El gallinero taurino se alborotó un poco con el nombramiento hace un mes del flamante ministro de Cultura, quien pasará a ser la máxima autoridad en corridas de toros. Este activista no es precisamente muy aficionado pero estamos convencidos de que su jefe no le permitirá que abra gratuitamente un frente en ese campo. Bastante frentes tiene abiertos el inquilino monclovita como para que un turista recién llegado al gobierno le vaya abriendo más.
De todas formas, ¿ustedes creen que un ministro de Cultura aficionado a los toros haría algo por el bien de la fiesta? Bah, se limitaría al laissez faire, laissez passer, sin atreverse a meter mano a la golfería imperante.
Lo antitaurino del nuevo ministril nos ha recordado nuestra colaboración para la revista que el Club Taurino de Pamplona editó este año. La dedicaron a los toros en Cataluña. Esto que sigue es lo que escribimos a cuenta de lo acontecido en el Principado a raíz de la famosa votación para prohibir las corridas de toros.
Señores, desengañémonos: la fiesta de toros en Cataluña iba a fallecer de muerte natural aunque no hubiera habido prohibición. Digo esto porque todavía hay algunos aficionados que piensan que se podría haber mantenido hasta hoy las ocho corridas que se daban en verano en Tarragona más las de Barcelona. En la plaza de Tarragona, que inauguró Lagartijo en 1883 a veinte metros de donde les escribo, difícilmente se llegaba al tercio de entrada contando los turistas (con actuación estelar cada tarde del barbero). En Barcelona, con un cartel de figuras, a duras penas alcanzaban la mitad del aforo. Si a eso añadimos todas las protestas de los antitaurinos, está claro que como negocio era una ruina de la que, aun sin prohibición, sólo se podía sacar problemas.
Sin esa prohibición, es posible que se siguieran celebrando en Barcelona un par de corridas con José Tomás que sí hubiera agotado el papel pero llenando los tendidos de foráneos. En cualquier otra no sabemos si cuadrarían las cuentas. Quien piense que sin toda la historia de la prohibición los toros gozarían de buena salud en Cataluña está soñando tortillas, como decimos en la lengua de Verdaguer.
Ustedes dirán que fue todo una cuestión política y eso no hay quien lo dude. Si los toros en la Cataluña peninsular se pudieran usar como baluarte de un nacionalismo identitario de manera parecida a como se hace en la Cataluña norte, o sea, en Céret, no duden ustedes de que en colegios e institutos se dedicarían horas lectivas a hablar de tauromaquia.
Recuerden que en tiempos de Franco también hubo política buenista en este tema. La primera carta solicitando apertura de negociaciones para que España entrase en el Mercado Común Europeo es de 1962. Curiosamente, al año siguiente se redactó una ley contra el maltrato animal. Era una forma de demostrar a los europeos que no éramos tan incivilizados. Fueron los años en que muchos alcaldes cambiaban los carteles del toro embolado de su pueblo poniendo que por la noche habría 'una exhibición de ganado vacuno con desfile de antorchas'.
Los políticos catalanes antitaurinos han vendido que los toros son una cosa impuesta 'desde España' aunque en la célebre prohibición tuvieron que tragar con permitir los correbous simplemente porque peligraban muchos votos en las zonas donde se mantienen. Quizá les sorprenda que los antitaurinos catalanes más beligerantes siguen sosteniendo la idea de que estos correbous son una contaminación proveniente de Aragón. La imagen es de la localidad tarraconense de Amposta:
El politiqueo que de verdad contamina la cuestión taurina en Cataluña se ve en lo que antes de la prohibición decía el presidente del Parlamento de Cataluña. Hubo unos incidentes en Cardona relacionados con la muerte del toro y lo que llamaba la atención al presidente era que el público gritaba '¡que lo maten, que lo maten!' Se le podría haber hablado de la tauromaquia como sacrificio, o rito canalizador de la violencia, o culto religioso ancestral, o incluso recordarle la tauroforia mitraica... pero todo hubiera sido inútil. Lo que le preocupaba era que los gritos eran ¡en lengua castellana! Está claro el asunto, ¿no les parece?
La foto anterior es precisamente de Cardona, a 90 kms. de Barcelona, donde hay confirmación escrita de la primera celebración con toros en esa plaza en 1409. Idéntica constancia pero de una corrida la tenemos en 1502. Fue un festejo celebrado en esta localidad con motivo de una visita del rey Felipe, el marido de Juana la Loca. Muchos no saben que quien fuera presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, presidió y aplaudió el festejo de Cardona en dos ocasiones.
A partir de la ley de 1988 de protección de los animales, se torció la cosa. Todo se inició con una iniciativa impulsada por Esquerra Republicana que no llegó a discutirse pero que empezó a mover la higuera. Primero fue la estocada honda consistente en prohibir la entrada a menores. Después, con el alcalde socialista Clos, se declaró Barcelona ciudad antitaurina (21 votos a favor, 15 en contra y 2 en blanco). Finalmente vendría una iniciativa de legislación popular con 180.000 firmas y la prohibición: 67 votos a favor, 59 en contra y 5 abstenciones. Dado que la anuló posteriormente el Tribunal Constitucional, hubo que indemnizar a la familia Balañá con casi un millón de euros por daños y perjuicios. Como nuestros politicastros no tienen ninguna responsabilidad civil por las tropelías que cometen, ya pueden suponer de dónde salieron esos dineros.
Después de aquella sentencia del Constitucional está claro que a día de hoy se puede organizar corridas en Cataluña. No obstante, habría que lidiar con todas las zancadillas que pondría la propia Generalitat en forma de permisos, autorizaciones, inspecciones y exigencias múltiples. En el hipotético caso de que algún valiente, o más bien temerario, quisiera montar un festejo superando todos estos obstáculos, tendría que contar con la presencia del único que agotaría el billetaje, es decir, el maestro de Galapagar. Quizá fuera la única solución para no acabar en números rojos.
FOTO: Inés Baucells |
Y aun con todo, debería soportar el cúmulo de protestas que tendrían lugar el día de la corrida y que serían convenientemente permitidas, cuando no fomentadas, por la propia Administración catalana. Recuerden que aquí hemos visto a todo un presidente de la Generalitat, acompañado por un ex lehendakari, cortando una autopista de seis carriles a cuenta de sus protestas independentistas. Imaginen algo parecido a las puertas de la Monumental de Barcelona con el consiguiente riesgo de alteración del orden público y la posible suspensión del festejo.
El catedrático de Antropología de la Universidad de Barcelona Manuel Delgado resume perfectamente todo lo dicho con estas palabras:
'Responde a diseños políticos que procuran adaptar la realidad a una fantástica esencia cultural producto de puro marketing político, destinado a generar las pruebas de una superioridad civilizatoria que no deja de ser una mera ficción para que el pueblo que administran sea como tiene que ser, es decir, como ellos querrían que fuese'
Aquella votación que terminó con los toros fue cosa de verlo y no verlo. Ni siquiera los avisos de algunos acerca de que el erario público se vería gravemente quebrantado al tener que indemnizar a Balañá detuvo un ansia prohibicionista que olía tanto a nacionalismo trasnochado como a recolecta de votos fáciles.
Piensen por un momento en qué pasaría si la Comunidad de Madrid cayese en manos de según qué partido aunque fuese en coalición. En Navarra ustedes conocen de primera mano las trabas que poco a poco se van poniendo a la tauromaquia en su tierra. La otrora inconcebible idea de hacer encierros en Pamplona sin corridas cada vez suena más. Al fin y al cabo, sería lo mismo que hacen en Onda, por ejemplo.
¿Alguien imaginaba hace solo cinco años que se llegaría a aprobar leyes como la denominada trans o la de bienestar animal? Pues en cuestión de toros pongan sus barbas a remojar porque aquí en Cataluña las nuestras, en lo que a corridas se refiere, nos las pelaron de un día para otro en un quítame allá esas pajas.
Hasta aquí el texto. El amigo Joan, selecto comentarista de nuestro modesto blog, sostenía en otro artículo su teoría de que aquella prohibición actuó como vacuna para el resto de la España taurina. Lo que no sabemos es si aquella hipotética vacuna mantendrá sus efectos durante los próximos ¿diez años?
En Pamplona tienen nuevo alcalde. Del 7 al 14 de julio es muy probable que se presente como el más taurino del hemisferio Norte. Sin embargo, el resto del año podría ir haciendo una labor de zapa contra los toros moviendo la higuera. Ya veremos...
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Pues usted me va a perdonar pero, claro está que, lo que está pasando con los toros creo que es un plan mundial. Se empezó como ha definido más arriba y se está acabando con el 'bodypositive' y el inclusismo forzado. Que si lo usan para promover la cultura me parece perfecto pero con las nuevas generaciones le pronostico 20 años de vida. Incluso recuerde que el nuevo bono cultural de los jóvenes (18) no incluye entradas para festejos taurinos.
ResponderEliminarNo incluía de inicio pero después se bajaron los pantalones y permitieron que hasta 200 euros se pudieran gastar en tauromaquia. Fue un poco lo que digo de no abrir frentes gratuitos... de momento.
EliminarSaludos
Buenas Rafa .
ResponderEliminarHas hecho un análisis muy bueno de lo que ocurrrio en Cataluña porque además te pilla de primera mano al ser catalán . Me ha sorprendido leer eso de que algunos consideran los correbous como una contaminación de Aragón . La ribera del Ebro siempre fueron tierras de ganaderías bravas y por lo tanto de festejos populares desde La Rioja hasta la otra punta que es Tarragona, independientemente que esta última esté en territorio catalán . El gran problema es la cantidad de poder que se le otorga a los políticos, que hace que estemos en sus manos constantemente y la tauromaquia no se escapa de eso tampoco .
Algo que a mí me molesta muchísimo es que muchos que se consideran aficionados defienden a capa y espada el festejo popular alegando siempre que en este no hay maltrato al no picarse y banderillearse las reses . Yo creo que eso es no entender nada y que a lo único que nos va a llevar es a la desunión entre aficionados y a una clara grieta donde empezar los políticos a meter baza .
Saudos
Eso de la contaminación aragonesa pienso que no deja de ser una estupidez más de los nacionalistas digamos que étnicos.
EliminarRespecto a lo otro, quizá sea la causa de lo difícil que es encontrar aficionados a las corridas de toros provenientes de las calles. Me parece que es bastante más fácil encontrar aficionados a las corridas que comparten afición a las calles que al revés. Usted habrá podido comprobar de primera mano si mi impresión es correcta.
Saludos
Yo vengo años diciendo que el futuro de la tauromaquia está en el festejo popular, porque es el único sitio donde se rinde culto al toro, donde el toro es el protagonista y donde al ganadero se le respeta y se le paga como Dios manda. La mayoría de aficionados que pagan la entrada para ver una corrida de toros, no pisan una finca en todo el año (por supuesto no es el caso de nuestro amigo Rafa) . Sin embargo los que somos del toro en la calle nos recorremos toda España visitando fincas. Creamos peñas o asociaciones en las que ponemos dinero de nuestros bolsillos y llegamos a pagar hasta 20000€ por un toro para que corra por las calles de nuestro pueblo. Organizamos charlas taurinas, coloquios, eventos, vamos a los herraderos, a los tentaderos... vamos hasta los saneamientos. Y todo sale de nuestras costillas.
EliminarNosotros reivindicamos y defendemos lo nuestro, porque es nuestro, porque podemos decir que lo es. Sin embargo eso no lo podemos decir de lass corridas. Nosotros no elegimos los toros, ni las ganaderías, ni el cartel... eso lo eligen los empresarios con el beneplácito de los toreros. Por eso no pago una entrada para una corrida desde hace mucho, y como yo, mucha gente. Yo pago una cuota en la peña de mi pueblo y estamos desde noviembre mirando toros en el campo. Los Cuadris, los Pablorromeros, los Samuelones, los Palhas, los Martínez y un largo etc. Sobreviven gracias a esas peñas. Si fuera por los empresarios y por los toreros esos toros ni existirían. Entonces es normal que muchos buenos aficionados y amantes del toro sientan rechazo hacia las corridas y vean un refugio en el festejo popular.
Primero darle las gracias por sus crónicas durante el año.
ResponderEliminarMuchos aficionados al caballo íbamos a la plaza de Tarragona, principalmente en corridas de rejones y mixtas.
Ahora no nos queda otra que ir a Castellón o Zaragoza.
Las trabas de la administración aumentan cada día sobretodo en Cataluña.
Las ganaderias de bravo del delta y ports tienen dificultades Ahora con el bou embolat, etc.
Con los tres tombs cada año surgen más denuncias a la contra.
Parece que nos están dirigiendo a una fiesta con animales de cartón.
Espero equivocarme....
Saludos
Josep
No se equivoca, parece todo la crónica de una muerte anunciada. No puede ser de golpe como sucedió en la votación de aquí pero será la gota malaya.
EliminarSaludos y gracias a usted porque si no fuera consciente de que hay alguien al otro lado, este cuadernillo no tendría sentido.
Yo también creo que es más fácil lo que dices, Rafa, y es un tema que da para una entrada del blog (sería muy interesante, por cierto).
ResponderEliminarMe atrevo a decir que conozco a mucha gente del festejo popular, y hay casos de todo tipo. Lo que tengo claro es que una de las razones principales por las que muchos no se decantan también por la lidia, es por la falta de emoción imperante y por las tropelías que todos conocemos.
Por supuesto que también hay aficionados al festejo popular que no tienen npi de la lidia y creen que es maltrato. Además de otros que mezclan churras, con merinas y con política.
Admirado R.
ResponderEliminarGracias por la mención. El artículo y el tema dan para seis sobremesas, trataré de ser esquemático:
1. PASADO.
No estoy de acuerdo con la tesis de tu artículo, que tan bien expones, que los toros en Cataluña habrían acabado de "muerte natural". ¿Qué en la Monumental los domingos de temporada las entradas eran muy pobres? Mira las entradas de los domingos cualquieras en Madrid. Y además Sevilla, Zaragoza... que se han cargado los festejos de temporada que sí teníamos en Barcelona.
¿Qué sólo llenaba JT y sólo había buenas entradas en ciertos carteles? Nos ha jodido, como en todas partes. ¿Qué había mucha gente de fuera? ¿Y no la hay en Sevilla, Madrid o Bilbao? La última vez que fui a Sevilla había un sevillano en el tendido. ¡Uno! Y la gente lo tomaba como una "rara avis", era la excepción. Una anécdota. Daba ganas de hacerse una foto con él.
Hechos: Lo cierto es que los toros en Barcelona eran, después del fútbol y los conciertos, el espectáculo cultural y deportivo que reunía más gente. Pasaba más gente por la Monumental a lo largo del año que por el Palau Blaugana (baloncesto, balonmano, hoquei..., ¡todo sumado!). Que todos los teatros juntos y salas de conciertos.
Más hechos: es un hecho objetivo que los toros se acabaron en Barcelona porque los políticos los prohibieron. En el último(s) festejo(s) se puso el "No hay billetes" y la herramienta más eficaz de protección a la tauromaquia ha venido impulsada desde la afición de Barcelona (lo explico en el artículo que tan amablemente mencionas en tu post "Cataluña como vacuna".
Ficción, un por "pour parler", pero estoy seguro de que sin la prohibición seguiría habiendo toros en Barcelona (y tú también)..Pese al acoso, físico, político y social que sufríamos (y sufrimos) los aficionados en Cataluña por parte de los poderes públicos.
2. FUTURO: Estos días entre "Plácido", "Que bello es vivir" y "Love actually" he visto algunos "Tendidos Cero" de antaño. Uno de inicio de los dos mil de la semana grande de San Sebastián. Veinticinco años se tiraron sin plaza de toros entre el Chofre y el O.V.N.I. de Illumbe. Veinticinco años después recuperaron una feria (mejorable) pero igual de mala es la de Logroño y la han tenido ininterrumpida.
Hace poco conocí a un ganadero mallorquín, un majara, ha sido empresario, ganadero...y le pone una pasión admirable a esto de los toros. Hablamos el mismo idioma (es lector de este blog, un saludo Joan, tocayo). Y me contaba que le están dando la vuelta a la situación taurina como a un calcetín. ¿Qué ha pasado? Pues que ennel.gobierno de la autonomía donde antes estaban PSOE-Catalanistas ahora está PP-VOX.
Es decir, que la política nos quitó los toros a los catalanes. Ni muerte natural. Ni que la fiesta estaba tocada de muerte ni especulaciones. Hechos: La política nos quitó los toros, y la política nos los tendrá que devolver. Fácil, no. No soy tan idiota. Pero a mí natural condición belicosa se una cosa, la certeza de las únicas batallas que se pierden de antemano son las que no se dan.
Sigue ciego tu camino.
Jota
PDT: De las batallas de los afeitados y la inhibición a la batalla de la "causa" hablaré en otra ocasión aquí. En cuanto os me pongáis a tiro.
La verdad es que me parece muy adecuada tu explicación llevándome la contraria. Es la manera de que los gentiles lectores de nuestro modesto blog tengan otra visión de la cuestión. Es el punto de vista de la botella medio llena mientras que el mío era el de la botella medio vacía.
EliminarSaludos extensivos al Joan de Mallorca a quien no tengo el gusto de conocer pero con quien espero seguir contando como lector del cuadernillo.
Llego un poco tarde a esta entrada, pero me ha parecido muy interesante y quería compartir un punto de vista diferente.
ResponderEliminarComparto su opinión de que los toros no se acabaron solo por culpa del nacionalismo catalán. No había una suficiente demanda de ese espectáculo en Cataluña y si a día de hoy la hubiera se darían festejos costase lo que costase, porque el empresario se mueve donde ve oportunidad de conseguir beneficio. A no ser que lo organizara un grupo de aficionados como el club 3 puyazos.
Partiendo de este punto, considero que todos los nacionalismos son negativos, tanto el catalán, vasco, como el español. Este último no se tiene en cuenta, pero funciona igual que los demás: nosotros los mejores, los otros nacionalismos representan el mal. Y con esta premisa puedes ganar cualquier debate simplemente porque se antepone la pasión a la razón, el corazón al cerebro y así no se puede debatir ni tomar decisiones razonales.
Por otra parte, el problema actualmente, está dentro, son los taurinos, no está fuera, ya que más allá de los ministros que haya, no es un tema que esté presente en el debate público y por otra parte, su prohibición sería anulada por el Constitucional (a no ser que viniera por orden de Europa).
El enemigo está dentro, no hay que mirar fuera preocupándose por falsas amenazas de prohibición que todos sabemos que no son reales. Con este tema ocurre igual que con el referendum en Cataluña, sin reformar la constitución, es decir, sin acuerdo PP - PSOE, no va a ocurrir.
Se debe reflexionar más desde la razón y no desde la pasión.
Por último, considero a los festejos populares, en un escalón inferior a las corridas de toros, pues (en teoría) al toro se le respeta más en la plaza que en muchos festejos populares en los que pasados los primeros 10 minutos, prácticamente se le humilla.
Por otra parte, desde el punto de vista del aficionado, le gusta la tauromaquia como arte de poder a un toro bravo mediante los engaños de un trozo de tela, ya sea el capote o la muleta. Si solo importara ver al toro correr y embestir, el festejo popular sería superior, pero considero superior crear figuras estéticas con un trozo de tela pasándote al animal alrededor de tu cuerpo hasta que le sometes.
Un saludo desde Extremadura.
No puedo estar más de acuerdo en el tema de los nacionalismos. Si me lo permite, copio su comentario a partir de ahí y lo pego en la última entrada sobre las jornadas navarras para que lo lean más amigos del blog. Saludos.
EliminarAquí irá, por si le contestan, que lo tenga controlado y pueda responder:
Eliminarhttps://toreoenredhondo.blogspot.com/2024/02/xiii-jornadas-de-tauromaquia-de_26.html
Muchas gracias Rafa
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