viernes, 30 de agosto de 2024

EL 5° BIS

Desde que se celebró la corrida de Aguirre en Bilbao no han parado de bombardearnos con expresiones como: ¿viste el 5° bis?, ¿qué te pareció el 5° bis?, hacía años que no pedía una oreja y la pedí para Castaño en el 5°bis, ¿no vas a comentar en el blog nada del 5° bis?, ¿cómo es que no viniste a Bilbao?, te perdiste el 5° bis...

Bueno, pues haya paz porque en esta entrada expondremos nuestra opinión sobre el ínclito 5° bis. Además, como nos falta afición para seguir la actualidad taurina, hemos conseguido ver la corrida en diferido totalmente vírgenes de escuchar o leer cualesquier comentarios, noticias, crónicas o titulares al respecto.



Fue una corrida interesante a secas, bastante por debajo de lo que exigimos a esta ganadería, que es siempre lo máximo. Nos congratulamos de que doña María Isabel estuviese en nuestra línea porque en sus lacónicas respuestas a las inanes preguntas del adulador del callejón dijo: esperaba más. Efectivamente, lo mismo que nosotros. No obstante, esta misma corrida, bien tratada en el primer tercio, podría haber cambiado totalmente a favor de los toros.

Hubo trece varas, de las cuales un par se saldaron con sendos picotazos. Recuerden que en 3Puyazos contamos veintitrés. Tres toros y el  sobrero fueron picados por un caballo tordo resabiadísimo. Mal el presidente aceptando cambiar el tercio sin que Castaño se desmonterase para solicitarlo. Sabemos que no lo exige el reglamento pero en Bilbao esperamos siempre ese gesto de respeto, que sirve además para evitar confusiones.



Resumimos el juego de los toros y luego nos centramos en el de la oreja de Castaño. Dieron una media de 607 kilos.

1. Un Bilbatero de 640 kilos, muy alto de agujas. Buen empuje en el primero recibiendo una barrenada asquerosa, sangrando por detrás del brazuelo, y una segunda de la que se va. Después fue noblote pero rajadillo.

2. Un Carafea de 596 kilos chorreado en morcillo, meano y zurdo. Primer puyazo de bravo, el mejor de la tarde. En el segundo lo dejan con desidia total ahí debajo, entra y se va. En la muleta, arreando y pegajoso pero siempre pendiente del engaño. Ganó la partida netamente a Castaño.

3. Cigarrero de nombre, negro lombardo y salpicado. Empuja en el primero cobrando una repugnante carioca en el espinazo. En el segundo sólo se deja pegar. Noble y repetidor, quedó claramente por encima de Garrido.

4. Se llamaba Clavelino, de 601 kilos, un negro mate, aldiblanco, salpicado, muy bien encornado pero con las pezuñas de las manos largas. Al relance no pelea, se va al reserva donde lo barrenan saliendo suelto y vuelta a irse de naja con el titular. Toro corretón, mansurrón, con rebrinque aunque sin mala idea. No chuleó a Robleño y eso fue mérito total del madrileño porque cualquier otro hubiera pasado un quinario.

5. El titular obedecía a Burgalés, de 546, negro, bragado, meano corrido, axiblanco, jirón, rabicano, astiblanco y astifino. Primer puyazo de bravo pinchándole vilmente en la paletilla y al segundo lógicamente no quiere ir pero al final mete el riñón antes de que Matías le enseñe el verde.

Salió el sobrero, que es el que comentaremos abajo con más detalle.

6. De nombre Novelero, 553 kilos, negro listón, con el lomo recto y dos puñales. En el primero cumple y sale blandeando y en el segundo, simulacro. Renqueó a gusto sin ser protestado por nadie (?). Luego tuvo el viaje corto por su propia flojera y pegaba siempre la tarascada. Fue el único que buscó aire con la boca abierta. Estocada bien ejecutada por Garrido, la única medio buena de toda la tarde aunque se le fue atrás por lo que explicábamos aquí.




El 5º bis se llamaba Argelón y pesó 633 kilos. Era un negro chorreado en morcillo, bragado, meano, axiblanco, listón desteñido, muy alto, largo, con poco cuello y cariavacado. El más feo de la corrida sin ninguna duda.

En el capote embestía con el rabo enhiesto, lo cual es una garantía en esta vacada, obsérvenlo. Tras esta media desarmó al diestro, quien tuvo que huir al refugio pero fue culpa suya por colocarse mal tras el remate:



En el caballo empuja en el primero pero siendo encerrado en una abyecta carioca (ya ven que hubo varias, ¿eh?, qué vergüenza). En el segundo lo ponen de largo, acude pero se suelta al instante. Juego no muy espectacular, como ven; lo decimos por la ruidosa ovación con que fue despedido. Ahí está el de la banda del castoreño iniciando la carioca que Dios confunda con el tordo resabiado:



En banderillas anduvo distraído y gazapón. Cuatro pasadas para cuatro palos. Castaño brindó al Club 3Puyazos antes de hacer un muy equivocado inicio de faena: de los seis pases, cuatro los remató por alto.

Curiosamente se echó la mano a la izquierda. Decimos lo de la curiosidad porque, a pesar de que es de los poquísimos diestros que está más a gusto sin la ayuda, no comprendimos esa rápida decisión. Es que resultó ser la única tanda ya que las otras cuatro fueron por el derecho. Al natural, el toro se mostró revoltoso y pegando el tornillazo. 



Decidió cambiar a la derecha con la obligación de dar tres pases y el remate a la vez que demostraba su agilidad de piernas. Era porque el toro le comía el terreno con avaricia. Fíjense en que está toreando en la raya:




En nuestra modesta opinión equivocó los terrenos ya que trasteó siempre por dentro, apenas llegando a esa segunda raya. Pensamos que era un toro que hubiera respondido mucho mejor en los medios. De hecho, el mejor pase que dio fue éste, justamente cuando se encontraba más alejado de la madera:



Perteneció a la cuarta tanda y desató la ovación del respetable. Vio bien el diestro que había que matar pero cambió de idea y volvió a la cara simplemente para comprobar que el toro se quedaba corto y ya no pasaba.

Se fue por la espada y estuvo por lo menos un minuto en la barrera: que si échame un poco de agua por el pescuezo que tengo calor, que si dame ahora el vasito de agua, que si pásame la toalla que estoy sudando... Esto no puede ser, señores porque mientras el diestro perdía el tiempo, veíamos el toro cuadrado pidiéndole la muerte.

Bah, de hecho da igual porque aunque a Castaño le pidas la muerte no va a saber cómo dártela. Era un toro claramente de suerte contraria y se arma en la natural. Lógico pinchazo entrando con el delantal y decepción en el tendido porque hubieran sido capaces de darle dos orejas si hunde la espada en la carne de cualquier manera. ¡Ahí va!



Cambia a la suerte contraria y ahora sí clava una estocada delantera, desprendida y perpendicular, entrando de nuevo estrafalariamente y encima saliéndose de la suerte, como se aprecia en la imagen:



El presidente enseñó con rapidez el pañuelo tras lo cual el maestro reclamó la cabeza de Argelón. La ovación al toro en el arrastre nos parece claramente exagerada.

No nos tapamos y respondemos a las preguntas que están deseando hacernos. ¿Hubiéramos pedido nosotros la oreja? No. ¿Nos molesta que se la dieran? No. Y eso a pesar de que esa forma de entrar a matar lo inhabilita para cortar cualquier oreja en cualquier sitio. ¿Hubiéramos aplaudido al toro en el arrastre? No. ¿Es posible que in situ se vivieran unos intangibles que en televisión no trascienden? Seguro. Los toros son el espectáculo que menos resiste el examen del vídeo. 

Conste en acta que nos pareció mucho más interesante la lidia de este toro que cualquiera de esas faenas de arte y de tronío al norit de turno. Eso que nadie lo dude. Pero de ahí a echar las campanas al vuelo con lo de Castaño... No despreciamos la emoción que pudo vivirse en la plaza durante su trasteo pero, la verdad, pensábamos que había sido otra cosa.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.



miércoles, 28 de agosto de 2024

DAME EL BOLETÍN Y CÁLLATE

En cualquier espectáculo de pago los intervinientes secundarios son todos profesionales. Por ejemplo, en el fútbol, aparte de las figuras hay futbolistas que ejercen otras labores oscuras para que brillen los que saben. En el cine sucede lo mismo con los actores secundarios o en la ópera con los comprimarios. En una orquesta sinfónica hasta el que toca el triángulo es un profesional y se comporta como tal. Nadie entendería que en cualquier espectáculo de los citados te hiciesen pagar una entrada cara y los actuantes fuesen unos vulgares turistas. La prensa especializada del teatro, el fútbol o la música pondría el grito en el cielo al día siguiente y no dejaría títere con cabeza por haber estafado al cliente.

En cambio, en los toros nos encontramos cada vez más con subalternos que no son profesionales y que hacen el paseíllo con la única intención de cobrar el boletín. Justamente eso es lo que sucedió en Cuéllar, donde vimos una colección de individuos vestidos de luces que indignaron sobremanera a todos los presentes. Salvaremos de la quema a El Ruso, único que honró un poco el sagrado vestido de torear. A ver en cuánta prensa taurina especializada se hacen eco de toda esta vergüenza que estamos denunciando en nuestro modesto blog al sentirnos vilmente estafados.



Mención aparte merecen los tres diestros, que nos castigaron con una sesión de pegapasismo que no merecíamos. Ojo, igual sí que la merecíamos por habernos gastado cuarenta euros en ver esta corrida infumable.

No confiábamos nada en los resinas pero por lo menos salieron mejor presentados que el año pasado, excepto el arenque que hizo tercero. En el caballo querían pero casi no podían mover los T-34 del mariscal De Pedro. El único que plantó cara fue el primero, como verán más abajo. En la muleta fueron todos sosos sin excepción. La casta o el temperamento brillaron por su ausencia. Como estaban en puntas, los diestros ordenaron unas palizas en varas que resultaron vomitivas. Y los estrellaron constantemente contra los burladeros. Los calambres o la cojera que acusaron un par de ellos reabrieron el debate de si habría que correr el encierro matinal con toros diferentes de los que se lidien en la corrida vespertina.



No siga usted leyendo a no ser que esté muy aburrido porque haremos una faena de aliño para olvidar cuanto antes este festejo, malo, malo, como la carne de pescuezo. Hubo un cuarto de entrada en una plaza que no hace demasiado tiempo se llenaba.




ROBLEÑO. En su primero se dedicó a pegar pases y en su segundo, aunque les parezca increíble, todavía pegó más. Éstos fueron sus dos toros:




Lo único bueno de la tarde fue cómo derribó de bravo el primero. No cogió el caballo por el pecho sino que lo tiró a base de empujar y romanear:




Tras esta foto, alguien debería haber dicho a los presentes: ya pueden irse a casa porque acaban de asistir a lo único decoroso que verán en toda la tarde. Así fue, ni más ni menos. No esperábamos que después Ruiz se aliviase de esta guisa, ¡muy mal!



Luego, pegapasismo sin piedad de Robleño, como decíamos al principio, ¡en los dos!



Mató al primero de una casi entera, ladeada y perdiendo la muleta que le valió una oreja de los chinos. Al segundo, de dos pinchazos y ocho descabellos tras los que se echa, con fin de nuestra tortura... momentáneamente porque entonces todavía quedaban dos más:




CHACÓN. Estuvo mal en su primero y muy mal en su segundo. Aquí tienen a sus dos enemigos. El primero fue el sobrero porque el titular estaba derrengado pero aquí siempre sobrevuela la sombra de los calambres como comentábamos antes. Bueno, y la de la sedación ya que el sobrero, también cojeante, había sido pinchado:




Por supuesto que la instrucción del gaditano a sus picadores fue la de masacrar vilmente sus toros. Es lo que viene haciendo desde que hace años perdió el sitio. A su primero, faena de enfermero antes de tres pinchazos horrorosos y esta honda caída entrando con el delantal:



En el quinto soliviantó al personal por ordenar una infecta paliza al toro en el peto. No engañó a nadie y se metieron con él muy justamente en lugar de con el piquero. Ya dijimos que el único peón decente fue El Ruso:



En la muleta, una agonía: desconfiado, medroso, mal colocado... y todo ante un torito que no se comía a nadie. Pinchazo escupido y esta rinconera donde pueden apreciar lo que tantas veces denunciamos, el alivio de alargar el brazo para matar a la vez que te sales. Y no pegando el telonazo sino entrando directamente con el delantal. Está claro, ¿no?




HERRERO. Tuvo tanta voluntad como poco acierto. Su primero era una sardinilla en aceite:



Lo enlotaron con el sexto, el de más trapío:



La consigna seguía siendo zurrar la badana a base de bien en el caballo. Ahí tienen a Agudo. Tapó la salida con descaro y además barrenó con crueldad:



Sólo faltó que al toro le metiesen un palmo de palitroque en el boquete que le habían abierto. Comparen el color rojo de ambas banderillas para calibrar el daño que debieron de hacerle. Eso es una estocada corta. Menos mal que los animalistas ignoran todo esto:



Herrero puso ganas ante sus paisanos pero poco más. Bueno, sí, un bajonazo acongojante:



Lo del picador en el último fue cochambroso, con una mano izquierda más asesina que nunca. Herrero, como si oyese llover. Si toreas poco, no permitas eso, hombre. Pero esperen porque el segundo tercio fue un sainete no de risa sino de pena, con un canguis indisimulable ante un pobre animal que les había asustado con su fulgurante salida pero que después se tornó en una monja de clausura. Total, nada. Pinchazo saliéndose y tendida alargando el brazo.




Al terminar se escuchaba: ¡no tienen vergüenza!, ¡qué aburrimiento!, ¡ha sido algo infame!, ¡no vuelvo más!, ¡van a acabar ellos mismos con esto!, ¡qué poca profesionalidad!, ¡se ríen del público!, ¡todo les da igual!, ¡es desolador!, etc.

Pero ya tienen firmado el boletín, que es de lo que se trataba. Y aquí paz y después gloria, ande yo caliente y ríase la gente, ahí me las den todas y mejor es pan duro que ninguno.

¿Creen ustedes que alguno de los profesionales que pisaron el ruedo haría alguna autocrítica al salir? ¡Qué va, hombre!, ¡el muerto al hoyo y el vivo al bollo!

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa. Si al final les decimos que lo mejor fue la compañía segoviana y el inevitable cordero, quiere decir que no vamos bien desde el punto de vista taurino. Pero en lo gastronómico no hay ninguna queja sobre falta de profesionalidad, ya lo ven:




lunes, 26 de agosto de 2024

LA GRANJA, 2024 (y 2). IBÁN: UNA NOVILLADA DE LUJO, SEÑORES

Y señoras, faltaría más. No en vano en el cartel estaba la novillera sin caballos Olga Casado, que nos dejó una grata impresión como explicaremos más abajo. Pero vinimos al Real Sitio por el ganado y nos vamos salivando de gusto con los cuatro novillos que trajo Domingo. Tres encastados y uno para hacer el toreo bueno, una mezcla perfecta.



Antes de empezar el festejo estuvimos hablando con él y cuando le dijimos que hacía veinte minutos que no encendía un pitillo, nos dio la buena noticia de que justo por estas fechas se cumplía un año que había dejado de fumar. Departimos un buen rato. Salieron el Bastonito de este año, el Provechito del año pasado en Vic, el desastre de asistencia en Bilbao, la desaparición de la suerte de varas... Se quejaba en la misma línea que Gamazo el día anterior. Ah, y parece ser que aquellos rumores tan sonoros de venta del hierro y de las reses de Ibán van a quedar sólo en el rumor.

Fueron cuatro novillos bravos, con la salvedad de que el primer tercio fue el desastre habitual. No obstante, dos acudieron un par de veces aunque nunca de largo, eso les importa un pimiento a todos los profesionales. Todos en puntas, duros para morir, codiciosos. Los tres primeros fueron encastados y con poder y más moderno el cuarto. Un único pero: los crotales. El balance en el arrastre fue: azul, ovación, palmas y palmas. El azul, totalmente justificado, que conste porque ya era hora. Hubo dos tercios de entrada y terminamos de noche ya que se retrasó media hora el inicio.




FRANCISCO MORALES. El primero se llamó Barberito y era este negro, listón y salpicado:



Sacó el caballo a los medios mientras cobraba una vil lanzada en el espinazo. Empujó más que la mayoría de toros del serial isidril, para que se hagan una idea:



Pero, ¿se han fijado en dónde ha clavado? En el segundo tercio estaba pendiente de todo lo que se movía, como los toros bravos. No obstante, por el derecho iba al bulto. A pesar de ello, el novillero malagueño sacó la faena hotelera y al segundo pase lo desarmó con violencia. Tuvo el mérito acto seguido de no quitarle la muleta de la cara y con ello el toro tragó. Pero el pitón bueno era el izquierdo y quedó claro cuando toreó al natural, con el novillo embistiendo de manera franca, larga e incansable:



Cuando volvía de coger la espada, el animal se lanzó sobre él al galope desde una distancia de quince metros. A un toro tan bravo hay que matarlo en la suerte natural, por favor. Pues se equivocó y a pesar de que dejó una entera atrás, el tal Barberito se abrió buscando su querencia de bravo y le pegó una paliza.




Azul más que merecido a este buen novillo y dos orejas al novillero (hagan abstracción de toda la casquería que van a ver en la entrada). Cuando volvió de la enfermería bajamos a la barrera para sostener este diálogo:

- Maestro, si era un novillo bravo, ¿por qué entró en la suerte contraria?

- Es que lo he visto ahí y me he tirado.

- Pues cuando lo he visto perfilarse en la contraria estaba seguro de que lo iba a coger y así ha sido. Y ya me ha extrañado que nadie desde el callejón le avisase (dicho esto para que nos oyese el peón que estaba a su lado y que se giró para decirnos lo que sigue)

- Él lo ha visto y ya está. ha corrido un riesgo y eso también está bien.

- Hombre, el riesgo hay que correrlo pero con cabeza y a un toro bravo siempre hay que matarlo en la suerte natural.

- Bueno pero lo ha matao y ya está. El novillo está muerto y él está aquí.

- Sí, pero podría estar en el hospital...

Su segundo era este Agradecido, un castaño ojalado, degollado, alto de agujas y con trapío:



Empujó bien recibiendo como premio una carioca de cárcel taurina tras marrar el piquero. En el segundo le tapó la salida con abyección y se soltó al notar la buena sangría que llevaba encima. Observen la mano izquierda asesina:



En banderillas esperó y en la muleta estaba claro que quería subirse a las barbas. Sólo dejó respirar al novillero cuando se fue cansando de embestir:



Ya con la espada de verdad, tenía al animal perfectamente cuadrado en la suerte contraria y se lo pasó para cambiar a la natural, lo cual nos alegró. A pesar de ello, pegó medio golletazo en la primera entrada y esta estocada arriba, con telonazo, pero insistiendo de nuevo en no entrar en la contraria. Ojalá no olvide nuestra conversación porque le ahorrará disgustos:




ÁLVARO SERRANO. Su primero se llamaba Saltillo y era negro, listón, cornialto y rabilargo. Recuerden que criticábamos lo del crotal:



En el único puyazo cobró una carioca... ¡de tres vueltas! Fue algo nauseabundo. Después hizo hilo con los novilleros apretando especialmente para adentro. Aguado pareó bien:



El de Navas del Rey hizo un perfecto inicio por bajo para demostrar al toro que mandaba él. Luego comprobamos que no desentona en absoluto con los destoreadores de la parte alta del escalafón. Cosechó aplausos sin cuento, especialmente haciendo el tiovivo. Fue un trasteo por debajo de lo que habría merecido este novillo encastado, repetidor, codicioso, empapado y humillador. ¡Y por los dos pitones!



Hubiese descubierto a cualquiera y la verdad es que Serrano superó bien el examen aunque con la agravante de echar la pierna atrás con avaricia. Con el personal enloquecido se tiró con tanta fe como mala suerte ya que la espada asomó un palmo. Volvió a entrar y dejó una entera perpendicular a capón pegando el puñetazo. Es ésta de abajo y vean también la guardia anterior. Ovación a la res en el arrastre y oreja para el diestro:



El cuarto era un torito, negro, salpicado y rematador furioso, con un afán por desmontar la portátil. Se llamaba Espantavivos, como el gran Espantavivos de Vic que mató Javier Cortés en la madre de todas las corridas (recuérdenla aquí):



Lo del picador fue una carnicería asquerosa, con doble carioca, con un metisaca repugnante y sañudo mientras el diestro sufría un agudo ataque de autismo.

Luego quedó un novillo más moderno que los otros, como decíamos al principio, porque tuvo menos casta, o sea, menos movilidad, con lo cual tenía más toreabilidad. Estamos hablando exactamente igual que lo hacía don Álvaro Domecq cuando explicaba por qué se había bajado la casta del toro pero no la raza. Fue un novillo para hacer el toreo bueno de verdad si por ello entendemos el artístico. Embistió sin cesar por ambos pitones:



 

Serrano le echó ganas pero se pasó claramente de faena sin que nadie del callejón se lo avisase. Quizá por ello tuvo problemas al cuadrar y al matar: tres pinchazos y esta estocada arriba, a capón y perdiendo la muleta. 


Cayó una oreja benevolente y tuvo el buen detalle de sacar a saludar a Domingo, a quien aplaudimos con ganas:




OLGA CASADO. Repetía en La Granja la novillera de Aguilafuente a quien lleva Abellán. Mató dos reses de Sánchez Valverde que dieron muy buen juego, el suficiente para haber dejado con el trasero al aire a cualquiera.



No fue el caso de Casado. En el primero anduvo con soltura y quedándose muy quieta mientras Abellán le radiaba la faena desde la barrera. Casi entera trasera sin cruzar y dos orejas:



Al segundo lo lanceó con mucho gusto. Las fotos no es que sean pretendidamente artísticas sino que era ya noche cerrada:



Muy valiente de rodillas con un novillo que arreaba. No desmereció su trasteo con el de sus dos colegas, en absoluto. Se nota mucho la mano de su mentor pero por muchos consejos que te den luego hay que quedarse quieta y tener recursos y ambas cosas las demostró Olga con creces. Mejorable, eso sí, la cuadrilla de resabiados que lleva.



Dejó una entera desprendida y como el toro era duro para morir no quiso descabellar sino que tuvo el buen detalle de volver a entrar cobrando otra entera pasada.



Vuelta al ruedo al novillo y confusión con el palco porque arrastraron el animal entre un follón que no sabíamos a qué se debía. Pues resultó que se le había concedido el rabo y no lo habían cortado. Salió Abellán hasta el camión del matadero y allí lo seccionaron y se lo entregaron. Éste es el momento que posiblemente jamás habrán vivido ustedes en toda su vida de aficionados:




¡Qué buen sabor de boca nos dejaron especialmente los tres primeros novillos! Lástima que los vimos a medias por lo criticado del primer tercio. Mirábamos al asesor cada vez que cambiaba el tercio con una entrada y leíamos en sus labios: ¡es que ha pedido el cambio,no podemos hacer nada!

A la Asociación Cultural Taurina de La Granja le pediríamos que si busca ganado encastado, avise a los actuantes de que no se cambiará el tercio antes de dos entradas y con la segunda bien colocado el toro de largo. Quizá así queden contentos los aficionados maniáticos como nosotros y, fundamentalmente, los ganaderos y mayorales que crían este tipo de toros.



Si es verdad que el bueno de Domingo se jubila definitivamente este año, nos ha dejado un broche de oro con esta novillada en el Real Sitio. ¡Gracias, maestro, y hasta siempre!



Saludos cordiales desde Segovia. Rafa. Aquí abajo pueden constatar que nos dimos un paseo matinal en bici por el Guadarrama y así no tuvimos cargo de conciencia después dando cuenta del cochinillo de rigor: