FUE CULPA DE UN ERROR SUYO

Y ojalá se recupere pronto de su grave lesión. Pero si usted es hincha de Emilio de Justo, no siga leyendo porque quizá se incomodará con nosotros y no vale la pena.

Viene a cuento de que nuestra humilde opinión es que el maestro se equivocó en la suerte de matar y lo pagó bien caro tanto física como moralmente. Conste que los primeros en lamentarlo somos nosotros, que nos habíamos desplazado a la capital con la esperanza de ver un acontecimiento histórico y jamás una cogida tan fea como ésa.

El día anterior hablábamos con unos buenos aficionados segovianos sobre uno de los dos sobresalientes, Álvaro de la Calle, que es hermano de quien fuera mozo de estoques de Manuel Díaz, El Cordobés. Nosotros hubiéramos estado más guapos callados porque se nos ocurrió recordar lo que pasó en la encerrona de Tomás Campuzano en Sevilla.

Digamos antes de seguir que De la Calle tiene 47 años y la papeleta que le tocó fue para nota pero la salvó muy dignamente (pulsen aquí).

Algo parecido le sucedió en 2013 cuando mató tres toros como sobresaliente en un mano a mano en Gijón. Pero es que aquí tuvo que matar cinco y en la plaza de Madrid superando el récord de El Estudiante cuando mató cuatro en la encerrona maestrante que comentábamos, la de Tomás Campuzano en 1984 con toros de Núñez Moreno de Guerra. 

Tuvimos nuestra polémica en los comentarios a esta entrada a cuenta del ganado. Hubo problemas en el reconocimiento. Lo de Folque en Madrid es habitual pero lo de Victorino nos extraña dado que conoce perfectamente la exigencia de los veterinarios en Madrid, que dispone de centenares de toros en el campo para escoger y que hacía meses que tenía apuntada esta cita. El apoderado dijo con desahogo que no hay ninguna corrida en Las Ventas que no vea toros rechazados, cosa que es falsa de toda falsedad.

Marearon la perdiz con televisión esperando que se llenase la plaza y cuando vieron que la cosa estaba apañada, decidieron dar el placet. Hubo cuatro quintos de entrada. Salvo que alguno de ustedes nos rectifique, los únicos que han llenado en encerronas últimamente han sido Joselito Arroyo y Fandiño.

Se vio desde el principio al público con muchas ganas de aplaudir. La ovación al maestro antes de empezar fue atronadora. Sacó un terno catafalco y plata que nos recordó a cuando Belmonte usaba uno parecido sólo para las grandes ocasiones.

Todos los toros eran cinqueños y estaban cortados por el mismo patrón en cuanto a cara: con perfil, ofensivos pero sin abrir y recogidos arriba pero sin ser cornidelanteros. Los rechazados también cumplían esto perfectamente segun las fotos previas aunque menos los dos sustitutos. 

El de Victoriano pasó la mano por la cara a todos los demás dejándolos a la altura del betún aunque nosotros romperemos una lanza por el de Palha, pésimamente lidiado.

Ya verán que contamos con la colaboración del maestro y amigo Moore para completar nuestro reportaje:

1. ROMANO, de Pallarés, 553 kilos. Le sobraban cincuenta porque pareció pasadito de romana. 

Lo recibió con unas buenas verónicas del maestro con el capote bien cogido. 

La primera vara fue un desastre porque Revuelta estaba durmiendo y no se dio cuenta de que el toro iba al caballo al relance por su terreno y no lo supo cortar. Carioca en el primero, donde se deja pegar y escarba, y tardea en el segundo para ver cómo el picador marra y el propio toro se aplica el castigo dando una voltereta cuando se iba.

Bien Chacón en el segundo par y nueva ovación del público a quien notábamos especialmente festivo.

De Justo se echó la muleta a la izquierda de inicio en los medios y se puso a torear sin probaturas porque había visto lo mismo que nosotros, esto es, que el toro era una perita en dulce.

Tres tandas con la izquierda donde el toro iba y venía sin novedad, todo entre salvas de aplausos:

Con la derecha empezó a gustarse y por consiguiente a retorcerse pero daba igual dado que el respetable estaba entregado:

El toro se estaba rajando así que decidió perfilarse correctamente en la suerte natural. Cuando iba a entrar, se descuadró y lo tocó para ponerlo en la suerte contraria.

Apuntamos al instante que era un error y apenas nos dio tiempo a coger la cámara para confirmar su grave equivocación:

Aquí abajo en una imagen capturada se aprecia claramente lo que ustedes en televisión debieron ver con todo detalle y es que el toro apretó para afuera como indicaba su condición, circunstancia que a De Justo, como a la casi totalidad del escalafón, le da igual. Pues lo pagó carísimo como decíamos al principio:

El toro hizo por él en el suelo cuando la caída ya le había lesionado las cervicales. Atención al quite de Chacón parando el toro con sus brazos:

Oreja con exagerada petición de la segunda confirmando la predisposición del público hacia el triunfo del torero desde el paseíllo.

Tras unos minutos de espera se anuncio por megafonía que el maestro no podía salir y los cinco toros de los chiqueros quedaban en manos de Álvaro de la Calle.

2. ALMIRANTE,  de Domingo Hernández, 523 kilos. Era colorado, astifino y blando de remos. Poca cosa en el caballo donde se aflige a pesar de empezar empujando con fe.

El toro esperaba en banderillas tras cuyo tercio el maestro se dio un largo paseo hasta la puerta de la enfermería para depositar allí la montera. Mientras tanto el colorado se había ido poco a poco hasta toriles, donde se lo encontró el diestro. Entendemos que anduviese hasta el brindis pero eso lo perjudicó porque el toro se puso en un sitio malo tras tanta espera. El animal no podía con su alma aunque ponía voluntad para embestir. 

Pues oiga, vimos a De La Calle muy aseado para lo que podía esperarse dado el percal que se le venía encima en una tarde que no olvidará.

Alargó el brazo para dejar una estocada honda atravesada y pasada. No fue suficiente y tuvo que descabellar once veces. Al verlo nos preguntábamos cuándo debía de ser la última vez que este hombre utilizó el verduguillo.

3. PLATERO, de Victorino Martín, 538 kilos. Estaba en tipo pero se oyeron algunas protestas aisladas cuando salió. Discrepamos de las mismas, juzguen ustedes:

En el caballo miró a la pecera y se dejó pegar con la cara alta y sin pelear. Eso sí, la salida bien tapada. Fue una constante toda la tarde.

Bien Morenito de Arles en su segundo par, eso fue lo único bueno que hizo en toda la tarde.

El toro se llamaba Platero pero solo se pareció a Platino en las consonantes. Al cuarto pase el toro se derrumbó porque tenía las patitas de cristal.

Tras incorporarse, menudearon los gritos de ¡mátalo! aunque la pregunta que nos asaltaba es si se hubieran oído también en caso de estar De Justo toreando. Pinchazo sin cruzar, con media pasada tapando la cara y un descabello. La pitada al toro en el arrastre se oyó desde Torrejón.

4. DUPLICADO, de Victoriano del Río, 556 kilos. Para nosotros era carbonero y no cárdeno salpicado como figuraba en el programa.

Lo recibió el sobresaliente con una larga de rodillas en tablas. Se veía al toro loco por ir al caballo.

En el primer puyazo empuja con ganas y se va cuando le levantan el palo. En el segundo galopa y cobra a duro por peseta. 

Lo puso largo en el tercero por la petición del público y se vino sin dudar para llevarse un puyazo trasero entre ovaciones.

El segundo sobresaliente, Jeremy Banti, hizo un excelente quite por chicuelinas muy gustosas que fue respondido por De la Calle con otras más vulgares. Este es el arlesiano:

Luego asistimos a una brega modélica de Chacón, con buenos pares de Revuelta y un quite del diestro a cuerpo limpio con la toalla en la mano izquierda, señal de que estaba pendiente de la lidia.

El toro era de lío gordo, de aquellos que con quince pases bien dados y matando con aseo te permiten salir por la puerta grande de Madrid.

De la Calle se echó la muleta a la derecha y dio dos tandas con empaque y temple justamente aplaudidas. Lo mejor de la tarde, observen:

Anda que no se verán en Las Ventas esta temporada miles de derechazos muchísimo peores que esos tres primeros del diestro. Pero después se lio con tres pases que tuvo que cortar porque una banderilla caída le molestaba. Vinieron luego tres más enganchados y cuatro siguientes desangelados, siempre derechistas.

Con la izquierda dio doce pero colocándose al hilo del pitón, sin querer tirar la moneda al aire para jugarse la tarde a todo o nada con este buen toro.

Con los siete pases finales para cuadrar sumó el total de treinta y siete que se tragó el de Victoriano.

De forma absolutamente demencial entró a matar un toro bravo en la suerte contraria y dejó una casi entera atravesada y tendida más dos descabellos.

Pañuelo azul al toro que no vamos a criticar y vuelta al ruedo para el maestro, que tampoco. Aplausos unánimes de los mayorales con Mr. Moore disparando por encima de sus cabezas:

Por cierto, nos preguntamos qué pensarán los que fueron en su día partidarios del indulto al tal Cobradiezmos si lo contrastan con este Duplicado. La verdad es que cualquier comparación resulta odiosa y deja al de Sevilla bastante malparado en comparación con el madrileño

5. SANTANERO, de Palha, 568 kilos. Tenía trapío y cuernos con la mazorca gruesa.

De nuevo le pegó una larga de rodillas en tablas ya que en el toro anterior le había traído suerte pero aquí el portugués le pasó rozando el gaznate.

Lo del primer tercio fue una vergüenza. En el primero se dejó pegar una paliza contraria y trasera y quedó encelado en el peto cuando le habían levantado el palo.

Esperábamos un segundo puyazo en condiciones pero Morenito de Arles tuvo la desfachatez de colocarlo debajo del peto y el toro repitió la pelea anterior pero recibiendo una lanzada en el lomo de cárcel taurina. Ese primer tercio nos dio pena y rabia a partes iguales. El tal Santanero, bien puesto en suerte, estamos convencidos de que deja una pelea para el recuerdo.

El francés lidió mal al toro en el segundo tercio y quedó áspero para la muleta aunque siempre nos quedará la duda de si esa aspereza era genética o producto de la nefasta actuación de los humanos que pululaban por el ruedo. Lo único decente fue este par de Ángel Gómez, salvo error:

De la Calle porfió mientras el toro iba a su aire con cierta violencia:

Estocada corta tendida tapando la cara y buena estocada posterior pero equivocándose de nuevo al entrar en la suerte contraria, razón por la cual resultó prendido y derribado.

Tuvo más suerte que el maestro extremeño en la caída y además el toro no hizo por el:

En el arrastre hubo cuatro espectadores que tocaron palmas al toro y uno de ellos fue quien esto firma. Ese mismo toro, lucido de largo en el caballo en un segundo y tercer puyazo, sumado a una buena lidia posterior estamos seguros de que hubiera dejado un gran sabor de boca en el aficionado a toros.

6. SERENATA,  de Parladé, 520 kilos. El último fue un colorado que nos pareció muy correcto de trapío aunque nuestro vecino de localidad se quejaba de que era un choto.

Se fue el diestro a porta gayola con valentía:

Quizás fue el toro que mejor pelea hizo en el caballo en un buen primer puyazo. En cambio, empujó con el costillar en el segundo.

Durante el segundo tercio se vio que tenía un pitón derecho de lujo, cosa que se confirmó plenamente al cabo de un par de minutos. Vean:

La embestida era comercial, ideal para gustarse pero el toro tenía poca gasolina aunque ofrecía con generosidad sus orejas en bandeja. Era el torete ideal para Morante, Ortega o Aguado y eso es lo que estaban pensando en esos momentos absolutamente todos los espectadores del tendido menos los japoneses. Insistimos:

Pero como dijo Sancho Panza, con esos bueyes había que arar. De cualquier forma, no era para silbar ni mucho menos. De hecho, ya conocen nuestras manías y De Justo es un torero que con una ternera como ésta no nos habría interesado demasiado.

Espadazo que asoma seguido de un pinchazo y de una entera arriba que bastó.

Tal como dobló el Norit hubo cuarenta descerebrados que lanzaron sus almohadillas al ruedo no sabemos bien por qué.

La pregunta es qué hubiera pasado con este ganado en caso de haberse mantenido Emilio de Justo en el ruedo. No lo sabremos nunca pero nos permitiremos la libertad de suponerlo aunque sea un brindis al sol o un ejercicio fútil por nuestra parte.

Sabemos que cortó la oreja al primero y hubo una fuerte petición de la segunda, cosa que nos pareció totalmente fuera de lugar. Al segundo le habría cortado otra sin duda dada la predisposición del respetable. Al de Victorino nada pero hubiese saldado la cosa con saludos. Al toro azulejado le corta las dos orejas seguro. El de Palha era un toro ideal para él ya que le hubiera dado la ocasión de mostrarnos su muñeca firme y sus ganas de haber dominado esas asperezas de cuyo origen no estamos seguros, ya lo hemos explicado antes. Como mínimo, vuelta al ruedo. Y con el último cae otra oreja fijo.

Suponiendo un correcto manejo del acero, el balance hubiera sido perfectamente de saludos, vuelta y cinco orejas. 

Esperemos que nuestros amables lectores nos disculpen esta divagación fantasiosa que nos sirve para demostrar que la elección que hizo de los toros le hubiera proporcionado un sonoro triunfo.

Pero se equivocó cuando convirtió en suerte contraria lo que era suerte natural. Recuerden que lo explicábamos detalladamente en esta entrada. Allí plasmábamos nuestra amargura al ver que a los toreros esta circunstancia les da absolutamente igual. Incluso más de dos llegan a reconocerlo en público sin ninguna vergüenza.

Tan solo les preocupa la insignificancia de que el toro tenga las cuatro pezuñas alineadas, lo cual no deja de ser algo puramente accesorio cuando no irrelevante:

"Igualar al toro es un mito sin ninguna eficacia técnica porque es una mentira en cuanto a necesidad para la ejecución de la suerte (...) El público advierte al torero cuando el toro no está igualado creyendo que no lo va a poder matar, que la suerte saldrá mal si el toro no junta las manos, existe la creencia de que pinchará en hueso".

Ojo que es Marcial Lalanda quien habla, recuerden esta entrada.

El bueno de Emilio llevó en el pecado la penitencia. Hacemos votos desde aquí por su pronta y completa recuperación. No creemos que llegue a leer estas líneas pero si lo hace es probable que muy a su pesar esté de acuerdo con nuestro amargo titular.

Saludos cordiales desde Madrid. Rafa.