FERIA DE SAN ISIDRO, 2023 (1). LA QUINTA: LA CORRIDA ANDUVO GRISEANDO

Lo hizo no por la pinta de las reses sino por su comportamiento grisáceo. Estuvo justita de presencia y fue suavona, noblona, pronta y estaba en puntas. Dio una media de 536 kilos, con especial mención a los 510 del de más trapío. Hubo lleno.

Las fotos que verán de los toros son del maestro Moore, a quien agradecemos su desinteresada colaboración. Los comentarios de abajo están a su disposición aunque difícilmente creemos que se bata la plusmarca de las entradas donde sale Reta (en la anterior, 82 comentarios... de momento).

EL JULI. Su primero era un cárdeno oscuro, cornilevantado más que veleto:

En el primero metió bien los riñones pero cabeceando más de la cuenta al sentir en sus carnes el puyazo lógicamente trasero (recuerden para toda la feria lo que explicábamos aquí acerca de por qué la banda del castoreño pica siempre trasero). Muy mal El Juli después ya que el toro había quedado largo y se empeñó en tocarlo con el capote para dejarlo pisando la raya. Escarbó a gusto y se marchó, de manera que tuvieron que ponerlo debajo para terminar levantándole el palo.

El toro embestía dormido según afirmó después el propio maestro o sea que con eso está todo dicho. Añadan a ello su ubicación de perfil. Si se duerme el toro, se duerme la fiesta y por extensión, el espectador.

Perpetró una media tendida sacada del museo de los horrores que cayó trasera, más descabello:

Su segundo era un cárdeno claro, careto, nevado y casi calzón, que sorprendentemente desarmó al maestro de salida embistiendo al tran-tran:

El tercio de varas fue nauseabundo ya que en dos entradas hicieron al pobre cuatro agujeros, de los cuales dos traseros, uno contrario y otro bajísimo. El gran misterio de la crianza del toro bravo es que a un animal le hagan esa carnicería abyecta y siga embistiendo.

Por cierto, De la Cámara dijo una frase que se presta al debate: la bravura galopa y no piensa, en cambio la mansedumbre camina y piensa. Que la bravura galopa y la mansedumbre piensa son dos cosas irrefragables pero las afirmaciones del medio ya serían más discutibles.

El caso fue que el de La Quinta se puso un poco tonto en banderillas esperando y gazapeando. Julián se esforzó por centrarlo en la muleta pero era soso y descastadete aunque humillador. No hubo nada reseñable como no fuesen los ya habituales pliegues en la taleguilla que nosotros si fuésemos toreros disimularíamos siempre con vestidos oscuros. No fue el caso del gris plomo del maestro. ¿Qué lleva ahí debajo?

Terminó pegando un sablazo en su lamentable estilo que se fue un palmo trasero. Quedó claro que César Rincón necesita gafas porque dijo que la espada estaba en lo alto.

ROCA. Se presentó con un terno salmón y plata de dudoso gusto. Su primero era negro entrepelado, alto de agujas y le echó el capote al cielo de salida viendo lo que había:

Pelea olvidable en varas, que solo sirvió para confirmar la poca fuerza del animal. Aprovechando un impasse, De la Cámara dejó un comentario que nos extrañó mucho cuando habló de las dos líneas que confluyen en el encaste de Santa Coloma. Nuestra extrañeza viene de que él siempre ha defendido que el encaste de Santa Coloma no existe. Le cedemos la palabra:

'Yo creo sinceramente que no existe. Quien lea esto me tachará de hereje e iconoclasta pero a pesar de todo, me reafirmo en que los santacolomas no existen y sería mejor hablar simplemente de ybarras y de saltillos'

Lo cuenta en la página 197 de su excelente libro Avatares históricos del toro de lidia. Era la ocasión de haber defendido esta teoría en televisión, ¿no les parece?

El toro se mostró pronto durante la buena brega de Antonio Chacón y luego repetía con nobleza en la muleta de Roca. El peruano no tuvo problemas en exhibir su toreo de muñeca firme, pierna atrás, torso retorcido, muleta picada y puerta abierta al toro. Escuchó pitos aislados que se recrudecieron en los naturales pero los del clavel se impusieron sobre los silbidos con sus aplausos.

En televisión no escondieron las quejas pero no aclararon el motivo, que no era otro que su pésima colocación. Rincón decía que las protestas eran por la falta de trapío del toro y De la Cámara que por la falta de emoción del trasteo. Pues ni una cosa ni la otra, señores. Aquí perdieron una buena ocasión de ejercer algo de labor didáctica dado que conocían perfectamente la razón de las quejas, por lo menos el segundo de los citados.

Gran pinchazo en la primera entrada y gran sorpresa en la segunda porque Roca movió el estaquillador tapando la cara del toro, cosa que no nos gustó un pelo. Vean cómo ha girado la mano de forma sibilina. Dejó la espada en el rincón.

Su segundo era cárdenó carinevado y fue protestado por cariavacado. No entendimos por qué lo dejó en quinto lugar:

En varas sucedió una cosa curiosa y es que Quinta se dedicó a recargar con avaricia y mala fe. En el primero Roca lo paró pero en el segundo volvió a pegar a lo bestia de forma incomprensible.

Entre las protestas por el trapío y la blandura del toro pensábamos que esa paliza era deliberada por parte del espada para bajarle la mano después, enviarlo al corral y que saliera el sobrero de Garcigrande. Pero no, el maestro vino ayer a la oficina.

Bien Antonio Chacón con los palos pero con el público ausente. El toro quería pero no podía y Roca puede pero no quiere. Su faena se siguió con un silencio despreciativo y fue una pesadez.

Pinchazo sin fe escupiéndose y rinconera ahora bien ejecutada aunque esta vez lo que hizo sibilinamente fue salirse. En la mínima entrevista que concedió en el callejón se le vio visiblemente molesto.

ALARCÓN. Su primero era un cárdeno careto, calcetero de pies, de nombre Cocherito, con el que tomó la alternativa. Ya besó el suelo dos veces antes de pasar por el caballo.

Era el primer toro picado del serial y el primer puyazo fue a parar al lomo, como será la norma en toda la feria y si no, al tiempo. En el segundo se arrancó de largo con alegría pero la vara todavía cayó más atrás. Menudo tercio de varas tan vomitivo como inicio de feria, con el pobre toro sangrando por detrás del brazuelo.

Al ser Alarcón tan bajito debería pensar en llevar una muleta que no fuese XXL como la que se ha comprado. Empezó con el tíovivo hasta que el toro le dio en el pecho con la pala del pitón izquierdo quizá molesto por humillarlo de aquella manera. A partir de ese instante se puso un poco violento aunque la faena languideció sin remedio.

Estocada trasera y tendidísima tapando la cara, con muerte del de La Quinta en las rayas.

El sexto era un cárdeno muy ofensivo, el más serio de toda la tarde que, como suele ocurrir, le tocó al más joven. Pasaba lo mismo cuando Gallito y Belmonte llevaban de telonero al bueno de Saleri:

Alarcón es uno de los muchos toreros jóvenes a los que el primer tercio les importa un pimiento. Lo único bueno fue el empuje del toro en el primer puyazo porque lo demás, desde la forma de ponerlo en suerte del diestro a la manera de clavar del piquero, fue de juzgado de guardia.

Candelas estuvo excelente sin permitir que el toro le rozase el capote ni una sola vez durante la brega. Jose Chacón ha copiado en banderillas la chulesca forma de acercarse al toro andando de Fernando Sánchez. De esa guisa dejó dos pares extraordinarios. 

Entre el aire y los mareantes consejos que le llovían desde el callejón, Alarcón no terminó de aclararse. Le faltó mando y el toro lo notó.

Se equivoca entrando en la suerte contraria pero alarga el brazo con habilidad a la vez que se sale con un pequeño saltito para enterrar el estoque caído y añadir dos descabellos. Atención porque el tal Rancherito murió en los medios sin que ese detalle fuese reseñado por los televisivos. Ya contaremos al final de la feria cuántos toros morirán en ese mismo sitio, nos sobrarán dedos en una mano.

Los más talluditos entre nuestros selectos lectores recordarán la época en que el festejo más esperado de la feria de San Isidro era la novillada de La Quinta. En un momento dado los Conradi decidieron dar el salto a las corridas de toros. Un ganadero conocido de todos ustedes que sólo ha sido mencionado una vez en nuestro modesto blog nos decía entonces: 'ojo porque los novillos se mueven todos pero los toros son otra cosa'.

Pues, señoras y señores, en esas más de dos décadas transcurridas los propietarios han dado en el clavo. Se plantearon entrar en las grandes ferias y lo han conseguido a base de contentar a las figuras con el juego que dan sus ejemplares, que consiste en ese póker ideal del toro posmoderno: regularidad, no menear la cabeza en los engaños, permitir los errores y humillar.

Pero la casta se les ha quedado por el camino. Y es que en el tantas veces sobrevalorado encaste santacolomeño, Bravío no ha habido más que uno (recuérdenlo aquí).

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.