FERIA DE SAN ISIDRO, 2023 (2). GARCIGRANDE: JUSTIFICANDO LO INJUSTIFICABLE

La corrida dio para poner varios titulares pero al final nos hemos decantado por el que han visto, a cuenta de cómo los de televisión se pasaron el festejo disculpando al de La Puebla. Que el diestro se burle de los que han pasado por taquilla es algo que no nos sorprende pero nos parece una desfachatez que los comentaristas se unan a la burla justificándolo. De hecho, justificar actitudes como la que se vivió ayer con Morante en Las Ventas es ejemplo claro de taurineo.

Podríamos habernos hecho eco en el titular de la lamentable actitud del presidente sacando toda la ropa al tendedor. También de un Rufo que terminará saliendo en hombros de Madrid más veces que Perera o Lopez Simón. O de un De Justo que no necesitaba el regalo de la puerta grande para exagerar su buena actuación. O de lo mal que habrá dormido Justo Hernández esta noche. Pero esto último lo dejamos para el final.

Los toros de Garcigrande fueron desiguales de presentación y con juego muy variado, desde los dos a los que Morante no quiso ni ver hasta el injustamente azuleado, pasando por el segundo, que fue el que más nos gustó. Todos se movieron, para bien o para mal, y eso es algo a remarcar cuando tendría que ser la norma siempre en los toros de lidia. La corrida dio una media de 528 kilos y no hubo bolita. 

El primer tercio fue una vergüenza por culpa de todos en general excepto de los toros. Los de Garcigrande cobraron muy duro todos y a pesar de ello llegaron con movilidad al último tercio. Conste el dato en acta para los que niegan pan y sal al propietario. 

Maestros y peones iban con las taleguillas reforzadas aunque el más listo fue Morante al disimularla con la seda negra. Observen los pliegues:

MORANTE. Como decimos, no vino vestido con ningún terno carnavalesco de los suyos sino con un muy discreto catafalco y plata, quizá en homenaje a Belmonte. Su primero era el de más peso pero con apariencia de cucaracha cornigacha y cornidelantera. Nos dijeron que había estado de sobrero en Sevilla. Las fotos de las reses son del maestro Moore:

Lo capeó con muchas precauciones y notorios gestos de desagrado. Dejó el toro a Trujillo, que lidió fatal. En el primero acudió al relance y empujó con ganas mientras Iturralde clavaba trasero como acostumbra. En el segundo vuelve el desastre, con el maestro desentendido y el toro yendo por su cuenta al caballo. El picador le zurró bien duro con su brazo de hierro. Se fue suelto pero volvió dos veces más para recibir sendos pinchazos. No piensen que al maestro le preocupaba mucho esta lidia tan desastrosa mientras oía los gritos de ¡fuera, fuera! que para él era como oír llover.

El toro pareció haberse lesionado en el pie derecho. El diestro salió con el estoque de verdad lo cual en él no presagiaba nada bueno. En televisión justificaron su actitud diciendo que lo que hay que hacer en estos casos es quitarse el toro de en medio para no aburrir a nadie (sic).

Lo que no dijeron es que en estos casos hay algo que está en las manos del maestro y curiosamente es lo más importante: ejecutar la suerte suprema como Dios manda, con la dignidad que se le supone a un matador de toros. Y aquí Morante pinchó tres veces a paso de banderillas. Ahora lo justificaban diciendo que Morante se ha atascado con la espada (sic). Luego Rincón echó otro capote diciendo que Morante sí mata bien cuando ha toreado bien (sic), como si no hubiera que intentar matar bien siempre. Es que insistimos en que eso depende siempre de la decisión del maestro independientemente del animal que tenga delante. ¡Ahí va!

Pegó trece descabellos que fueron justificados también por los televisivos ya que era siempre culpa del toro, cuando las prevenciones del diestro al pinchar se notaban a la legua. Bronca que también fue justificada en televisión porque estas broncas son muy toreras y las ha habido toda la vida (sic). No sabemos si lo de que el torero tome el pelo a los paganos también es muy torero... Hay que ver.

Su segundo era un toro negro zaíno, con poco cuello y con la encornadura tocaíta arriba, como gusta a los diestros. Se reservaba y escarbaba antes de probar la capa:

Tan es así que Morante envió a Lili por delante, cosa no censurable porque históricamente siempre se hizo pero que denotaba la actitud del maestro.

Por todo lo dicho preveíamos una monumental paliza en varas que es lo que sucedió. En el primero salió suelto y en el segundo se repuchó. En una tercera vara volvió a repucharse y Cruz le pinchó menos de lo que deseaba pero dio la impresión de que el toro estaba entero.

Trujillo casi tiene un disgusto gordo en el primer par porque Rufo estaba durmiendo en el quite. Era evidente que Morante no lo iba a querer ni ver.

Se confirmaron las previsiones y el diestro volvió a salir con el estoque de verdad para pegar diez pases por abajo y seis quitando las moscas, como éste de abajo. Es verdad que Bombita hacía algo parecido como recordaron durante la retransmisión pero ante toracos terroríficos:

Después hubo un sainete con cinco pinchazos huyendo y entrando con el delantal más una media baja y atravesada aguantando, la que ven aquí. Todo en medio de una gran bronca.

Los de televisión se pasaron la lidia entera criticando al toro por incierto, peligroso, con dificultades evidentes, hay que picarlo como sea y cuatro o cinco veces, es muy complicado, con sentido, no tiene nada y no se le puede matar por arriba(sic todo).

De la Cámara dijo al final que los buenos aficionados habrían entendido perfectamente al maestro porque todos los toros tienen su lidia pero hay toros que no permiten el lucimiento y entonces es mejor abreviar (sic). Hombre, nuestra pregunta es que si todos los toros tienen su lidia, a ver dónde estuvo la lidia por parte de Morante de un toro que ciertamente no se prestaba al lucimiento pero ante el que anduvo a la triste deriva. Dio pena.

En la web de Las Ventas pone que fue silenciado con un lote sin opciones. Ya sabemos que en los toros se toma a los lectores y a los espectadores por tontos, no es novedad. Ah, y el diestro al llegar al hotel seguro que llamó a Las Tiesas para asegurarse de que en Alicante van a venir seis victorinos patateros, ¿eh?, hasta ahí podríamos llegar.

DE JUSTO. Intentábamos fijarnos en si el diestro lleva un corsé en el torso y efectivamente, nos dio la impresión de que la chaquetilla le sube por detrás del cuello en la zona de las vértebras. Se le apreciaron en la boca gestos de molestia o de dolor durante las faenas.

Su primero era negro y zarco, muy ofensivo por delante y con el cuello justo. Quizá debieran haberle recortado un poco las pezuñas en el campo:

Se fue al reserva como una centella y cobró una lanzada recargando casi en la penca del rabo. El maestro dijo luego al titular: 'tranquilo, Bernal, delantero' pero en lo único que hizo caso Juanito al jefe fue en lo de estar tranquilo porque luego barrenó atrás muy a su sabor. Al relance el toro se escapó otra vez contra el peto sin pelear y recibió de nuevo mas cera en el espinazo. La espalda del pobre animal era todo un poema véanla:

Bien Valcarce cuadrando en la cara y mal Gómez pasándose de listo en sus dos pares aunque lo aplaudieron igual.

El toro estaba hecho a la medida del maestro porque repetía con codicia y revolviéndose. De Justo no nos interesa con la ternera sino con esto. El viento se alió con el toro, que aprovechando los parones iba levantando la cabeza y enterándose. Por momentos el maestro bajó la mano y el tal Zambullido tragó. Hubo un par de tandas de mucho valor ante un toro que hubiera desarbolado al más pintado. Observen que no embiste al paso: 

En otros pases el diestro se alivió picando, que conste. Nos admirábamos de las ganas de pelea del de Garcigrande mientras le manaba la sangre por el costillar tras la carnicería sufrida en varas. Sólo hubo una tanda con la izquierda donde mandó el toro y no el torero.

Se equivoca en la suerte contraria y pincha. Insiste con contumacia y vuelve a pinchar, con el toro cortándole. Tercera entrada errónea pero ahora alarga el brazo para dejar esta entera pasada y un poco cruzada con el toro abriéndose a por él para recordarle su triple error:

Recuerden aquí que su grave lesión el día de los seis toros fue porque se equivocó al entrar a matar.

El quinto era negro listón, bien encornado y seguramente el más cuajado del encierro:

El primer puyazo cayó en el lomo pero el diestro paró a tiempo el desaguisado. El picador demostró su buena puntería en el segundo acertándole en el mismo sitio infame mientras en televisión veían otra corrida diciendo que el toro había empujado de bravo cuando se había dejado pegar con bastante sosería.

Buen inicio de faena con el maestro viendo que el toro, aunque andaba con gasolina de 98, no se comía a nadie. No embestía amontonado, que es algo que odia su criador sino que iba empapado y además empujando hacia adentro. En resumen, toro de triunfo ante el que De Justo volvió a hacer gestos de dolor con la cara y a ser molestado por el aire.

El toro no nos pareció especialmente encastado a pesar de su forma de embestir pero ya se darían con un canto en los dientes las ganaderías llamadas toristas si les saliese un animal que se moviera como éste en el último tercio.

No nos gustó el destoreo de pierna atrás con que culminó su labor cuando el toro había perdido gas. Tampoco el abuso del pico, que en esta plaza a otros toreros no se perdona nunca pero De Justo es de los que tiene bula:

¿Se han fijado en el morro del toro? Buen final con la mano izquierda rodilla en tierra antes de acertar esta vez entrando en la suerte natural y dejando una estocada hasta el arriaz pero caída. No fue baja como insistían en televisión sino caída, que es menos censurable.

El toro fue duro para morir, barbeando las tablas y tragándose la sangre. La petición parecía más mayoritaria que la de Rufo pero aquí don Eutimio se hizo de rogar a pesar de que Casas desde el micrófono lo animaba al orejeo. Por fin apareció el pañuelo pero todo el mundo se quedó de piedra cuando sacó por su cuenta un segundo pañuelo ¡y el azul al toro! Dejó el prestigio de la primera plaza del mundo a la altura del betún. ¿Qué van a hacer los presidentes en los pueblos después de este despropósito? Gritos de ¡fuera del palco! que coreábamos desde nuestro domicilio.

Por cierto, los televisivos se admiraban de que los mulilleros se destocaran al dar la vuelta. Eso es señal de que no han visto que en Francia es lo habitual.

RUFO. Su primero era este colorado anteado, ojo de perdiz, cornilevantado y corniapretado, un poco escurrido de atrás:

En el caballo empujó de bravo mientras el picador barrenaba, primero con toda su mala idea y después disimulando con el túrmix. En el segundo Rufo lo dejó debajo porque es otro a los que el primer tercio le da igual. El piquero Sánchez le volvió a pegar como si fuera su suegra.

El toro no permitió a Fernando Sánchez recrearse con los palos y la cosa quedó en simplemente aseada. Brindó el toledano al público escuchando algunas protestas por la entidad física del toro aunque nosotros pensábamos que se iba a mover.

Inició la faena de rodillas en los adentros sin que el de Garcigrande mostrara ni un mal gesto. Fue lo mejor que hizo en toda la tarde en nuestra opinión:

Era noble y pronto, de quince naturales buenos y estocada. Vimos a Rufo con la faena hotelera, picando a base de bien aunque con ganas de rematar los pases en la cadera en lugar de abrir la puerta como acostumbra (recuerden lo explicado aquí sobre El Viti). Ganaría bastante si no se retorciera tanto ni hiciera esos mohínes con el rostro que resultan muy cargantes.

Se equivoca en la suerte contraria y pega el telonazo para enterrar la espada, pasada y desprendida, con el toro muriendo en los medios y ya son dos en sendas corridas. Miren cómo pega la cuchillada con el telón en la izquierda y la derecha por la andanada:

La circunstancia volvió a pasar desapercibida para los televisivos, que también erraron diciendo que había sido una estocada al volapié cuando fue al encuentro aunque por poco (vean las manos del toro). Oreja barata con petición que en televisión parecía no mayoritaria aunque ignoramos cuántos autobuses vinieron de Toledo esta vez.

El sexto se llamaba Centenero y era un toro negro mulato, listón, enmorrillado, aleonado y cornalón, de pezuña basta:

En el primero empuja de bravo levantando los cuartos traseros mientras el picador lo carioquea con desvergüenza. Rufo despreció una vez más a los aficionados y fue incapaz de ponerlo largo. Lo volvió a dejar debajo donde se empleó de nuevo. Su pelea pasó la mano por la cara al azuleado.

En la muleta parecía hermano gemelo del quinto porque era noble, pronto y quería coger la tela sin ninguna maldad. Su problema fue que pareció lesionarse y dobló manos y pies un par de veces. Era el tipo de toro que El Juli ha ayudado a seleccionar durante tantos años en esta vacada. Necesitaba una muñeca firme y un toreo limpio pero Rufo se limitó a andar por allí pegando pases. La mayoría, fuera de cacho como se aprecia:

Pinchazo muy malo, otro hondo bajo que escupe y casi entera caída, siempre entrando con el delantal como se ve en la imagen. Esta forma de matar que tiene tan atrabiliaria debería inhabilitarlo para cortar cualquier trofeo. 

Fue una corrida entretenida, ya firmaríamos todas como ésta. Dio oportunidad para indignarse con Morante, aplaudir a De Justo en el segundo, silbar la oreja de Rufo y acompañar al coro de protestantes contra el señor Carracedo. Lo que hizo con los pañuelos el tal don Eutimio nos hace imaginar lo que hubiera hecho si Morante cuaja mínimamente un toro.

Nos despedimos con un recuerdo a la mala noche que habrá pasado el propietario de Garcigrande. El mundillo habrá visto esta corrida, que pedía carnets de torero a todos los que estaban delante. Uno como Pablito Aguado no quiere ver estos toros ni en pintura,  ¿cuántos se sumarán a la lista?

Es que ya no nos referimos a los dos de Morante sino a los dos de De Justo o al sexto de Rufo, ante los que había que estar allí con oficio, con decisión, con mano muy firme y haciendo las cosas bien.

Justo quiere que sus toros embistan lento porque así el torero puede construir. Si son como los dos del extremeño, la cosa se va a complicar mucho para que haya toreros dispuestos a matar sus toros ya que, como él mismo dice, si sale un toro que embiste con todo, no se puede disfrutar toreando y no da tiempo a construir nada.

Nosotros somos de los que disfrutamos con el toro que embiste con todo. En cambio, nos dormimos ante la ternera cuando el diestro construye obras de arte que son de pijama y orinal. 

Nos hemos quedado con ganas de ver más toros de Garcigrande y seremos felices si el bueno de Hernández sigue durmiendo mal por las noches.

Saludos cordiales desde Tarragona. Rafa.