LA GRANJA, 2024 (1). RASO DE PORTILLO: NI CASO

Nos vinimos hasta el Real Sitio de La Granja de San Ildefonso al reclamo del ganado. La pena fue que los actuantes no hicieron ni caso de los ruegos que se les hicieron. Por activa y por pasiva se les dijo que pusieran los novillos por lo menos dos veces al caballo y de lejos. Se lo suplicó el ganadero, el presidente de la Asociación Cultural Taurina organizadora de la feria, el veedor de la misma, ¡todo el mundo!

Pero da igual. Cinco entradas para los cuatro novillos y colocados pésimamente en suerte. Bah, para estos novilleros, sus apoderados y sus cuadrillas, el caballo es un trámite incluso engorroso. Siguen la senda de los primeros del escalafón y así entramos en un bucle apestoso que te hace perder la afición.

Los del Raso salieron cuajados pero con poca cara, con mención especial para el tercero, que tenía los pitones destrozados, ya verán. Todos fueron duros para morir, nobles en la muleta, tragando si se les hacían las cosas bien y protestando si no pero siempre sin malas ideas. Casta sacó un poco el segundo, el único. Lo de azulear al último fue de risa. Dos tercios de entrada:

 

CÉSAR PACHECO. Mexicano de Zacatecas, donde las minas de plata. Su primero fue este negro bragado, bien rematado:

Trámite desastroso en varas como decíamos antes. Después rebañaba por el derecho como ven:

Pues a pesar de ello Pacheco sacó la faena hotelera ya que los hoteles de México son iguales que los de aquí. Le pegaron un grito desde el callejón: ¡con la izquierda! Hizo caso y por ahí el novillo ya tragó sin novedad:

Cuando quiso volver a la derecha pasó lo que tenía que pasar aunque sin consecuencias:

Estocada aguantando, pasada pero arriba aunque perpendicular y con degüello. La foto engaña porque parece muy contraria y no lo fue:

Su segundo fue este castaño, listón, ojinegro, bocidorado, astracanado y con los pitones destrozados. Se ve que en el encierro matinal había montado el número rematando con saña y quedó de esta lamentable guisa, incluso goteando sangre:

Poca cosa en el caballo siendo derribado el maestro en la segunda tanda. Le abrió una ceja y sin poder darle ningún punto volvió a la cara del toro sangrando por la suya. El toro había cambiado durante el rato en que atendieron al mexica. Se aquerenció y se resabió, dando arreones y mirando pero ahí anduvo decidido el diestro y le arrancó pases especialmente con la izquierda:

Lo cazó con una honda trasera y esta estocada ahora sí contraria, perdiendo la muleta y clavando a capón. Entre el revolcón, la sangre en su cara y demás se le regaló una orejilla:

DANIEL PÉREZ. Es de Méntrida y se mueve bien por las redes como pueden constatar en esta página. Su primero fue el que nos gustó. Se llamaba Esférico y era negro, bragado, meano y carpintero:

Observen cómo humillaba de salida:

Primer puyazo de casi un minuto llevando al caballo de paseo y recibiendo tras el mismo una carioca infecta. ¡Primero y único! Qué pena y qué rabia pero es lo que hay.

Excelente Venturita en la brega y aseado el diestro con los palos:

El novillo resultó revoltosillo y gazapón, por eso había que frenarlo y abrirlo, como muy bien le gritaba el propio Venturita desde el callejón:

Pero el chaval no supo o no pudo. Victoria a los puntos del de Raso, que terminó con el hocico rebozado de arena. Vean abajo que quiere hacer bien la cruz aunque con la mano alta. Dejó una casi entera perpendicular y contraria más dos descabellos. Un buen aficionado lector del blog coincidió con nosotros al apreciar lo poco que habían sangrado los novillos y eso que ningún puyazo fue picotazo:

El sexto se llamaba Aceñero y fue el azuleado por el festivo palco. Era negro bragado, corniapretado, más alto de agujas que sus hermanos y también un gran humillador:

Pérez no tiene ni idea de poner en suerte las reses al caballo (Pacheco tampoco, ¿eh?). En el primero, carioca y en el segundo, que lo dejó un poco más lejos por los gritos de varios espectadores estando entre los berreantes quien esto firma, un mini romaneo tras el cual se suelta claramente del peto mirando a la sierra.

Bien Venturita y Mayoral con los rehiletes. Al final transcribiremos lo que nos dijo el primero sobre la corrida de Reta:

El novillo era soso, pasaba por ahí sin más. Le indicaban que torease en línea pero Pérez insistió en querer rematar atrás aunque llevando la mano alta como ven y sin dejarla puesta nunca:

Buena estocada arriba con derrame y orejilla para que ambos novilleros se marchasen empatados y contentos:

Al terminar fuimos en primer lugar a pedir explicaciones al palco por ese azul absurdo y el asesor, que es quien sabe, nos dijo que había sido muy encastado. Se lo discutimos como es lógico pero cada uno se quedó con su opinión.

Después cogimos al ganadero, cuya valoración fue ésta:

Ha sido una pena no verlos en el caballo, ni siquiera haberlos puesto un poco lejos si no iban a ir más de una vez. Además los han estrellado varias veces contra los burladeros. El que más me ha gustado ha sido el segundo, el más encastado, y el que menos, el primero, muy parado. En la muleta hay que intuir más bien lo que podrían haber dado de sí pero todos han metido bien la cabeza. El problema es que en todas partes se va sólo a ver la muleta, lo demás no interesa. Estoy de acuerdo en que el azul no era para tanto. Esta es una tauromaquia en la que no podemos analizar lo que sucede desde nuestro punto de vista de aficionados al toro. Al final tienes que intuir cómo son los animales porque te quedas sin datos para analizarlos

Pero como estas quejas de Íñigo Gamazo sirven también para lo que sucede en las plazas de primera, ¿qué vamos a pedir a los buenos aficionados de la Asociación de La Granja a quienes hay que agradecer su interés por traer ganado que no sea terneril? Exactamente lo mismo pasará dentro de quince días en su novillada de Peralta. Es desesperante pero ¿tiene todo esto algún remedio?

Nos despedimos con lo que nos contaba Venturita respondiendo a nuestras preguntas sobre la corrida de Reta:

Los toros no dieron ninguna opción, ni siquiera la hubieran dado con otras lidias. Yo tuve suerte porque me tocó bregar con los dos mejores, el tercero y el sexto. Curiosamente tenían las mismas hechuras. El sexto fue bien devuelto, no creo que estuviera acalambrado porque en los corrales ya se le había visto renquear. Tornay le echó mucho coraje pero ya te digo que yo doy gracias a que los míos no fueron por ejemplo como el cuarto. Ya veremos quién le mata la corrida el año que viene...

Saludos cordiales desde Segovia. Rafa.