Visto el elenco de las ganaderías participantes, poco se podía esperar de esta corrida concurso organizada por el Ayuntamiento de Toro con motivo de las Fiestas de San Agustín. Sin embargo, tampoco ha sido todo negativo, y si la tarde no ha proporcionado emoción por lo que se refiere a la casta, bravura y fiereza de los astados lidiados, cabe resaltar la seriedad de la organización, el buen ambiente de la coqueta plaza toresana, con tres cuartos abundantes de entrada, y sobre todo el toreo puro de Leandro, uno de los pocos toreros actuales que cita de frente y no esconde la pierna de salida, como ya hemos visto el domingo pasado en Las Ventas con la corrida de Bañuelos.
Ambiente de dia grande en Toro |
Patio de caballos |
Tito Sandoval |
Tarde de expectación |
Alguacililla y alguacilillo |
Paseillo de infanteria |
La caballeria, trabajó poco esa tarde |
Todos los espectadores recibieron un folleto con el cartel del festejo, y las bases de la concurso, cuyo Artículo 3 decía: "El toro deberá acudir al caballo del picador al menos tres veces, entendiendo que los puyazos a toro corrido no cuentan. No cumplir este requisito supondrá la inhabilitación para optar al premio".
Este loable planteamiento se vio frustrado por el tipo de toros elegidos, procedentes casi todos de esas ganaderías salmantinas que suelen aburrir al personal en Madrid, y en todas partes, representativas del medio toro al uso. Se han echado en falta toros de ganaderías charras con más empuje, y de otros encastes, más aptas para este tipo de corridas.
De hecho, solo uno de los seis toros en concurso cumplió, y de manera muy simbólica, el requisito de los tres encuentros al caballo.
El primer toro, de Montalvo, de buen trapío, como el resto de la corrida, era un inválido que no se mantenia en pie.
Con semejante material, poco pudo hacer Javier Castaño, y su cuadrilla quedó inédita. Tito Sandoval puso dos puyacitos intentando no lastimar al pobre animalito.
Castaño lo mató de un pinchazo y de una media estocada, escuchando silencio. El toro fue pitado.
El segundo, de El Vellosino, algo sospechoso de pitones, recibió una vara en la paletilla y otra en el sitio. Escribano, en su turno, le hizo un aparatoso quite por chicuelinas.
Leandro lo brindó al publico, sin duda por haber visto la extrema nobleza del astado, al que instrumentó una faena muy ligada, con temple y buen gusto, toreando como mandan los cánones, sin retrasar la pierna de salida como hacen el 99% de los toreros actuales.
Perdonen la escasa calidad de la siguiente imagen, pero es suficiente para apreciar como se puede torear, y ligar los pases, adelantando la pierna de salida.
También por naturales, adelantando la pierza izquierda en el embroque.
Una media estocada baja y tres descabellos enfriaron el público y todo se quedó en una aplaudida vuelta al ruedo. También el toro fue aplaudido.
El tercero, de El Puerto de San Lorenzo, n. 71, de 542 Kilos, nacido en Septiembre de 2009, salió con el pitón derecho escobillado.
Escribano lo recibió con largas de rodillas, seguidas de unas verónicas en que perdió el capote. Se desquitó con un galleo por gaoneras rematado con una buena larga a una mano.
En varas, el toro perdió las manos tras el primer puyazo. El segundo encuentro fue un picotazo, saliendo suelto y perdiendo las manos, y el tercero, de lejos, obtuvo el mismo resultado.
Escibano banderilleó con solvencia.
Arriesgado quiebro en tablas.
En muleta empiezó la faena con pases cambiados, y enseguida el toro, muy escaso de fuerzas, se rajó con descaro, obligando el torero a un arrimón en tablas, rematado con las manoletinas de rigor y un pueblerino desplante.
Lo mató con una entera trasera, tras un pinchazo saliendo de la suerte, que le valió una oreja muy barata. Inexplicablemente el toro fue aplaudido al arrastre, y más inexplicablemente ganó el concurso.
Sería por haber sido el único que acudió tres veces, y de qué manera, al caballo.
El cuarto toro, de Los Bayones, de 530 Kilos, n. 71, nacido en abril de 2010, tomó dos varas buenas.
En el segundo tercio pudimos ver la buena labor de David Adalid y de Fernando Sánchez.
Fue otro toro soso y chochón, que en muleta no trasmitía nada. Tampoco Castaño anduvo muy fino, y lo finiquitó con una media estocada tendida, perdiendo la muleta, y un descabello, ganándose otra oreja de saldo pedida por el respetable.
El bombero arenero |
El quinto toro, de El Pilar, era otra hermanita de la caridad, y muy justo de fuerzas. Leandro supo aprovechar sus nobles y templadas embestidas toreando de la misma manera, ortodoxa y clásica, que vimos en su primero, acabando con un arrimón, por venirse a menos el toro, que finalmente, en un arriesgado desplante, le pegó un gañafón, propinando al torero una voltereta y un puntazo que le obligó a pasar por la enfermería, tras haber matado con una buena estocada que le valió dos merecidas orejas.
Resistón, de El Pilar, arrastrado sin las dos orejas. |
Leandro, paseando los trofeos con un torniquete. |
El último toro, de Adelaida Rodríguez, fue recibido por Escribano por verónicas de rodillas en tablas.
El picador de turno le propinó una primera vara asesina, barrenando con saña, y un picotazo.
El diestro banderilleó, colocando un par al violín bastante trasero. En muleta el toro conservaba algo de trasmisión, y solo de vez en cuando abría la boca.
El dia anterior mantuvimos una amena tertulia con dos ganaderos charros en el restaurante Pacheco de Vecinos, y nos hemos explayado a gusto con motivo de un artículo, publicado en el mismo dia en LA GACETA de Salamanca, en que un presunto experto en ganadería brava ha tenido el morro de argumentar que los toros buenos son los que abren al boca y sacan la lengua. Según el criterio de este "iluminado", el toro de Adelaida Rodríguez no sería un buen toro, por mantener la mayor parte del tiempo la boca cerrada, mientras los otros concursantes nos han estado enseñando su lengua todo el rato.
Escribano, vistas las relativas complicaciones del toro, que tampoco se comía a nadie, optó por una labor tremendista, rematada con media estocada y un descabello. Consiguió otra oreja por petición mayoritaria del bondadoso público,y el toro fue aplaudido al arrastre.
Escribano con Pinturero, de Adelaida Rodriguez |
PREMIOS OTORGADOS POR EL JURADO:
Mejor subalterno: Fernando Sánchez, de la cuadrilla de Javier Castaño
Mejor picador: J.M. Quinta, de la cuadrilla de Escribano
Mejor matador: Leandro (recogió el premio un miembro de su cuadrilla por estar el diestro en la enfermería)
Mejor toro, con trofeo y premio en efectivo de 1000 Euros (-21% de retención de IRPF):
Toro de EL PUERTO DE SAN LORENZO.
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A la salida de la plaza, algunos buenos aficionados del pueblo, con quienes he tenido la suerte de intercambiar algun comentario, han coincidido conmigo en que el premio al mejor toro bien podia haberse declarado desierto. Sin embargo, considerando que es la primera vez que en Toro se organiza una corrida concurso, algunos entienden que el jurado no haya querido deslucir el resultado. Visto el éxito de concurrencia, ojalá se repita el experimento, con las necesarias mejoras, y la concurso de Toro llegue a consolidarse en el calendario de los pocos festejos taurinos con algun aliciente para el aficionado.
Tauro
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