Tal día como hoy de hace noventa años comenzaba su andadura el gobierno provisional de la Segunda República. Por la mañana de aquel 14 de abril de 1931, el rey Alfonso pedía a su subsecretario Mariano Marfil que llamase al capitán de guardia en Gobernación para que saliera con sus hombres a la Puerta del Sol y, sobre todo sin violencia, despejase a los antimonárquicos que se estaban dando cita.
Cuando el capitán, un monárquico de pata negra, escuchó la orden del rey, su respuesta fue ésta:
'Dígale a Su Majestad que por obedecer sus órdenes estoy dispuesto a salir yo solo a la Puerta del Sol para que las turbas me despedacen si quieren, pero no puedo ordenar a los soldados que salgan porque no me van a obedecer'
Marfil transmitió al rey la respuesta del capitán y Alfonso XIII le dijo:
'Gracias Mariano, es lo que me quedaba por saber'
En ese momento el rey decidía abandonar España, cosa que hizo a las 20:45 en dirección a Cartagena. Allí se embarcaría para no volver nunca más a tierra española.
Tan señalado día como hoy no nos interesa por ninguna veleidad republicana sino porque es el cumpleaños de don Juan Belmonte. Nació un 14 de abril de 1892, o sea que era quinto de Franco, de Cossío y del gran tenor Lauri-Volpi.
Belmonte dibujó este toro para Manuel García-Viñolas. Es curioso que la cola parece un caballo. "¿Se ve bien que he ido poco a la escuela?" |
Para felicitar al maestro, vamos a echar mano de don Antonio Gala. Éramos muy pequeños cuando en Televisión Española se emitía un programa titulado Paisaje con figuras. Algunos de los vídeos se encuentran por internet pero no el dedicado al maestro. Tuvimos la precaución de grabarlo y después transcribir la presentación que del torero hizo el escritor. Esa hoja, amarilleada por el paso de tantos años, aún la guardamos entre las páginas de la biografía de Chaves Nogales.
Decía Gala que el toreo es 'ese lujo de España, una fiesta que no es extraño que se llame nacional ya que cuando uno grita ¡viva Joselito! equivale a gritar ¡muera Belmonte!'
Con el permiso del escritor cordobés de adopción, copiaremos aquel texto en esta entrada porque sus hermosas palabras seguro que al bueno de Juan le parecen mucho más bonitas que cualquier cosa que pudiéramos decir nosotros. Son éstas:
En España hay una realidad que, querámoslo o no, nos significa. Aquí, si se ha nacido pobre no creo yo que se necesiten más agallas para descubrir América que para torear. Son gajes del oficio recio y rústico de españoles.
Hay algo en la profesión contradictoria de torero que nos atrae, hasta su específica terminología. Llamar a un rito tan sangriento fiesta es como llamar sacrificio al incruento rito de la misa pero al revés.
La cogida, el coger, que trasluce un sentido íntimo y amoroso entre lo pueril y lo lúdico en el toreo, es el choque violento de los dos lidiadores. Estar en su puesto, ser figura, no descomponerse, no perder los papeles, en el toreo significa mantenerse en su sitio frente a toda embestida con toda la majeza.
Yo, de niño, oí decir a Manolete que lo peor de las corridas no era el calor de las cinco de la tarde, el público vociferante, el riguroso canon de la lidia, el peso del traje recamado... que lo peor era, además de eso, tener que estar bonito. Imaginaos lo que supone esto para alguien que ni remotamente lo es.
Tal es el caso de Juan Belmonte. Su vida, semejante a las demás pero exacerbada, fue una larga serie de sucesos trágicos que afirmaban una personalidad frente a un medio ambiente hostil. Transcurrió entre el milagro y el desastre. Entre ser el Pasmo de Triana o ser el peor quincallero de la calle Ancha de la Feria.
Tan poco dotado estuvo en apariencia para torear que hubo de inventarse, sólo con el corazón, una forma de superar su propio sino, de cumplirlo: el de descubridor de una tauromaquia. Y lo cumplió.
Y supo estar bonito hasta el final. Después de haberse arriesgado miles de veces ante el toro, quiso disponer con libertad de sí mismo. Quiso salir de la vida por su propio pie. Quiso morir vivo y no medio muerto. Quiso no tener verdadera vejez puesto que no había tenido verdadera infancia. Y es por esa suprema contradicción por la que hoy está ante nosotros.
Este dibujo anterior lo hizo Javier Aracena dos días antes de que Belmonte tomase su última decisión. Es una mirada de despedida.
Querer morir vivo y no medio muerto...decía Gala. Ya saben ustedes que el maestro tenía un miedo cerval a terminar sus días desvalido o entubado en un hospital.
Pocos meses antes de su muerte, Domingo Ortega coincide con él en casa de Sebastián Miranda, conocido de ambos. El trianero no se quita de la cabeza a tantos de sus amigos que han ido desapareciendo (Marañón, Camba, Pérez de Ayala...). 'Aquel día lo encontré muy triste', dirá el de Borox. Sólo falta que cuando Miranda lo despida en el aeropuerto camino de Sevilla le diga: 'Juan, tú ya vas camino de las tablas, ¿eh?'
Semanas antes de morir coincidió en un tentadero con un médico. Durante el aperitivo posterior, y como quien no quiere la cosa, Belmonte le preguntó si un tiro en la sien provocaba siempre la muerte instantánea.
El médico se acordaría de esta pregunta cuando días después leyó la noticia del suicidio.
Su respuesta había sido: 'es más seguro en la boca...'
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Una maravilla, gracias por compartirla.
ResponderEliminarUn saludo desde Málaga
Gracias a usted por leerla. Cuando hoy los politicastros den la tabarra con el 14 de abril, los aficionados nos acordaremos antes de Belmonte.
EliminarSaludos.
Otra medalla. Buen articulo. Lleva más medallas q Zhukov. Sdos
ResponderEliminarJajajajaj. A ver si no termino como él a quien los celos del padrecito Stalin lo enviaron bien lejos de Moscú para no hacerle sombra.
EliminarSaludos y gracias.
Gracias por este retazo de historia. Saludos
ResponderEliminarA usted. Saludos.
EliminarY... ¡Viva Rafa!
ResponderEliminarComprenderá que no le acepte su vítor. En nuestro modesto blog, y hasta nueva orden, sólo se aceptarán vítores a Gallito, Belmonte o Lagartijo.
EliminarSaludos.
Casualmente,pasó por allí el periodista López Grosso, quien, tras los saludos, le dijo a Juan Belmonte: "Juan, a ver cuándo me da usted una buena noticia taurina para la Hoja del Lunes. Pero una noticia bomba, que yo me luzca. Juan estaba a mi derecha, encogido en su asiento, como si quisiera ocultar la cabeza entre los hombros, y le contestó: ‘Pues quizá mañana o 'pasao' le dé una com-completamente bomba".
ResponderEliminarMartínez de León, quien reproduce el característico tartamudeo del Pasmo, escribe a 'El Nili' que Grosso y él se quedaron "serios, sin comprender", aunque intentó romper "el embarazoso momento" y dijo que ‘Juan te va a anunciar su reaparición en la Maestranza", aunque la impresión fue al día siguiente con "la noticia bomba".
Saludos, fue la única vez que Belmonte dió una espantada, ésta entrada nos ha quedado muy triste, Señor Rafa, a mí me gustó mas aquella anécdota de cuando era un chaval y...
"...Me divertía toreando. En aquella corros de zagalones que se juntaban a la bajada del puente para jugar al toro conseguí cierto prestigio como torero de salón. Lo toreaba todo: perros, sillas, coches, ciclistas; le daba media verónica y un recorte a una esquina, a un cura, al lucero del alba.
Una tarde estaba en la plazoleta del Altozano toreando a un amigo que me embestía con mucho coraje, cuando advertí que en el pretil del puente había varios señores mirándome. Uno de aquellos señores me llamó. Acudí con la gorrilla en la mano.
_Oye, chaval_me dijo_ ¿ Tú dónde has toreado ?
_En ninguna parte, señor.
Metió la mano al bolsillo del chaleco y me dió un duro diciéndome:
_Toma. !Tú serás torero!
Me he acordado muchas veces de aquel duro y me habría gustado saber quién era aquél señor.
Saludos desde la retoñada y primaveral Almería.
Ángel Magán.
La entrada empezó bien porque era para felicitar al maestro pero Antonio Gala hizo que derivase a recordar aquello de que quiso morir vivo y no medio muerto.
EliminarLo del duro me ha recordado otra anécdota de Belmonte ya retirado en Sevilla con un amigo suyo que encarga a un niño que lleve un dinero a un banco o a no sé dónde. Le dijo 'cuando vuelvas con el recibo te doy un duro'. Le entregó el dinero, el niño hizo el recado y al volver le dio dos duros. El amigo quedó sorprendido por la doble propina: '¿por qué le has dado dos si le habías dicho que uno?' Y Belmonte contestó: 'porque ha vuelto'.
¿Habría vuelto el Belmonte de doce años de un recado así?
Saludos desde una Tarragona donde han caído unas lluvias que hacen que la hierba llegue hasta el corvejón de la yegua.
Buenas Rafa. Tenía grabada la fecha del nacimiento de Manolete pues coincide con el mío (4 de julio), pero desconocía está en concreto. Puestos a recordarla entre el torero o la república, no hay color. El primero fue un grande y la segunda estaba más dividida que los taurinos y sus múltiples asociaciones.
ResponderEliminarSaludos
Digamos que la valoración histórica de Belmonte entre los aficionados al toro nos pone más de acuerdo que la valoración histórica de la 2ª república entre los políticos.
EliminarRespecto a las llamadas a la unión de los taurinos que se hacían ahora hace un año cuando empezó la epidemia, ya se ve que han quedado en agua de borrajas. Eso lo veía un ciego.
Saludos.
Buenas tardes Rafa. Un escrito muy bonito, francamente,ya aprendi algo mas hoy,
ResponderEliminarUn saludo.
Kaparra
Me alegro, para eso estamos. Saludos.
EliminarBelmonte en el toreo grande. Belmonte en la literatura taurina perpetua. ¡Quién como Belmonte! Gracias Dn. Rafa por lucirlo aquí, con todo y el respectivo perfil taciturno del de Triana. Excelentes apuntes e inspiración. // Atte., Torotino
ResponderEliminarMuchas gracias. Saludos.
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