viernes, 28 de octubre de 2022

LA CADENA DE CUSTODIA

En la entrada anterior les prometíamos hablar de la célebre cadena de custodia, la encargada de evitar el fraude del afeitado. No esperen grandes noticias ni grandes soluciones porque en el mundillo de los taurinos nadie tiene interés en que esta cadena sea de acero. Seguirá siendo de macramé, como hasta ahora. 

Antes de seguir, decir que las imágenes han sido seleccionadas sin que tengan nada que ver con el texto de la entrada. Quien deduzca alguna relación es bajo su estricta responsabilidad.

La cadena empezaría en el momento del embarque de las reses y acabaría cuando se entregasen los cuernos sospechosos en el laboratorio del Centro Policial de Canillas en Madrid. Si no hay sospechas, la custodia termina en el instante en que el toro salta al ruedo.



En primer lugar digamos que no hay ninguna autoridad presente en el momento de quitar las fundas. Comentábamos en la entrada anterior que el hecho de meter al toro en el mueco ha roto el tabú de que antes sólo se lo metía para afeitar. Las ganaderías lo tenían escondido porque era un baldón entrar en la finca y encontrárselo a la vista de todos.

Ahora da igual porque con el tema de las fundas ya decimos que el tabú ha desaparecido. Cuando el animal está humillado e inmovilizado, se le extraerán las fundas y, ya que estamos, los taurinos insistirán en que es mejor quitarle un poquitín de la puntita porque al haber tenido fundas, la primera vez que remate se va a astillar y el público va a protestar (esta frase es literal de uno de la cuadrilla de X, al desenfundar los toros de la ganadería de X para la prestigiosa feria torista de X).

Como decíamos, la afamada cadena de custodia comenzará en el momento del embarque, cuando los toros ya disponen de la documentación de identificación bovina (DIB) y son precintados los cajones.



Ese precinto es un instrumento metálico. Lleva un número de bastantes dígitos pero nadie controla esa numeración, de forma que si se cambia durante el viaje nadie se entera. Se cambiaría en caso de parar para arreglar los cuernos, suponemos que ya lo habían pensado, ¿no? La solución podría ser que una autoridad tomase nota del número en el momento de precintar el animal tras ser embarcado. Dirán ustedes que quizás habrá entrado ya afeitado en el cajón. Sí, por supuesto, pero por lo menos quedaría claro que no se ha realizado ninguna parada técnica durante el recorrido para hacer la manicura. Es que si no hay autoridad que supervise la numeración puesta en la finca, aquí se cumplirá el viejo refrán español de piensa mal y acertarás porque, como pueden deducir, ese precinto original se puede romper y sustituirlo por otro durante el viaje.

Que nos rectifique algún transportista de toros de lidia si estamos equivocados pero les diremos que ellos mismos disponen de precintos de recambio suponemos que por si se cayese alguno con el traqueteo del viaje...

En estos casos de 'caída accidental' del precinto, tienen más mala fama en el mundillo los transportistas de Despeñaperros para abajo que los del norte. Consiguientemente podría darse el caso de un ganadero que ha embarcado la corrida en puntas y luego se lleva la sorpresa de ver que bajan del camión arreglados.

Está claro que una solución clara si no se ha afeitado en la finca es que el mayoral no abandone los cajones en ningún momento desde que salen del campo pero eso no siempre puede ser.



Por supuesto que la cadena debería continuar en el lugar de destino, cuando se han desembarcado los toros. El mayoral tendría que quedarse a dormir en los chiqueros para evitar que la citada cadena se rompiera en las instalaciones del coso. Recordarán ustedes que el de Prieto de la Cal durmió en los corrales de la plaza de El Puerto de Santa María para la corrida de Morante. Lo hizo en una hamaca que se trajo y no salió a desayunar hasta que pudo sustituirlo en su posición de guardia el hijo del ganadero.

Dado que eso no es nada habitual en los tiempos que corren, la solución pasaría por la instalación de cámaras en las dependencias de la plaza. Actualmente no son nada caras y ya se pusieron en la plaza de Leganés. Es que si no, podría darse otra sorpresa. Sería la del presidente que en el desembarque ha estado presente viendo que los toros están en puntas y luego saltan al ruedo desmochados.

Aquí habría que hablar con los golfos del mundillo para que nos contasen las diferentes posibilidades de afeitar a escondidas en la plaza. Nos hablarían desde anestesiar al toro, cosa que nos consta que se ha hecho en plazas de primera, hasta meterlo en el mueco cuando la plaza dispone de él. Si no, en plazas de menor entidad se ha llegado a atarlo por los cuernos y tirar hacia arriba para inmovilizarle la cabeza mientras por encima del corral se hace la vil manicura.



Recuerden esta entrada donde hablábamos de otra plaza de primera en la que fueron sorprendidos con nocturnidad el padre y el veedor de un figurón armados con serrucho y escofina. Y a ésa podríamos añadir otra también de la máxima categoría donde sucedió idéntica escena nocturna.

Ya hace años que se autorizó la limpieza de astas en las dependencias de la plaza en caso de que los pitones presentasen alguna astilla, pulsen aquí. En este caso, como en todos, hecha la ley, hecha la trampa. Hablando de este tema un presidente nos decía en una ocasión que al taurino le das la mano y te toma el brazo.

Un veterinario de Zaragoza ha ideado una cámara con un sistema de termografia que se enfoca al cuerno y detecta la proporción de la parte ósea. Todavía no se ha aplicado en ningún sitio pero conste que eso serviría para los toros que han llevado fundas y no para los que han podido sufrir un desgaste en el campo. En ese caso tendría que utilizarse la citada cámara en anteriores visitas a la finca para que luego no hubiese una sorpresa desagradable si sólo se utiliza en la plaza. Ignoramos si la cámara en cuestión detecta la bolita.



Una vez muerto el toro, en el artículo 58 del Reglamento se explica con todo detalle el análisis post mortem de las reses lidiadas (vayan aquí al PDF).  El delegado gubernativo posee las actas que se levantarían si hubiera sospechas pero ya veríamos si tendría la plaza el material necesario para el envío de los cuernos al laboratorio.

Si no hay decisión de examinar cuernos sospechosos por parte del presidente o del veterinario que se lo haya propuesto durante la lidia, nadie pasa a mirar el desolladero.

Por cierto, sepan ustedes que a principios del año que viene y por orden de la Unión Europea desaparecerá toda la labor que hemos visto tradicionalmente en los desolladeros de las plazas de toros. Quien esto firma tenía siempre la costumbre en Tarragona de bajar a la muerte del sexto toro para deleitarse con la labor de los matarifes, que eran auténticos artistas.

Eso se acabará porque habrá que limitarse a sangrar al animal, o sea, a abrirlo y sacarle las tripas. No se podrá ni cortar cabezas con lo cual ya me explicarán ustedes qué habrá que hacer si hay que seccionar el testuz con los cuernos para mandarlos a Madrid. De todo esto en Europa no tienen ni idea como es lógico. No descarten que haya algún taurino infiltrado en las instituciones de Bruselas y que con esta orden haya conseguido que desaparezca definitivamente el análisis de cuernos sospechosos.



En caso de que las cosas funcionasen como deberían, es el presidente quien decide que se envíen los cuernos a analizar. Debe bajar al desolladero junto al asesor, el veterinario, el delegado gubernativo y el ganadero, a quien siempre se avisa por si quiere estar presente y que puede ir acompañado de su veterinario.

Se cortarían al nivel del testuz, se meterían en unas urnas como las que ven aquí abajo y quedarían precintadas para enviarse convenientemente custodiadas al citado laboratorio madrileño de Canillas. Pulsen aquí si quieren conocer el minucioso procedimiento de análisis post mortem según la Orden de 2015. Una vez allí se comunicaría al ganadero el día del análisis y podría presentarse junto con su veterinario. Hay otro laboratorio homologado para estos análisis en el País Vasco porque su Gobierno decidió en 2015 analizar astas por sorteo (pulsen aquí). No sabemos si a día de hoy continúan con esa sana costumbre.



Así las cosas, lo que prefieren los presidentes de plazas de toros españolas en el caso de ser aficionados y no figurones o políticos es, como decimos en Cataluña, no ponerse piedras en el hígado.Ya nos dirán ustedes para qué van a esforzarse en intentar acabar con el fraude si con toda esta historia de la cadena de custodia sólo con encontrar el resquicio de media hora en que se haya roto, cualquier picapleitos de medio pelo va a echar por tierra todo intento de denuncia. Es que además el juez puede afear la conducta al presidente por haberle hecho perder el tiempo.

Recuerden que comentábamos aquí el famoso caso del miura Tiznaolla en Madrid. En su sentencia el juez no tenía inconveniente en reconocer que se podría haber manipulado los pitones pero que se había roto la cadena de custodia en las instalaciones de la plaza. Al presidente Gómez Martín lo dejaba en evidencia ya que decía que si había visto el animal en el desembarque y lo había dado por bueno, no había lugar a quejarse después de haber saltado a la arena. Esa sentencia hizo mucho daño en el círculo de los presidentes que son genuinamente aficionados.



Tal como están las cosas pongan ustedes un 95% de juicios que van a ganar los que interpongan recursos ante sanciones por presunta manipulación de astas. Incluso un 100%. Comprenderán que es muy difícil no dar la batalla por perdida.

Y esto es especialmente así no en los que suben al palco para figurar, o en los que son políticos municipales, que no tienen ni idea de lo que hemos hablado aquí, sino también en esos muchos presidentes que son verdaderamente aficionados. 

Un día normal de corrida están en danza desde las 10 de la mañana hasta las 8 de la tarde cuando finaliza el festejo. Ya saben que no cobran sino que, si tienen que desplazarse, encima la broma les cuesta dinero. En cambio, y salvo que algún implicado nos rectifique, los policías o guardias civiles, así como el delegado gubernativo, aunque tampoco cobran, ganan en especie con días libres a cambio del que invirtieron en vigilar la corrida.



De este modo, si ustedes estuvieran en el caso de estos presidentes aficionados, ¿se quedarían un par de horas después del festejo para rellenar todos los fárragos burocráticos y que al final el juez te avergüence en el juicio del recurso y encima dé la razón a los implicados en el supuesto fraude?

Y atención a otro aspecto a tener en cuenta. En caso de que se desembarque en una plaza una corrida claramente afeitada, es muy delicado por parte de la autoridad decidir la suspensión. La empresa podría exigir daños y perjuicios y el presidente estaría inmerso en un lío legal de consecuencias económicas incalculables para él.

No se nos ocurre ningún otro espectáculo donde la impunidad más absoluta campe por sus respetos como en la fiesta de toros. Aun asi, los taurinos golfantes desearían ver reducida la presidencia a la mínima expresión o incluso eliminarla tal como está actualmente para poder poner a uno de sus múltiples paniaguados. De momento, los granujas del taurineo disfrutan con las lagunas que tiene el reglamento, de las cuales se van aprovechando.



Y es que si se paran a pensar, ¿quién tiene un interés real en eliminar este cáncer? El torero no porque corre menos riesgo. El apoderado y toda su cuadrilla tampoco porque viven del torero. El empresario tampoco porque si se pone serio, le llueven los partes médicos para excusar la presencia de los diestros y tiene que suspender el festejo. El ganadero tampoco porque salvo honradísimas excepciones tiene que callarse con el fin de poder vender sus toros. Los críticos paniaguados tampoco porque nos venden que vivimos en el país de las maravillas taurinas (recuerden aquí, donde verán imágenes de toros para echarse a llorar). Y por fin, la autoridad presidencial, que es quien debería defender al aficionado, entre todos hacen que arroje la toalla como hemos visto en esta entrada.

Los únicos que tienen interés en que se lidien toros limpios son cuatro aficionados chapados a la antigua como los selectos lectores de este modesto blog. A la mayoría este tema le da igual.



Piensen un momento en que al terminar la próxima feria de abril se anunciasen seis toros de Juan Pedro para Morante de la Puebla y en el cartel quedase claro que los cuernos están arreglados para la ocasión. Con entrada única a veinticinco euros, ¿se llenaría la Plaza de la Maestranza?

No hay más preguntas.

Un aficionado lector nos pedía un artículo para el invierno relacionado con la dichosa cadena de custodia. Pues aquí lo tienen. Por cierto, aquel amigo del blog es de Salamanca, o sea que desde aquí le avisamos de que en su bonita ciudad podrá comprar un décimo de lotería para el próximo sorteo de Navidad en la administración de un tan célebre como presunto barbero que rasura pitones de múltiples ganaderías. En el campo charro lo conoce todo el mundo...



Esperemos que haya quedado claro lo que hay al respecto de esta espinosa cuestión a partir de lo expuesto. No nos extrañará nada que a ustedes les haya dejado el mismo amargo sabor de boca al leerlo que el que nos ha quedado a nosotros al escribirlo.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.

lunes, 24 de octubre de 2022

¿HUBO UN CHAPUCERO EN VALENCIA?

Los seguidores de nuestro modesto blog recordarán que comentábamos una tertulia de Justo Hernández en la Asociacion El Toro de Madrid (pulsen aquí). Le sacaban el tema del afeitado y decía esto en el 1:05'10'':

'Si vas a una corrida con figuras en Madrid, la exigencia en los reconocimientos es mucho mayor en relación a la importancia del cartel. Las figuras tienen que cuidar mucho esos temas porque están en entredicho, sufren una injusticia. En cambio, un tío que no es figura, a nadie se le va a antojar decir que afeita...'

No obstante, dejaba caer la lógica duda en plazas menores. Vayan al 1:00'00'' de este vídeo:

'Si me habla de plazas que todos conocemos, que no quiero nombrar porque es escandaloso, porque lo hemos visto, yo ahí me callo'

De forma llamativa, el ganadero ponía la mano en el fuego por la plaza de Valencia, es en el 1:01'30'':

'¿En Valencia? ¿En Valencia? ¿En Valencia? Yo no he nombrado Valencia pero la primera que pongo es Valencia por delante casi de Madrid. Porque yo voy a Valencia y sé lo que hay... Vamos, allí llueven las multas, todos los toros se van a analizar'...

Esas tres veces en que pregunta con cara de extrañado lo de Valencia nos recuerda las de San Pedro en el Evangelio: 'antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces'.

Y el chapucero de nuestro título aparece en el 57'15'':

'El afeitado, verse, no se ve. Yo le aseguro que no se ve. Precisamente cuando parece que está afeitado es cuando no está afeitado. Precisamente es lo contrario y se lo voy a explicar. Cuando se forma un guirigay porque el toro está afeitado en una plaza... eso no es correcto porque es imposible, o sea, a ese tío hay que meterlo en la cárcel porque... ¿cómo va a hacer eso? No sé si me explico... Si usted ve... si usted ve que un toro está afeitado en una plaza, ese toro es imposible que esté tocado... porque el tío es un chapucero, ¡ese tío es un desastre!'

Viene todo esto a cuento de la corrida que se suspendió en la pasada feria de Valencia. Fue precisamente la del día grande, con cartel de lujo: toros de Garcigrande para El Juli, Manzanares y De Justo.


FOTO: Litugo/Nautalia

Los toros que esperaban en los corrales eran estos:



¿Ustedes creen que algún chapucero metió mano en el asunto?

¿Se hubieran mandado a analizar esos pitones tras el festejo? Es más, ¿se envía a analizar algún cuerno en España?

¿Habría caído alguna de esas multas que según Justo Hernández llueven en la plaza de Valencia?

¿Se arriesgarían las figuras a que se las pusiera en entredicho toreando animales con estas defensas en una plaza de primera?



Y lo de la encerrona de Perera en Badajoz ¿fue una chapuza humana o de la propia naturaleza?



¿Y lo de Yerbabuena en Aranjuez?



¿Y Victorino en Utrera?



Dense cuenta de que no afirmamos nada. Sólo planteamos unas preguntas a raíz de esas caras. La del titular es como la composición de Charles Ives, 'The Unanswered question'.

Es un secreto a voces la existencia de barbería en el 90% de las corridas que se celebran en España y Francia. Antes había el pacto no escrito de que al toro no se lo metía en el mueco más que para afeitarlo.

Un amigo del blog nos comentaba que con el tema de las fundas, el toro entra y sale del mueco como mínimo dos veces. El simple hecho de su manipulación, con el pobre animal vencido y humillado en el cajón, hace que se haya perdido definitivamente esa sensación de deshonor que antiguamente quedaba reservada sólo a los ganaderos barberos.

Uno de Cuvillo para las figuras en Logroño

Lo comentaba Lorca con motivo de la muerte de Juan Antonio Arévalo:

'La fiesta de los toros de 2022 es una burda caricatura de la que Juan Antonio Arévalo y Joaquín Vidal, uno desde el Senado y el otro desde EL PAÍS, soñaron para el siglo XXI. Hoy no se analiza un pitón, existe la creencia generalizada de que se afeita más que nunca, y que no sale un toro al ruedo que no haya sido tocado por los barberos profesionales; ya no existen reconocimientos post mortem ni expedientes sancionadores y el sector taurino trabaja en un escenario de abuso y arbitrariedad que jamás había soñado'

Días después publicó este otro artículo donde se preocupó de ofrecer una colección de enlaces relacionados con este fraude.

Un presidente o ex presidente de Plaza de Toros importante cuyo nombre no desvelaremos nos decía que era perder el tiempo enviar cuernos a analizar. Sostenía que 

'cualquier abogado de tres al cuarto puede demostrar que ha habido unos minutos en que se ha roto la cadena de custodia del animal diciendo que no es responsable el ganadero y así el juez puede reconocer el afeitado pero dejar sin efecto cualquier sanción dado que no estaría claro el culpable'

Quizás nos estemos engañando quienes mostramos cara de sorpresa viendo esas fotos de unos toros como los de Valencia sorteados para plaza de primera. Pero Manolo Lozano, conocedor como nadie del mundillo, afirmaba en esta entrevista que no hay que engañarse:



Nos preguntarán ustedes qué sucede exactamente con la ínclita cadena de custodia citada aquí arriba, ¿verdad? Pues tengan un poco de paciencia porque en la próxima entrada hablaremos de ella.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.







lunes, 17 de octubre de 2022

FERIA DE OTOÑO, 2022 (y 3): CUANDO EL TORO TE ARROLLA

A Morante lo desbordó el quinto en el recibo de capa y a Téllez, el tercero en la muleta. Fueron dos toros de El Puerto a los que Paquiro hubiera calificado como celosos. Lo podremos comprobar en este vídeo resumen de la corrida.

Don Francisco Montes afirmaba en el capítulo quinto de la primera parte de su Tauromaquia que los toros celosos eran los revoltosos. Y antes de seguir con la entrada haga el favor de olvidarse de esa auténtica sandez que es calificar estos toros como tobilleros. Eso pertenece al lenguaje ridículo de los taurinos que criticábamos aquí sin piedad.


El toro celoso, como su propio nombre indica, es el que tiene celo por coger el objeto. Decía Paquiro que

'se revuelven mucho para buscarlo, sosteniéndose con fuerza sobre las manos en toda clase de suertes y siguiendo con la vista el engaño o el bulto que, sin saber cómo, se le huyó de la cabeza'

Los distingue de los toros que se ciñen ya que éstos lo que hacen es acercarse mucho al cuerpo del diestro y casi pisarle el terreno.

En el recibo capotero, Morante se encontró un toro revoltoso y en la muleta de Téllez lo que se ve es una mezcla de revoltoso y además que se ciñe.

Luego Paquiro hablaba de una tercera variante, que serían los toros que ganan terreno, pero para nosotros son agua del mismo pozo que los anteriormente comentados.

Cossío decía que dentro de estos toros celosos se podía distinguir entre los atemperados y los nerviosos. De la primera clase sería el de Adolfo Martín en la confirmación de Adrián De Torres. Se revolvía pero de manera atemperada por su falta de fuerza.

En cambio, el que veremos de El Puerto de San Lorenzo al que intenta torear Téllez es un toro celoso de los nerviosos.

Morante empieza echando las manos arriba con el capote a ese toro que no viene picado del campo como pueden comprobar en el vídeo a partir del 3'33".


Se acordarán de que eso de la imagen se criticó en Estella porque fue lo que se les hizo a los toros de Reta durante todas las lidias (recuerden aquí). Cuando los toros aprietan, hay que tener mucho valor para echar el capote abajo. El diestro sevillano seguro que ha leído la Tauromaquia de Paquiro pero decide no hacer caso de lo que dice en el artículo primero del Capítulo VI:

'Si el toro tiene muchas piernas, procurará tomarlo largo echando el capote bajo'

Se fijarán ustedes en que da trece lances al toro siempre con los pies en movimiento excepto en tres verónicas donde se queda quieto. Conste que todas son de paso atrás. Esta es una de ellas:


Pero lo que queremos resaltar es que no gana ni un solo metro al toro ya que todos los lances son de pierna atrás:



Hasta el final sigue levantando la cara del toro en lugar de quebrantarlo por abajo. Observen el penúltimo lance, el que hace número doce antes del remate:


Es que resulta que es el animal quien le acaba comiendo terreno a él porque el citado remate, que no le sale muy airoso, se produce más cerca de tablas que el primer lance de recibo. Esa circunstancia es todo lo contrario de lo que indica no sólo la Tauromaquia de Paquiro sino todas las que se han escrito. Ya han deducido que no exigimos al diestro ningún lucimiento estético cuando un toro te aprieta tanto pero sí una demostración de poder ante él, cosa que no sucede en ningún momento.

A partir del 2'17" vemos a Téllez enfrentarse a ese toro que se revuelve, se ciñe y tiene muchos pies. Observen la cabeza del animal:





En el vídeo no se ve el inicio de faena pero Paquiro aconseja en el capítulo XI lo que hay que hacer en un caso como éste:

'Para poder pasarlos con seguridad se hace indispensable quitarles todas las piernas; además será muy oportuno poner la muleta oblicua para hacer la mejora del terreno'

Habla de un castigo inicial y autoriza a picar con la muleta para abrir un poco al toro y que no se te venga encima cuando aún conserva toda su pujanza.

Ignoramos si Téllez se puso a torear sin probaturas como acostumbra o intentó cansar al toro con un inicio castigador por abajo. De todas formas, Paquiro insiste en que hay que tener mucho cuidado al rematar los pases con este tipo de toros.

Lo que le pasa a Téllez según las imágenes es que quiere aplicar su concepto del toreo puro presentando la muleta plana y rematando en la cadera a un toro que no se lo permite.




Se ciñe, le come el terreno, se revuelve y desluce todo su trabajo. Menos mal que el maestro tiene buenas piernas y está ágil porque si no, seguro que termina paseando por la atmósfera. Paquiro decía que este tipo de toros podían resultar peligrosos y provocar que la suerte resultara arrollada, que es precisamente lo que vemos en el resumen.

Habíamos titulado la entrada cuando el toro te desborda pero decidimos cambiar el verbo para usar el utilizado por el maestro Montes, que es arrollar.

¿Qué debería haber hecho Téllez en nuestra modesta opinión? En primer lugar administrarle ese duro castigo por abajo. A continuación, torearlo con un poco de pico y abriéndole la puerta para que fuese tragando con la muleta pero sin dejárselo tras la cadera para que no se viniese arriba y lo agobiase.

Tras un par de tandas con esos alivios, que justificaría hasta el propio Paquiro, se supone que el toro se podría haber entregado. Algo se intuye cuando hacia el final le da varios pases en redondo muy bien dibujados como el que figura abajo. En ese momento es cuando hubieran resultado mucho más limpias y lucidas un par de series al natural. Ya sabemos que este diestro se encuentra más cómodo con la izquierda que con la derecha -y bienvenido sea por ello-.



Y prohibido irse a pasear entre cada tanda para no dejar que el toro recupere el resuello. Estamos tan acostumbrados a esos ridículos paseos que ya nos parecen normales. Recuerden que el gran Sureda Molina calificaba a los toreros en esas situaciones como limosneros de ovaciones. A la ternera hay que dejarla respirar porque si no, se te muere allí mismo pero a un toro como éste, no.

Fíjense en que estaríamos hablando de una faena con ocho pases de castigo más cuatro tandas, dos con cada mano. No hubiera superado los treinta pases pero con una buena estocada habría sido suficiente para cortar una oreja de peso en Madrid. No obstante, insistimos en que no estábamos presentes y nos guiamos sólo por el breve resumen.

Por cierto, nos llama la atención que en un momento de apuro, cuando su enemigo le ha comido todo el terreno, es capaz de pensar en la cara del toro y dejarlo seco con un colosal trincherazo con el que le quita los humos de raíz. Vayan al 3'28'' del vídeo para recrearse con ese instante:


No nos vamos sin hablar de Uceda Leal, a quien en las imágenes se le ve con soltura y oficio, como si torease cada tarde. Seguro que alguno de nuestros selectos lectores lleva la cuenta de cuántas veces se ha vestido de luces en los últimos dos años. A ver si nos confirma alguien que se pueden contar con los dedos de una mano.

El cuarto toro, a partir del 1'40'', tiene su picante aunque no se revuelve tanto como el de Téllez. A pesar de ello el madrileño sale más que airoso del enfrentamiento arrancando pases de mérito como éste en redondo:



¡Lástima que no se ve cómo entra a matar!

Nos despedimos sin comentar absolutamente nada del lío que hubo en el callejón. El afán de protagonismo y de figuroneo que tienen los dos protagonistas no nos interesa en absoluto. Una disputa en el ruedo por un quite, todavía pero lo de estos dos nos resulta nauseabundo. 

Ya han visto que en esta entrada lo único que nos ha interesado es lo sucedido con el toro delante.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.

jueves, 13 de octubre de 2022

12 DE OCTUBRE: ¿LO PREVISTO?

En líneas generales, sí. Que Roca iba a salir a hombros lo veía un ciego. Que el público demuestra siempre un especial cariño con el torero novel cuando se anuncia entre las figuras, también. Y que el hijo pródigo iba a hacer bueno el refrán de que quien mal anda, mal acaba era menos previsible pero se hizo realidad. Nuestro comentario se basa en este vídeo.


El toreo de Roca sigue siendo efectista, especialmente cuando cambia al toro por la espalda, pero poco más. No es oro sino bisutería a la que se añade una imitación juliesca que debería avergonzarlo. Observen de ida, arrastrando la muleta y retorciéndose como un sacacorchos:


Y prepara la vuelta enviando el toro a Pozuelo. 


Eso sí, el animal es de una obediencia y una colaboración que dejarían boquiabierto a Lagartijo. No es de extrañar que cuando el otro día le comentaban a Ruiz Miguel algo sobre las alimañas de Victorino decía medio enfadado: '¿alimañas? Pero ¡si ya no hay, hombre!, si con lo que ahora dicen que son alimañas, ¡estoy por volver a vestirme de luces!'

Roca engarza el pase anterior con esta horripilante disposición para el siguiente mientras la masa orejil lo sigue jaleando. La fiereza del toro da miedo:


Al final se embarulla con unas bernadinas que le salen de cualquier manera porque se complica la vida con ese péndulo que hace por detrás. Pero su barullo todavía acrecienta más los aplausos:


Lamentablemente, en el resumen no se ve lo mejor de Roca, que son las estocadas. Para el realizador resulta más atractivo este toreo vulgar y adocenado que las excelentes estocadas que prodiga. A todas luces y visto lo visto, lo de las dos orejas nos parece una monumental exageración, y más en Madrid. 

En las breves imágenes del sexto toro se escuchan claramente los pitos que oye por su ordinario trasteo, tan pedestre como el que le había valido antes el doble trofeo.

No negamos al peruano el valor que tiene, que es a prueba de bombas. Eso sería una necedad por nuestra parte. Pero un torero como él, inteligente y valiente, podría dedicarse a torear bien si se lo plantease. Desafortunadamente, Campuzano y su entorno lo convencieron de que no hacía falta, que con imitar a Julián tenía más que suficiente para ganar dinero. Y en ésas estamos, una pena... Menos mal que sigue siendo un gran matador de toros. A ver cuánto dura.

Decíamos al comienzo que Francisco De Manuel se benefició de ese trato deferente que tiene siempre el público venteño con el que se anuncia entre figuras siendo presumiblemente de inferior categoría. No olviden nunca que estamos en la plaza más sentimental del mundo como explicábamos aquí.

Recordarán aquella corrida de la cultura de 2019, también con victorianos, en la que el favorecido por el público fue Ureña cuando se anunció entre Castella y Roca (pulsen aquí).

A partir del 2'56''le vemos una buena media a cámara lenta y doblando el torso en homenaje a Chenel:


Luego tiene delante un animal que va y viene sin novedad. Lo único que da respeto son las agujas que lleva por pitones pero si quitamos eso, el resto causa la impresión de un animal doméstico. Observen que se coloca mejor que Roca pero arrastra igual la muleta y adolece de falta de naturalidad. El tal Espiguita es un amigo y le permite un toreo de bajas pulsaciones:


La estocada se le va trasera por llevar la mano alta como se aprecia:


Si ven la secuencia a partir del 4'12" observarán que se da ventaja alargando el brazo más de lo reglamentario para clavar antes de llegar. No es tan escandaloso como Manzanares pero casi:


Ya se han dado cuenta por el movimiento de las manos del toro de que no es un estocada al volapié sino al encuentro:


Y la espada cae bien atrás como decíamos:


Respecto al hijo pródigo, el Evangelio cuenta que al padre se le conmovieron las entrañas al ver que regresaba a casa. Nada de eso nos sucedió a nosotros cuando Talavante anunció que volvía a los ruedos.

El tiempo ha dado un poco la razón a los que vimos la cosa con bastante escepticismo. En teoría, venía con la escoba para hacerse el amo de una fiesta de toros que sin él había quedado huérfana.

A la postre, poca cosa para el recuerdo ha dejado en esta temporada a la espera de lo que pueda hacer en Zaragoza... con juampedros. Nos gustaría saber lo que comenta en la intimidad Joselito Arroyo sobre su pupilo.

El cuarto es un torillo con el que hace la noria a placer para humillación del ganadero. Sólo le falta el fandanguillo. Fíjense a partir del 6'06" que muestra el mismo trotecillo saltarín que un borreguillo por el campo. Ignoramos cómo se le pudo complicar la vida hasta el punto de escuchar los tres avisos.

Para que los talavantistas no queden con mal sabor de boca y se enfaden con nosotros, diremos que nos gusta ver que no destorea en el recibo de muleta a su primero, rodilla en tierra. Este es el primer pase:


En el siguiente la trampa sería echar esa pierna izquierda medio metro atrás y citar al toro con la cadera escondiéndose de él. Pero ya ven que echa verdad al asunto y enseña el muslo al toro:


Y en el siguiente insiste en no engañar destoreando. En este mismo pase hemos visto a Ponce citar muchas veces con la cadera y así el toro ni te ve. Aquí insistimos en que el extremeño no se esconde y el toro le ve tanto el muslo como el pecho:


Los cabales debieron de salir del festejo un poco moscas (salvo quizá por las estocadas que no vemos de Roca). Tendrían la sensación de ser unos marcianos en medio de la euforia vivida. Por contra, el público orejil se marchó a casa encantado de haber visto algo histórico. Ya tienen algo que contar por las redes.

Los amigos lectores que estuvieron presentes tienen a su disposición la sección de comentarios para añadir lo que deseen ya que somos conscientes de que nuestro comentario queda cojo por basarse sólo en el breve resumen.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.