Como hemos hecho otras veces para jugar limpio con todos ustedes, les avisamos desde la tercera línea de que si tienen cosas que hacer no pierdan ni un solo minuto leyendo lo que viene a continuación ya que es la crónica de un festejo absolutamente olvidable.
Se lidiaron tres toros de Ana Romero, en nuestra opinión la ganadería de Santa Coloma más sobrevalorada seguramente de la historia. Pasaron por el caballo de visita y luego anduvieron por el ruedo sin más.
Los otros tres fueron de Victoriano y nos ponemos la venda antes de la herida porque si hoy en Las Ventas echa seis merengues como estos tres de Alalpardo, con el trío de artistas anunciado habrá que entonar lo de ¡mujeres y niños, primero!
Estos tres fueron los toritos de duracel, yendo de aquí para allá mientras los diestros pegaban pases e intentaban romperse por dentro para abrirnos sus almas. Desafortunadamente lo único que nos abrieron fue el sueño.
DEL ÁLAMO. Su primero era de Ana Romero, un cárdeno oscuro, bragado, meano, colín, con poca cara y pasado de romana:
Lanzada trasera de la que huye al hierro. Le vuelve a echar el caballo encima para taparle la salida y termina levantando el palo antes de que se marche. El torete, con tan poco castigo, había quedado ya para el tinte.
Sólo tenía el problema de un calamocheo compulsivo con el que desarmó al diestro de inicio. Pero la nobleza del animal rozaba la bobería con lo cual el salmantino no tuvo problema en pegar pases sin piedad.
Estocada muy defectuosa por traserísima y baja aunque de efecto fulminante tras el derrame. Con ella queda demostrado que la rapidez en la muerte del toro es una milonga que no tiene nada que ver con ejecutar bien la suerte. Oreja pueblerina.
Su segundo era de Victoriano, un toro negro zaíno, astinegro, cornialto y cornidelantero, con poco cuello:
Lo recibió de rodillas en tablas. El de la banda del castoreño le tira el caballo encima y se queda bien a gusto barrenando.
Hizo Del Álamo un quite por verónicas que empezaron bien pero acabaron embarulladas. Para sacarse la espina enlazó con otro, que consistió en tres medias verónicas y una revolera. Si el toro venía justito de fuerza, con esas tres medias quedó ya bien cocido.
El mínimo peligro que tenía el toro era por su poca fuerza pero era tan bondadoso que no molestó. Con el demencial quite anterior el propio diestro se había comido un par de tandas del toro. A pesar de ello le pegó no menos de cincuenta pases. Tuvimos la mala suerte de que no nos gustó ninguno. Terminó poniéndose pesado antes de hacer un desplante feísimo tirando los avíos.
Luego montó un número lamentable subiéndose al estribo desde donde apuntó con la espada a veinte metros del toro. Se vino corriendo para dejar una media trasera y desprendida. Así debían de liquidar los toros los hombres de Neandertal. Nunca habíamos visto esta suerte de matar y esperamos no volver a verla nunca más:
JIMÉNEZ. Su primero era de Ana Romero, un cárdeno, colín, corniapretado y bizco del izquierdo:
Muy mal Jiménez dejándolo debajo del peto y peor Espartaco carioqueando trasero y apretando más de la cuenta. En su lamentable línea habitual. Ahí se ve el rabo:
Pareaban Curro Javier y Fernando Sánchez, lo cual sobre el papel es un lujo. Estuvo mejor el segundo.
Con el buen momento que atraviesa el sevillano no tuvo ni para empezar ante la embestida sosísima y sin humillar del de Santa Coloma.
Aburrimiento total que por fin terminó con una media horrorosa por trasera, caída y atravesada y después una entera caída, ambas con telonazo. A la hora de matar olvídense de lo del buen momento porque ejecuta la suerte de manera extravagante:
Su segundo llevaba el hierro de Cortés y era negro zaíno, badanudo, sin cuello y cornidelantero... con esos pitones:
Lo recibió de rodillas en tablas. Fue el único de toda la corrida que medio empujó en el peto y ya se encargó el piquero de darle cera, primero recargando y después con el túrmix. En un lance de frente al costado el toro se pegó esta voltereta:
Era una maquinita de embestir e iba tan empapado que Jiménez empezó de pie y continuó de rodillas. Nos deleitó con una sesión de toreo juliesco, esto es, mano baja, posturas forzadas y pierna atrás, en una labor que nos interesó más bien poco.
Arrimón final de pena ante la nula entidad de su enemigo. Se perfiló en Navalcarnero para pinchar dos veces más. Al final, estocada arriba un poco pasada con dos descabellos:
FONSECA. Fue el único que echó por delante al de Victoriano. Era un colorado ojo de perdiz, anteado, rabicano, un poco chorreado en verdugo, listón y corrido de bragas:
Lo recibió de rodillas en tablas después de que Rey se pusiese muy pesado enseñando el capote al toro desde el burladero.
Se deja pegar un puyazo trasero y cambio. Ahora Rey no se pasó de listo y arriesgó en el segundo par, donde el toro estuvo a punto de herirlo en el escroto:
Empezó con una chicharrina de rodillas en los medios que sirvió para confirmar que el toro era un amigo.
Fonseca pudo expresar lo que lleva dentro pero a nosotros es un torero que nos interesa con la hiel y no con la miel. Y encima se descalzó. Estocada tendida tirándose con fe. Dos orejas que no venían a cuento.
El sexto fue de Ana Romero. Era cárdeno oscuro, bragado, meano, axiblanco, rabicorto y con carita de niño:
Lo volvió a recibir de rodillas en tablas donde se vio que el torillo venía picado del campo. El picador tuvo una mala caída al pinchar y no poderse agarrar bien. En el segundo huye al hierro:
Muy buenas Rafa .
ResponderEliminarMuchas gracias por ingerir estos menús incomibles y después dárnoslo como comida rápida , si la lectura de 5 min ya empezaba a hacerse larga no puede ni imaginar 145 min de suplicio . Pero míralo por el lado bueno , no pagaste una entrada ni tuviste que hacerte ningún kilómetro con el coche al precio actual de la gasolina .
Saludos
El que no se consuela es porque no quiere... La verdad es que son dos ganaderías por las cuales no haría ni cinco kilómetros.
EliminarSaludos
Leyendo crónicas taurinas tengo la duda de que es que un toro haga el avión ¿es bueno o malo?
ResponderEliminar¿Qué es bajar la mano? Si es arrastrarla por el suelo como Roca Rey entonces toreros como Morante, Ortega o Aguado, por su concepto, nunca bajan la mano
Y una última pregunta a ti Rafa y a los lectores de esta web ¿en vuestra casa toreais de salón? ¿con capote y muleta o sin ellos? ¿lo haceis tratando de imitar el concepto de algún torero? ¿alguna vez os habeis puesto delante de una becerra?
Gracias por dejarnos participar en esta gran web taurina
Puede usted participar siempre que lo desee, no hace falta que me dé las gracias.
EliminarSe dice que un toro hace el avión cuando combina tres cosas: humilla mucho, embiste hacia adentro y lleva la cabeza empapada en la tela, sin menearla. Eso es lo que buscan todos los ganaderos lo que pasa es que después se necesita un maestro que sepa aprovecharlo.
El toreo debe ser por encima de todo naturalidad y la mano sólo se puede bajar hasta cierto punto. Lo de arrastrar la muleta es la degeneración de ese bajar la mano porque implica retorcer el torso para bajarla y automáticamente se pierde la naturalidad.
Todos los aficionados han toreado de salón alguna vez. Cela decía que tenía mucho mérito torear de salón en casa de uno ya que hay que ponerlo todo de nuestra parte ya que en la plaza tienes al toro que colabora pero en el salón de casa, cuando citas a la mesa camilla, no te hace ni caso... Y ponerse delante hay bastantes seguidores de nuestro modesto blog que lo han hecho. Ojo, no delante de becerras sino de algo mucho mayor. Incluso hay maestros retirados que leen lo que por aquí emborronamos, no le digo más.
Saludos.