¿Qué es lo peor que se puede decir de un encierro? Pues que resulte blando, soso, descastadito y mansurrón. Así fueron los seis de Montealto, con los que nos llevamos una monumental decepción. Dio una media de 494 kilos.
Lo más salvable para nuestro gusto fueron los detalles que vimos en Jorge Martínez. Las fotos de los novillos son del maestro Moore, a quien felicitamos especialmente porque entre la lluvia y la poca luz, es un milagro poder hacer fotos con esa calidad.
JORGE MARTÍNEZ. Su primero era un colorado, ojo de perdiz, chorreado en verdugo y bien encornado:
Las verónicas de recibo las deslució el novillo por sus distracciones pero saltó la noticia porque no fueron de paso atrás sino ganando terreno hasta pasar las dos rayas y rematar en los medios.
Inevitable lanzada trasera recargando con crueldad en el primero y señal en el segundo con la sangre tras el brazuelo.
Buen inicio por ayudados por alto que nos evitaron la monotonía de los cuentos chinos de cada tarde. Y muleta a la izquierda, que nos evitó la faena hotelera. Lástima que el novillo tenía las patitas de papel.
Pues ha sido la vez que hemos visto mejor a Martínez, llevando la suave embestida del animal con temple y buen gusto. Con la izquierda toreó y con la derecha destoreó.
Estocada hasta la tela, arriba pero pasada. Bella muerte en la raya.
El cuarto era un negro zaíno, zarco, rabicorto y cornidelantero, no playero como se dijo:
Pidió el diestro al piquero señalar simplemente. Entre eso y que se fue suelto las dos veces poco hay que contar.
El novillo era distraído y desordenado. Martínez intentó ordenarlo a base de asentar los pies bien en el suelo y dejarle la muleta en la cara pero la faena transcurrió en medio de un silencio de velatorio.
Casi entera arriba, pasada, sin puntilla aunque perdiendo la muleta.
JORGE MOLINA. Su primero era un castaño oscuro, bocidorado, albardado y cornidelantero:
Desastroso primer tercio entre el diestro que no sabe colocar al toro y el piquero que no consigue clavar. En el segundo se tomó cumplida venganza machacando al pobre animal.
Navazo está haciendo una feria buenísima y aquí enseñó a embestir al novillo. A pesar de que mostró a Molina que el pitón bueno era el izquierdo éste saco la faena hotelera. La pena fue que cuando se lo avisaron, el novillo estaba ya changado. Había durado diez pases.
Estocada perpendicular, delantera y un poco contraria pegando el salto y perdiendo la muleta más descabello.
El quinto era un negro listón, alto de agujas y un poco cariavacado:
El tercio de varas lo hicieron entre todos para olvidar. El segundo tercio resultó un herradero con el toro abanto y rebrincado sin hacer caso de nada.
Había que centrar al de Montealto y Molina se puso a torear dejándole la muleta en la cara para que no viese otra cosa. Con el rebrinque con que viajaba no se podía pedir milagros y encima se rajaba. Bastante hizo.
Pinchazo que escupe y voltereta en la segunda entrada, de forma sorprendente porque entró en la suerte que pedía el toro, que era la contraria. A la tercera, entera pasada, arriba, con salto pero sin tapar la cara, ¡albricias!
Dos descabellos rondando el segundo aviso.
SERGIO RODRÍGUEZ. Su primero era un negro mate, con poca cara y mucho rabo, que salió muy sucio de chiqueros:
Este diestro lleva un capote gigantesco. Nada en el caballo. Rey puso un buen segundo par, no el primero.
Rodríguez calentó al personal de rodillas por dentro. Cuando se puso de pie sus retorcimientos y posturitas nos resultaron bastante cargantes. Tampoco nos gustó su colocación, qué le vamos a hacer. Ahí ven que no conoce la naturalidad al torear:
Dos pinchazos muy malos y entera trasera y caída, sin puntilla.
El sexto pesaba 530 kilos y era negro, zarco y un poco carifosco. Insistimos en que especialmente esta foto es magistral en esas condiciones meteorológicas:
Quinta le pinchó en el brazuelo y el novillo se vino arriba enfadado aunque con la cara alta. Le hizo acto seguido dos agujeros de vergüenza. En el segundo puyazo le tapa la salida y le pega una paliza como para ponerlo a régimen de acelgas. Fue el único novillo que empujó en el peto.
Juan Carlos Rey bregó pegando unos capotazos que rozaron la verónica. Que vaya con cuidado ya que si lo hace con algún maestro de postín, le cae la tarjeta amarilla... o la roja directa.
Patas blandas y embestida descompuesta del novillo y perfilerías sacando la barriga de Rodríguez. Fue desarmado igual que en el tercero. Ah, y más retorcimientos:
Cuchillada espantosa casi en el pescuezo que molestó tanto al toro que la escupió con violentos movimientos del cuello. Media tendida y esta vez quien se escupe es el diestro.
Tras seis descabellos el novillo se echó porque estaba tan aburrido como nosotros. Montealto perdió el crédito que tenía y ya veremos cuándo y dónde lo recupera. El panadero no quedó contento con su ganado, menos mal.
Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.
Querido R Novillada aburrida, sosa, descastada y blanda Martínez me supo a un plato del día anterior recalentado en microondas Molina bien cuando tragó, lo demás muy posmoderno Rodríguez ortopédico, discípulo de Ureña con menos drama Mándame giro con 2.000 pesetas Sigue ciego tu camino
ResponderEliminarJ
También vi a Rodríguez ortopédico como dices tú además de antinatura, forzado y ureñista. Pero por momentos pensaba que yo era un marciano ya que los de televisión estaban encantados con él.
EliminarSaludos