FERIA DE TAFALLA, 2024. RETA (1): LA TARDE DE LOS BANDERILLEROS

Con ese titular, quienes no asistieron a la corrida ya pueden suponer que se saldó con una monumental decepción. Algunos de los banderilleros estuvieron fenomenal, con mención especial para Tornay, Omar, Venturita y Mayoral. Es que estuvieron mejor ellos que el maestro, de eso ya hablaremos después.

¿Y los toros de Reta? Pues nuestra decepción la compartía plenamente el ganadero, que nos decía al acabar que estaba muy disgustado y que la corrida había resultado un chasco total. Salió una alimaña, el cuarto, al que el propio Reta calificaba en sus apuntes como un hijop... Salió otro totalmente desorejable, el tercero, que vendría probablemente de lo de Aranda (esto lo ponemos de nuestra cosecha). A los dos primeros se los quitó de en medio el maestro en un verlo y no verlo y al quinto casi lo mismo. Hubo trece desarmes.

Les asombraría la dureza con que el ganadero puntuó sus toros. El único aprobado fue el tercero al que calificó con un seis. Los otros cuatro suspendieron con unas notas que les sorprenderían por lo durísimas que son. Está claro que no se dio ninguna coba, como ven. Todos los animales mostraron muchísima querencia hacia toriles.

Volviendo al maestro, hombre, pegar dos mantazos e irse a por el estoque de verdad no nos parece de recibo. Puede pasar en el primero, no vaya a ser que te coja y dejes la corrida a los sobresalientes. Pero en los otros... ni un macheteo, ni un intento de por lo menos echar la pierna adelante y demostrar al respetable que realmente eran malos, ni enseñar su teórica maldad por ambos pitones para que no haya duda, nada.

Eso lo podríamos esperar de cualquier diestro menos de Vara, que es quien mejor conoce esta ganadería. Por cierto, ¿por qué ordenó el monopuyazo español? Si estamos en tientas públicas como dice el ganadero, lo suyo sería dosificar el castigo y colocarlos varias veces. Pues ahí también hubo una desidia total. Que nunca se picase estrictamente a contra querencia no nos pareció tan criticable como lo anterior.

El supuesto desgaste psíquico que supone encerrarse con estos seis toros no fue tal ya que, como decimos, a tres y medio se los quitó de en medio exactamente igual que hubiera hecho Morante. Y mención especial merece el sainete que dio al matar. No obstante, apuntaremos una atenuante: se descompuso a la muerte del primero cuando vio llorar desconsoladamente a su hijo en el tendido. La causa era los insultos que acababa de proferir un energúmeno hacia el padre y que el chaval acusó sobremanera.

Optó por armarse siempre a dos metros de las reses o incluso algo más. Error grave: si ante toros normales hay que ponerse lo más cerca posible, en los que se orientan tanto como éstos, razón de más, ¿no les parece? Hizo lo mismo en Guadalix y ya comentábamos nuestra extrañeza en la crónica. 

Pero ojo porque lo peor vino después cuando entró permanentemente al cuarteo y no con el telonazo sino con el delantal. Fue un desastre colosal y aunque hubiera toreado como los ángeles, con esa forma atrabiliaria de matar no habría cosechado ningún trofeo. Bueno, mató igual de mal al sobrero de Azcona y el presidente Sota le regaló una oreja prácticamente por pena, cosa que nos pareció casi una humillación.

La plaza estaba casi llena. Fue una lástima que el empresario no lo viera porque no estaba ya que se encontraba en Valencia organizando una competición motociclística (OJO: rectificamos porque uno de los dos empresarios sí que estuvo presente):

1. VELETO. Era uno de los dos con el hierro de Alba Reta, este castaño astracanado y corniapretado (a nuestras fotos añadimos las del maestro Moore de cada res):

Cumplió en el primer puyazo donde se le tapó la salida como ven. Después cobró del reserva y finalmente un tercero empujando con un pitón y saliendo suelto:

Tornay comenzó su excelente tarde con este par:

El toro estaba loco por la madera pero en seco pegaba un arreón con todo. Vara le aguantó dos arreones y al tercero se fue por la espada para dar el primero de sus sainetes: media que escupe perdiendo tras la cual el toro arrolla a un peón con quite providencial de Tornay:

Sigamos: marra sin clavar perdiendo de nuevo la muleta, tendida suelta que se cae, otra igual perdiendo, metisaca perdiendo también, estocada contraria y perpendicular muy fea más siete descabellos.

Aplausos del cariñoso público tafallés al maestro para darle moral. La predisposición del respetable al triunfo del torero era total.

2. TRUCHA. Se llamaba igual que el que amargó a Imanol en Estella. Era un castaño carinegro bien encornado, que humilló muy correctamente en el capote:

Poca cosa en varas como  no fuese hacerle más sangre que a un cerdo por San Martín. Eso antes de que Tornay volviera a exhibirse:

Por el derecho rebañaba y apenas lo trasteó. Por el izquierdo nos quedamos con las ganas de saber cómo era ya que el maestro decidió cortar por lo sano:

Oigan, ¿se han fijado en la sangría que hicieron al toro? Vuelvan a la foto anterior. Estocada tendida en el lomo con telonazo y saliéndose de la suerte con descaro:

3. RABÓN. Fue el mejor, un colorado ojo de perdiz, veleto, ensillado y carifosco. También tragó con la capa sin reservas:

Monopuyazo español donde cumple y cobra. Buenos pares esta vez de Mayoral y Venturita:

El toro tragaba sin problemas por ambos pitones y por fin vimos al de Guadalajara echarse la muleta a la izquierda en las dos únicas tandas de toda la tarde. El ambiente era de oreja o quizá hasta de dos:

Pues héteme aquí que el maestro se tiró a matar con tan poca fe que no dábamos crédito: pinchazo de trámite tirando la muleta, otro saliéndose, otro tirando de nuevo los avíos y por fin una honda desprendida. Aplausos en el arrastre y vuelta al ruedo del torero:

4. CONTENTAS. Era este castaño ojalado y corniabierto:

Como en la capa se le fue al bulto, el diestro ordenó zurrarle la badana en el caballo, con carioca incluida en la tercera entrada. Vean que el toro metió el riñón:

Bronca al piquero al retirarse mientras el verdadero responsable se iba de rositas. De nuevo vimos más sangre que en la plaga del Nilo:

El toro había asustado a Vara pero no a Tornay, que le plantó cara sin problemas, ¡bravo!

Le dio exactamente dos pases que fueron dos banderazos. Los contamos y no nos equivocamos. Hombre, maestro, si el toro es un asesino, enséñenoslo un poco para que lo confirmemos e incluso le aplaudamos a usted por darle el pasaporte:

Pero tras haber dejado escapar el triunfo en el tercero, el diestro iba en barrena. Cogió la espada y a otra cosa. Media tendida y trasera pinchando a traición más dos descabellos:

5. TENDERICO. Era familia directa del Rabioso de Céret al que otro Vara muy predispuesto, valiente y esforzado arrancó unas tandas que nunca olvidaremos. También hierro de Alba. Se trataba aquí de un castaño albardado, carinegro y astracanado:

En el primer puyazo partió la vara y no recibió castigo. En el segundo, metisaca trasero y repuche. Salió el guadalajareño a vérselas con él claramente desconfiado y/o desmoralizado. Intentó pasárselo por el izquierdo con la ayuda pero dimitió enseguida a pesar de que no era peor que su hermano de Céret:

Estocada corta que escupe, dos pinchazos muy malos, dos medias tendidas iguales a paso de banderillas y cinco descabellos:

6. RABÓN. Nos las prometíamos muy felices porque sus hechuras eran muy parecidas a las del tercero. Era este colorado ojo de perdiz, bocidorado y anteado:

Empezó a cojear ostentosamente y fue al corral. Salió Almendrita, un sobrero de Hermanas Azcona al cual nuestra foto favorece mucho ya que oculta su aspecto anovillado en el ruedo:

Nada en el caballo y después, los últimos buenos pares de esta tarde que fue la de los banderilleros. Son Omar Guerra y Ángel Mayoral:

El toro metía la cabeza y acto seguido pegaba la tarascada. En uno como Vara esperábamos que corrigiese ese defecto con pericia pero el maestro estaba ya ido. No sólo no corrigió nada sino que el toro parecía embestir peor al final de tantos pases que al principio:

Lo liquidó de este sablazo muy tendido en el espinazo más un descabello:

Habíamos guardado ya nuestra libreta cuando vimos que la alguacililla llevaba una oreja en la mano. No sabíamos si es que se la quedaba ella de recuerdo porque nadie había pedido absolutamente nada. Pues todo el mundo se quedó de piedra cuando salió el diestro a recogerla. El presidente Felipe Sota le había hecho este regalo entre absurdo y ridículo que el maestro aceptó tan tranquilo cuando a nosotros, como decíamos al principio, nos parecía casi una humillación para él.

¿Qué hubiera pasado si los toros de Reta salen buenos y Sánchez-vara torea como los ángeles? Pues que con esas entradas a matar tan precavidas, observen el eufemismo para no hablar de jindama, se habría ido de vacío. Y si los toros salen malos, como salieron, la estocada bien ejecutada es algo que siempre está en manos del diestro, ahí el toro no tiene nada que ver. Pero ni una cosa ni la otra, ya lo han visto. Vimos a Zapaterito visiblemente afectado al finalizar el festejo.

Paso atrás para Miguel Reta en una corrida que estuvo por debajo de la de Guadalix. Y también paso atrás para Sánchez-Vara de quien esperábamos otra actitud. ¿Venía el maestro fatigado tras dar cuenta de dos de Palha y dos más de Saltillo, uno de los cuales se lo hizo pasar bastante mal en Cenicientos? ¿Habría resultado mejor la corrida con tres diestros? ¿Perjudicó a los toros el trasiego nocturno y el encierro matinal? ¿Qué pasó con el diestro para que se quitase de en medio varios toros con tanta rapidez? ¿Por qué se vino abajo tras el tercero cuando en una encerrona tienes que tener la cabeza fría y el corazón muy caliente para no bajar los brazos hasta el final? ¿A santo de qué el presidente regaló esa oreja de chichinabo? 

Son las preguntas con que terminamos nuestra crónica de una tarde que concitó en Tafalla aficionados venidos de toda España y resto del mundo. Creemos que la decepción global que hemos plasmado en el texto es la que compartirán todos. Lo comprobaremos en los comentarios.

Saludos cordiales desde Tafalla. Rafa.