Esta fotografía que se publicó en 1909 nos llamó la atención por lo excelente del volapié:
Es un novillero, Pedro Carranza, que se anunciaba como 'Algabeño II' porque era familia de la esposa del gran José García Rodríguez 'El Algabeño'. Deducimos que tiene que ser sobrino suyo. Su tío fue matador durante 17 años y tuvo acreditada fama como estoqueador.
Le dio la alternativa Fernando El Gallo el año que nació Joselito, con toros de Veragua. En su carrera mató casi 1.300 toros. Hemos encontrado esta preciosa fotografía de la plaza de Burgos propiedad del archivo de su Ayuntamiento. Se aprecia que ha dejado una media en lo alto:
¿Se han fijado en que hay cinco caballos muertos?
Respecto a su sobrino, Pedro Carranza tomó la alternativa de manos de Vicente Pastor el 4 de abril de 1915, con un toro retinto de Aleas llamado 'Lagartijo'. A partir de entonces, dejó el apodo de La Algaba y se anunció con su nombre auténtico. Aquel día pinchó más de la cuenta pero hemos recuperado esta foto de uno de los pinchazos que dio, observen:
El toro le mete el pitón en la frente y, a pesar de ello, Carranza se esfuerza por dejar la espada en el sitio ¡y con los pies en el suelo! Las crónicas antiguas distinguían entre 'pinchazo' y 'pinchazo bueno'. Nosotros solemos hacer algo parecido por aquí cuando decimos 'pinchazo en lo alto'.
A Carranza se le conoció como 'Pedro El Cruel' pero no terminó de cuajar en figura. Aun así, su categoría como estoqueador queda patente en este comentario de la época:
Mereció los honores de esta portada:
'El Algabeño' tuvo dos hijos que quisieron ser toreros. Uno abandonó la carrera de ingeniería con ese objetivo pero nunca llegó a nada, que nosotros sepamos. El otro cortó dos rabos en La Maestranza el mismo día, José García Carranza 'El Algabeño':
Este es el rival que aparece en el pasodoble de Lalanda -a quien impartió una lección aquella tarde de los dos rabos en Sevilla-. Le había dado la alternativa Rafael El Gallo con murubes en 1923. Fue otro gran estoqueador, como el resto de la familia. Vean cómo se perfila con la mano donde tiene que ser (aunque en la foto no parece que esté en la rectitud del testuz):
Como torero hizo arrancada de caballo y parada de burro. Al año siguiente de su alternativa fue quien más corridas mató, cincuenta y nueve, por encima de Maera y Lalanda. Pero poco a poco se fue diluyendo porque le gustaba más la cara de las señoras que la cara del toro.
Fue un gran jinete. Acabó rejoneando junto a Antonio Cañero. En Madrid coincidieron en 1933 donde se mataron ocho toros, dos a caballo y seis a pie. Asistió el presidente del gobierno, Manuel Azaña, quien luego diría que esa corrida le sirvió para confirmar que los toros no le gustaban. Ambos fueron actores de cine, El Algabeño intervino en tres películas:
Cañero y El Algabeño compartían simpatías por los franquistas y condujeron columnas que se dedicaron a todo tipo de tropelías recién iniciada la guerra en 1936. Donde pone 'tropelías' pongan ustedes 'asesinatos' porque no los vamos a tapar (no obstante, lean lo que se comenta aquí). En Córdoba creció un barrio que lleva el nombre de Cañero y lo querían cambiar como ya quitaron del Museo Taurino sus medallas (lean aquí). En La Algaba, la calle de El Algabeño es hoy la calle de la Igualdad.
Precisamente El Algabeño fue tiroteado en el barrio de la Caleta de Málaga por pistoleros de izquierdas que sólo le hirieron. Al final murió en combate cerca de Lopera (el título de teniente que figura en la esquela se lo concedió Franco a título póstumo):
Volviendo a lo puramente taurino, recordaremos su gran canto del cisne como torero. Fue en Sevilla, durante la corrida de feria del 21 de abril de 1928. A su primero, de Santa Coloma, lo toreó bien y le dio una gran estocada. Cortó orejas y rabo. En su segundo, de Villamarta, hizo honor a su estirpe con la estocada. La crónica del ABC dice que 'se arrancó a matar a un palmo de los pitones, derechísimo, dejó una estocada en la yema y el toro rodó como una pelota'. Dos orejas y otro rabo con salida a hombros ante la mirada atónita de Lalanda y del Niño de la Palma (a Lalanda le habían echado un toro al corral el día anterior, ya hablaremos de eso otro día).
'El Algabeño' da la alternativa a Mariano Rodríguez en Sevilla (1928) |
Para arrimar el ascua a nuestra sardina catalana, les diremos que El Algabeño mató un mes después una corrida de Miura en Figueres. Alternó junto a Pablo Lalanda y Fuentes Bejarano (ese día, el miura 'Junquero' se negó a entrar en toriles ante la desesperación del personal y lo acabó abatiendo la Guardia Civil).
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
La plaza de toros de Figueres |
Matizar entre matador y estoqueador hablando de algún Algabeño es absolutamente necesario. Sobre todo en el caso del Teniente. Sin embargo del Padre nada que decir, gran torero y hombre de bien.
ResponderEliminarSaludos.
Entiendo que se refiere a que el teniente dejaba bastante que desear como torero aunque no como estoqueador ¿no? En principio matador y torero deberían ser sinónimos porque el torero es matador de toros. Pero yo he hecho la distinción porque hay toreros que matan fatal.
EliminarSaludos.
No eran sus cualidades como torero las que menciono. Son sus condiciones de matador sin estoque (y no de toros) las que me han llevado al comentario, en absoluto taurino...
ResponderEliminarPor supuesto que en el toreo, matador de toros y torero deberían ser sinónimos.
Queda claro. Por cierto, y sin acritud, hay excelentes toreros que lo de matador lo han llevado fatal ¿no cree? Un ejemplo podría ser el Faraón de Camas. Uno le dijo una vez 'oye, Curro, tú no has matado un toro bien en tu vida'. Y el maestro, cuya socarronería es proverbial, respondió 'yo no he matado un toro en mi vida ¡ni medio bien!'.
EliminarSaludos cordiales.
Que un torero no sepa matar un toro es ridiculo. Es como si un delantero no sabe meter goles, o como si una prostituta no supiera practicar el sexo. Lo mismo de siempre, si de salón sabemos torear todos y si nos apuras le metemos un par de capotazos o tres a una vaca o a un novillo... Bueno, ese es el camino por el que vamos, dentro de poco el toro no morirá en el ruedo y no porque sea un espectáculo «cruento» si no porque no saben matarlos. Que vergüenza
ResponderEliminarUna cosa es hacer mal la suerte de matar (Curro "casi siempre") y otra hacerla bien y pinchar en hueso... El Cid estuvo a punto de no ser nadie por fallar a espadas sin ser un mal matador...
ResponderEliminarPues aquí voy a discrepar: el Cid ha pinchado más de lo debido por ejecutar casi siempre la suerte con excesivas precauciones. Es una perífrasis eufemistica para no poner "con miedo", que es la realidad.
EliminarSaludos cordiales.