FERIA DE SAN ISIDRO, 2023 (4). MONTALVO: MENOS MAL QUE SÓLO FUERON CUATRO

A ver si resultará que conforme pasen los días iremos añorando los toros de Garcigrande porque entre lo de Juan Pedro y lo de Montalvo el sopor ha sido insoportable.

Los de esta tarde tuvieron trapío porque fueron hondos, con cara, estaban en puntas y venían ajamonados de atrás pero casta, lo que se dice casta, ninguna. Como puestos a escoger entre las dos cosas ya conocen nuestra teoría no insistiremos más.

Fueron duros para morir y no demostraron ninguna maldad pero todos tuvieron muy poco fuelle. Dieron una media de 552 kilos.

El rejoneador Diego Ventura mató dos toros y cortó una oreja.

UREÑA. Su primero era un toro negro mate, zaíno, muy hondo (gracias al maestro Moore, como cada día). La cara, seria y sin esas exageraciones cervales que gustan tanto a algunos::

Tomó un primer puyazo por una parte de bravo, romaneando y con el cuello fijo, pero por otra saliendo suelto. En el segundo vuelve a romanear pero deja de pelear enseguida y se suelta del peto.

Hubo dos quites donde ninguno de los diestros llevó toreado el toro: primero, el de Marín de frente al costado y después, el de Ureña de frente por detrás. El murciano realizó esos lances en que se aparta con violencia la capa de la cara del toro, en plan mantazo. Por eso decimos que ninguno de los dos condujo la embestida del toro sino que aprovecharon su inercia sin más:

Empezó con el celeste imperio, que sirvió para comprobar la debilidad de manos del toro. Se juntaron la poca entidad del de cuatro patas con el trasteo vulgar del de dos. Nos sorprendieron los pitos cuando citaba con la pierna escondida ya que es un torero que hasta ahora tenía bastante bula en Madrid.

Estocada caída con degüello y muerte del toro en los medios, el tercero en cuatro corridas. Por fin fue Casas el único que se hizo eco de ese mérito aunque se dio cuenta por los aplausos del público.

Su segundo era también astifino, negro listón y cornidelantero:

En la línea de sus hermanos, empieza empujando bien pero se aflige y se suelta. En el segundo ya no peleó.

El toro se fue resabiando en banderillas mientras se protestaba su flojera. Precisamente se rebrincaba por su poca fuerza, no por su mala idea. Para sacar algo de un toro como éste había que ser el Espartaco de su buena época. Lo de Ureña quedó en nada. Bueno, sí, en que se puso pesadísimo y en que su crédito venteño está en horas muy bajas. 

Dejó una estocada perpendicular en buen sitio llevándose de recuerdo una cabezada muy fea del toro.

MARÍN. Su primero era un toro cornigacho, astifino y cornidelantero, negro zaíno y con un buen morrillo:

Su padre le pegó contrario y bajo pero el hijo paró la carnicería. Es de agradecer que lo pusiera largo en el segundo, donde volvió a cobrar bajo y lógicamente se fue suelto.

El toro tenía el combustible justo y el diestro anduvo con unas probaturas hoteleras excesivas. Lo que hizo Marín después fue bastante perfilero y premioso. El toro tenía doce pases bien dados y estocada mas el diestro todavía no se había aclarado cuando iba por el pase número diez. Nada.

¿Se han fijado una vez más en los pliegues del vestido por ahí detrás? Un día de éstos les contaremos lo que le pasó a una amiga del blog cuando visitó una sastrería de toreros a cuenta de estas taleguillas recauchutadas por dentro. Y Ureña igual, ¿eh?

Curiosamente en el álbum de la corrida que publican en la web de Las Ventas sale un total de quince fotos de pases de muleta, todas enfocadas por delante... La única imagen donde se ve la taleguilla por detrás es ésa del brindis.

Enterró la espada trasera y tendida, pegando el telonazo y dándose ventaja con su brazo elástico. Por lo menos no brinca. Bella muerte del toro.

Su segundo era negro mate, zaíno, musculado, bien encornado y enmorrillado:

Cobra dos lanzadas traseras tras las que el toro decide con buen criterio no pelear y marcharse. Nosotros hubiéramos hecho lo mismo.

El de Montalvo tenía un tranco más que aceptable y una nobleza más que notable. En cambio, no tenía demasiada gasolina. Esta vez Marín quiso aplicar lo del pronto y en la mano pero lo hizo bastante ubicado en la pala del pitón y dejando respirar tanto al toro que la faena no nos convenció nada a pesar de los aplausos que se oían.

Entera pasada arriba, entrando muy despacio pero tapando la cara al toro con alevosía y no como decían en televisión: ha sido perfecta, echando la muleta al hocico, una estocada para poner en las escuelas taurinas. Nos intentaban vender una mula ciega. Ahí lo tienen, con esa mano derecha que ven desde fuera de la plaza:

En la imagen anterior ya iba girando el palillo para cegar al toro. Observen abajo cómo culmina el telonazo con la izquierda mientras clava a capón: 

De perfecta, nada de nada y de escuela, menos todavía. Repasen ustedes lo que decían Ostos aquí y el as de espadas Ortega aquí. Cayó una oreja barata.

Una vez más hubo trapío pero no hubo casta, como nos lamentábamos al principio. Esperemos que mañana los de Escolar nos despierten de este insoportable sopor que ya dura dos días seguidos.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.