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(Foto: François Bruschet) |
— La selección genética ha conseguido algo antaño imposible. Hay un
video que muestra a Gaona en 1920 avanzando hacia un toro, el que va
retrocediendo y repuchándose, mientras Gaona lo va encimando y así, con el toro
caminando para atrás, casi dan la vuelta al ruedo. Mansos así, fogueados o con
banderillas negras, casi no se ven hoy en las plazas; pero al mismo tiempo se
ha perdido algo de emoción con toros tan uniformes.
Es que era maravillosa la variedad que antes tenía el toreo. Esa
variedad la aportaba el toro; era un material mucho menos maleable y que había
que trabajar en muchas dimensiones. Yo diría que aquel toro era tridimensional
y ahora es solo bidimensional. Se pierde, entonces, emoción cuando el
espectador puede anticiparse a lo que sigue, pues se coarta una de las mayores
virtudes del toreo: la capacidad del diestro de sorprender al espectador."
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(Foto: El Mundo) |
"... el toreo está basado en argumentos que la sociedad va extinguiendo. No es que la sociedad atente contra el toreo, sino que atenta contra los argumentos básicos del toreo: la honestidad, ese sentido del héroe homérico, los valores morales, la demostración pública que hace el torero de tentar a la suerte y jugarse la vida. Todo ello va en contra del mundo moderno. Incluso el mundo de la imagen y la alta definición atenta de lleno contra el toreo, pues la tauromaquia —a diferencia del teatro y de otras artes escénicas— no es una representación: es algo real. El mundo de la imagen es solo representación, puro simbolismo. En el toreo está presente la muerte y nuestra sociedad hace abstracción de ella, no la quiere ver, la maquilla. La juventud eterna se ha impuesto y todo gira alrededor de esa sublime perfección. A la sociedad no le interesa reflexionar sobre la muerte. Por ello, al atentar la sociedad contra esos principios atenta contra el toreo."
Leer la entrevista completa al periodico EL COMERCIO de Lima
Tauro