La frase del titular no es nuestra sino de un torero del cual tenemos pendiente hablar por aquí, Luis Fuentes Bejarano. Cuando el maestro decía 'hoy' se refería a 1962, que es cuando hizo esas declaraciones. Ya saben que los aficionados tenemos un poco endiosado ese toro de hace cincuenta años del que nos repiten que aguantaba muchas varas, que era más fiero que el de ahora y que, aun teniendo mucho menos trapío, no era tan tonto como el actual. Como todavía no habíamos nacido, vemos las imágenes del NO-DO y qué quieren que les digamos...
Novillo de Raso de Portillo en Vic |
Pues ya ven que Bejarano no lo entendía así. O, dicho de otro modo, ¿qué diría si viera el medio-toro domesticado con el que se enfrentan en el siglo XXI nuestras queridas figuras?
Doña Lucía Bosé se metió una vez en una conversación masculina de toros e hizo callar a todos cuando dijo:
'Los ganaderos buscan el toro que no sea ni bravo ni manso, el que esté a medio camino'
Seguro que ese comentario se lo había escuchado a Luis Miguel en casa. Pero es que el propio Bejarano decía que tenían mérito los ganaderos...
'...con los equilibrios que tienen que hacer para sostener esa media bravura y esa media mansedumbre que han conseguido'
Ese torito ni bravo ni manso es el prototipo de animal perfecto para el triunfo del torero sin que sufra quebraderos de cabeza. Los grandes triunfos de Curro fueron frente a toros así, ni chicha ni limoná.
En 1965, el veterinario y buen aficionado Pablo Paños Martí soltaba otra de las verdades del barquero:
'Si no se cambia la selección vigente en las ganaderías, estamos abocados al mono-toro en veinte años'
Los Maños en Vic |
Lo clavó, ¿no les parece? Han pasado cincuenta y seis años desde esa afirmación y el mono-toro es lo que sufrimos tarde tras tarde mientras lo alaban los críticos sobrecogedores y aduladores.
El humorista Tono contaba el chascarrillo de los dos aficionados que se encuentran por la calle en Madrid:
- ¿Fuiste a la corrida de ayer?
- No, ya la había visto
¿Cuántas veces hemos visto la misma corrida sobre todo si se anuncian las figuras? Los seguidores de este modesto blog hemos asistido a ese tipo de festejos triunfalistas como quien mira una pecera. Al día siguiente lees los panegíricos de los que viven del cuento y tienes la sensación de ser un marciano.
Decíamos en el segundo capítulo de nuestra serie sobre la bravura que la casta es un ingrediente fundamental. Pero está claro que Juan Pedro Domecq y Díez llevaba razón cuando afirmaba esto:
'La fiereza, la casta, que es lo que da a la embestida una sensación de riesgo, es algo contrario a la toreabilidad'
La frase la firmarían absolutamente todos los ganaderos del toro manejable. Si luego les preguntas en qué consiste la dichosa toreabilidad, te dicen que 'en nobleza y temple', es decir, borreguismo.
¿Dónde queda entonces la bravura? Es que si desarrollamos el silogismo, dado que casta y fiereza son básicas en la bravura y con ellas no hay toreabilidad, la bravura resulta opuesta a esa condición pastueña del toro para que el artista se rompa por dentro y abra su alma. Ya disculparán ustedes la cursilería pero la conclusión de los taurinos está clara: eliminemos la bravura o, por lo menos, cambiemos su definición para adaptarla al tipo de comportamiento borreguil que buscan los toreros.
Hoyo de la Gitana en Vic |
Uno de los principales apóstoles de este arrinconamiento de la bravura y de su sustitución por la toreabilidad es el propietario de Garcigrande. Para él, la embestida no debe ser 'aborrascada' o 'amontonada'. Hay que embestir bien, empujar la muleta con educación, con formalidad, así favorecemos que el torero se acople y construya.
En eso radica el futuro de la Tauromaquia según decía Morante en la entrada anterior. La bravura, en este panorama de la búsqueda de la estética y de la comodidad, molesta, no es bienvenida, enturbia el espectáculo, hay que aparcarla. La bravura es un delito que se debe perseguir.
Nos dirán algunos que hoy lo que se quiere es que el toro embista mucho rato y 'con mucha clase' porque así será más toreable. Ya... y también más tonto, como decía el llorado Pereira Palha. Para él ese toro tan noble y tan toreable...
'...es un animal un poco burro porque no comprende dónde está el enemigo, ya no tiene ferocidad, no tiene voluntad de atacar.'
Recuerden que decía esta frase aquí, en el 9'32''.
Un juampedro husmeando en Castellón sin comprender dónde está el enemigo |
El toro bravo difícilmente permite equivocaciones del maestro. Lo dejaba claro otro ganadero a la antigua usanza, el viejo Isaías Vázquez:
'El toro actual permite que te equivoques varias veces sin consecuencias. En cierta medida, permite el relax del torero, con lo cual se pierde emoción y el público se aburre con el espectáculo y con el toro. Si no hay emoción en el ruedo, aquí sobramos todos"
Dicen los taurinos que el toro bravo tiene que tener entrega y calidad. Lo de la calidad no sabemos muy bien en qué consiste. La entrega la aceptaremos cuando veamos un toro poderoso, encastado y, además, bravo que es dominado por el diestro y entonces traga. A ese tragar lo llamábamos claudicar en su bravura. De pequeños vimos tragar a un marrajo de Murteira Grave en Bilbao porque el maestro no dudó, lo acobardó y lo domeñó. Era Francisco Ruiz Miguel.
El drama es ver un torillo ya entregado de salida independientemente del trapío que exhibe. Eso da pena y nos parece un baldón para su estirpe. Y si su estirpe es su linaje, su reata o, lo que es lo mismo, su casta, ese animal será descastado, lo diga Agamenón o su porquero.
Históricamente, ¿sucedió que los ganaderos adaptaron el toro a la nueva forma de torear? No es esa la opinión del señor Paños, citado más arriba. Lean:
Puede ser perfectamente que el torero se adaptara a ese toro descastado que no inspira tragedia ('la casta es sentir que el toro lleva la muerte en los pitones', recuerden aquí). Pero es indudable que a partir de entonces los ganaderos entraron en el juego y digamos que se adaptaron con rapidez a lo que Justo Hernández denomina...
'...torear al toro disfrutándolo, no simplemente viéndolo pasar sino moldeando su embestida. Para ello no me importa que sea bravo ni que sea noble ni... Yo no tengo el parámetro de cómo debe ser un toro, ¿quién lo tiene?'
Para dar voz a todas las posturas, sigamos con la teoría que el de Garcigrande explicaba a Viard:
'Los toros se caían porque se había buscado demasiada clase. Entonces los ganaderos decidieron dar fiereza al toro y se cargaron todas las ganaderías. La fiereza implica que el toro embista amontonado y con esa embestida no se puede disfrutar toreando. Si el toro embiste con todo, no da tiempo a construir nada'
En la última frase tenemos el paradigma de la época taurina que nos ha tocado vivir. El toro 'tiene que venir despacio y fijo'. Es el tipo de toro que, como decía Corrochano, divierte al torero sin que el animal se dé cuenta de que a quien debe divertir es al público.
Estas reflexiones se las hizo Justo Hernández a El Juli 'y a partir de entonces empezó a escucharme'. Pulsen aquí para ver la entrada que le dedicábamos cuando murió su padre.
Suele ocurrir que el torero empieza escuchando al ganadero pero es éste último quien acaba haciendo lo que dice el torero, se llame José o se llame Julián. Y ya se lo decía el duque de Veragua a Cúchares, ¿desde cuando hacen las guitarras los que las tocan?
Sea como fuere, salvo honradísimas excepciones, los ganaderos han aceptado que la bravura como la entendemos nosotros es un delito y han decantado la selección hacia esa toreabilidad melosa que les asegura vender sus reses o, por lo menos, que los toreros no los metan en la lista negra.
Empezábamos con una frase de Bejarano y terminamos con otra suya de principios de los setenta:
'Antes los toros tenían casta y fuerza, ahora en los tentaderos sólo valen las becerras tontas'
Cuando a Joe Frazier le hablaban del Alzheimer de Alí, decía:
'Es que Dios toma nota de todo lo malo que haces en la vida y esas cosas malas vuelven cuando eres mayor a morderte el culo'
No sabemos si los responsables de tanta toreabilidad, tanta clase, tanto descuelgue, tanta calidad y tanta monserga recibirán los mordiscos que merecen. Ahí entran los ganaderos acomodadizos, las figuritas comodonas, los empresarios trincones y los críticos paniaguados. Si Dios ha tomado nota de lo dura que tienen la cara, todos ellos deberían vigilar sus traseros.
Pero no se preocupen, al final los mordiscos seguro que serán para los que pasamos por taquilla y nos seguimos negando a comulgar con ruedas de molino.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Con esta soseria generalizada la Fiesta va directo contra el muro. Los enterradores son las figuritas y sus ganaderos complices.
ResponderEliminarRafa es un placer leer su blog. Un saludo.
Alain
Gracias, me alegro. Aquí en España decimos 'entre todos la mataron y ella sola se murió'. Se puede aplicar perfectamente a la tauromaquia.
EliminarSaludos.
Muy buen articulo. Al respecto de la entrega, creo q debemos reflexionarlo todos más este punto.
ResponderEliminarSaludos Rafa.
Gracias. Para mí esa situación en que un toro con cierta fiereza se entrega y termina embistiendo por donde le marca el torero, a base de valor y oficio, es probablemente lo más grande de la tauromaquia. Para mí, eso está por encima de la estética o del arte y todo ello sin que ese toro tenga que ser necesariamente bravo. Hacer que el toro vaya por donde no quiere ir...
EliminarSaludos.
Pocos toreros cuajaron como ganaderos. De ahí la anécdota. Cúchares metido a ganadero le espetó al Duque de Veragua: «Ahora va a vé vuesamercé lo que es criá güenos toros». Contestándole el duque: «Desengáñate, Curro, las vihuelas nunca las han hecho los tocadores».
ResponderEliminarSaludos, desde mi punto de vista entiendo que todo proviene del hecho cierto de que cuándo una persona se acerca a una taquilla de una Plaza de Toros y adquiere una entrada ( qué no son baratas) habitualmente NO sabe qué es lo que está comprando, ésta persona ni siquiera sabe si le engañan o no, no sabe si está pagando liebre y le dan gato, no lo sabe...de ahí todos los males, los fraudes, afeitados, falta de competencia entre los espadas, rechazar ganado encastado y demás abusos que el público tolera y la autoridad consiente. Pero insisto, el público es soberano, pagan y no saben exactamente qué es lo que han comprado. Ésto lo condiciona todo, pues todos los que intervienen ( ganaderos, matadores, empresarios y autoridades)quedan liberados de toda obligación, ancha es Castilla...
Saludos desde Almería
Ángel Magán.
De acuerdo con lo que usted dice pero hay tres mínimos que sí que debiera tener asegurados quien pasa por taquilla: la integridad del toro, la seriedad de la presidencia y la afición del torero. En muchas ocasiones fallan los tres.
EliminarSaludos.
Salva, usted que tan bien informado esta: acaban de salir las ganaderias de Vic, y sorprende que Isaias y Tulio Vazquez haya quedado fuera de la Corrida Concurso, a pesar de que era una de las ganadetias preseleccionadas. ¿Que ha podido pasar en los Guaperales? ¿Es que no tenian un cinqueño en condiciones? Si la memoria no me falla, esta ganaderia no lidia un solo toro bravo en plaza desde 2006. Es triste que el ganadero este haciendo un esfuerzo enorme por conservar el encaste Pedrajas y no acabe de tener el eco que merece. Un fuerte abrazo y gracias, como siempre, por su magnifico blog.
ResponderEliminarSí, me enteré al momento. Pondremos un comentario en el blog.
EliminarSaludos y gracias a usted por leer lo que aquí ponemos.