lunes, 1 de septiembre de 2025

¿TIRAMOS EL REGLAMENTO A LA PAPELERA?

Estarán ustedes de acuerdo en que el presidente es la única garantía que tiene el aficionado para que no se rían de él después de haber pasado por taquilla. Lamentablemente los taurinos siguen ciscándose en los paganos sin que ningún palco tome cartas en el asunto. En España nadie quiere ejercer la autoridad y la fiesta de toros es un ejemplo más de ello.

El problema adquiere una mayor gravedad cuando las presidencias taurinas se saltan el reglamento ya sea por desconocimiento o por mala fe. 

No entraremos en las vulneraciones habituales. Un ejemplo sería no enviar a analizar cuernos sospechosos de afeitado siempre con la excusa de haberse roto la cadena de custodia. Lo comentábamos aquí y para que no se nos acuse de crítica destructiva planteábamos nuestra solución aquí.

Otro ejemplo habitual es conceder segundas orejas ignorando el artículo 82.2 (la segunda oreja de una misma res será de la exclusiva competencia del Presidente, que  tendrá en cuenta la petición del público, las condiciones de la res, la buena dirección de la lidia en todos sus tercios, la faena realizada tanto con el capote como con la muleta y, fundamentalmente, la estocada). Sucede en todos los cosos, empezando por los de primera categoría. Lo hizo Fernández Egea en San Isidro regalando aquella segunda oreja a Talavante, recuerden aquí:



Un tercero sería no proponer para sanción a los profesionales que perpetran al toro todas las perrerías que se denuncian en el artículo 71.3 para los banderilleros (queda prohibido recortar a la res, empaparla en el capote provocando el choque contra la barrera o hacerla derrotar en los burladeros) y en el 72.4 para los picadores (queda prohibido barrenar, tapar la salida de la res, girar alrededor de la misma, insistir o mantener el castigo incorrectamente aplicado).

Olvidemos todo esto y centremos nuestro comentario no en estas circunstancias tristemente habituales cada tarde sino en las que siguen.

Este año hemos visto tres situaciones clamorosas en las cuales el palco se ha pasado el reglamento vigente por salva sea la parte. En todas ellas el texto legal no deja ningún lugar a dudas y a pesar de ello, no se ha aplicado como se debería. 

En Almagro el presidente se saltó el reglamento en su artículo 83 al conceder un indulto fuera de lugar. Eso le debería suponer una multa que podría llegar hasta los 4.000 euros. Además no se lo saltó una sino tres veces: sacó el naranja en una plaza de tercera, no respetó la condición del trapío de la res (que no tenía ninguno) y el matador no simuló la suerte de matar con una banderilla sino con la mano.



¿Qué hace un pañuelo naranja en el palco de una plaza de tercera fuera de Andalucía? Recuerden que allí el artículo  57 de su reglamento sólo prohíbe el indulto en plazas no permanentes, en portátiles y en festivales. Por eso no habla del trapío de la res como condición para ello.

Por cierto, lean lo que dice el reglamento andaluz en ese artículo 57.5 porque nos parece ridículo:

En las plazas de toros de primera categoría en el supuesto de indulto, al no ejecutar el espada la suerte suprema, sólo se le podrán conceder como máximo dos orejas simbólicas

El legislador debió de abusar del rebujito cuando redactó eso porque en el 56.2 había dejado claro previamente que para dar la segunda oreja el presidente tendría en cuenta tanto la ejecución de la suerte suprema como la colocación de la espada. Si no ha habido estocada, ¿a santo de qué se conceden dos orejas en un indulto?

Un presidente nos decía una vez que para no complicarse la vida en situaciones en donde el público se pone tonto con el indulto o el diestro lo provoca, lo mejor es sacar el naranja y luego acogerse a haber zanjado la posibilidad de un altercado de orden público. Ignoramos si el palco de Almagro pensó eso o tiró por la calle de en medio para echar gasolina a un triunfalismo tan veraniego como barato. Seguramente fue lo segundo.

En Tafalla ya les comentamos que un toro fue picado y después condenado a banderillas negras. Las viudas únicamente son para toros que no hayan podido ser picados, no para simples mansos huidizos. Coincidirán con nosotros en que un animal que vio el rojo no debería mostrar esa sangría que ostenta éste sobre su piel. Es que Sangüesa lo atrapó en una carioca justificada y le dio cera abundante que no criticamos. Es decir, sí fue picado:



En cambio, la condena al rojo fue correcta para aquel Quejica de Cuadri con Varea en Valencia, que no se pudo picar y que les comentábamos aquí.  Está clarísimo el artículo 72 del reglamento navarro, copiado literalmente del 75 del nacional:

Cuando debido a su mansedumbre una res no pudiese ser picada en la forma prevista en los artículos anteriores, el Presidente podrá, a petición del espada de turno, disponer el cambio de tercio y la aplicación a la res de banderillas negras o de castigo.

Ustedes estarán pensando que menos mal que en la catedral venteña sí que se cumple el reglamento, ¿no? Pues tampoco. Y eso sin entrar en lo que decíamos más arriba acerca de criterios peregrinos para la concesión de trofeos o para la discutible aprobación de toros con trapío insuficiente o con boliches en los pitones. 

Sucedió en el pasado San Isidro durante la corrida de Adolfo Martín. Este Cartuchero de abajo vio el verde tras una lluvia de protestas pero no pudo seguir a los mansos y tuvo que ser apuntillado en el ruedo. 



Fernández Egea ordenó la salida de un sobrero de Martín Lorca y lo hizo violando el artículo 84.2. Antes el reglamento decía que no se substituiría un toro que se lesionase tras haber saltado al ruedo. En beneficio del aficionado se reformó dejando abierta la salvedad de que saldría el sobrero siempre que el titular abandonase el ruedo por su propio pie. No fue el caso de éste de Adolfo y por eso debió correrse el turno. La redacción no deja lugar a dudas:

Cuando una res se inutilizara durante su lidia y tuviera que ser apuntillada, no será sustituida por ninguna otra

Se lo preguntábamos este verano a un presidente de los serios y nos daba totalmente la razón aunque también hacía hincapié en que se hubiera armado una bronca monumental si se corre el turno. Le respondimos que para eso está el micrófono. Se explica la situación a los espectadores y se acabó. Si gusta, bien y si no, también. Seguro que los aficionados más cabales, tan celosos del reglamento en otras ocasiones, lo hubieran entendido. 

No creemos que haya habido mala fe  por parte de los tres presidentes en ninguno de los casos comentados pero sí un desconocimiento importante del reglamento. En el caso de Tafalla quien podría haberse quejado con toda la razón era el ganadero del Conde de la Corte, que se quedó con el baldón de las banderillas negras. En el caso de Madrid es la empresa quien pudiera haber hecho patente su malestar por la decisión del palco. No obstante, lean abajo en los comentarios las discrepancias de algunos lectores en la cuestión de la salida de este sobrero.

Y en el caso de Almagro, ¿quién podría quejarse? Nunca se quejará el presidente, que no quería problemas y por eso actuó de aquella guisa; ni el diestro, que con aquella cucaracha pudo expresar lo que llevaba dentro, tal como dijo literalmente en el callejón (óiganlo aquí); ni los críticos paniaguados, defensores a ultranza no del aficionado sino de sus lentejas, que son las que les sirven los taurinos triunfalistas; ni, en fin, el público orejil, que aquel día salió encantado de volver a casa contando que había asistido a un festejo histórico.



Los únicos que se quejan de tres vulneraciones tan estrepitosas como las descritas somos cuatro aficionados que pensamos que el reglamento está para cumplirlo. Es que si no es así, caeremos en el peligro de lo que desean personajes como Justo Hernández y es que desaparezca el presidente. Lo afirmaba aquí cuando abogaba por tirar el reglamento a la papelera:

 'el reglamento coarta la labor artística del torero y le impide crear; en cambio, sirve para que se tapen los toreros mediocres'

Es otro de los subterfugios de los taurinos para hacer aún más de su capa un sayo. Nos lo comentaba también un presidente: 'hay que ir con mucho cuidado con los taurinos porque les das la mano y te toman el brazo'

El problema de la mayoría de presidentes es que tienen déficit de afición y superávit de figuración. A día de hoy contamos con los dedos de una mano los que están ahí arriba para pensar tanto en el aficionado como en la integridad del espectáculo (y uno de ellos está ya retirado, recuerden aquí).

Pero vamos a ver: ¿qué podemos esperar cuando en Madrid hemos visto a algún presidente que aquel día no actúa y está en el patio de cuadrillas abrazando y besando a los toreros? ¡Tendría que estar en las taquillas besuqueando a los aficionados, hombre! Y lo de Sevilla, ¿qué les parece? El palco se ha convertido en un cortijo de aquel presidente que iba diciendo que el día en que a Morante se le pidiesen las dos orejas y estuviese él arriba le iba a dar el rabo... ¡y cumplió lo prometido! Hay otro presidente conocido de todos ustedes que va invitado a la finca de la empresa a pan y cuchillo sin ningún rubor. Y luego están aquellos presidentes que son políticos y que en toros lo más redondo que han visto es un edificio.

Esto que criticamos en el párrafo anterior se circunscribe a plazas de primera porque si nos paseamos por los pueblos la situación degenera hasta límites alarmantes. 

Entonces, ¿quién defiende la seriedad de las corridas y por extensión al aficionado? Nadie. Ni arriba ni abajo ya que los críticos paniaguados no hablan. Tienen la boca llena con el pienso que les echan los taurinos en el pesebre.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.

33 comentarios:

  1. En el “Cartuchero” de Adolfo: ¿debe prevalecer la paz pública o el 84.2 (correr turno)? ¿Vería bien que el reglamento obligue al presidente a explicar por megafonía la base legal cuando decide contra la corriente?

    Nunca olvidaré a ese Cartuchero. Su morfología y su cara me encantaron. No sé muy bien qué le pasó pero se quedó tieso como con las dos patas de atrás inutilizadas.

    Este domingo voy a Las Ventas a ver la novillada con las siguientes ganaderías: Brazuelas
    Sánchez León
    Los Eulogios
    Quintas
    Jiménez Pasquau
    Machamona


    Ya que me quedé por motivos de fuerza mayor sin ver a Quintas en Céret y solo pude llegar a la corrida vespertina, así me quedo sin el gusanillo de ver otra ver a la ganadería de Quintas, que es algo diferente.

    Un saludo.

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    1. Pienso que debe prevalecer la ley en cualquier circunstancia. Si de la aplicación correcta de la misma se derivan desórdenes públicos, eso ya sería cuestión de las fuerzas del orden.

      Sí que soy partidario de utilizar más la megafonía pero lo propuse una vez en el blog y en los comentarios me quedé más solo que la una.

      Saludos

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  2. "¿¡A quién defiende la Autoridad!? ¿¡A quién!?". Me crie con este grito, en Las Ventas de principios de los años 90, y que solía surgir de la garganta de Salva en el Tendido 7 de antaño. Y eso que en aquella época, había todavía presidentes cabales, como el caso de D. Luis Espada...

    Parece claro que a quién defiende, salvo contadísimas excepciones, es al establishment del taurineo imperante y al público de aluvión. Sin más.

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    1. Yo también recuerdo de pequeño esos gritos de Salva.

      Sobre don Luis Espada:

      https://share.google/Zyy3PSreJuTsGIuc0

      Saludos

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  3. Me permito completar su entrada con mi comentario. No todo son derechos del espectador… también hay deberes, aunque algunos parezcan olvidarlos entre candiles y palmas. Y su cumplimiento debe ser también fiscalizado.

    Uno de los incumplimientos más flagrantes —y televisados, para mayor escarnio— que hemos presenciado este año tuvo lugar en una de esas corridas con ocurrente vocación estética celebradas en una plaza costera, donde el ambiente parece más diseñado para las redes sociales que para la lidia.

    Por la razón que fuera (¿una puesta de sol inoportuna? ¿el guitarrista se retrasó? ¿dificultad para aparcar en los aledaños? ¿autoridad con la vista deslumbrada por tanto candil?), el paseíllo comenzó tarde. Y así, con el primer toro ya en el ruedo, vimos cómo el público seguía accediendo en manada a sus localidades como si tal cosa. A todas luces, esto contraviene el reglamento andaluz y el estatal, aunque como usted dice, parece que en ciertas plazas el reglamento es más decorativo que normativo. Aunque la televisión esté de testigo.

    Entiendo que mantener la atención entre tanto candil, tanto flamenco y tanto músico no es tarea fácil. Pero el aficionado perspicaz —ese que aún lee el reglamento y no solo los títulos de los artículos— no habrá pasado por alto las miraditas del toro al tendido, ya en plena lidia, como preguntándose si debía esperar a que todos estuvieran sentados para empezar en serio. Sobrecogedor.

    Reciba un respetuoso saludo. JF

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    1. Esa situación de personas moviéndose arriba y abajo cuando el toro está en el ruedo me pone malo. Afortunadamente hay sitios como en Madrid donde se controla bastante bien. Pero como usted vaya a una corrida cualquier pueblo aquello es la casa de tócame Roque.

      Saludos

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  4. Posiblemente fuese mejor tirar a estos presidentes y a quienes los nombran o tal vez,cerrar la tienda antes de que la cierren los de la cultura o los amigos de Bambi. franmmartin

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    1. Seguramente la terminarán cerrando pero mientras tanto los presidentes son la única garantía que tiene el aficionado para que el espectáculo mantenga la seriedad.

      Saludos

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  5. Hola, a veces los presidentes también aciertan. Este verano fui a ver una corrida en Alicante y resultó que toreaba Morante… fue un auténtico robo por parte del maestro. Resulta que a su segundo toro no se qué le vio, pero decidió que su subalterno le echara el capote al suelo para que se cayera y se pidiera el cambio. El toro no se cayó y eso que lo intentaron de todas las maneras, y como hablamos de presidente, ahí actuó correctamente no cambiando al toro. El torero dio dos mantazos y lo mal mató. Una tomadura de pelo total.
    Pues lo más triste no fue el robo, sino que el público echó una autentica bronca al presidente por no cambiar al toro. Increíble pero cierto.
    Creo que poco se puede hacer, cuando el público que llena las plazas no sabe ni que existe un reglamento. Si alguna vez se hace algún cambio, va a ser a favor del triunfalismo, esto es la fiesta de los toreros y no de los toros.
    Un saludo desde Málaga

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    1. Bien por ese presidente que no cedió al caprichete del niño consentido. En Málaga presidía la señora Romero, a quien los profesionales quisieron vetar acusándola de animadversión hacia las figuras...

      https://share.google/IEoGURyT5BsYmHpr7

      Saludos

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  6. Un simple aficionado de La Coruña. 1/2

    Hola Rafa y demás blogueros.

    En este caso, la entrada que están leyendo la realizo conjuntamente con mi amigo JOSÉ LUIS GARCÍA GARCÍA (entrevistado por Rafa en este blog -junio/julio de 2024-), que además ha sido mi profesor durante el curso que realicé de Presidentes de Plazas de Toros. Es Decano de Presidentes, y colaboró en la redacción del Reglamento Taurino Nacional y en la del autonómico de Castilla y León.

    Al respecto de una mala aplicación del reglamento por la devolución de un toro, dice Rafa:
    Ustedes estarán pensando que menos mal que en la catedral venteña sí que se cumple el reglamento, ¿no? Pues tampoco. Y eso sin entrar en lo que decíamos más arriba acerca de criterios peregrinos para la concesión de trofeos o para la discutible aprobación de toros con trapío insuficiente o con boliches en los pitones.
    Sucedió en el pasado San Isidro durante la corrida de Adolfo Martín. Este Cartuchero (imagen insertada) de abajo vio el verde tras una lluvia de protestas pero no pudo seguir a los mansos y tuvo que ser apuntillado en el ruedo. Fernández Egea ordenó la salida de un sobrero de Martín Lorca y lo hizo violando el artículo 84.2. Antes el reglamento decía que no se substituiría un toro que se lesionase tras haber saltado al ruedo. En beneficio del aficionado se reformó dejando abierta la salvedad de que saldría el sobrero siempre que el titular abandonase el ruedo por su propio pie. No fue el caso de éste de Adolfo y por eso debió correrse el turno. La redacción no deja lugar a dudas: Cuando una res se inutilizara durante su lidia y tuviera que ser apuntillada, no será sustituida por ninguna otra.
    Se lo preguntábamos este verano a un presidente de los serios y nos daba totalmente la razón aunque también hacía hincapié en que se hubiera armado una bronca monumental si se corre el turno.

    Pues no Rafa, creemos que ni usted ni el presidente serio tienen razón, y esto por los motivos que a continuación exponemos:

    1º La devolución de un toro se realiza en base a las siguientes condicionantes: que en su salida al ruedo resulte ser manifiestamente inútil para la lidia, padecer defectos ostensibles, adoptar conductas que impidan el normal desarrollo de la lidia, que se inutilice (algún día hablaremos sobre esto) durante esta, o que el espada considere que ha sido toreado.
    2º Por tanto, para cumplir con el reglamento en la decisión de devolver un toro, tienen que darse alguna o varias de las condicionantes citadas.
    3º El reglamento no contempla la salvedad de que para que un toro sea sustituido por otro, el sustituido tenga que salir del ruedo por su propio pie.
    4º Para poder apuntillar a un toro en el ruedo, excepto en los casos reglamentados en los artículos 81 y 84.4, el toro habrá de estar tumbado, no en pie, art. 80.1
    5º Dice Rafa en su exposición: El toro no pudo seguir a los mansos y tuvo que ser apuntillado en el ruedo. Esta redacción significa que en el momento de ordenarse su devolución, el toro estaba en pie, pues salieron los cabestros, lo que sería ilógico de estar tumbado.

    Conclusión. El Presidente Fernández Egea estuvo acertado y cumplió correctamente con el reglamento al ordenar la salida de un toro sustituyendo al devuelto, pues aplica el art. 84.4 que dice: En los supuestos previstos en los apartados anteriores (se refiere al art. 84, apartados 1, 2 y 3), cuando, transcurrido un tiempo prudente desde la salida de los cabestros, no hubiera sido posible la vuelta de la res a los corrales, el Presidente autorizará su sacrificio en el ruedo por el puntillero, y de no ser posible, por el espada de turno.

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  7. Un simple aficionado de La Coruña 2/2
    y José Luis García García

    Referente a los indultos dice el reglamento nacional en el art. 83: En las plazas de toros de primera y segunda categoría, cuando una res por su trapío y excelente comportamiento en todas las fases de la lidia, sin excepción, sea merecedora del indulto, al objeto de su utilización como semental y de preservar en su máxima pureza la raza y casta de las reses, el Presidente podrá concederlo cuando concurran las siguientes circunstancias: que sea solicitado mayoritariamente por el público, que lo solicite expresamente el diestro a quien haya correspondido la res y, por último, que muestre su conformidad el ganadero o mayoral de la ganadería a la que pertenezca.

    En cuanto a la inmensa mayoría de los indultos actuales, dejando de lado al público, el más importante en la fiesta, pero en la actualidad poco preparado para exigir, decir que, para la paulatina degeneración de la fiesta, desdichadamente, hay cuatro responsables claros, dos viven de esta: el matador y el ganadero, y los otros dos, el delegado gubernativo y el Presidente no viven de ella, pero tienen la obligatoriedad de defenderla, cumpliendo tan solo con el reglamento, pese a quien pese.
    Responsable el matador (salvo rara excepción), pues solo le interesa el indulto para que los medios de comunicación hablen de él, como si gracias a su gran trabajo un toro puede seguir viviendo. Craso error, pues el mérito es del toro que se lo ganó por su bravura, la cual no le importa al matador, y mucho menos su trapío, (cuanto menos tenga, mejor), lo único que valora es tan solo que el toro vaya y venga dócilmente, noble y sin peligro y que aguante gran cantidad de pases (sean estes mejor o peor dados). El matador sabe que un indulto equivale a un trofeo de dos orejas o dos orejas y rabo simbólicos, pese a que en muchos casos ni una merecen, pero que por rutina, los presidentes conceden.
    También el ganadero, que generalmente le interesa el indulto por la fama e interés comercial, pues los medios hablaran de que los toros de esa ganadería son bravos y nobles, y siendo fundamentalmente lo último, apetecibles para los toreros. ¿Cuántos toros indultados se utilizan como sementales?
    Y por último, los que lo pasan mal cuando hay indultos, el delegado gubernativo y el Presidente, que no exige para concederlo, que el público se manifieste pidiéndolo con exhibición de pañuelos, que el matador deje de torear y se acerque al callejón para comunicarle al delegado que pide el indulto del toro, así como exigir al ganadero o su representante que procedan del mismo modo que el matador. Y el Presidente, que es quien habrá de tomar la decisión definitiva, tras consultar, si lo estima pertinente, a los asesores veterinario y taurino.

    Y lo peor de todo esto, para mayor inri de la degeneración de la fiesta, es cuando actuando un matador que a la vez es ganadero (Talavante), pide el indulto de un toro carente de trapío (de Cayetano Muñoz) y en una plaza de tercera categoría (Almagro). Decimos degeneración de la fiesta porque un Presidente parece desconocer el reglamento al conceder un indulto en plaza de tercera categoría (no permitido), el matador por pedirlo, y consentirlo el ganadero teniendo en cuenta la categoría de plaza y el trapío del toro. ¿Qué puede aportar a la fiesta Talavante como ganadero? Lo que actualmente aporta como torero, ¡Más mentira y degeneración!

    Todo cuanto queda expuesto al respecto está recogido en el reglamento taurino nacional, de ahí que no detallemos específicamente los artículos sobre el indulto.

    Les saludamos y hasta la próxima.



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    1. En cuanto a la charlotada de los indultos actuales estamos de acuerdo.

      En lo del de Adolfo voy a discrepar.

      1. El toro para el presidente estaba en plenitud de facultades al saltar al ruedo ya que lo aguantó hasta después no de uno sino de dos puyazos. El verde asomó en el segundo tercio.

      2. El animal no presentaba ningún defecto ostensible a juicio del presidente ni conducta que impidiera la lidia. Tampoco era el caso de estar toreado.

      3. Eso es así, nada que discutir.

      4 y 5. El toro no estaba en pie sino echado cuando el cachetazo. Pasó que no seguía a los mansos y el diestro intentó llevarlo hasta toriles. El animal no llegó porque se echó y es entonces cuando fue apuntillado. En la crónica de la Asociación El Toro se ve una foto de Ana Escribano de ese instante.

      La discusión queda reducida a si se inutilizó durante la lidia... o lo inutilizó el picador de apellido Vicente. Una de sus lanzadas pudo herirlo de gravedad y por eso se echaría.

      Esto lo hemos visto bastantes veces, la última con el Cigarrero de Vic-Fezensac. En esos casos, ya en el tercio de muerte, se colea al animal o el matador le echa la muleta a la cara, lo levanta y lo mata. Aquí ya había visto el verde y el final fue el que he descrito.

      Ciertamente se presta a discusión la situación y me alegro de que ustedes hayan intervenido. Solamente nos faltaría la versión del presidente Fernández Egea.

      Por cierto, el Presidente serio que me dio la razón estaba aquella tarde en el tendido.

      Saludos a los dos.

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  8. Al odiado Domingo Delgado de la Cámara, actúa el de presidente en la aplaza de totora portátil de Tamames, le vi yo dar orejas a un novillero después de pinchar una faena que se basó en el pico y el despegado del novillo por petición de la familia y un sitio banderillero de Salamanca y negarle la oreja a un novillero que mató a la primera y estuvo sensacional toreando.

    Lo de los “presis “ es, blog aparte, una mentira inmensa como lo es el toreo y los taurinos actuales.

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    1. El problema es que entre los taurinos la mentira podemos suponerla porque viven de ella pero entre los presidentes clama al cielo ya que ellos deberían ser los garantes de la integridad del espectáculo.

      Saludos

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  9. Gracias Rafa por el texto. Desde la ignorancia total, ¿los recortes se prohíben por ser algo ajeno a la lidia de toda la vida o hay otro motivo? ¿tendría sentido que el reglamento condicionara los indultos a requisitos objetivos que no dieran lugar a discusión como por ejemplo veces que ha ido al caballo? Saludos.

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    1. Los requisitos para el indulto están clarísimos en el reglamento pero como se lo pasan por el forro dan lugar a discusiones.

      Los recortes se prohíben porque son quebrantos al toro. Corrochano no los soportaba y en sus crónicas siempre los censura con acritud. Habría que prohibir también pegar al toro tres medias verónicas consecutivas porque son destructoras para las vértebras del pobre animal.

      Saludos

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  10. Fui ayer a Illescas a ver la corrida de Cebada Gago. Fue una tarde entretenida. Al final Diego San Román causó baja y le sustituyó Javier Cortés.

    Por si le interesa le dejo los fallos a espadas de Damián Castaño (que hizo cosas de gran mérito con las telas). Y la estocada que le dio la oreja a Javiér Cortés.

    https://streamable.com/x98omo

    Gómez del Pilar:

    https://streamable.com/9n6f53

    Saludos cordiales.

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  11. La primera estocada que se ve de Castaño es absolutamente demencial. En las otras entradas especialmente al segundo toro se ve cómo se alivia y casi clava a paso de banderillas. Parece que la cosa no tiene remedio. ¡Es que va a peor!

    Buena la estocada de Cortés.

    Saludos

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    1. Eso he pensado yo, que no es que haya una mejoría, es que cada vez va a peor. Estuve viendo la corrida de Miura en Santander el otro día y creo que fue pura chiripa que matase al toro a la segunda.

      Los Cebada Gago enviaron a Illescas una corrida muy digna, me sorprendió la presentación de las reses pero les faltó casta.

      Estuve leyendo a raíz de esa cita que me pasó sobre toros de bella lámina que no tienen nada dentro (por la corrida concurso de Orthez del año pasado) y he decidido ir este fin de semana a Sotillo de la Adrada ya que lidia una ganadería portuguesa llamada Dias Coutinho, he estado viendo que el domingo va Benítez Cubero y Pallarés, toda la corrida muy bien presentada. Así que renuncio a la novillada concurso venteña para ir a este festejo. A ver qué tal. Ya que ni me enteré del desafío portugés de Orthez por lo menos intentaré ver otras ganaderías portugesas auténticas como esta, que pone "encaste Parladé". No sé yo muy bien si eso será un encaste.

      Saludos cordiales.

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  12. José Luis García García. Decano de Presidentes
    Hola, Rafa.
    Continuando con nuestro intercambio de pareceres, pero en esta ocasión exponiendo solo mi opinión, en relación al apuntillado del toro “Cartuchero”, de Adolfo Martín y su sustitución por un sobrero de Martín Lorca, he de señalar cuanto sigue:
    En relación al punto 1 de tu respuesta, se hace necesario decir que el hecho de que el Presidente aguantara el toro en el ruedo hasta después del segundo puyazo no quiere decir que el mismo estuviera en plenitud de facultades al salir al ruedo. ¿Cuántas veces hemos visto toros que al poco de ser recibidos con el capote comienzan a claudicar intermitentemente y el Presidente ordena la salida de los picadores, el toro recibe los puyazos reglamentarios, y hasta que no se derrumba estrepitosamente no es devuelto por el Presidente?, ¿quiere eso decir que el toro salió al ruedo sin presentar “defectos ostensibles que le impedían el normal desarrollo de la lidia? Sencillamente no, ese toro no era apto para la lidia por esa circunstancia y, consecuentemente, procedía su devolución y sustitución por un sobrero, independientemente que el animal regresara a los corrales acompañado de los mansos o se echara como consecuencia de un agotamiento físico, estar derrengado, etc. Por tanto, al margen de que posteriormente a su salida al ruedo con esa deficiencia física, que ya era motivo de devolución, el Presidente, incumpliendo el precepto reglamentario, ordenara la salida de los picadores y como consecuencia de un puyazo defectuoso se inutilizara el toro ya se echara sobre el ruedo y fuera necesario apuntillarle al no poder regresar a los corrales, lo procedente sería la aplicación del punto 1 del artículo 84 (El Presidente podrá ordenar la devolución de las reses que salgan al ruedo si resultasen ser manifiestamente inútiles para la lidia, por padecer defectos ostensibles o adoptar conductas que impidieren el normal desarrollo de ésta), y no el punto 2 (Cuando una res se inutilizara durante su lidia y tuviera que ser apuntillada, no será sustituida por ninguna otra), ya que previa a la inutilización durante la lidia y el posterior y necesario apuntillado, fue el adolecer de la condición necesaria para la lidia al presentar ese defecto de invalidez por la falta de fuerzas.
    Por supuesto, que queda descartado el hecho que contempla el reglamento de que pudiera estar toreado, punto 3 del artículo.
    Ante un puyazo defectuoso que pudiera ocasionar un neumotórax al toro, lo normal es que se paren, sobre todo en el último tercio y si se echan ya es al final del mismo, pero si el toro en cuestión se echó cuando el matador intentó llevarlo hacia chiqueros, lo lógico es que lo hiciera por el agotamiento físico que evidenciaba ya al salir al ruedo, al mostrar un derrengamiento, circunstancia que como ya se dice le invalidaba para la lidia y debía ser sustituido por un sobrero. (continuará)

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  13. José Luis García García. Decano de Presidentes (continuación)
    Y, al hilo de lo que se reflejaba en el artículo acerca de que si alguno presidente dijo que “para no complicarse la vida en situaciones en donde el público se pone tonto con el indulto o el diestro lo provoca, lo mejor es sacar el naranja y luego acogerse a haber zanjado la posibilidad de un altercado de orden público”, se hace preciso señalar que sencillamente se trata de una justificación de Perogrullo con la que explicar una actuación antirreglamentaria, pues en el toreo siempre hubo broncas fenomenales, hoy apenas se dan, y una bronca en los toros por grande que sea nunca constituirá una alteración del orden público. De todas maneras el Presidente en el desarrollo de su cometido lo que tiene que hacer es aplicar la ley el reglamento taurinos, y en cuanto al orden público requerir del “Delegado gubernativo la intervención de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para evitar la alteración del orden público y proteger la integridad física de cuantos intervienen en la fiesta o asisten a ella”, como estipula el propio reglamento. Por establecer un símil, ceder el Presidente ante una presión del público, sería como ceder las fuerzas de seguridad ante la presión ciudadana por la comisión de un hecho delictivo. Y no estaría demás, decir que ya va siendo hora que, además de la responsabilidad penal o civil en la que puede incurrir el Presidente, se recoja también en el reglamento disciplinario la sanción administrativa de suspensión temporal o definitiva al Presidente que infrinja el reglamento

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  14. Un simple aficionado de La Coruña.

    Hola Rafa y demás blogueros.

    He entrado conjuntamente con José Luis García García (decano de Presidentes de plazas de toros) para comentar la actuación del presidente Fernández Egea en las Ventas con motivo de la devolución de un toro y su sustitución por otro, y hoy lo hago solo, para responder a tu respuesta a nuestro comentario.
    Decir que no soy terco, pero tampoco contemporizador. No me agrada dar el brazo a torcer si no hay una razón clara para ello, ni que lo haga quien conmigo discrepa, igualdad reciproca.

    Dices sic: La discusión queda reducida a si se inutilizó durante la lidia... o lo inutilizó el picador de apellido Vicente. Una de sus lanzadas pudo herirlo de gravedad y por eso se echaría.
    No, respetado Rafa, la discusión no queda reducida a si el toro se inutilizo o lo inutilizaron. La discusión, desde un principio, es de otra índole, al menos para mi, la que estriba en si es correcta o no la sustitución del toro inutilizado y apuntillado.

    Dices sic: El toro no estaba en pie sino echado cuando el cachetazo.
    Vuelvo a insistir en lo dicho en nuestro comentario, que para poder apuntillar (dar cachetazo) a un toro, este tiene que estar echado (art. 80.1), exceptuando las circunstancias que se contemplan en los arts. 81 y 84.4, que se puede apuntillar estando en pie.

    Y a continuación dos ejemplos para lo que se debate desde un principio, la aplicación de los artículos 84.2 y 84.4.
    Cuando un toro se inutiliza durante la lidia, y como consecuencia de ello se produce su devolución a corrales (*), si la lesión sufrida origina que una vez que este se haya caído, es incapaz de levantarse, o que suceda lo mismo por agotamiento físico (derrengado), ya no salen los cabestros (**). Procede la aplicación del art. 84.2 y no hay sustitución.
    Cuando un toro se inutiliza durante la lidia, y como consecuencia de ello se produce su devolución a corrales, si la lesión sufrida origina que este se caiga, se levante y vuelva a caer, y así sucesivamente, o suceda lo mismo por agotamiento, y por tales motivos el desplazamiento hacia los corrales es dificultoso y doloroso para el animal, además de lento (por no seguir a los cabestros y tan solo obedecer a los estímulos provocados por el matador), ralentizando el espectáculo al no quedar definitivamente echado en el ruedo, sino no que se trata de caídas intermitentes. Procede la sustitución por la aplicación del art. 84.4 que dice (sic): … cuando, transcurrido un tiempo prudente desde la salida de los cabestros, no hubiera sido posible la vuelta de la res a los corrales, el Presidente autorizará su sacrificio en el ruedo por el puntillero…

    Importante.
    (*) El Presidente, antes de devolver un toro a corrales, consulta sobre el estado físico de este al asesor veterinario, para conocer cuales pueden ser las lesiones y sus consecuencias.
    (**) Cuando un toro puede desplazarse, salen los cabestros para llevarlo hasta los corrales. Al estimar el asesor y comunicárselo al Presidente que el toro no puede desplazarse al echarse y no levantarse, ya no salen los cabestros.

    Un saludo.

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  15. Rafa y compañía, el cartel de las próximas novilladas de Calasparra parecen asunto muy serio. No sé Rafa si usted va a acudir. Lástima que no se vayan a retransmitir. Dolores Aguirre, Miura, Prieto de la Cal, Raso del Portillo etc...

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    1. No puedo ir por motivos laborales pero me han dicho que la suerte de varas es inexistente.

      Saludos

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  16. Gracias Rafa. La gran mayoría de los presidentes son medio tontos, carentes de afición y lo q les gusta es figurar y el taurineo. Saludos

    El taurinro es la herejía de la afición.

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    1. Hombre, en lo de medio tontos no estoy de acuerdo pero en lo de figurar y poca afición sí. Sobre todo en la figuración, eso pierde a la mayoría.

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  17. No sé cómo se podría garantizar la independencia de una persona ya que su decisión puede repercutir en la trayectoria de un torero y privarle de futuros contratos o hundirle más en su carrera. Lo que está mal visto es ese compadreo que comentas Rafa entre el presidente y los toreros actuantes y que no se limite a un mero saludo . No sé si habría algún form de recusacion para cuando tienen amistad manifiesta o enemistad con tal torero o ganadero.Cuando se tiene mucha amistad con un torero o ganadero la imparcialidad brilla por su ausencia ,lo mismo ocurre con los críticos que escriben.

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    1. Ya, pero eso no hay forma de demostrarlo si no es confiando en su palabra.

      De todas formas podría haber amistad con un ganadero o un torero y después mantener la imparcialidad si estás en el palco o escribiendo una crónica. Es difícil pero puede darse.

      Aunque en el caso de los presidentes, la mujer de César tiene que ser honrada y además parecerlo.

      Saludos

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  18. José Luis García García. Decano de los Presidentes
    Hola Rafa, y demás blogueros. Buenas tardes.
    En relación a lo que expone la persona que firma como anónimo acerca de la independencia del Presidente y la posible recusación del mismo, me permito hacerle llegar, a él y a todos los demás, que no sólo la recusación del Presidente, sino también la abstención por parte de él, está recogida en los reglamentos de Castilla y León, del año 2008 y de Andalucía del año 2025, y en términos similares ambas circunstancias. El Presidente deberá abstenerse o podrá ser recusado cuando exista un interés económico y profesional con la empresa, los profesionales o los ganaderos. También cuando tenga una amistad íntima o enemistad manifiesta con los mismos, así como cuestión litigiosa pendiente con alguno de los intervinientes en los espectáculos taurinos. Igualmente, ante el supuesto de tener consanguinidad dentro del cuarto grado o de afinidad dentro del segundo grado, o tener relación de servicio con los mismos, o haberles prestado servicios profesionales de cualquier tipo en los dos últimos años anteriores a la celebración del festejo. Considero oportuno, decir también, que en el año 1999 la sección de Presidencias de la Comisión Nacional Consultiva de Asunto Taurinos, de la que formé parte, elaboramos por iniciativa mía un Protocolo de Presidentes, en el que ya recogíamos este hecho. Saludos

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  19. Por alusiones y según el art. 14 apart 2 del decreto de castilla y león solo habla de que no puede serlo quien tenga interes económico profesional o de parentesco con los profesionales actuantes y ganaderos, no veo que hable de amistad o enemistad manifiesta.No sé si el de Andalucía si lo recoge.

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  20. Para anónimo 37.
    Reglamento Taurino de Castilla-Leon.
    Léase usted el art.17. Abstención y recusación de la Presidencia.
    Francisco de Madrid

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  21. Un simple aficionado de La Coruña.
    El Reglamento Taurino de la comunidad Castilla y León del 2008 dedica a la Presidencia los artículos 14, 15, 16 y 17. En el art. 17 punto b, contempla lo de la amistad. Un saludo.

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