La corrida empezaba de una manera rara porque todo el mundo tenía la mosca tras la oreja después del fiasco que supuso la anterior de Gallardo hace unos días.
Los rumores que circulan acerca de la presencia continuada de esta ganadería en Las Ventas no podemos dejarlos por escrito.
De nuevo era una corrida cinqueña, que dio más juego que la otra como era fácil prever, y que en nuestra opinión estuvo por encima de los tres diestros actuantes.
Juan Leal tuvo que matar cuatro ejemplares porque Rafael González fue corneado por el de su alternativa. No quitamos el mérito que tiene pasaportar cuatro toros y en Madrid pero es que lo que hizo el francés no fue ni lidiar ni torear sino montar una especie de performance o, directamente si lo prefieren, montar el número.
RAFAEL GONZÁLEZ. Tomaba la alternativa, como hemos dicho. Su primero era un toro negro zaíno, cornilevantado, un poco astracanado y rematador en el burladero de salida, el único:
Poca cosa en el caballo con un primero donde empuja sin fe y un segundo al relance en que se repucha y sale suelto.
Quite de Leal de frente por detrás sin torear, apartando la tela con violencia en el embroque, como hizo Téllez el otro día. El que daría una lección a ambos en este lance sería Perera.
El toro se ceñía un poco por ambos pitones pero si no se le permitía tocar la tela, respondía. No siempre consiguió González sacar los pases limpios. Hubo una vez en que con la derecha se quedó en terreno del toro y desde la barrera le dijeron ¡vamos, otra vez! para que repitiese. En mala hora hizo caso porque casi le pincha el toro en el muslo.
La cosa transcurría de forma desangelada cuando se lió en unas bernadinas muy embarulladas que acabaron con una cornada que pudo ser mucho más grave de lo que fue:
Y no sólo en la propia cogida sino cuando el animal hizo por él en el suelo y no lo empitonó porque no lo encontró:
Quiso volver a matar el toro pero no estaba en condiciones porque la pierna izquierda no le aguantaba el peso del cuerpo. Tenía una cornada de 20 cms. en la ingle más una lesión de clavícula. Se oyeron pitos que nos parecieron correctos porque era una temeridad por su parte permanecer en el ruedo.
Pinchó sin poder arrancar hacia el toro y salió Juan Leal como director de lidia a retirarlo y entonces los pitos se tornaron en palmas. Leal liquidó el toro con una estocada trasera. Dejamos su actuación para el final porque ya dijimos que tuvo que matar cuatro.
GALDÓS. Su primero era un castaño albardado, listón y bien armado:
Vulgaridad en el caballo y quite de Leal por lo que nos parecieron saltilleras de espaldas salvo que alguien nos rectifique. Las talaveranas son parecidas pero el diestro da un giro y aquí no se movió:
El toro era noble y obediente al cite pero Galdós dio la impresión de acompañar simplemente al toro en su embestida, sin torearlo de verdad y abusando del pico:
Media trasera y tendida con el brazo elástico y tres golpes de verduguillo:
El quinto era negro astracanado, bragado, meano y carifosco:
En el primer puyazo el toro quiso meter los riñones pero se veía derrotado empujando aquella muralla china. En el segundo repitió el comportamiento que hemos visto en la mayoría de toros de este San Isidro, o sea, nada más meter la cabeza se repuchó y salió suelto porque ya había aprendido que su pelea era inútil. ¿No tienen nada que decir los ganaderos al respecto?
El toro viajaba con un ligero rebrinque pero no parecía tener maldad... si se lo llevaba bien embarcado. Galdós pegó pases picando a base de bien y además bastante despegado. Con la izquierda no hizo nada en toda la tarde. Lo mejor fue sin duda su estocada arriba aunque entrando demasiado veloz y siempre alargando el brazo. Cuatro descabellos y concluímos que bien poca cosa nos había demostrado el diestro en este festejo:
LEAL. Su primero era un pavo negro bragado, astracanado y veleto, casi cornivuelto:
El toro quería caballo y empujó pero torcido mientras el picador pinchaba en el lomo y luego le daba al túrmix con sinvergonzonería. En el segundo se vio el interés del diestro en no pegarle y el del toro en salir suelto rápidamente de aquella carnicería ya que la sangre le caía tristemente por detrás del brazuelo.
Inicio valiente de rodillas en los medios pero el toro se empezó a quedar debajo porque perdió fuelle rápidamente:
Tragó bastante el diestro pisando terrenos complicados, con el toro mirando más su barriga que la muleta. Vean lo que decíamos de por dónde caía la sangre del toro tras aquel primer puyazo asesino:
Enterró la espada pasada con su grotesco salto yendo directo hacia el toro. Lo de cruzar no sabe lo que es:
Estamos ante un torero que entra a matar a lo loco tal como comentábamos aquí. Observen mejor en esta otra imagen su demencial salto:
Por cierto, muy mal Leal marchándose a saludar al público cuando el toro había doblado pero no lo habían apuntillado. Oreja típica de este San Isidro y no decimos más. Encima, aplausos al toro que no entendimos.
Su segundo era un jabonero sucio y curiosamente anteado, bajo de agujas y con gruesas pezuñas. Fíjense en esa badana negra tan llamativa. Estaba pasado de romana y en San Fermín hubiera cumplido seis años:
Mínima pelea en varas ante Tito Sandoval, que escogió subirse en el T-34 tordo. Clavó trasero como es la moda, cosa que nunca esperábamos de él:
Ya hizo bien el diestro en pedir al picador que no apretase nada porque el toro no podía con los kilos que le sobraban. La cosa no tuvo ningún interés, con Leal porfiando más de lo que merecía el jabonero y aburriendo al personal. Pero sabía que las orejas están muy baratas en esta plaza y pensó que con un arrimón de pueblo rascaría algo. Al final el toro lo paseó por la atmósfera sin consecuencias:
Volvió a la locura de tirarse encima del toro sin ninguna intención de cruzar y dejando una corta trasera, ladeada y caída más dos descabellos:
El último era un negro chorreado en morcillo, serio, bajo, badanudo y ajamonado. Cumplía también seis años dentro de unos días. Salió andando y husmeando el ruedo:
Se abalanzó de lejos sobre el caballo con intención de regalarnos una buena pelea pero sin darse cuenta de que era el monstruo tordo. Allí se quedó encelado un par de minutos mostrando tan buena voluntad en su inútil empuje que nos daba hasta pena. Volvió a ir sin dudar en el segundo pero se limitó a dejarse pegar dándose cuenta una vez más de que allí no había absolutamente nada que hacer. Esto del primer tercio es tan lamentable como vergonzoso.
A todo esto el maestro permanecía ausente y ni por bien quedar hizo un intento de ir a sacar el toro para atenuar el castigo y ponerlo de largo en una tercera vara donde seguro que hubiera respondido bien. Pero estamos en Madrid, ya lo saben.
Chacón no es tonto y como vio por televisión que a Fernando Sánchez lo aplaudían igual el otro día tras aliviarse, hizo lo propio:
Leal era consciente de que o salía hoy por la puerta grande o nunca. Difícilmente iba a volver a encontrar en la capital un público más facilón para ello. Empezó cambiando en el platillo, sufrió un desarme y se le vio indeciso, sin llevar dominado al toro, que poco a poco se iba soliviantando:
Prefirió el tremendismo a torear y la verdad es que no era una elección descabellada viendo lo baratas que están las orejas en esta isidrada. No obstante, escuchó protestas de los cabales, a quienes no se la dio con queso. Observen esta imagen porque desde el callejón le gritaban en este instante: ¡eso es, eso es!
Pues no, eso no es. Lo que hay que hacer es torear. Parecía Larita, recuerden aquí.
Acabó con el vestido embadurnado de sangre como si viniese del matadero de Binéfar. Y las ya cargantes bernadinas, que no falten. Terminó su performance, que no su faena, con esta casi entera tendida y trasera perdiendo la muleta y pegando simultáneamente un salto y un berrido:
Si el toro dobla ipso facto, Juan Leal se va en hombros por la calle de Alcalá, ¿que no?
Pero decíamos en la entrada anterior que parecía que los toros se habían enterado de la facilidad con que se concedían orejas en Madrid y se habrían puesto de acuerdo para alargar sus muertes intentando enfriar al público y que así la plaza recuperase un poco de su perdida seriedad.
Pues el tal Labrador se esforzó lo indecible por no entregar su vida. Dobló pero tras dos avisos y medio y después de una larguísima agonía. La sorpresa fue que no hubo una petición que hubiera regalado la puerta grande para Leal. Menos mal.
Nosotros nos vamos camino de Vic Fezensac o sea que no tendrán la crónica de la corrida de mañana. Las de Adolfo y Victorino ya veremos si las comentamos más adelante en diferido. La siguiente entrada será reseñando la novillada de Raso en Vic, si el tiempo no lo impide.
Decirles que ha sido un placer estar todos estos días siguiendo el serial fundamentalmente por haber contado con sus comentarios y porque en privado nos han ido animando algunos amigos de nuestro modesto cuadernillo. Si fuese únicamente por lo que hemos visto en la plaza, la verdad es que la cosa habría sido difícil de sobrellevar.
Agradecemos al maestro y amigo Andrew Moore su colaboración en las crónicas. Hemos formado durante estas semanas un matrimonio como el de Enrique VIII y Catalina de Aragón o el de María Tudor y Felipe II. Ahí lo tienen tras los mayorales:
Por lo menos nunca olvidaremos esa faena de Gómez del Pilar con aquellos dos naturales que delineó tras haber luchado por dominar a un toro de verdad. Eso es lo que toda la vida fue la fiesta de toros aunque los taurinos y sus palanganeros se esfuercen por descafeinarla a su gusto.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
¿Cree que lo de Leal fue realmente cuestión de preferencias o más bien de capacidad?
ResponderEliminarA mi entender va tan sobrado de valor como falto de técnica. Basa su tauromaquia en las gónadas y creo que no estudia al toro que tiene delante. El toro plantea, o debería plantear, problemas y el torero entiendo que debe intentar o bien solucionarlos o bien mitigarlos, para eso el coleta es el ser racional del binomio (dentro de lo irracional que de por sí es ser torero). La solución de Leal a todos los problemas suele ser la misma.
Dicho esto, creo que con valor, inteligencia torera y pellizco (¿gracia, duende?) se nace. Las dos primeras son susceptibles de mejorarse con la inteligencia como base (técnica) se puede coger más valor y con el valor como base, estudiando, se puede adquirir más técnica. Aún así siempre acaba imponiéndose la condición natural del torero. Con este rollo quiero decir que Leal, con esa gran base de valor, puede llegar a coger cierta técnica que le permita ver otros problemas y encontrar otras soluciones a los problemas que le plantee el toro.
Me temo que lo de este diestro no es valor sino temeridad algo que comentábamos en esta entrada:
Eliminarhttp://toreoenredhondo.blogspot.com/2020/06/la-temeridad-es-la-gamberrada-del.html?m=1
Le confesaré que hubo momentos en que me recordaba a esos extranjeros que se ponen delante de los toros en el encierro de Pamplona como si fuese imposible que en un instante pasasen a mejor vida en un derrote.
En su segundo párrafo estamos totalmente de acuerdo. Excepto donde pone valor que yo volvería a escribir temeridad.
Saludos
De l'insouciance ou il est témeraire , hardi a l'exés , aprés presque 10 d'alternative , il faudrait passer a autre chose ? Miguel France
EliminarPues no sé... Lo raro es que los toros no le hayan hecho más daño hasta ahora. Fíjese en que un matador bastante ortodoxo como De Justo, un día que se tiró encima del toro, casi queda en silla de ruedas. Leal entra a lo loco no una vez sino siempre y sigue teniendo mucha suerte.
EliminarSaludos.
Muchas gracias Rafa por estas crónicas tan estupendas. Suerte en vic, el bilbao (de antes) frances.
ResponderEliminarMuchas gracias a usted y si no ha quedado atorado como casi lo estoy yo podrá seguir aquí las crónicas de lo que suceda en Vic.
EliminarSaludos
La alternativa de Rafael Gonzales es definitiva? Al no haber podido matar al toro tenía escuchado que no había cumplido el requisito y creo recordar a otro torero que le pasó en las Ventas. Gracias y ánimo por su blog.
ResponderEliminarMuchas gracias. Cuando terminó la corrida me fui a consultar el BOE y la última resolución publicada al respecto habla de la ceremonia y no de acabar con el toro o sea que deduzco que la alternativa es válida. Es el artículo 4.2. Salvo que alguien mejor informado me rectifique.
EliminarSaludos
Muchas gracias por las crónicas y el tiempo invertido, como siempre entretenido y didáctico, un saludo.
ResponderEliminarGracias, es usted muy amable. Si no aburro y encima se aprende algo, miel sobre hojuelas.
EliminarSaludos.
Buenas Rafa .
ResponderEliminar¿Cuantos caballos se podrán utilizar en toda la feria ? . Es que me da la impresión que ese T34 tordo podría hacerla él solo . Supongo que los toros al verlo sentirán algo parecido a los caballos de la infantería de Alejandro Magno al ver los elefantes del contrincante . Me parece increíble que los ganaderos no se unan y hagan fuerza para reducir el tamaño y sobre todo el peso de esas moles . Es que ya nadie defiende al toro ? , ni los mayorales lo hacen porque la mayoría son picadores y los pican de pena . Saludos
Salvo alguna honrada excepción pero se cuentan con los dedos de una mano y sobran varios.
EliminarLos ganaderos no se quejan porque hemos repetido por aquí que son el último mono de este tinglado. Si se quejasen de la suerte de varas les saldrían los listos de siempre a decirles que lo que tienen que hacer es criar toros que sirvan para la muleta y dejarse de varas y de otras zarandajas.
Pero en esta feria ha llamado la atención una buena colección de toros que han empujado de bravo en el primer puyazo y se han repuchado en el segundo yéndose sueltos. No parece un comportamiento muy normal a no ser que el toro se vea derrotado contra esas moles que es lo que pienso yo que ha ocurrido.
Saludos
Madrid, ¿plaza de oreja barata, de picadores necios o ineptos, de estocadas defectuosas en su mayoría? "...Tan lamentable como vergonzoso." ¡¿En Madrid?!
ResponderEliminarComo dice Vd., el toro digno, fuerte y leal cumple bien con tardar en morir y contribuye así a restar orejas a diestros que creen esforzarse para merecerlas.
No sé si es efecto del instante fotográfico a la hora de salir de la estocada pero... en buen número de esta suerte, como el caso de Leal, parece que ha entrado a matar no frente a la cabeza del toro, sino del costado der. de éste; y con el brazo der. del matador completamente extendido. Aquí también va lo de 'tan lamentable como vergonzoso.' Además de ese salto de gimnasia al ejecutar lo que en un tiempo fuera la suerte suprema (cúlpese a Leal, Juli, et al.) como Colombo o Fandi al banderillear. ¡Bah!
Exasperante. // Atte., Torotino
PD: hablando del efecto fotográfico, al menos puede uno disfrutar de ciertos momentos bellos, estéticos y taurinos gracias a imágenes como las de Dn. A. Moore, y las de Vd. mismo. Enhorabuena y gracias por ello.
Las estocadas buenas en toda la feria se cuenta con los dedos de una mano y sobran tres. Los tercios de varas buenos en toda la feria se cuentan con los dedos de una mano y sobran cuatro o cinco. Verónicas buenas en toda la feria se cuentan con los dedos de una mano y sobra uno porque fueron cuatro de Juan Ortega.
EliminarY naturales con valor auténtico se cuentan con los dedos de una mano y sobran tres porque fueron los dos de Gómez del Pilar al toro de Escolar.
Saludos y gracias a usted.