sábado, 1 de junio de 2019

FERIA DE SAN ISIDRO, 2019 (16). ALCURRUCÉN: VIERNES DE RESACA

La resaca de la tríada de Albaserrada se hizo notar en la corrida de Alcurrucén. Con sus carencias y virtudes, los dieciocho grises de los tres días anteriores habían mantenido la atención de los tendidos y los cinco sentidos en el ruedo. No se vieron pamplinas en forma de tafalleras, gaoneras, bernadinas o arrucinas. Y martinetes, sólo uno, el de Roca al torete de Adolfo con el que triunfó.

El público vino a la corrida de Alcurrucén como dormido. Bien es verdad que los toros fueron desaboríos y bastante desiguales aunque tuvieron el denominador común de ser todos muy finos de cabos. Hubo reacciones del respetable que nos llamaron la atención: los pitos a Mora porque falló tres veces con el descabello cuando el toro había estado a punto de matarlo por dos veces un minuto antes, las ganas con que se pidió la oreja aunque Ureña hubiera pinchado o las protestas por la blandura de algún ejemplar sin la paciencia demostrada con algunos de Albaserrada tan flojos como éstos.



Sobre esto último, ya nos decía un amigo lector en la entrada anterior que los protestantes miran de quién es el sobrero y sus quejas verdosas van en función de lo que espera en los corrales y no de la flojera de remos de lo que están viendo. Pues no nos parece de recibo, lo decimos claramente.

A pesar de esa resaca a que nos referimos, se vieron tres cosas destacables: el inicio de faena más torero en lo que llevamos de feria, un toro empujando en el primer puyazo con más bravura que cualquiera de los adolfos y/o victorinos y unos naturales de los más decentes que se han visto en la plaza hasta ahora.

MORA. Su primero venía picado del campo. Primer puyazo trasero donde cabecea y se va suelto y este segundo que ven abajo prácticamente en el lomo. Ponemos la imagen porque en este preciso instante, Muñoz, en su afán por engañar al espectador, decía en televisión 'está picando arriba, en buen sitio...¡bien picao el toro!' Ustedes mismos:



Gaoneras de Ureña en el quite y responde con otras iguales Mora rematando con una brionesa. Ya se notaba que el toro no era de color gris. Esperó en banderillas, como todos sus hermanos, pero Ángel Otero puso el mejor par de toda la tarde, éste:



¿Alguno de ustedes sabe por qué vemos a Otero tan poco mientras otros subalternos repiten cada tarde? Mora le brindó emocionado el toro:



Atención porque acto seguido tuvo lugar el inicio de faena más torero en lo que llevamos de feria, todo con la mano izquierda: trinchera en tablas, natural saliéndose, otra trinchera llegando a la raya, natural un poco enganchado, pase de pecho sobre la línea y otro natural dejando al toro quieto y el maestro que se retira andando con gallardía. A ver si a ustedes les gusta tanto como a nosotros, lo pueden ver pulsando en el vídeo aquí a partir del 0'25'' arrancando con el par de Otero. 



El toro empezó siendo de dulce pero Mora se dedicó a pegar pases sueltos que lo aburrieron. Se colocó fuera de cacho pero no escuchó tantos pitos como otros (?). Estuvo claramente por debajo del toro y el animal se vengó cuando entró a matar. Se fue al bulto las dos veces. La primera es ésta donde le pone el pitón en el bajo vientre y le pega una voltereta tremenda, perdonándole la vida milagrosamente:



Pero es que, al volver a entrar, el toro le hace lo mismo y ahora le pega un puntazo en la cresta ilíaca tragándose una tendida trasera. El diestro tuvo el detalle torero de no pasar a la enfermería hasta el final de la corrida:



A pesar de estos dos sustos tan notables, oyó pitos cuando falló con el descabello. No nos entra en la cabeza esta desconsideración tan fuera de lugar y más en una suerte de matarife como es el verduguillo. Es probable que Mora no lo tuviera en cuenta pensando que en esos mismos instantes podría estar ya con anestesia general si llega a tener menos fortuna.

Su segundo era finísimo de pitones y de cabos pero blando de remos y muy protestado. 



Ese toro empujó más en el primer puyazo que varios adolfos juntos, incluso hizo un ligero romaneo mientras De Pedro lo abría. Fue en la primera entrada porque después el tal 'Cornetillo' había entendido y no quería más caballo.

Iván García clavó limpio pero en el lomo y Mora hizo de enfermero con la muleta a media altura. Pinchazo con este pitonazo en la mejilla y rinconera habilidosa.



UREÑA. Gran vulgaridad de su primero en el caballo y sosería a raudales en la muleta. Añadan a eso que se fue al suelo cuatro veces y que se distraía permanentemente. La cosa se nos hizo plúmbea. Pinchó tirándose encima del toro sin cruzar como acostumbra, hasta que se lleve una buena cornada y cambie de política. Luego vinieron medio bajonazo atravesado y una rinconera.

El quinto se puso en suerte ante el caballo él solo pero incomprensiblemente lo saca un peon de tal manera que el toro se despista y se va al reserva, ¿ustedes lo entienden? Pues nosotros aún entendimos menos que ese reserva, Iturralde de nombre, le pegase una paliza inmisericorde a favor de querencia. Vuelve al titular, Óscar Bernal, y ahora sufre otro puyazo barrenando. Todo sucedió con el permiso del maestro. A ver, Paquito, ¿a qué vino este vergonzoso primer tercio que tú ordenaste o, por lo menos, permitiste? Muy mal.

Inicio de faena tomasista muy inferior al de David Mora antes pero que enardece al público, ¿por qué sería? Se nos ocurren dos explicaciones: o porque el público había despertado tras la resaca o porque Ureña empieza a ser el niño bonito de Las Ventas (pulsen de nuevo aquí y vayan al 2'18''). No obstante, este penúltimo trincherazo fue de gran categoría, con la figura erguida, no como el siguiente donde se retorció como una lagartija, comparen el bueno y el otro:




El toro desparramaba la vista sin excepción tras cada pase pero conservaba fuelle a pesar de la paliza de los picadores. El diestro no sabía qué hacer para evitar que se fuese de paseo, vean que hasta le cogió del rabo:



Ureña sacó unos naturales de buen gusto. En el haber, su buena colocación, su temple y la mano baja. En el debe, dos cosas. Primero, ese vicio que tiene de sacar la tripita hacia afuera y que es la causa de que termine todas las faenas con el vestido embadurnado de sangre. Segundo, la cuchillada que pegó en ocasiones. Observen la foto y recuerden lo que comentábamos en esta entrada con un aficionado práctico amigo del blog:


FOTO: Paloma Aguilar 

Luego optó por despatarrarse con la derecha retorciendo la figura de manera grotesca. Pinchazo recibiendo en los medios y estocada pasada sin tapar la cara y sin cruzar, como siempre hasta que un toro le haga daño de verdad (se lo avisábamos aquí):



Hubo rueda de peones y muy bella muerte del toro:



El presidente no hizo como De Villa el día anterior sino que se limitó a contar los pañuelos y a conceder la oreja sin pensar en nada más, que es lo que tiene que hacer el palco en el primer trofeo. 

LORENZO. Su primero era un negro berrendo calcetero de atrás, aunque nos gustaría más acuñar una nueva calificación para decir que era jirón corrido, ya que la mancha blanca estaba en el ijar a pesar de que se extendía más que la habitual en un toro jirón.


FOTO: Paloma Aguilar 

Lorenzo se trajo a los hermanos Dalton de picadores. Francisco Javier Sánchez le pegó así a este primero, con la mano izquierda tapando la salida:



Juan Carlos, así al segundo, barrenando y también tapando la salida aunque el comentarista televisivo dijera de fondo '¡buen puyazo!' (y además se despidió del presidente sin destocarse porque la liturgia en la primera plaza del mundo ya no cuenta -recuerden que los matadores piden el cambio de tercio haciendo gestos con los dedos en vez de desmonterarse-):



Volviendo al primero, era para picarlo delantero ¡como al noventa y nueve por ciento de los toros! Pero eso es pedir peras al olmo. En el caso de éste, se aprecia que paseaba la cabeza por las nubes en el cambio de tercio:



Pues Alvarito llevó en el pecado la penitencia. Te traes a esos dos picadores que juegan a falso compañero, te dejan el toro con la cabeza por la estratosfera y a ver cómo te las arreglas con la muleta mientras ellos miran tranquilamente desde el callejón. Con tu pan te lo comas. Sumen a eso la tardanza en embestir del toro y la conclusión es que no hubo nada. Estocada horrible en el lomo con las trampas habituales de este torero: telonazo sin vergüenza y puñalada con el brazo elástico y a capón, ahí lo ven:



El último era un castaño oscuro chorreado, bajo de agujas, muy serio y bien encornado. No incidimos más en el despropósito del primer tercio porque estamos aburridos de decir cada tarde lo mismo.



El toro manseaba e iba a su aire. En uno de los paseos que se estaba dando por el ruedo se encontró con Martínez y le pegó una voltereta de 360 grados sin más consecuencias que magulladuras en un hombro.



Lorenzo tuvo el mérito de centrar al toro, que embestía rebrincado, pero no se atrevió a irse al pitón contrario. Había que tragar mucho y Lorenzo pensó que mejor que tragara otro. Le protestaron justamente esa colocación pero como si oyera llover. 



El toro se fue apagando sin que el diestro se hubiera decidido a torear de verdad. Estocada defectuosa y nuevamente tramposa que, para Muñoz, fue 'un buen espadazo'. Insistimos: estocada tapando la cara del toro, alargando el brazo para darse ventaja, clavando a capón y de colocación entre caída y baja como se aprecia en la captura: 



Fin de fiesta con los tres toreros contentos: Mora porque salvó la vida tras su formidable voltereta, Lorenzo porque no hizo nada pero seguirá gozando de crédito y Ureña porque va camino de convertirse en el niño mimado de esta plaza y eso vale mucho porque le pasarán por alto cosas que en otros miran con lupa. Aunque no nos molesta en uno honrado como él, a ver si aprovecha esta circunstancia en futuras comparecencias.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.






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