domingo, 29 de mayo de 2022

FERIA DE SAN ISIDRO, 2022 (18). ALGARRA: NO SE ACLARAN AL ENTRAR A MATAR

Se anunciaban tres toreros a los cuales los toros han hecho mucho daño. Recordemos la grave lesión cervical del onubense, la terrorífica cornada de Santanero I al valenciano y las dos en el muslo del madrileño.



La corrida de Algarra estuvo bien presentada. Vimos un toro empujando en el caballo con ganas, otro bravucón y con temperamento en la muleta, uno desorejable y tres claramente deslucidos. En general, tuvo cierto interés para lo que estamos acostumbrados en esta interminable isidrada.




ROMÁN. Su primero era un toro negro mate con la encornadura modélica de lo que se busca hoy en día, o sea, con perfil, ofensivo, con las puntas hacia arriba pero con la condición de que nunca abran demasiado. El maestro Moore adivinó desde su localidad que íbamos a comentar eso o simplemente pensó lo mismo que nosotros sobre esos pitones de diseño, observen su instantánea:



El toro venía bien picadito del campo. Derribó espectacularmente en el primero y se enceló en el caballo pero no por su mucha fuerza sino porque lo cogió del pecho. La prueba es que Román había visto que el toro iba justito y en el segundo no permitió que el picador apretase nada.



Brindó recordando la cornada del toro de Baltasar Ibán que provocó nuestro homenaje al maestro en esta entrada.

Tuvo mérito que se pusiera a torear al natural de inicio dando distancia al toro. Eso es todo lo contrario a la faena hotelera. Con la derecha no dejó que el toro le tocase la tela pero encorvó demasiado la figura.



El toro no se le paró porque apenas había recibido castigo y eso es mérito del maestro ya que hemos visto a otros colegas de postín que han machacado los toros en el peto y luego a quejarse de que no bufan:



Final con bernadinas antes de esta entera trasera perdiendo la muleta por no liarla bien y entrando a la velocidad de una centella. Esa velocidad tiene que corregirla con urgencia. Observen que no es de los que pega el telonazo:



Tras un descabello no hay queja por nuestra parte de lo realizado por el maestro en este primer toro como no sean los defectos apuntados en la estocada. De eso a pedir la oreja media un abismo. Pero, ¡ay!, estamos en el pueblo de Madrid y la oreja cayó. El clima festivo siguió con una ovación exagerada al toro en el arrastre.

Su segundo era un castaño lavado de cara, bocidorado, de mazorca gruesa:



Tuvo un susto cuando rodilla en tierra el toro le arrancó el capote:



Mal el diestro sin saber poner el toro bien en suerte para pedir rápidamente a Espartaco que levantase el palo. Bien Chacón con los palos aunque no pudo salir andando como quisiera en su pique con Sánchez porque el castaño hizo hilo.

El toro se empleaba con violencia pegando tarascadas. No se acobardó el diestro porque no ha nacido el toro que lo amilane pero faltó mando en su muñeca. Se vio en que el de Algarra fue a su aire desde el principio.

El toro terminó desarmándolo e hiriéndolo en el gemelo para demostrarle que como máximo pidiese tablas pero que ni de broma le había ganado la batalla:



Comparen la imagen anterior con la cornada que le pegó el de Ibán en la foto del amigo escocés Sean Boyle. Es la misma pierna y ambos toros con la lengua afuera, como burlándose:



Se equivoca en la suerte contraria pero consigue evitar el hachazo dando un pequeño salto al cruzar. Observen que el toro pego el cabezazo hacia su terreno natural. Estaba paralelo a la raya y se giró de esa manera:



A punto estuvo de sufrir un percance gordo pero el tal Peletero tuvo que tragarse la casi entera arriba que lo mando al otro barrio:



De nuevo hubo petición y el presidente Sanjuán aguantó el chaparrón para no tener que abrir la puerta grande. Román dio la vuelta al ruedo cojeando y pasó a la enfermería. Tenía una cornada de 15 centímetros.


CABALLERO. Su primero era un toro serio y hondo sin llevar excesiva leña ni falta que hace. Quizá por ello se oyeron unas protestas. No era facado sino que es una mancha parece que de cal o de pintura:



Cogió a Caballero en el tercer lance cuando alargó demasiado el capote y el toro lo vio:



No lo caló pero le pegó una paliza en la barrera:



Empuja de bravo en el primero y se queda encelado en el peto. En el segundo ya se afligió pero seguro que en un tercero para señalar se hubiera vuelto a arrancar de largo. Es una vergüenza que en la que dicen es la primera plaza del mundo, el tercer puyazo sea una auténtica quimera:



Quite del onubense, que es muy bueno a la verónica pero no hay forma de que dé una. Prefiere las chicuelinas y los delantales, lo cual es una pena. Excelente par de Fernando Sánchez, cada día con más chulería y siempre sin saltar, ¡como debe ser!



El toro llevaba ya un buen tute y era de tres tandas buenas y una estocada bien ejecutada. Eso hubiera valido una oreja de ley. Pero Caballero sacó la faena del hotel, empezó a pegar pases y aburrió al toro casi tanto como a nosotros:



Acierta al insistir en armarse en la suerte natural pero como el toro se descuadraba, cambia erróneamente a la contraria y las ganas que tenía de salirse de la suerte al saber que se estaba equivocando hicieron que dejase la espada enhebrada.

Volvió a entrar en la natural y aquí el toro sí lo ayudó y se quedó con esta entera arriba más descabello:



El quinto era un toro negro, bajo y bien encornado, que apareció en el ruedo papando moscas:



El pobre animal recibió dos varas asesinas en el lomo. Quizá su acceso sigiloso al recinto era porque se veía venir esta carnicería. A veces pensamos que demasiado aguantan hoy los toros con estas lanzadas tan criminales:



Esta vez Sánchez se alivió un poco y perdió la partida con Ruiz. Ahí los tienen por ese orden:




El toro era un poco reservón y tenía cierto geniecillo, o sea, el tipo de animal que le va a Caballero. Pero lo vimos ubicándose en la pala sin decidirse a dar el paso adelante. Al natural buscó cruzarse pero luego citaba con la muleta retrasada y picando, pasándose el toro bastante lejos. Ya ven que no todo es cruzarse:



Acierta en la suerte natural, que como su nombre indica es la natural para la mayoría de toros, y pincha por entrar sin fe. Cambia a la suerte contraria y vuelve a pinchar perdiendo la muleta. En la contraria de nuevo, el toro no le deja pasar porque se le abre hacia su querencia natural  y cae otro pinchazo que escupe, con aviso. Descabello y la confirmación de que Caballero sigue sin aclararse en la suerte suprema.



DE MIRANDA. Su primero era un castaño carinegro y bocidorado sólo por abajo, además de listón, bragado, meano y axiblanco:



Por fin vimos a De Miranda estirarse a la verónica como sabe:



No pelea en varas levantando la cabeza para quitarse el palo y saliendo de naja. Román hizo un quite de frente por detrás mucho más templado, y además toreando, que el de Téllez el día anterior pero éste fue recibido con cuatro palmitas. Hoy no estaban ni Urdiales ni Talavante para fastidiarlos.

Celeste imperio donde el toro se le vino pero en cuanto lo obligó por abajo besó la arena. De Miranda corrió la mano con gusto pero su enemigo no tenía categoría. 



Llegó a hacer una arrucina en la que el toro se le quedó ahí debajo y no hizo por él al estar ya completamente ahogado. Se puso un poco pesado antes de un pinchazo y esta media lagartijera, siempre pegando el telonazo:



El último era un negro listón, bragado, meano y axiblanco, musculoso y muy correcto de trapío en nuestra opinión:



Verónicas esta vez de trámite y en el caballo, un nuevo desastre: primero un puyazo caído y luego otro contrario.

Por lesión de su compañero, Fernando Sánchez puso un par con el que se quitó la espina del anterior:



El toro mansurroneaba y se defendía pero si se lo llevaba con una mezcla de suavidad y firmeza, tragaba sin protestar. El problema era su poco fuelle, con lo cual la faena se diluyó como un azucarillo mientras De Miranda lamentaba su mala suerte en el sorteo.



Nos castigó volviendo a alargar una faena que ya no había por dónde cogerla. Pinchazo y rinconera estirando el brazo y tapando la cara. Saltó la sorpresa cuando Fernando Sánchez atronó al toro al tercer intento y no a la primera como es habitual en él:



Ya ven que la corrida no fue como para tirar cohetes pero hubo dos cogidas, un toro en la muleta que quizá ha sido el más encastado de la feria hasta ahora y otro más interesante en el caballo, que seguro que hubiera lucido en una tercera entrada.

Ah, y el festejo fue la enésima confirmación de que los maestros no se aclaran entre la suerte natural y la contraria. Ni éstos de hoy ni casi ninguno. Sólo miran la ridiculez de las patas cuadradas cuando lo otro es muchísimo más importante. Recuerden lo que explicábamos aquí. 

Si hay algún selecto lector que sea amigo de alguno de los tres matadores de esta corrida, les envía esa entrada. 

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.














5 comentarios:

  1. Buenas Rafa .

    Por lo que leo , en tu criterio ¿un toro solo debería matarse en la suerte contraria cuando tiene una tendencia a tablas escandalosa? ¿Qué porcentaje de toros más o menos cumple esa premisa? .

    Saludos

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    Respuestas
    1. Disculpa Rafa, la cornada a Roman del toro de Iban fue entrando en la suerte contraria

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    2. La respuesta a la primera pregunta es que sí y a la segunda pregunta que muy pocos.

      Hay un caso que puede hacer dudar tanto al aficionado como al matador. Es el del toro que no ha apretado para adentro durante toda su lidia pero que empieza a rajarse en la faena de muleta tendiendo hacia las tablas.

      La duda es si ese toro habría que matarlo en la suerte contraria, porque parece que ayudará más dado su cambio, o en la suerte natural porque en el último momento tendrá tendencia hacia afuera.

      Precisamente es lo que pasó con Román y el toro de Ibán que le pegó la cornada. Era claramente de suerte natural pero se rajo al final de la faena. El maestro entró en la suerte contraria y resultó cogido y algunos dijeron que se había equivocado precisamente porque aunque el toro se había rajado no era de la contraria.

      Yo pienso que lo hizo bien y que fue un caso de mala suerte.

      Saludos

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    3. A Anónimo de 18:52. Tiene usted toda la razón porque me equivoqué en la primera respuesta aunque el fondo de la cuestión era el mismo tratándose de un toro de una suerte natural clara que se raja al final de faena y hace dudar.

      Lo correcto es lo que copio aquí encima. Muchas gracias por estar al quite.

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  2. A Juan Preciado:

    Me ha hecho gracia esa anécdota que cuenta del patio de caballos. Si me lo permite, la guardo para ponerla como comentario en la siguiente entrada porque así la verán más lectores al ser una crónica de más actualidad porque en ésta quizá entren ya menos personas. Allí le diré qué me parece.

    Saludos.

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