CONVERSACIÓN CON FIDEL SANJUSTO
Nos fuimos a echar una mañana a un pueblecito de la provincia de Salamanca para hablar de toros con Fidel Sanjusto Fernández. Nació en Viérnoles, provincia de Santander, poco después de que Paulus se rindiese con su VI ejército en Stalingrado. Cerca de allí está la casa de Cossío a la que dedicábamos esta entrada hace ocho años.
Sin ningún antecedente taurino, con dieciocho años cumplidos decidió dedicarse a torear. Se vestirá de luces con veinticuatro. De novillero estuvo muy bien en Sevilla en 1974 cuando lo anunciaron dos veces y cortó cuatro orejas a reses de Osborne y de Sampedro. Fue el año en que todos se fijaron en un chaval más joven, de nombre Manili.
Meses antes de la muerte de Franco se presentó en Santander ante sus paisanos para recibir la alternativa con este toro de Osborne que ven abajo. Se la dio Ruiz Miguel con Julio Robles como testigo, quien había entrado en el cartel a última hora como él mismo nos contará. Observen que al toro le falta un trocito de la oreja que le cortó. En aquella época se seccionaba solamente la punta, con discreción y elegancia, nada que ver con el trozo de casquería tan desagradable que cortan hoy, especialmente en Pamplona:
A su segundo le cortó las dos y el rabo. En Madrid confirmaría tres años después con reses del marqués de Villagodio. No toreará muchas corridas en una carrera que se alargó hasta 1982 cuando se retiró en Santoña. Curiosamente se dice que aquel día regaló el sobrero de Juan Mari pero él nos lo aclara:
'No, es que tras el primer tercio hice al presidente un gesto con la mano para que cambiase y para sorpresa de todos sacó el verde. El empresario, enfadado, me dijo desde el callejón: '¡ése lo pagas tú!' Menos mal que Juan Mari se acercó y me dijo que no me preocupase, que lo regalaba él... ¡Qué detalle tuvo!, ¡un tío!'
Su cornada más grave fue en Francia, en Collioure, con un toro de Tardieu: 'iba a descabellarlo y se arrancó; me cogió por la ingle y me envió por encima de él al callejón. Me trasladaron a Barcelona pero los médicos no se aclaraban y de ahí en avión a Madrid, donde me atendió uno de los mejores cirujanos taurinos. Entre una cosa y otra estuve a punto de palmar...'
De torero desconocido, que se anunciaba también como Curro González, pasará a ser catedrático de veedores y ganará más dinero que la mayoría de toreros toreando. Sobre la habilidad con que invirtió lo que amasó nos da los detalles pero añade: 'esto no lo pongas'.
Hoy vive retirado en esa casa señorial de Tirados de la Vega que ven más abajo. Sigue la actualidad taurina con una cierta desesperanza. Durante la conversación irá repitiendo la palabra ruina para referirse a diferentes aspectos de la tauromaquia actual. Cuando la aplica a diestros en activo, hemos censurado sus nombres.
- Usted fue veedor para muchos toreros. A ver: Roberto Domínguez, Joselito, Rincón, Ortega Cano, Ponce, José Tomás, El Juli...
- Y Robles. Con el que más, con José Tomás. Yo no trabajaba para él pero una vez coincidimos en una finca. Me preguntó que cuánto cobraba por ver corridas y le dije que 70.000 pesetas. 'Yo te doy 250.000', me dijo.
- Y trabajará para él durante más de quince años...
- Eso es. Y yo mandaba en la corrida seleccionada para él aunque lo acompañasen en el cartel otras figuras. Me acuerdo de una vez en que me yuve que plantar en la finca ante los otros dos apoderados y les dije que de esa corrida me encargaba sólo yo... Después, antes de embarcarla me felicitaron ambos. Durante muchos años llegué a reseñar cien corridas por temporada. Ese coche que has visto fuera (un Audi A6 matrícula de Salamanca, letra P) tiene un millón de kilómetros y tengo dos más.
- Los toreros ¿se preocupan por la cara o por los riñones? Como dicen que los toros pegan las cornadas con los riñones...
- Nada. Lo que hay que mirar es que tengan el cuello largo y las manos cortas, eso es lo principal.
- Y las hechuras, ¿qué? Porque eso falla como una escopeta de feria. A usted le pasó cuando reseñó una corrida para Ortega Cano en Bilbao. Era de Dionisio Rodríguez...
- Sí, tuvo que entrar un toro feísimo de hechuras. Nadie daba un duro por él pero Ortega Cano le cortó las dos orejas. Aquello fue una excepción.
- Usted nunca iba a las corridas donde se lidiaban toros que había seleccionado en el campo...
- (Gesticula negando con los brazos) ¡Nunca jamás! Al principio iba pero cuando salía algún toro malo todos se volvían a mirarme como pidiéndome explicaciones. ¿Y yo qué culpa tengo? Dije que nunca más iría y lo cumplí.
- En cambio en los embarques siempre estuvo presente...
- Siempre, ahí sí.
- Y afeitar, ¿se afeitaba en la finca o en la plaza?
- No, eso siempre en la finca (omitimos los detalles que nos cuenta con nombres y apellidos, ustedes nos disculparán; ah, y ya ven, en la finca, para que luego digan que el ganadero no es el principal responsable cuando hay barbero).
- La norma para las figuras que trabajó sería siempre toro chico y billete grande, ¿no?
- Toma, claro.
- ¿Cómo está el panorama de veedores hoy en España?
- Bah, ruina. Sólo queda uno, que es un señor, Florito. El resto, ruina. Además ya no tienen que saber nada de encastes porque siempre se torea lo mismo (a continuación cita y descalifica algunos nombres conocidos de todos ustedes).
- Usted cobraba del torero y después una parte del ganadero, ¿es así?
- Sí, había un dinero fijo del torero y si la corrida la gestionaba yo, además cobraba del ganadero un porcentaje del importe.
- ¿Para qué empresas trabajó?
- Trabajé para don Pedro Balañá, para Matilla el patriarca, para los Lozano y para José Antonio Chopera. En Madrid estuve veintitrés años.
- ¿Con quién aprendió más?
- Con don Teodoro García, era un fenómeno...
- Sus hijos no tanto... El nombre Matilla hoy tiene mala fama entre el aficionado.
- Bah, ésos nada (hace un gesto negativo con la mano). Y José Luis Lozano... ése era el más listo, ¡qué listo era!
- Su hermano Manolo decía hace tres años que se afeita todo, incluso en Madrid y en Sevilla...
- Claro, es que es verdad.
- Con Manolo Chopera no trabajó...
- No. A él lo conocí, claro, pero con quien tuve mucha relación fue con José Antonio. Una vez estaba yo en la finca de Cojos y coincidí con Manolo. Se embarcaba una corrida para Ponce y yo les dije que se estaban equivocando, que eso no podía ser...
- ¿El qué?
- Que estaban embarcando una corrida de Juan Luis, de lo de Graciliano, y eso Ponce no lo iba a matar nunca. Lo que había que llevarse era lo otro que tenían de Atanasio. Al final se solucionó (pero no podemos añadir todos los detalles que nos contó).
- En su alternativa no estaba previsto Julio Robles, ¿verdad?
- No, estaba aquel que banderilleaba tan bien, ¿cómo se llamaba? ¡Alcalde! Paco Alcalde. Ya has visto en esa cabeza las puntas que tenían aquellos toros de Osborne, ¿eh? Alcalde se quitó y por eso vino Robles.
- ¿Usted era de Robles o del Capea?
- ¡De Robles! Hombre... está claro. Con el capote era buenísimo.
- ¿Y de Camino o de El Viti?
- Camino era un torero muy listo... muy listo. El Viti siempre fue demasiado buena persona. Tenía aquella muleta con la que sabía llevar aquellos toros que a veces no se tenían en pie. Demasiado buena persona, por eso tuvo problemas económicos, de ser tan buena persona. Le decían 'déjame tanto que ya te lo devolveré' y no se lo devolvían. Hoy está tieso, una pena (nos da algún nombre famoso de Salamanca de los que le pegaron sablazos pero los omitimos; en la foto se le ve entre los dos).
- ¿Cree que el torero debe tener valor y técnica al 50%?
- Debe tener más técnica que valor porque con una técnica buena y perfeccionada te viene el valor ya que te sientes más seguro, más protegido ante el toro.
- ¿Se torea hoy mejor que nunca?
- ¡Qué va, hombre!
- Ah, menos mal, pensaba que íbamos a discutir.
- No hombre, no, de eso nada.
- ¿Qué le parece Morante?
- Ése es el mejor. De los de ahora, el mejor. Cuando torea de verdad, los demás no tienen nada que hacer (hace un gesto con los brazos como de indiscutible).
- ¿Se retirará de verdad?
- No sé, no creo.
- Hombre, piense que si le ponen en la mesa quince contratos a razón de 180.000 euros cada uno y sabiendo que goza del favor de todo el mundo, ¡a ver quién dice que no!
- Pon más de 180, pasa de 200...
- ¿Y qué me dice de José Tomás?
- Ése sí que ha sido el mejor, está claro, el mejor de todos... (se queda pensando). Todos los años me sigue llamando para felicitarme las navidades.
- Pero lo acusan de irregular, de lunático, de no haber dado la batalla en las plazas importantes...
- Sí, es verdad que tenía un carácter a veces un poco raro pero ha sido el mejor.
- ¿Qué ganadero de Salamanca le pareció el más serio de los que conoció?
- Don Antonio Pérez. Daba gusto ir a su casa. Y cuando ibas a tentar tenía todo tipo de detalles con los que toreábamos.
- ¿Y el más listo? Porque los ha habido muy listos por aquí: Lisardo, el tío Justo, Atanasio...
- Ése, Atanasio. Ése ha sido el más listo de todos con diferencia. Y ahora de lo suyo no queda nada...
- ¿Qué piensa de las escuelas taurinas?
- ¡Nada!, ¡ruina!, ¡ruina! (Casi parece que se enfade). No valen para nada. El otro día hubo aquí en la plaza una especie de exhibición ¡y todos toreaban igual! ¿Dónde vamos así? Todos toreando igual, ¡eso no puede ser! Y luego las mafias que hay por dentro (censuramos a continuación lo que nos cuenta porque nos jugaríamos una denuncia).
- ¿Al torear hay que cruzarse o no?
- Claro, hay que cruzarse para forzar la embestida. Hay que echarle la muleta allí, al ojo de fuera... (lo indica con la mano, como si tuviera una muleta).
- Pero eso es darle al pico...
- Ya, claro, eso es el pico, pero es que torear con la panza de la muleta... ¡es muy difícil!
- Y del niño Marco Pérez, ¿qué?
- Bah, nada, y ya no es tan niño (volvemos a censurar cómo justifica su opinión así como la que tiene de Roca, por quien le habíamos preguntado a continuación).
- ¿Qué opinión le merece la crítica taurina actual?
- Ruina. Pero ¿qué van a decir? ¡Si viven de esto!
- ¿Conoció a Navalón?
- Sí, hombre, ese era un fenómeno, muchas veces estuve con él en su finca...
- En Fuentes de Oñoro...
- Sí... Con que hubiera uno como él hoy en día... ¡O un par! Se podría cambiar bastantes cosas.
- Pero ya sabe que recibió algunas veces de los golfos taurinos...
- Sí, sí, le pegaron. Y al final, otro que acabó arruinado...
- ¿Es usted pesimista u optimista con el futuro de la fiesta?
- Pesimista... Nada, esto ya no volverá a ser como antes. Ya no se mueve el dinero que se movía antes y los cuatro que se lo llevan todo no dejan nada a los demás. Yo vengo de una época en que todavía valía lo de darse la mano. Ahora se acabó. No hay lealtad ni compañerismo, se ve ya entre los novilleros... Bah, ¡ruina!
Hasta aquí lo que hemos podido transcribir. Algunas historias nos las contaba Fidel y al final añadía: 'pero todo esto no lo pongas, ¿eh?' Otras veces no lo decía pero hemos sido nosotros quienes nos hemos visto obligados a la autocensura. Si no hubiese tanta golfería en el corrompido mundo de los taurinos, otro gallo cantaría. Esperemos que lo hayan entendido y nos disculpen.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.










Buenas Rafa .
ResponderEliminarDentro de los diferentes artículos que escribes sin duda alguna el de las entrevistas a mí personalmente es de los que más me gusta porque siempre haces preguntas que otros ni se atreverían. En este caso el bueno de Fidel ha contestado con claridad porque al fin y al cabo ya no vive de esto y ha dejado claro temas que nosotros damos por hecho pero que siempre los que viven de la fiesta nos niegan .
Saludos
Y con más claridad todavía explicó historias de ésas que luego decía 'pero esto no lo pongas'. Una de esas cosas que se niegan es el afeitado en la finca. Los ganaderos siempre se hacen los locos pero todos sabemos lo que hay.
EliminarSaludos
Fidel San Justo nada menos.
ResponderEliminarSin duda el máximo exponente de la seriedad y efectividad de los veedores de toros.
Tiene a buen recaudo seguramente cientos de historias del campo, de corrales y sobre todo de la época del toreo menos transgesora que la actual.
Si Fidel dice eso de “eso no lo pongas” es que todavía tiene en la recámara más cosas…
Seguramente te sorprendería con sus expresiones como “eso ruina, macho” qje es la más acorde a esta época del toreo.
Muchas gracias por acercarnos a personajes “ocultos” del toreo que han hecho del toreo una fauna singular.
Todo un personaje. Además, cada vez que decía lo de '¡ruina!' lo acompañaba con un manotazo y un gesto de asco en la cara.
EliminarPor cierto, otro por quien le pregunté y habló muy mal de él fue de Florentino Díaz Flores.
Saludos