miércoles, 29 de marzo de 2023

MURIÓ DANIEL RUIZ

Hubo un tiempo en que llegamos a pasar muchas horas en el silencio de la finca de Daniel Ruiz viendo sus toros. Cada vez que bajábamos a Andalucía nos desviábamos de la ruta para echar un rato en Alcaraz, a mil metros de altura.



Las fotos que ilustrarán este reportaje las hemos recuperado de nuestro archivo. Son de cuando no existía el blog y las hacíamos para nuestra colección particular.

La última vez que pasamos por allí vimos que toda la camada estaba enfundada y nunca más volvimos.



Daniel Ruiz era un ganadero posmoderno con cuyas ideas no estábamos en absoluto de acuerdo. Eso no quita para reconocer que buscaba un tipo de toro y lo consiguió perfectamente, al estilo de otros como Juan Pedro, Benjumea o Conradi. Se pueden contar con los dedos de una mano las corridas que hemos visto anunciándose sus toros y nos sobran tres o cuatro.



Su hierro era el histórico de Coquilla, que compró en 1976 a los herederos de Julio Garrido. Asimismo recordemos que empezó en la Asociación con patasblancas de doña Eusebia Galache pero se los quitó con urgencia:


Antes de cambiar de encaste lidió una novillada en la Feria de Julio de Valencia que alguno de nuestros amigos lectores de aquella tierra recordará. Uno de los novillos se fue vivo al corral. Vean lo que decía la crónica porque nunca lo relacionarían con el ganadero fallecido:

"El genio, la dureza y los pitones tremendamente astifinos en cada uno de los cinco novillos del antiguo hierro de Coquilla, devolvieron a la plaza el rancio aroma de las tardes solanescas. Toros con peligro, duros de patas y esperando, desbordaban la lógica falta de técnica de los novilleros y que igualmente se hubieran subido a las barbas a la mayoría de matadores de toros que torean hoy en las ferias"



Lo cambió todo por 200 jandillitas. Llegó a tener 1.400 vacas y a partir de ahí llegaron sus triunfos, cuando las figuras se apuntaban de cabeza a sus corridas. Debutó en 1992 en San Isidro con Capea, Joselito y Ponce. De la crónica de Vidal:

Cuatro toros de Daniel Ruiz, (1º y 6º devueltos por inválidos), tres primeros chicos y anovillados, resto con trapío; flojos, de poca casta, 2º y 3º manejables, 4º y 5º tardos.

El balance fue: Capea, silencio y bronca; Joselito, pitos y división; Ponce, silencio y palmas. Dado que eran otros tiempos donde no había tanto buenismo como ahora, lean lo que dijo Ponce al acabar:

"Estos toros sirven en provincias, donde aunque sean flojos, los presidentes y el público los aguantan, con lo que acabas cuidándolos, metiéndolos en la muleta y triunfando, pero no en Madrid"



No obstante, poco después, en provincias, concretamente en nuestra plaza de Tarragona, a veinte metros de donde les escribimos, Ruiz lidió tres toros junto a otros tres de Juan Pedro ese mismo año de 1992. Se fue todo el mundo a hombros: Joselito y Rafi Camino, con dos orejas cada uno, y el anteriormente crítico Ponce, con cuatro y dos rabos. 

Le salían toros con los pelajes típicos del encaste. Van viendo algunos ejemplos:



Es curioso que otro que empezó con patasblancas, en este caso de Barcial, fue Cruz Iribarren pero su hijo también se los quitó de en medio y precisamente compró ganado a Daniel Ruiz.

Tenía fama de ser un tratante difícil de engañar pero hubo una persona que lo engañó. Digamos que se encontró con la horma de su zapato. Al final lo desvelaremos.

La parte de la finca donde pastaban los toros está atravesada por una pista forestal pública en dirección a Vianos, de manera que uno podía transitar tranquilamente por ella con las reses a ambos lados. Solo era cuestión de tener suerte para que se encontraran cerca del fotógrafo:



Una vez nos sorprendió la llegada de un coche que se paró en una de las porteras ya que había un toro muerto. Se bajaron Daniel Ruiz, su hijo homónimo, José Luis Algora y uno de los hijos de Román Sorando, también albéitar.

Al vernos con la cámara, Daniel Ruiz junior nos abordó para decirnos que si no teníamos mucha prisa a ver si podíamos hacerle un favor. Consistía en que iban a extraer unas pajuelas del celebérrimo Cortesano y querían tener unas fotos para enviarlas a México, de manera que no quedase duda de que procedían del indultado. 



Recuerden que era una época en que los móviles no tenían cámara de manera que no tuvimos inconveniente en quedarnos para hacer unas fotos que luego enviamos por correo al hijo del ganadero. No nos pareció discreto preguntar cuánto habían pagado los americanos por el semen pero ya pueden poner ustedes bastantes ceros. 

Cuando los bueyes traían al toro iban a su aire y el ganadero no paraba de insultarlos diciendo que no valían para nada. Uno de ellos es éste que ven aquí y que mucho nos tememos que poco tardaría en acabar fileteado tras los improperios de su amo:



Cuando empezaron a aplicar el electroeyaculador a Cortesano por salva sea la parte, don Daniel nos hizo reír a todos cuando dijo: 'yo conozco a uno en Sevilla que si ve ese aparato, saca al toro y se mete él ahí dentro...' Decía que este toro le había dado descendientes extraordinarios pero excesivamente abiertos de cuernos y por eso se dedicó posteriormente a padrear con otros sementales que fuesen cerrándoles las caras.



Aquella fue la única vez que hablamos con el padre y nos pareció un personaje muy divertido e ingenioso aunque las personas que tuvieron enfrentamientos con él echan pestes (alguno de estos rifirrafes le costó dinero en el juzgado). 



Insistiremos en que no compartimos su visión posmoderna del toreo. Vean:


'Yo no es que diga que el caballo está de adorno pero...¡Vamos a ver! Si le pegas tres puyazos a un toro, ya no irá a la muleta y entonces ¿qué hacemos? ¡La gente no va!'

'El caballo está para ahormar la embestida, para dulcificar la embestida al toro. Ya sé que esto les parecerá una barbaridad a los aficionados esos toristas pero yo les pregunto: si le das dos o tres puyazos al toro y luego no se le pega un pase ¿qué hacemos?'


Él era del ritmo, la clase y el querer coger la tela por abajo. Ahí estaba la bravura. Esa concepción se aprecia en aquel reportaje en su casa cuando toreaba El Juli una vaca completamente chochona y él lo jaleaba desde el palco como si hubiera resucitado Chicuelo. Pulsen aquí  y vayan al 1'01" para escuchar cómo se emociona (¡oooole!, mira, mira, mira... ¡qué bonito!, ¡anda!, ¡ole, ole y ole!, ¡qué barbaridad!, ¡bieeen!)



¡Hay que ver cómo es esto de la tauromaquia! Viendo este toreo de El Juli, Daniel Ruiz salta en su asiento y casi se le cae el puro de la boca mientras que nosotros miramos las imágenes igual que cuando estamos ante la lavadora esperando a que se acabe el programa.

Otra de sus afirmaciones era que eso de que el toro ha sido bueno para el torero 'es un cuento porque toreros y ganaderos estamos en el mismo barco y si el toro es bueno para el torero es bueno para todo el mundo... y si es malo, malo para todo el mundo'.



Su hijo aprendió bien la lección porque hablaba de que su ganadería servía para que el torero 'se sienta, se realice y pueda expresar lo que lleva dentro'.

Recordemos el percance que sufrió el padre en Valladolid en 1997:



Nos sorprendió gratamente una crónica de Alejandro Martínez en El País de la penúltima corrida que lidió el ganadero en Albacete. Pulsen aquí y ya verán desde el principio que está bastante alejada de lo que suele ser la norma en los críticos paniaguados. Por ejemplo: 


Comentábamos antes que Daniel Ruiz Yagüe tenía fama bien merecida como tratante y en ese submundo, en el cual nosotros no duraríamos ni medio minuto sin que nos engañasen, él se movía como pez en el agua. Decían que era imposible engañarlo pero no hay nada imposible.

Un hombre lo engañó, circunstancia que constará como confirmación de la regla. ¿Saben quién llevó a cabo semejante heroicidad? Tenía que ser cuña de la misma madera...

FOTO: Alfredo Arévalo

Está claro, ¿no? Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.



2 comentarios:

  1. Buenas Rafa .

    Vaya por delante el pésame a la familia por la pérdida de un señor del que muchos lo conocemos solo por su labor como ganadero . Yo tengo claro que si alguien me dice que nombre una ganadería de las que menos me gusta ( por decirlo suave ) , la de Daniel estaría en el Top 5 seguro , pero si algo hay que agradecerle es que nunca engañó a nadie.

    Él tenia su tipo de toro y lo defendía , nada que ver con otros , que quieren ese toro pero luego al aficionado le cuentan milongas que quiere escuchar .

    Me has dejado muy intrigado con el tema del único hombre que fue capaz de engañarlo en los negocios , no me atrevería a nombrar a nadie de los que tengo en mente .

    Saludos

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    1. Efectivamente, Daniel Ruiz estaba orgulloso del toro que había conseguido y su filosofía está clara tanto en las frases que pongo en el texto como en el vídeo y su reacción mientras torea El Juli en su finca.

      Respecto al único que le mojó la oreja la respuesta figura en la entrada aunque sin palabras, hay que fijarse en algún detalle de la última foto...

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