Ganaron los toros a los toreros por cinco a cero ya que el sexto lo dejamos fuera del partido. Pero no se engañen porque en el caballo su puntuación fue cero para los seis dado que en el primer tercio no existieron.
Asistimos a la entronización de la corrida posmoderna donde lo único que interesa es la muleta. Afortunadamente no gatearon ni embistieron de forma ovejuna, dicho sea para que no nos digan que les negamos el pan y la sal. Pero es que cuando el ganadero dijo que habían sacado mucho fondo hay que tener en cuenta que pasaron por el peto de visita e incluso más de uno manseando con avaricia.
Eso no quita para que insistamos en que los cinco primeros estuvieron por encima de los tres toreros a pesar de la desmesurada puerta grande de Adrián y del azul de risa que regaló el presidente Sanjuán al quinto.
La corrida estuvo en puntas, fue un poco desigual de presentación y en el arrastre se aplaudió, para nuestro gusto exageradamente, a cinco de los seis. Dio una media de 562 kilos.
SALDÍVAR. Ignoramos si es cristiano ortodoxo porque se santiguaba al revés. Su primero era un colorado ojo de perdiz, bragado, meano y jirón. El ser de cuernos tan abiertos salvó al diestro de dos cogidas graves porque en ambas lo golpeó con el testuz. Las fotos de los toros, del maestro Moore:
Rectifica el piquero tras pinchar en la penca del rabo y por lo menos no tapa la salida. En el quite, que era una especie de aragonesa, el toro lo arrolló de manera fea propinándole una voltereta seca. Delgado lo calificó misteriosamente como 'espaldina' cuando vean que la aragonesa ya salía en los grabados de Goya:
FOTO: Luis Sánchez Olmedo |
En el segundo le clava en el lomo pero la pelea no valió gran cosa, con una coz y saliendo suelto.
El toro parecía haberse reservado para venirse arriba en banderillas. Se puso de rodillas en el platillo pero no con intención de pegar la chicharrina sino un pase por alto sin cambiarlo.
Como preveíamos, el toro empezó a repetir de lujo. Pero lo que hizo el mexicano fue torear hacia atrás. Cuando estaba expresando lo que llevaba dentro lo enganchó por el gemelo y lo volvió a derribar sin consecuencias. Antes de matar se puso chulesco ante el toro, que le volvió a perdonar la vida por tercera vez al encunarlo.
Horroroso sablazo en el lomo equivocándose en la suerte contraria pero salvando la lógica tarascada hacia las afueras con agilidad.
Aplausos exagerados al toro cuyo juego en el caballo fue muy gris.
Su segundo más que negro mulato era lombardo o según como se ponía, chorreado en morcillo (recuerden lo que explicábamos aquí sobre los toros negros). Se protestó su trapío probablemente por su expresión adolescente:
La noticia fue que el picador no tapó la salida mientras el artista del realizador estaba enfocando la cara del diestro. En el segundo se fue suelto tal como entró, sin recibir ningún castigo. Anoten esto para tenerlo en cuenta en la ovación que se llevó al desolladero.
El toro era pronto pero tenía rebrinque. Con buen criterio hizo caso del consejo del callejón de sacarlo afuera, a pesar del aire, que contribuía a acentuar la rebrincada.
El mexicano se esforzó por bajarle mucho la mano para ver si así le bajaba los humos. Para nuestro gusto cometió el error de darse paseítos largos entre cada tanda cuando lo que debía hacer era insistir con el toro cansado y manteniendo la tensión que se perdía con esas excursiones.
Fue el toro con más temperamento y terminó desarmando al diestro para dejarle claro que tenían que haber venido Gabriela y los chicos a ayudarlo. Victoria del toro a los puntos.
Acierta en la suerte natural y alarga el brazo para dejar una trasera desprendida. No giró la mano para cegar al toro, que conste. Otra ovación a un toro que en el caballo no hizo nada reseñable:
ADRIÁN. Su primero no era cárdeno claro como decían los papeles, ni ensabanado capuchino como dijeron en televisión, sino berrendo en cárdeno, capirote, ojalado, caribello, mosqueado, botinero y rebarbo en negro (esto último no existe pero hay que habilitarlo para casos como éste):
Lo recibió con dos faroles de rodillas en tablas. Nada más notar el hierro se repucha y se va en las dos entradas, o sea que quedó sin picar, un ejemplo más de la posible corrida sin picadores. Tras esta pelea se llevó otra ovación en el arrastre, ustedes mismos.
Buen par de Marcos Prieto, de poder a poder. Inevitable y ya cansino inicio con el celeste imperio. El toro embestía con ganas pero con protestas. Había que olvidarse de abrir el alma, se trataba de mantener la muñeca firme y que el toro se sintiese toreado.
No hubo nada de eso y con un desarme el toro empezó a demostrar que allí mandaba él. Por parte del torero todo fue poner caras raras, citar siempre con la muleta retrasada y colocarse de perfil.
Estocada tendida, trasera, alargando el brazo y con el telonazo pero sin puntilla. En televisión Caballero animaba al presidente a dar la oreja diciendo ¡vamos, hombre! y cuando por fin enseñó el pañuelo, todo fueron parabienes, ¡qué alegría! decía. Delgado mantuvo la sensatez diciendo que para cortar una oreja en Madrid hacía falta algo más (mucho más, diríamos nosotros).
Ovación inconcebible a un toro que en el caballo no hizo absolutamente nada.
El quinto era un negro zaíno perfectamente encornado:
El Sandoval pequeño le señala y el toro golpea el estribo y se va. En el segundo pega la lanzada trasera, el toro no pelea y sale suelto. Anoten bien esto porque hablamos del azuleado.
Empezó con dos chicharrinas de rodillas en los medios y luego toreando al natural sin levantarse. El toro era un bombón, entregaba las orejas en bandeja.
Adrián dio un recital de mohínes, de mover las caderas y de echar la pierna atrás montando el tiovivo. Todo eso son ingredientes del toreo posmoderno. Nosotros pensamos que la bondad del toro merecía bastante más pureza. Vean dos de los pases que ligó entre ovaciones:
Espantoso metisaca bajo y trasero haciendo un siete al pobre toro y estocada pasada tirándose encima del toro y saliendo lógicamente arrollado porque encima equivocó la suerte.
Bella muerte en las rayas, con el diestro montando ese numerito tan penoso de aplaudir al toro para que no se enfriara el público.
Oreja pedida mayoritariamente para el torero a pesar del horrendo metisaca y azul para nuestro gusto exagerado, en Madrid y en cualquier sitio. El tercio de varas fue de una mediocridad acongojante pero si lo que hemos decidido es que sólo cuenta la muleta, adelante con los faroles. Y si la teóricamente primera plaza del mundo pide una oreja mediando un diabólico metisaca, nosotros nos tapamos.
LORENZO. Su primero era un castaño albardado, alto de agujas, cornalón, listón, bragado y lavado de cara:
Empuja con la cara alta y un pitón mientras le tapan alevosamente la salida. En el segundo le hace dos agujeros, cabecea un par de veces y se va.
Fue curioso que en el primer par el toro metió de pronto la directa y Javier tuvo que aliviarse. Con habilidad, en el segundo dejó que el toro se arrancase mientras corría él hacia atrás para ganarle la acción y clavar mucho mejor, ¡bravo!
En el recibo se vio que el toro era más franco por el pitón izquierdo sin que el diestro hiciera caso porque venía del hotel. Era un toro desorejable pero Lorenzo no paraba de pegar pases.
Cuando por fin empezó a torear al natural se confirmó que ese pitón era el bueno pero lo que hizo nos dejó fríos. Y eso a pesar de las incesantes alabanzas televisivas.
Pinchazo malo y estocada caída perdiendo la muleta tras pegar sendos telonazos alargando el brazo. Nuevos aplausos al toro en el arrastre que no terminamos de comprender. Está claro que somos unos marcianos.
El sexto era, éste sí, negro mulato, cornialto, cornilevantado y ajamonado de atrás:
En el primero fue al galope y empujó mientras Prieto le tapaba la salida con desvergüenza carioqueando asquerosamente. En el segundo vuelve a galopar y cobra una lanzada trasera ignominiosa pero le quita la vara y el toro se suelta.
Muy buena brega de Javier, en su línea. Junto a Candelas y Ambel habrán sido los tres mejores de la feria en esta disciplina. Raúl Ruiz puso un buen segundo par tras aliviarse en el primero.
Lorenzo se ubicó en los medios, el toro se vino de lejos y en el segundo pase se venció en su carrera y lo hirió en el muslo. En condiciones normales eso tenía que ser una cornada de caballo que se saldó con quince centímetros.
Se zafó de los peones y siguió toreando a un animal que era por un lado muy noble y por otro bastante más soso que sus hermanos.
Se equivoca entrando en la suerte contraria y el toro hace por él sin encontrarlo. Estocada arriba pasada con degüello y vuelta al ruedo entre sonrisas a pesar de lo que tendría que haber sido una tremenda cornada.
Recordemos que gracias a las taleguillas recauchutadas ha habido varios toreros que a día de hoy no tienen los muslos destrozados: De Torres, Téllez, Román y muy especialmente, porque en ambas cornadas el toro venía en carrera, Parejo y Lorenzo. Esperemos que no haya ningún despistado que piense que queremos ver sangre humana. Lo que querríamos es que hubiera verdad. Hagan el favor de ampliar esta imagen de abajo ya que en condiciones normales, un toro de 540 kilos, en velocidad, acertando a la primera en ese sitio y volteándote, te hinca el pitón como si fuese en mantequilla:
FOTO: Luis Sánchez Olmedo |
En televisión asistimos a varios piques entre Delgado y Caballero que nos hicieron entretenida la retransmisión. El primero fue a cuenta del trapío del tercer toro que a Delgado gustaba y a Caballero nada porque decía que era un armario. Ninguno dio su brazo a torcer. Otro fue cuando Caballero le dijo con sorna que 'qué valiente hubieras sido tú de torero, Domingo' y el otro respondió con retranca diciendo que se lo había dejado todo para él mientras lo suyo había sido pasar durante cuarenta años por taquilla. Uno más fue cuando Delgado dijo que las figuras iban a tardar en apuntarse a una corrida de Santiago Domecq visto lo visto y Caballero salió a defenderlas diciendo que podrían con ella perfectamente. La discusión derivó a que eligen la comodidad pero el del callejón terció en el pugilato con una entrevista que calmó las aguas. Por cierto, como sabemos que algún selecto lector es amigo personal de Delgado, le pregunta de nuestra parte por qué a Rincón lo trata de usted y a Caballero de tú.
Resumimos la tarde en que el estofado tuvo buen sabor en el último tercio pero fue totalmente insípido en el primero. Los saludos del mayoral que pedían los triunfalistas televisivos creemos que están fuera de lugar por lo dicho: victoria por cinco a cero de los toros en la muleta pero derrota sin paliativos de los seis en el caballo.
Los que piensan que la bravura está en la muleta y que lo demás es un puro trámite tuvieron que quedar muy satisfechos. No es nuestro caso. A quien califique esta corrida como brava le diremos lo que don Alonso Quijano: 'acuda, que aquí le espero, a pie o a caballo'. Ahora bien, si ustedes entienden la bravura como los ganaderos posmodernos y los críticos paniaguados, no hay más que hablar.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Vi solo los tres toros últimos, dos y medio. Lo vimos igual al 98%. Saludos. Me da pereza leer sus crónicas de Vic porque no quiero subidones, ya con la de dolores me dio el subido. Saludos
ResponderEliminarHombre, léalas para mantenir viva la maltrecha afición. Aunque tiene razón en que después viene el bajón en el lector y el bajonazo en quienes estuvimos presentes. Saludos.
EliminarYo la califico como mentirosa. Me gustó la tarde en la muleta, pero en el caballo me faltaron muchas cosas en 5 toros. No la calificaría de brava porque no se emplearon en los tanques, por eso, mentirosa. Fue con disparo (como dice el ganadero), encastada, con motor desde banderillas.
ResponderEliminarEs buena la calificación de mentirosa pero sólo apta para quienes aún consideramos el caballo como la clave de la bravura. Para los taurinos posmodernos tuvo que ser bravísima. No he leído nada pero no me extrañaría que los tiros fuesen por ahí olvidando totalmente el primer tercio.
EliminarSaludos.
En la plaza también nos extrañó mucho que Lorenzo apenas se resintiera de la fuerte cogida...
ResponderEliminarCreo que la cosa está clarísima, también los de televisión se están quedando desconcertados con estas cornadas que quedan en nada. Habría que ver lo que comentan fuera de micrófono.
EliminarSaludos.
Ayer se desmintió la curiosa teoría de que los toros caen por ímpetu, que sostienen Rincón y Caballero. Salvo una leve caída del último, ninguno fue por los suelos. Y de ímpetu iban más que sobrados.
ResponderEliminarCorrecto, bien visto. Es que esa memez de caerse por el ímpetu, palabra que especialmente Rincón repite hasta la saciedad, no hay por dónde cogerla. Es como cuando algunos justificaban que Cobradiezmos escarbase porque era que cogía impulso para embestir. Tela.
EliminarSaludos.
Querido R.
ResponderEliminarEstando de acuerdo que la corrida en el caballo no valió un duro y que algunos se fueron sin picar y descartando por lo tanto que la corrida fuese brava. Vi toda la corrida ayer preguntándome si la corrida era encastada o boyante. Ya hemos hablado por aquí de la diferencia. En mi opinión, básicamente, la diferencia es que la encastada se resiste, no se deja torear fácilmente, y la boyante sí. Al final concluí que encastada por la resistencia que ofrecieron a la hora de morir. Me gustaría saber tu opinión.
Respecto a los toreros, ayer les costó tragar. No se traga cuando uno se mueve y no la deja puesta, pero tampoco se traga cuando uno retrocede a la pala del pitón. Pero es más disculpable lo de ayer (con algún toro sobretodo, el lote del mexicano y el primero de Adrián) que el día de Adolfo y la faena de marras. Además, ayer faltó corazón para hacerlo, el día de Adolfo fue premeditado porque hubo nula disposición y voluntad de hacerlo.
Y lo último, para acabar de ganarme la enemistad del aficionado de las Ventas. Que no me digan más que en Madrid se maltrata el tercio de varas y que eso no puede ser, bla, bla... porque ellos son los primeros que lo desprecian dando (y pidiendo) vueltas al ruedo a toros que han hecho un papel tan vulgar y mediocre en el caballo. Además de subir la corrida al olimpo de los dioses.
Pues eso. Sigue ciego tu camino.
J.
Con tu perspicacia habitual habrás visto que la palabra 'casta' no sale en toda la crónica. Estaré de acuerdo en que fueron codiciosos o boyantes, que ya sabemos que es un escalón por encima del pastueño. Pero lo de la casta sólo lo dudé respecto al cuarto, que parecía el que más se hacía respetar, pero me fijaba en él durante toda la faena y a pesar de rebrincarse, tragaba sin hacerse respetar. El primero arrolló al mexicano por equivocaciones suyas. Y cuidado con lo de encastada 'sólo a la hora de morir' porque hay toros de ganaderías comerciales en la mente de todos que también ofrecen bellas muertes y nadie se plantea calificarlos como encastados por ello.
EliminarRespecto a los toreros, estamos de acuerdo y te diré más coincidiendo contigo: fue mucho más fácil en la muleta el adolfo del Robleño de las dos vueltas que cualquiera de los cinco primeros de Domecq.
Lo de subir la corrida al Olimpo lo sabrás mejor tú que yo porque estoy al margen de redes sociales. Lo de pedir el azul... quiero creer que fue una veleidad del presidente porque con ese tercio de varas se trata de una broma de muy mal gusto. Y no te digo nada de orejear un metisaca casi en el costillar.
Saludos.
Como ya le dije en la entrada anterior, para mi es la primera corrida de toros que se da en la feria. Cuando pagas una entrada, lo mínimo que esperas, repito, LO MÍNIMO, es una corrida como esta. Si es verdad que faltaron cosas, que el tercio de varas no se luce... Pero al menos no te aburres, no estás luchando por estar despierto para amortizar la suscripción. Como ya le he dicho, es lo mínimo, no es extraordinario, es lo mínimo. Ya se que usted viene de Vic, otros no nos lo podemos permitir y nos tenemos que conformar con lo de ayer, que visto como está el panorama no es poco.
ResponderEliminarSin duda, no es poco no dormirse aunque es un pobre consuelo. Ojo con la comparación de la corrida de ayer con Vic porque estuve a punto de titular que era la otra cara de la moneda.
EliminarMe refiero a que piense usted qué hubiera pasado con los toros de Baltasar si en el caballo pasan dos veces y de visita como éstos. Igual después en la muleta son tigres.
Y al revés: imagine usted los de Santiago Domecq puestos tres veces al caballo y de muy largo empujando y desgastándose. Estaríamos hablando de otra corrida completamente diferente creo yo.
Saludos
A mi lo que más me gusta es el tercio de varas, pero tampoco soy de los que quieran imponer nada. La corrida de toros es un espectáculo muy completo donde hay diferentes gustos y todos son respetables. Una corrida puede ser una en el caballo, otra en banderillas y otra en el último tercio. Para mi lo más importante es que la corrida tenga variedad, que haya toros para todos los tercios, que haya toreros con conceptos y personalidades diferentes...
ResponderEliminarLa de Santiago tuvo un poco de eso, le falto lo que más nos gusta a nosotros que son las varas, pero en líneas generales hubo casta, movilidad, peligro, valor por parte de los toreros... Si comparamos con lo que venimos viendo es un corridón de toros, si comparamos con lo de Vic o trespuyazos es una corrida aceptable. Todo depende de los ojos que lo miran. Seguramente si le preguntas a cualquier mozo que va a los festejos populares, al toro de corro de Valencia o a esas capeas que se dan en los pueblos de la Vera, seguramente te dirán que lo de Vic son chotas. Y si le preguntas a los colombianos de las corralejas... esos ya ni te cuento. Aquí cada uno disfruta de lo que le gusta dentro de lo que puede y tiene, y si no, se echa uno la siesta y tan a gusto.
Correcto pero esa variedad que dice usted que tiene que tener una corrida de toros resulta que cada tarde se nos roba en el primer tercio, que consiste habitualmente en una carnicería.
EliminarSaludos
Que me va a contar... Lo de esta tarde ha sido vergonzoso.
EliminarBuenas Rafa .
ResponderEliminar¿Tú crees que puede haber relación entre que el toro por lo que dices está saliendo en puntas y la masiva utilización de las mallas? Tal vez el taurineo era consciente de ello y han actuado con rapidez , desde luego si es así , les ha salido muy bien pues este afeitado en cubierto parece que funciona mejor que el otro . Con respecto a la pinta del segundo toro coincidimos en que no es un ensabanado pero yo no lo veo como berrendo ya que la parte blanca está llena de salpicaduras lo que lo delata como un salpicado tan común en la línea torrestrella - cebada de la que seguramente proceda . Por lo tanto para mi sería un cárdeno salpicado muy claro .
Saludos
Que lleven taleguillas reforzadas eso hace tiempo que va pero lo que criticamos desde aquí es que la cosa se ha salido de madre y a las pruebas me remito.
EliminarRespecto a la pinta del toro no digo que no pueda llevar razón pero es posible que el razonamiento que usted aplica haga que un berrendo en cárdeno con gran parte de blanco como sería este deje de existir, transformándose siempre en el cárdeno salpicado que usted comenta.
Saludos
Ah, se me olvidó. Domingo y Caballero son amigos. Se conocen desde hace muchos años, de ahí que se tuteen.
ResponderEliminarAh y el toro al que se refieren, sin pensármelo mucho y a bote pronto yo diría que era carbonero.
Saludos