EXISTEN AUNQUE NO SALEN EN TV3

Los que alquilan vallas publicitarias suelen utilizar ese eslogan que dice si no te ven, no existes. A los protagonistas de esta entrada no se los ve y menos en Cataluña pero al titular nos remitimos (TV3 es la televisión pública catalana). Si los chavales y chavalas que quieren ser toreros tienen bastante mérito actualmente, los que encima son catalanes ni les cuento.

Ya que estamos, avisarles de que en la revista de este año del Club Taurino de Pamplona tendrán un especial sobre los toros y Cataluña.

La firma invitada a continuación será la de Joan Adell Mas, selecto lector de nuestro modesto blog, que es quien estuvo presente en el festejo que a continuación nos cuenta. Le cedemos la palabra.

El domingo día 16 de abril tuvo lugar un hito dentro de la historia de la tauromaquia catalana. Si todavía se recuerda entre la afición aquel cartel de 1988 donde todos los participantes eran catalanes, con los novilleros Angel Lería, Manolo Porcel, David Valenzuela y la ganadería de Rogelio Martí de Alfaràs de Carles (Tarragona), no fue menos histórico el festejo de ese domingo día 16 de abril en Vinaroz. 

Lo de Vinaroz fueron cuatro novilleros catalanes debutando de luces en una novillada organizada por la Escuela Taurina Catalana, a doscientos kilómetros de su sede y sin un euro de dinero público. Las fotos que ilustran la entrada son del buen aficionado portugués Frederico Henriques.

Aquella novillada “catalana” de 1988 en la Monumental tuvo mucho éxito y la repitieron al año siguiente. Salió triunfador Ángel Lería, que cortó dos orejas. El juego del ganado catalán fue entretenido (dos novillos fueron condenados a banderillas negras). Como dato curioso decir que en el festejo de Vinaroz se cortó la coleta el banderillero David Valenzuela, que fue uno de los novilleros que actuó en aquel festejo “catalán” en la Monumental. Los lectores lo recordarán porque en la década de los noventa fue un habitual de los festejos del “valle del terror”, sobre todo en la cuadrilla del matador gaditano Carlos Pacheco.

Pues si ya el hecho de conseguir organizar y celebrar una novillada con las circunstancias referidas para la Escuela Taurina de Cataluña era un éxito, imagínense si además el nivel ofrecido en el festejo es más que bueno, aunque con algunas carencias propias de los novilleros sin caballos. Asistieron más de 800 personas, mayoritaria y principalmente venidas de Cataluña.

Los novillos fueron de Buenaventura, ganadería que pasta en Alcalá de Xivert (Castellón), variada de pintas y noble en general. Abrió el festejo el novillero de Burriana de la Escuela Taurina de Castellón, José Almagro, muy animoso y con muchas ganas de agradar. Lástima que las fuerzas del novillo no estuviesen a la altura de ese ánimo, no se dejó nada por hacer. Tuvo algunos problemas con la espada y cortó una oreja.

El segundo novillo fue para el novillero de la Escuela Taurina de Cataluña Mario Vilau, de l’Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Desde el comienzo quedó clara su disposición y voluntad de triunfo. Se fue a puerta gayola, dio tres faroles de rodillas en el tercio:

Con la muleta realizó una faena mandona, corriendo bien la mano por ambos pitones y con muletazos largos de mano baja. En este natural de Vilau, ¿reconocen el traje? Así es, es el traje de Sánchez Vara cuando mató al célebre Cazarrata de Saltillo.

Así entraba a matar Mario Vilau a su novillo, echando la muleta entre las pezuñas sin pegar el telonazo de nuestras queridas figuras. Mató de esta casi entera y cortó dos orejas:

El tercero fue para el también alumno de la Escuela Taurina de Cataluña Hugo Casado, de Barcelona. Recibió a su novillo con clásicas verónicas:

Con la pañosa dejó luego una faena cuya cima fueron unos naturales lentos, encajados y de muy buen gusto. 

Dejó una estocada entera, pero tuvo que utilizar el descabello, lo que le privó probablemente de la segunda oreja. Cortó un apéndice. Observen que la espada se ha ido atrás pero el novillero mira con valentía el lugar donde clava, no como toreros con años de alternativa, que giran la cara cerrando los ojos en el instante del embroque:

El tercer novillo fue para la torero (y decimos bien: LA torero, porque así lo quiere la novillera) Alba Caro, de Santa Coloma de Cervelló. Recuerden aquí que el célebre K-Hito escribió que de no estar probado que Joaquín Bernadó hubiera nacido en Barcelona, habría que pedir su partida de nacimiento ala parroquia de Santa Ana de Sevilla. Pues yo diría que la de Alba Caro habría que pedirla a la parroquia de Santa María de Gracia de Camas. Compruébenlo ustedes mismos. Observen la colocación del cuerpo, de la cabeza y del brazo que no torea:

¿Y qué me dicen de esto? Miren el gesto y de nuevo el brazo que no torea.

Recordemos que se llama Alba Caro. También se fue a puerta gayola, toreó su novillo con la muleta, despacio, con enorme personalidad y añeja naturalidad. Enterró la espada y cortó también dos orejas.

Finalmente, el último novillo fue para el más novel de los actuantes, Marcos Adame, de Segur de Calafell (Tarragona), también alumno de la Escuela Taurina de Cataluña. Marcos mostró facilidad, disposición y gusto ya desde su quite por chicuelinas. Con la muleta ligó muletazos en tandas por ambos pitones. Cortó una oreja.

Terminado el festejo, los ochocientos aficionados venidos de Cataluña volvimos al coche y las peñas catalanas desplazadas a sus autobuses. Todos retornamos con la felicidad de haber disfrutado de nuestra afición en comunión y no sólo eso, sino también de haberla reivindicado. De habernos rebelado de nuevo contra la prohibición de lo que somos. Y con el deseo de que tal vez algún día se pueda repetir algo similar en Cataluña o, si no, ¿por qué no en Céret?

También nos fuimos con la esperanza quizá de haber sembrado un poquito para el futuro. Para el futuro de unos chicos que quieren ser toreros rebelándose contra toda imposición política, social y legal que viven en su tierra, en su entorno, donde desarrollan su vida. No debe de ser fácil. No es fácil. No vamos a engañarnos sobre las dificultades, probablemente insalvables, que tienen los toros en Cataluña y el pesimista futuro que nos aguarda. Pero, como decía Fernando Savater, 'hay una diferencia entre los soldados y los guerreros, los soldados aman la victoria y los guerreros amamos la batalla'.

Saludos.