ustedes también porque un torero es un matador de toros. Nuestra teoría es que una gran estocada vale una oreja. Y un espadazo tramposo, aliviándose, invalida todo lo hecho anteriormente, aunque el diestro haya toreado como Belmonte.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Otero pasó en tres minutos de la gloria a la tragedia. Había saludado tras recibir una ovación de gala por dos pares excelentes. Iba por el callejón y lo pararon los tres subalternos de la otra cuadrilla delante de nuestra localidad para darle la mano mientras le decían 'jo, macho, enhorabuena, pero ¿cómo puedes tener esa facilidad?'. Él se reía y le quitaba importancia a la cosa.
¿Han visto dónde ha clavado? ¡Es un par perfecto!
En la zona de chiqueros los toros aprietan mucho en esta plaza. Justo ahí el primero de Marín hizo por el sobresaliente 'Chapurra' y se fue al bulto. Lo derribó sin consecuencias. Pues en el mismo sitio, el quinto apretó a Otero, que terminó en el suelo. Allí le corneó atravesándole el muslo derecho en este instante:
Una lástima, aunque seguro que estará plenamente recuperado para recibir el premio al mejor par de banderillas de la feria. El problema es cuál escoger porque ha puesto cuatro soberbios. Y tendrá mucho mérito ese premio porque hubo otros compañeros que lo hicieron muy bien: Iván Aguilera, Tornay, Miguel Martín, Cerrato, Perico, Simón y Lázaro.
La corrida navarra contaba con el rejoneador Armendáriz que mató tres animales de José Rosa: un torete excesivamente desmochado, una cucaracha y un choto cubeto.
A la cucaracha vergonzosa que le salió en segundo lugar no la descordó como leemos por ahí a alguno que quiere hacer el caldo gordo a la empresa sino que la mató con el segundo rejonazo. La mató porque es lo mismo que si clavas dos alfileres a un escarabajo pelotero, lo matas. Luego salió el citado choto cubeto al que daba repelús mirarle la cara y saldó su actuación muy discretamente. Pagar los precios que ponen para que te salgan un torete con plátanos, una cucaracha y un chivo cubeto es un atraco, aquí y en Lima.
Por cierto, salvo que andemos errados y confundamos un castaño con otro, ese caballo es hijo de 'Cagancho', se llama 'Farruco':
Íbamos con la mosca tras la oreja porque se anunciaban cuatro toros de 'Las Monjas', que antes fue Contreras, después Murube y ahora Jandilla de lo más toreable. Pues, señores, tuvimos la agradable sorpresa de ver cuatro ejemplares bien presentados, astifinos, que cobraron en el caballo sin misericordia por orden de los dos maestros y que en la muleta no fueron las terneras habituales.
A la salida, vimos al ganadero, Manuel Bajo. Iba con prisa en el coche pero nos dio tiempo a decirle que estábamos muy contentos por el picante que habían sacado sus toros. Nos miró con cara de ver a un resucitado y nos dijo '¿Picantes? Pero ¡qué va, hombre! ¿Picantes dices? De eso nada...' Y arrancó su BMW dejándonos con la palabra en la boca. Nos dio la impresión de que él no quiere toros así y menos que le dejen la fama de la cornada a Otero.
Éstos fueron los toros. El primero era castaño bocidorado, listón y lavado de cara. Un amigo nos decía que se notaba que habían venido recién quitadas las fundas. Pues no: en Las Monjas nunca las han puesto que nosotros sepamos. Normalmente los enfundados suelen salir con el cuerno tricolor y éste tiene el color uniforme:
El segundo era chorreado en morcillo y no lombardo, recuerden lo explicado aquí. También es 'tocaíto arriba' de pitones, como dicen los taurinos:
El tercero era negro zaíno, cornigacho y cornidelantero:
Y el último era un pavo aleonado, con leña para pasar el invierno. Se tapaba por la cara ya que se nos antoja un poco escurrido de atrás. Aquí lo ven, con el histórico hierro de Las Monjas, el que fue de la familia Sánchez de Terrones de Salamanca y cuya antigüedad se remonta a 1882:
En esta imagen se aprecia mejor lo que comentamos de la grupa aunque Fernando Domecq decía que el toro de lidia tiene que ser culipollo por definición, que esos cuartos traseros tan redondeados no son más que grasa añadida por la moda del toro gordo. Vaya usted a saber:
Remataron todos en los burladeros y les pegaron a conciencia en el peto siguiendo las órdenes de los dos matadores, insistimos y no nos cansamos de denunciarlo. Fueron nueve veces al caballo, entre las cuales contamos un monopuyazo de cárcel al primero ordenado por Antón y una paliza al segundo, con carioca incluída, autorizada por Marín.
La sorpresa fue ver que repetía 'El Marqués', el picador de Guadalajara que nos había sorprendido gratamente en la corrida de los veraguas (el ganadero quedó encantado con él). Picó el segundo de Antón. En el primer puyazo la vara se le fue atrás pero antes de penetrar rectificó con celeridad y clavó delantero. El único inconveniente es que montaba ese elefante blanco que da miedo cuando te pones a su lado:
Cuatro veces fue al caballo este 'Vilaverde' que luego cornearía a Otero. En las dos últimas Antón ordenó que le echara el caballo encima para pincharle y darle más cera. De vergüenza. No obstante, quisimos hacer esta foto para que vean dónde está la sangre:
¿Cuántas tardes al cabo del año ven ustedes un toro con sangre en el morrillo? Ninguna. Comparen con el primero de Marín en este par de Pablito Simón. La sangre, en el lomo:
Respecto a los dos toreros navarros, Antón y Marín, habría que tener cierta comprensión porque entre los dos suman tres corridas si no vamos equivocados. Hay verdad en ello. Pero también hay dos cosas donde no afecta la inactividad: en que luzcas los toros en el primer tercio sin permitir un espectáculo sanguinario y en entrar a matar bien.
Lo de su actitud permitiendo la masacre en el primer tercio ha quedado clara. Lo de entrar a matar es más delicado porque no saben ninguno de los dos. Ambos se perfilan demasiado lejos, van con la mano alta, se salen de la suerte, no cruzan y saltan. Marín no se sale tanto de la suerte porque se queda peligrosamente en la cara, de donde no puede salir sino con graves apuros o trompicado como en su segundo:

Si estás inactivo te puede costar encontrar la muerte pero la ejecución de la estocada tiene que ser buena independientemente de que torees o no. En el caso de estos dos, ya lo ven, tienen un problema gordo. Desde el callejón, algunos peones les gritaban '¡alarga el brazo!', o sea, la trampa que decimos aquí del brazo elástico para clavar antes de llegar a jurisdicción. Para nosotros eso es un alivio y no un mérito y precisamente los subalternos veían que, como los dos se quedaban en la cara, la única forma de matar era clavando antes de llegar (recuerden esta entrada y vayan a los comentarios donde discutíamos esto con un amigo del blog).
JAVIER ANTÓN. Habíamos avisado a los que nos quisieron oír de que Antón tiene mucho gusto con el capote, es su mejor atributo. Lo demostró en el recibimiento a su primero a la verónica. De ida, con las manos bajas pero separadas y el compás demasiado abierto:
Pero estos defectos quedan eliminados dependiendo del ángulo de la foto. Observen que, de vuelta, han desaparecido y la verónica es magnífica, de cartel de toros, con el brazo comparsa, en este caso el derecho, en la ingle, como tiene que ser:
Se acabaron las loas porque en cuanto salió el caballo, Antón parecía un autista mientras le daban al toro a base de bien. Fue el propio Otero quien decía al picador que abriese el caballo para sacarlo porque la carnicería era de órdago. ¡Antón, muy mal!
El banderillero fue quien nos quitó el mal sabor de boca mientras bregaba Lázaro. Puso el par que han visto al principio y éste de abajo:
Lo mejor que hizo el de Murchante fue el inicio por abajo sacando el toro a los medios. El de Las Monjas tenía una embestida un poco descompuesta que había que someter pero al tercer muletazo lo desarmó. Anduvo despegado y sin mostrar al toro que mandaba él:
Como el castaño no se sentía toreado empezó a escarbar. El mejor pase que ejecutó fue este natural de perfil. No tiene hondura por la posición de los pies juntos pero tuvo temple. Fíjense en que el toro seguía al final de la faena con la misma embestida descompuesta:
Ya hemos comentado que no sabe matar: pinchazo bajo, dos más y estocada arriba de milagro cuando sonaba el segundo aviso.
En su segundo no pudo lucirse en el capote porque el toro no lo permitía ya que acortaba el viaje y se quedaba un poco debajo. Se ve que Antón se molestó con él por no colaborar y ordenó al picador la paliza en varas que le dio David Mejía aunque por lo menos no picó trasero (y decimos que lo ordenó porque eso sucedió delante de nosotros):
Vino luego la cornada a Otero y un muy buen par de Lázaro a pesar del esguince de tobillo que arrastraba por su percance con los veraguas. Vean aquí abajo el susto que tuvo Simón cuando parece que se lió con el capote seguramente por culpa del viento, que volvió a ser un invitado non grato (hubo dos invitados más gratos en el tendido, Domingo Valderrama y Francisco Marco):
El toro no estuvo por la labor tras el palizón en el caballo, se le quedaba debajo y el torero se volvió a enfadar visiblemente. Pues Antón, querido, con tu pan te lo comas. Otro torero quizás hubiera dejado el toro más crudo preocupándose de realizar un primer tercio decente sabiendo que tenía un buen picador y luego habría echado la moneda al aire en su tierra con una oreja ya garantizada por el paisanaje. Se fue a lo fácil, que era masacrar al toro en varas y quejarse después de que no chutaba. Lo cazó de un bajonazo con degüello haciendo mal la suerte como ya hemos dicho antes.
JAVIER MARÍN. A su primero Sangüesa le hizo dos agujeros en el primer encuentro y una carioca de cadena perpetua en el segundo, todo con la anuencia del diestro, no lo olviden.
Dos buenos pares de Simón, que saludó en su ciudad natal. Al toro había que llevarlo muy toreado y bajarle la mano, cosa que o no pudo o no supo hacer el diestro. Ahí le podemos disculpar porque el toro no era fácil y, salvo error, estaba ante su segunda o tercera corrida este año.
Al final, unas bernadinas sin el estoque, como hizo el otro día Adame en San Sebastián (recuerden aquí):
Ya hemos dicho que ambos se perfilan demasiado lejos (vean que hace caso al callejón con lo de alargar el brazo ¿eh?):
Pero insistimos en que se queda en la cara y Rafael Ortega decía que si te quedas en la cara por miedo a cruzar, es mucho más peligroso que salir por el costillar. Dos pinchazos, este metisaca tendido de la foto y una estocada arriba de casualidad:
El último fue el cornalón que vieron antes. Con esos pitones, estaba claro que en varas le iban a dar hasta en el carnet de identidad. Así fue con el visto bueno de Marín: un primero en el lomo y un subalterno diciendo delante de nosotros '¡dale, dale!'; un segundo contrario y barrenando a gusto y un tercero en que le echan el caballo encima para pincharlo y provocarlo. ¿Qué les parece? Es para volverse antitaurino.
Segundo tercio mal planteado resabiando al toro, que empezó a escarbar mientras el torero brindaba a Simón:
Se venía a la muleta como un tren y Marín tuvo un inicio valiente aunque pinturero como ven en la foto, cuando lo que se terciaba era parar ese tren:
A pesar de la masacre en varas el tal 'Zaque' conservaba su fuerza ¿Quién nos lo iba a decir con la imagen que tiene esta ganadería? Insistimos en que nos sorprendieron muy agradablemente, nada que ver con las babosas de Domecq al uso:
Marín estuvo aseado y además terminó por centrar al toro sin permitir que se hiciese el amo. Encima le dio distancia, que conste todo esto en su haber a pesar de las pocas corridas que lleva:
Culminó con el esperado sainete al matar (cuatro avisos se llevó aquí de novillero hace tres años): tendida que escupe, tendida sin soltar, dos pinchazos y tendida perdiendo la muleta tras la cual se echó sorprendentemente el toro en chiqueros seguramente porque no quería acabar como un queso de gruyère.
Y así terminó la feria de Tafalla. Hemos visto cinco encastes diferentes en cuatro días: Veragua, Núñez, Atanasio-Conde, Guardiola y Domecq-Jandilla. Ha habido muy buenos pares de banderillas y un gran picador, David Mejía 'El Marqués'. Varios toros aislados han sido más que decentes, con vuelta al ruedo al de Prieto de la Cal, exagerada a todas luces.
¿Cuál debe ser el planteamiento de futuro de esta feria? Una posibilidad es buscar las orejas para que vuelvan a la plaza los que ya no van porque, para lo que pagan, quieren ver triunfos. La otra es hacer honor a lo que dice el cartel: 'la feria torista de Navarra'. Con ello, vendrán muchos franceses y aficionados de otras partes de España aunque no son tantos como para llenar la plaza. Eso sí, estos aficionados desertarán si la suerte de varas es como el día de Aguadulce cuando parecía que estábamos en un matadero. Ojalá se consiga alguna vez picar con un solo caballo como en Peralta y en Fitero.
Y que vengan toreros que quieran lucir el toro. Lo normal en Tafalla es que sean cero de nueve y este año hubo por lo menos tres: Gómez del Pilar, Curro de la Casa y Esaú Fernández.
Pero ¿es rentable a corto plazo buscar el torismo si cortar orejas será siempre más difícil? Hombre, hay otros toreros a los que estamos seguros de que no se les hubieran escapado algunos animales que se fueron con las orejas al desolladero. También los hay más expertos que, a toros como los de Las Monjas, quizás les hubieran obligado a entregarse embistiendo pastueños al sentirse dominados (y no hablamos de figuras que cobren 50.000 euros por venir).
Pero, por encima de todo, la feria sufre un inconveniente contra el que es difícil luchar: el viento, que aparece día sí y día también en el coso tafallés. Condiciona muchos aspectos de la lidia y hace sentirse inseguros a toreros que llegan aquí con una, dos o tres corridas toreadas.
La ecuación actual es difícil de resolver: toros que plantean más dificultades que las terneras habituales, toreros con recursos limitados y el viento presidiendo el espectáculo. Esa ecuación no la resuelve ni Pitágoras.
NOTA FINAL: publicada la entrada nos llegan los premios de la feria que pueden encontrar abajo en los comentarios.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.