CORRIDA DE LA PRENSA, 2022. VICTORINO: A MEDIO GAS

Ya que nos han insistido varios amigos del blog en que viésemos en diferido la corrida de Victorino para comentar qué nos parecía, aquí tienen nuestra crónica.

Seguramente no se lo creerán pero lo único que sabíamos de ella antes de verla es lo que nos comentó en Vic un amigo. Como había leído nuestra queja de que Ferrera había toreado en Vic teniendo la cabeza en Madrid,  nos dijo: Ferrera no ha hecho nada con los victorinos. Eso es todo.

Afortunadamente la corrida de Victorino se saltó el guion que habíamos visto en Castellón y Sevilla. Quiere esto decir que no salió ningún borrego como en Castellón ni toros autistas como los de Sevilla. Es cierto que tampoco hubo un derroche de casta. La cosa se quedó en un término medio, o sea, a medio gas.

Los animales estuvieron bien presentados, se mostraron reservones pero no fueron blandos de remos excepto el segundo, que se cayó cinco veces (lo del quinto fue distinto, ya lo comentaremos). Todos tardos en varas pero con alguno empujando bien, aunque sólo en la primera entrada, donde fueron crucificados sin piedad. La corrida fue pésimamente picada y suponemos que Victorino, tan metido ya en el mundillo, se morderá la lengua para no decir lo que piensa, cosa que no será nuestro caso como verán.

FERRERA. Su primero era acapachado y un poco cornivuelto, una encornadura poco frecuente en esta vacada (gracias al maestro Moore por su colaboración):

En el primero empuja cobrando muy duro hasta que ve que no hay nada que hacer y dimite. En el segundo tardea y huye al hierro. Y en el tercero Ferrera ordenó una carioca infame en el lomo que dio vergüenza verla:

En banderillas el mejor par fue el segundo de Chacón aunque observen que uno de los palos se metió medio palmo en el hueco del puyazo:

El toro embestía intermitentemente y levantando la cara en la mitad del pase. El maestro anduvo con muchas precauciones y con la izquierda se limitó a pegarle tres mantazos. 

Nunca sabremos a qué se debe que un alto porcentaje de toros sean tan malos por el pitón izquierdo. ¿No será que los maestros se sienten desnudos sin la ayuda?

Pinchazo arriba tapando la cara y esta media ladeada:

Su segundo era casi cornipaso y con el hocico típico de la casa:

Poca cosa en varas como no fuese que el toro cobró casi en el lomo, para variar. Con decirles que los televisivos hablaban de un puyazo un poco traserito se pueden hacer una idea del desaguisado. Observen por dónde le resbalaba la sangre al pobre bicho:

Como Valdeoro no se aclaraba con los palos, Sánchez puso dos pares. Quedó clara la diferencia que existe para él entre banderillear en Madrid y hacerlo dos días antes en Francia. Comparen, porque se nos antoja un comportamiento no muy profesional:

Y eso que la cara del toro de Francia ya la ven comparada con la del de Madrid... El de Victorino era otro que se lo pensaba antes de pegar el arreón. No obstante, si veía ahí delante la muleta iba repitiendo. Ferrera anduvo muy precavido, siempre de perfil. No necesitaba echar la pierna adelante porque lo aplaudían igual:

El toro se paró pronto y el poco interés que tenía la faena quedó en nada excepto en la pesadez del maestro insistiendo. Estocada baja tapando la cara, bien protestada por el público. En cambio, fue todo un espadaso para Muñoz en televisión. Observen dónde clava antes de descabellar:

SERRANO. Se fue a porta gayola pero el toro lo vio tras el lance y se revolvió como un puma:

Hizo por él y le pegó una paliza en el suelo pisoteándolo pero sin calarlo:

Era un toro cornivuelto, astifino y blandito de remos de salida (cinco veces claudicaría como dijimos):

Hubo un buen galleo de Serrano para colocar bien el toro en suerte pero tardeó lo indecible y empujó con un solo pitón en el primero y al segundo no quería ir ni por pienso. Por supuesto que cobró casi en el lomo.

El toro era mirón pero metía bien la cabeza y era pegajoso pero tan blando de remos que eso no supuso un problema para Serrano. Al octavo pase ya iba al paso y el diestro se pudo recrear.

Seguro que están ustedes de acuerdo con nosotros en que nos parece muy bien que a un hombre honrado como Serrano le salga un toro con el que se pueda divertir. Y todo con la izquierda. 

Suele ser un estoqueador seguro que además no se alivia pero justo cuando más lo necesitaba pinchó tres veces. Pero ojo porque lo hizo en buen sitio y eso hay que anotarlo cuando vemos tantos pinchazos horripilantes. Al final dejó esta entera arriba bien ejecutada más cuatro descabellos, suerte en la que es muy malo porque clava cuatro dedos por encima del sitio (tiene que quedar un día con Fernando Sánchez, que es un magnífico puntillero y lo aconsejará bien):

Ovación al toro en el arrastre para nuestro gusto excesiva.

Se volvió a ir a porta gayola en su segundo y nos gustó ver a Victorino aplaudiendo como hay que hacer siempre al ver esa actitud. El toro era un pavo cornipaso de los que impresionan mucho al público pero no tanto a los toreros, que ven con cierta tranquilidad que los pitones apuntan hacia atrás:

Horrible primer puyazo bajo y contrario de Sandoval del que el toro se va lógicamente suelto. Repite su deplorable actuación en el segundo y el pobre salía del peto con cuatro agujeros. Tito, ¡quién te ha visto y quién te ve! Esperemos que se redima en San Agustín de Guadalix:

El toro no se lo pensaba tanto como sus hermanos y se dedicaba a embestir pero empezó a blandear ya de inicio y de manera extraña. Lo hacía de las cuatro patas y nos acordábamos de los dos nefastos puyazos de Sandoval. Estaba claro que el pobre animal quería pero no podía.

No era la blandura exasperante de otros victorinos ya en el capote (como el tal Cobradiezmos). Éste empezó en el primer pase de muleta, no antes. Por eso pensamos que aquí sucedió algo raro. Pinchazo trasero y después, un espantoso mandoble atravesado, bajo y casi en el lomo:

ROMÁN. Por momentos cojeaba ostensiblemente. No sabemos hasta qué punto es correcto presentarse así a torear. En la entrevista del callejón decía: ¿se ha notado mucho? Su primero era un toro largo y aleonado con los pitones cornivueltos:

En el primero empuja de bravo después de tardear para llevarse una paliza infame de Espartaco en el lomo. Como en el segundo volvió a sufrir otra lanzada similar, el toro se dedicó a cabecear a lo loco para intentar eliminar de su espalda esa pesadilla. Y la salida tapada, por supuesto. Esto que ven es ignominioso:

Demasiados capotazos en el segundo tercio con el toro esperando. En la muleta se reservaba para pegar el arreón. Román le plantó cara pero el trasteo no tenía continuidad por culpa de los parones del toro, que poco a poco se iba poniendo violento. Las indecisiones del animal cuando se quedaba mirando al torero fueron lo que mantuvo el interés. 

Román antes no pegaba nunca el telonazo y desde aquella terrorífica cogida no ha vuelto a matar bien. Dos pinchazos malos, perdiendo la muleta en el segundo, y media tendida que escupe, siempre tapando la cara y sin cruzar. No se quita del cerebro lo de Santanero I:

El último era un cárdeno llamativamente caribello y cornalón, con una arboladura poco usual en la ganadería:

Otro puyazo infame para terminar la tarde fue el primero y dos agujeros sufrió en el segundo, ambos traseros. Qué auténtico desastre...

Solamente faltaba que las banderillas cayesen donde ustedes ven. Que los toros embistan tras castigarlos con estos monumentales desaguisados sigue siendo para nosotros un misterio de la genética:

El toro no se entregaba pero nunca sabremos si fue a causa de su pésima lidia. Fíjense en la cara por las nubes del toro al final de la faena. Si lo hubieran picado en el morrillo, otro gallo pensamos que hubiera cantado. De paso observen la curiosa conformación de los cuernos a que nos referíamos antes:

Estocada habilidosa, pasada y muy atravesada como ven por salirse de la suerte con alevosía. Él no quiere salirse pero su cerebro lo echa afuera no sabemos si contra su voluntad. Doble verduguillo y fin de fiesta:

Ya decíamos al principio que la corrida no fue un dechado de casta pero por lo menos alejó la sombra de esos victorinos aborregados que tanto alaban los taurinos. Creemos que nadie salió de la plaza hablando de garcías y eso para la casa es buena señal.

La mala señal es la pésima lidia que sufrieron todos, con mención especial a los picadores de carne. ¿Cómo es posible que esta calamidad se repita tarde tras tarde y nadie ponga remedio?

Victorino, usted no debe de conocer la existencia de nuestro modesto blog pero si aterriza por aquí de paracaidista, tiene a su disposición la sección de comentarios para decir lo que piensa de verdad sobre cómo fueron picados sus toros esta tarde y la forma en que influyó en su comportamiento posterior. ¡Escriba lo que quiera como anónimo!

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.