jueves, 3 de octubre de 2024

¿AÚN EXISTE EL AFILADOR?

Era un oficio desaparecido. Recordamos de nuestra infancia aquel silbido producido por una flauta de pan y el grito subsiguiente: ¡el afiladoooor! Bajaban a la calle los vecinos con cuchillos y tijeras para que el señor de la motocicleta y la piedra sacase chispas de los filos. Ahí lo tienen:



Ponemos entre interrogantes el titular porque no sabemos si el oficio tiene hoy en día su continuación en la fiesta de toros (el de barbero está claro que sí). No podemos asegurar nada porque no disponemos de pruebas fehacientes de que se afilen pitones. Nos limitaremos a plantear algunas dudas. Los leyentes más fieles recordarán que por aquí hemos hablado de lo que casi nadie habla. Por ejemplo del afeitado aquí o de las inyecciones euforizantes aquí. Ambas circunstancias son sendos fraudes pero eso de afilar los pitones, ¿no sería otro gran fraude en caso de que se diera? Para nosotros, sin duda.



Iremos viendo intercalados entre el texto algunos de los cuernos de toros lidiados en Madrid este mes de septiembre (todas las imágenes son de Plaza1). Y de casualidad hemos localizado este vídeo donde afilan cuernos de vacas en la India, para que nos hagamos una idea de lo que estamos hablando.




Con la historia de las fundas, para quitarlas sólo hay dos posibilidades: o anestesiar los toros, que resulta muy caro, o meterlos en el mueco, que sale gratis. En el segundo caso, con el pobre animal humillado y psicológicamente vencido, se abre la puerta a estas siempre presuntas posibilidades:

1. Vamos a hacerle sólo la bolita, que es plaza de primera, se anuncian figuras y si nos pasamos, daremos que hablar.

2. Quítale el veneno, hombre, que no vamos a Madrid. Además es bueno porque así el pitón no se astillará cuando remate por estar sensible al haber llevado fundas...

3. Vamos a tocar sin contemplaciones, que en esa plaza la autoridad traga y el público tragará aún más, que están en fiestas.

Pero quién sabe si podría haber una cuarta posibilidad:

4. Tenemos que sacarles punta porque vamos a X y quieren el toro con mucha cara; tranquilo, los que se anuncian son modestos y ninguno de ellos se quejará... que den gracias de que les dan esa oportunidad.



¿Vemos fantasmas? ¿O estaremos simplemente ante la integridad del toro de Madrid y no hay que darle más vueltas? ¿Son las fundas las que provocan que salgan esas puntas tan afiladas en el momento de extraerlas? Entonces, ¿cómo es que en otros toros también enfundados lo que vemos en el ruedo son boliches o plátanos?

Que sepamos, hubo dos toreros que dejaron caer lo del afilador. Uno fue Esplá y el otro el pobre Fandiño, aunque no directamente él sino su entorno. Es que estamos ante un tema tabú, como el de los pinchazos. Los profesionales echan pestes en privado de ambas cuestiones pero nunca escucharán sus quejas en público. Respecto al tercero de los fraudes relacionados con los pitones, el del afeitado, para ellos en público no existe aunque en privado, si tienen mucha confianza, te dicen lo que hay.




Por cierto, fíjense en que el pitón derecho del toro negro anterior parece arreglado para la ocasión. Debió de despuntarse o deteriorarse y presuntamente no hubo más remedio que reformarlo. No obstante, si fue así hicieron un buen trabajo porque ya saben la frase histórica de Justo Hernández: si usted se da cuenta desde el tendido de que una corrida está afeitada, es que quien lo ha hecho es un chapucero. Pero oiga, maestro, si desde el tendido o en las fotos nos parece que ha intervenido el afilador, ¿también estamos ante un chapucero o ante un artista?

Quizá alguno de ustedes nos salga con que la nutrición del toro hoy en día ha alcanzado tales niveles de sofisticación que es posible sacar esos cuernos tan astifinos, aunque para nosotros resulten claramente antinaturales. Algo de eso hablábamos en esta entrada, ¿recuerdan? 



Había dos ganaderías sureñas emparentadas entre sí que tenían fama de afiladoras incluso antes de fundas. Al extraerlas el mueco es obligatorio y la tentación de desarrollar cualquiera de las cuatro posibilidades que apuntábamos antes se dispara.

El ganadero es el único garante de que no se toquen sus toros y ahí no hay más que hablar. Pero desafortunadamente hoy es el último mono y tiene que tragar con cosas que no debería con tal de seguir vendiendo sus productos, como dicen algunos demostrando muy poco respeto por el toro que crían.



Este hipotético fraude del afilador ¿cómo se detectaría? Pues un simple taxidermista lo podría certificar, exactamente igual que el del afeitado. Que sepamos, a día de hoy no ha llegado a Canillas ninguna caja precintada con cuernos sospechosos de afiladura aunque más de un profesional lo desearía (y sospechosos de afeitado que hayan sido remitidos son más bien pocos, entre ellos unos procedentes de una plaza de primera que dieron positivo). 

No conocemos personalmente a ningún torero pero si ustedes gozan de la amistad de alguno, le preguntan sobre este particular asegurándose de que no haya nadie escuchando. Con lo que les cuente, nos mandan un mail y les garantizamos nuestra absoluta discreción.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.